En lo que supone un nuevo desafío a la comunidad internacional, Corea del Norte ha realizado la mayor prueba atómica de su historia. La detonación, efectuada al noreste del país, ha provocado un fuerte seísmo de magnitud 5,3 y ha vuelto a recordar a las principales potencias que Pyongyang es un foco de inestabilidad que amenaza con romper los equilibrios en la región. Aprovechando el día del aniversario de la fundación del régimen en 1948, la dictadura comunista ha querido exhibir ante el mundo la vitalidad de su programa nuclear, iniciado en los años 50 y que ha recibido un definitivo impulso desde la llegada al poder de Kim Jong-un. Con éste son ya cinco los ensayos realizados en los últimos diez años, algo que mantiene alarmados principalmente a sus vecinos del sur, que no cesan de exigir medidas más contundentes para detener la amenaza. Hasta el momento, las sanciones armamentísticas y financieras impuestas por la ONU desde el 2006 instauradas para debilitar económicamente al régimen comunista, no lo han hecho desistir de sus intenciones nucleares. Algo que sólo podría lograr China, su principal aliado en la zona, al que Corea del Sur, Japón y EEUU acusan de no hacer todo lo que está en su mano para presionar al dictador norcoreano. Porque a pesar de las sanciones que se le impusieron tras el cuarto ensayo nuclear, realizado en enero, Pekín y Pyongyang han seguido manteniendo encuentros diplomáticos y el volumen comercial de sus intercambios ha aumentado en lo que va de año un 9%. Si bien es cierto que China puede ejercer su influencia sobre Corea del Norte para disuadirlo que continué con su carrera nuclear, varios analistas coinciden en afirmar que esta sería limitada, ya que no le convendría enemistarse con el paranoico dictador, que ve enemigos por todas partes y que en su locura inclusive seria capaz de atacarlos, si se siente ‘amenazado’.Lo mismo podría decirse de Rusia, que al igual que China, ve a Corea del Norte como un vecino ‘incómodo’. De nada servirán las declaraciones de condena internacionales si no se actúa con más contundencia y determinación para desactivar un riesgo que cada día se vuelve más impredecible, con mayor razón cuando quien gobierna con mano de hierro ese aislado país, amenaza continuamente al mundo con una hecatombe nuclear. Pero pretender utilizar la fuerza para contenerlo, traería muchísimos riesgos precisamente por su capacidad nuclear, que a pesar de su tecnología obsoleta, no deja de ser peligrosa. Es por ese motivo que queriendo aprovecharse de esa circunstancia, el nuevo sistema antimisiles que Washington y Seúl pretenden desplegar en suelo surcoreano, aparentemente para contrarrestar esa posibilidad, es vista con gran recelo por China y Rusia ya que en realidad estaría dirigida contra ellos, tal como sucede en Europa, donde Washington y sus ‘socios’ de la OTAN planean instalarlo para hacer frente a lo que consideran ‘la amenaza rusa’ (?). En efecto, el programa de defensa antimisiles en el