Controvertido como nadie, no cabe duda que se trata de un personaje que genera odios y pasiones en el resto del mundo. Nos referimos obviamente a Donald Trump, inmerso como esta en lograr su reelección presidencial en las elecciones del 2020 y para ello no duda incluso en desplegar al ejercito estadounidense por las calles de Washington para organizar un gran desfile militar en su honor, como el realizado el pasado 4 de julio. Espectáculos como aquel estamos acostumbrados a verlos en Europa, mas no así en los EE.UU. donde como imagináis, ha generado una gran polémica en ciertos sectores de la sociedad estadounidense, que llegan a compararlo con el líder nazi Adolph Hitler y que además con su actitud confrontacional desde el mismo momento que asumió el cargo, ha colocado al mundo al borde de la III Guerra Mundial, buscando consolidar el fascismo no solo en América. Aunque valgan verdades, la culpa no es solo enteramente suya, sino también de aquel grupo de impresentables elementos que lo rodean: Pence… Pompeo… Bolton… Kelly… quienes influyen en sus decisiones y de que manera. Venga ya, con semejante troupe en la Casa Blanca nada bueno podemos esperar. Algunos podrían objetar que el fascismo es incompatible con la democracia, pero en los EE.UU. de Trump todo esta permitido, ya que ambos se complementan. Para muchos analistas, Trump es la versión estadounidense de tal fascismo, al profesar un nacionalismo extremo, que considera a los EE.UU. “como un país excepcional en la historia de la humanidad y superior a todos los demás”, lo que ‘justifica’ - a su modo retorcido de ver - su liderazgo mundial, imponiendo su voluntad por la fuerza militar, la cual debe utilizarse sin ningún freno. Constantemente hace referencia al bombardeo y destrucción de sus enemigos, categoría que abarca un enorme abanico de países a los cuales considera una “amenaza” que hay que destruir a la menor oportunidad. Profundamente antidemocrático y de carácter claramente autoritario, Trump no duda en presentarse como el “salvador de la patria” que resolverá todos los problemas que afectan a las masas, exigiendo a sus seguidores lealtad absoluta hacia su persona. Su supuesta capacidad para resolver los mayores problemas del país se basa en su propia habilidad para resolver los problemas que han tenido sus empresas, refiriéndose a su éxito empresarial como muestra de ello. Suele presentarse además como profundamente antiestablishment, centrándose eso si en el establishment político-mediático del país, sin atacar o criticar al establishment financiero y económico de EE.UU. al cual pertenece. Crítico con los tratados de libre comercio por destruir puestos de trabajo en EE.UU., sus políticas económicas son de un ultraneoliberalismo extremo, atribuyendo todos los males al Estado federal y al establishment político-mediático basado en Washington y en el este de EE.UU. En este aspecto, el fascismo de Trump es distinto al fascismo de Le Pen, que sí que tiene componentes del nacionalsocialismo típico del fascismo italiano o del nazismo alemán, que da mayor reconocimiento al Estado de lo que lo hace la visión fascista estadounidense de Trump. El hecho de que sea un “fascista a la americana” no quiere decir que difiera notablemente de sus pares europeos, ya que ha iniciado su campaña de reelección apelando al nacionalismo más extremo que ya le dio buenos resultados en los anteriores comicios. Si su emblemático "Make America Great Again"(Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande) fue el eslogan que lo llevó a la presidencia, para el 2020 se optará por "Keep America Great" (Mantengamos grande a Estados Unidos) lo que demuestra que nada ha cambiado en el. “Recuerdo una entrevista, en la semana de la inauguración (de su gobierno), en la que planteaba que la gran pregunta pendiente era si la presidencia cambiaría al Trump explosivo y partidista que terminó ganando o si sería lo contrario. La respuesta es hoy clarísima: Donald Trump ha transformado el fundamento mismo de la presidencia de EE. UU., y será necesario alguien de formidable carácter para restaurar la institución”, dijo a The Guardian Michael Steel, quien durante años fue el presidente del Comité Nacional Republicano y está convencido de que en esta ocasión, lo que veremos será a un Trump “crecido” que volverá a insistir como nunca en su retórica fascista. Y con un añadido importante: que, a diferencia de la campaña anterior, en esta ocasión tiene casi todo a su favor. De entrada cuenta con el púlpito que le ofrece la Casa Blanca y le permite controlar la narrativa en los medios de comunicación y las redes sociales. Cuenta además con un panorama que causaría envidia en cualquier aspirante a la reelección de cualquier país del mundo: el buen momento que pasa la economía estadounidense desde que Trump llegara a la presidencia, por lo que hoy es el dueño de unas generosas estadísticas que suelen ser casi decisivas en comicios presidenciales. Pero no es solo eso. A diferencia de la campaña del 2016, cuando Trump nunca recibió el visto bueno del establecimiento republicano - que hizo todo por derrotarlo - ahora cuenta con el respaldo casi absoluto de un partido que terminó subyugado ante su poder y popularidad entre las bases ultraconservadoras de esta colectividad que sintonizan bien con su discurso nacionalista. Y luego está el dinero. Tiene unos 40 millones de dólares en efectivo para gastar en su campaña -más que cualquiera de sus rivales demócratas - y el Comité Republicano, otros 400 millones listos para respaldarlo. Sobre el papel, y con todos los vientos aparentemente soplando en su dirección, Trump luce en inmejorables condiciones para retener la presidencia. Apelando además al recuerdo del desastre ocasionado por los demócratas, busca conquistar el voto de los indecisos para quedarse otro periodo mas en la Casa Blanca…. de los muchos que aun estar por venir. Y es que como todo fascista que se precie, continuamente nos recuerda que cuatro años “son muy pocos para estar en el gobierno” por lo que su campaña reeleccionista para el 2020 empezó en realidad el mismo día que asumió el mando en el 2017, dejando entrever que intentara por todos los medios de reelegirse indefinidamente, tomando como ejemplo a China: “Miren a Xi, ahora es presidente de por vida… Y miren, pudo hacerlo. Pienso que es fenomenal, quizás tendríamos que intentar eso algún día” dijo recientemente en un evento de recolección de fondos en el estado de Florida, según un audio de ese evento a puerta cerrada que fue divulgado por la cadena CNN. Su desmedido apetito por el poder se ve exacerbado por la fobia antirrusa de su administración que utiliza convenientemente para sus propósitos de reelección, sin importarle que esa actitud pueda llevarnos a una conflagración nuclear de insospechadas consecuencias para la humanidad. Sus propios aliados europeos lo consideran “inepto, inseguro e incompetente, pero peligroso” según una serie de informes clasificados enviados a Londres por el embajador británico acreditado en Washington, Kim Darroch, al cual tuvo acceso esta semana The Daily Mail y que resume lo que en Europa se piensa de el. A pesar de los múltiples cuestionamientos que se le pueden hacer, muchos analistas consideran que su reelección es un hecho y tendremos a Trump para rato. La pregunta es: ¿Por cuánto tiempo? :(
Sony nunca ha sido uno más en el mercado de los smartphones. Ya fuera primero por su batería y modo Stamina o más adelante por su apuesta total por el apartado multimedia o un diseño que seguía sus propios ritmos, los Sony Xperia nunca son como otros smartphones. El nuevo Sony Xperia 1 nos ha vuelto a demostrar una idiosincrasia que en este nuevo smartphone - el de más nivel de los nuevos modelos de este año del fabricante japonés - se manifiesta en forma de un diseño único, una pantalla 4K OLED de máxima calidad que Sony denomina Ultimate Wide, y la triple cámara que no para de subir de nivel. El Sony Xperia 1 queda configurado en el catálogo de la firma japonesa como el heredero del XZ2 Premium, el modelo más ambicioso de la generación anterior y cuya seña de identidad era la pantalla 4K. Este nuevo smartphone mantiene esa característica como la más destacada de su ficha técnica, sin olvidar el formato 21:9 que es apuesta definitiva de la marca para sus mejores terminales de 2019. Puede gustar más o menos, pero el diseño panorámico 21:9 de los Sony Xperia de este 2019 es diferente y una apuesta de marca, pero no es el único del catálogo del fabricante que se presente con esa apariencia. El smartphone no pasa desapercibido ni a los ojos de quienes nos rodean ni mucho menos en mano de quien lo usa. El acabado del nuevo Sony es en cristal con protección Gorilla Glass 6, tanto en el frontal como en la parte trasera. Las láminas quedan separadas por un marco de aluminio del mismo tono y donde la trasera se curva muy sutilmente para una unión perfecta. A nivel de dimensiones, el grosor de 8.2 mm es aceptable pero lógicamente es un terminal bastante alto para manejarse por la pantalla con una sola mano, a pesar de que Sony introduce una serie de ayudas en forma de software. Su peso de 180 gramos está bien repartido y no resulta pesado en el día a día. Las conexiones y elementos físicos del Sony Xperia 1 son los esperados ... en casi todos los puntos. Hay un sistema de altavoces estéreo contundente, con un elemento principal en el marco inferior, justo con también encontramos el puerto USB-C. En el equivalente superior hay lugar para la bandeja de las tarjetas nanoSIM y microSD. Se trata de la clásica bandeja extraible de Sony que no necesita de herramienta alguna y la cual se extrae completamente. Como buen gama alta, el Sony Xperia 1 presenta una configuración interna que le da la base suficiente para ofrecer una experiencia completa a nivel de fluidez y rendimiento para poder jugar sin complejos con él. Cuenta con un procesador Snapdragon 855 acompañado de la GPU Adreno 640 y 6 GB de memoria RAM. Como almacenamiento cuenta con memoria interna de 128 GB que, en caso de que queramos o necesitemos, podemos ampliar en 512 GB extra con ayuda de una microSD. En el apartado fotográfico, nos encontramos con tres sensores de 12 megapíxeles en la parte trasera y uno de 8 megapíxeles en la frontal. En el caso de la cámara trasera, está compuesta por un sensor Dual Pixel con lente f/1.6 de 26 mm y OIS; un segundo sensor con lente f/2.4 de 16 mm; y un tercer sensor con lente f/2.4 de 52 mm, OIS y zoom óptico de dos aumentos. Disponible en negro, gris, blanco y morado, a un precio por debajo de los 1000 euros, el Sony Xperia 1 presume de una combinación de diseño y pantalla única en la gama alta gracias a un panel OLED 4K en formato 21:9. Para reproducción de contenido o navegación en vertical si que es una gozada :)
Se trata de una serie original de FX que llega en su tercera y última temporada, la cual consta de ocho episodios y en los que Noah Hawley escribe el arco final de la historia de David (Dan Stephens) un mutante que fue diagnosticado con esquizofrenia a temprana edad, y que desde entonces ha sido paciente en varios hospitales psiquiátricos. Como sabéis, Legión' se cuenta desde el punto de vista de su protagonista, y éste tiene un sentido de la realidad fragmentado, por decirlo de alguna manera. Por eso, la serie juega con las líneas temporales, con los colores, con los sonidos de las voces que David escucha a todas horas, y se resiste a que podamos situarla en una época concreta. El diseño de sus interiores es más de los años 60-70, pero algunos personajes llevan tablets táctiles, y cuando vemos soldados, su equipo es el de cualquier grupo de operaciones especiales moderno. Si bien la serie nunca ha tenido audiencias masivas ni una gran acogida en forma de premios, la historia de David Haller no tardó en conquistar a algunos espectadores que esperaban ansiosos ver cómo iba a continuar la historia de la serie de superhéroes más peculiar en antena. Tras todo el desbarajuste en la final de la temporada 2, muchos nos preguntábamos cómo estaría la situación luego de saber que el presunto "héroe" es en realidad el "villano" a batir tras las debelaciones pertinentes y qué pasará tras ese explosivo final. En una gran decisión de guión, la responsable de adentrarnos en la nueva situación es Jia-Yi (Lauren Tsai), una viajera del tiempo que recibirá un enigmático mensaje que la llevará directa a una especie de secta psicodélica con un cerdo gigante que bebe efluvios de la mente de David. Hasta que vemos la primera cara conocida, la de Lenny (Aubrey Plaza) pasa más de un cuarto de hora en el que nos encontramos tan desorientados y fascinados como la viajera (rebautizada como Switch). Todo esto es para decirnos que Noah Hawley (ayudado por la dirección de Andrew Stanton en este primer episodio) seguirá deleitándonos con su imaginería sin preocuparse de contarnos por qué existen estas cosas en el mundo de 'Legión'. Porque son quince minutos en los que distinguimos perfectamente la impronta de la serie y que acrecienta nuestra curiosidad sobre este acto final de la partida interminable entre David y un Rey Sombra (Navid Negahban) que se ha aliado con Division 3. Será esta caza entre la Division 3, con Syd (Rachel Keller) dispuesta completamente a acabar con su expareja, lo que se convierte en el hilo conductor de estos primeros episodios de esta temporada final. Una caza de gato y ratón que encontrará en el viaje temporal (y el terreno de lo raro) un elemento decisivo. O por lo menos eso parece. Porque si algo ha demostrado Hawley desde el primer episodio de la serie es que nunca hemos de dar por supuestas las cosas que pasarán... y ni siquiera las que estamos viendo. Y eso se une, como es habitual, al hecho de no ir directos al grano y contar la historia que intuimos. Sin embargo, sobre este último punto da la sensación de que hay más intención de ir avanzando ligeramente a mayor ritmo (o por lo menos más que en temporadas anteriores) incluso hablando de "viajes temporales". Algo que es normal debido a que nos encontramos ante el arco final del personaje. En este comienzo de la ultima temporada, 'Legión' nos deja claro que no nos va mostrar el camino hacia el final, sino que vamos a tener que seguir las pistas y las aristas del rompecabezas intentando no perdernos en la asombrosa propuesta visual de Hawley :)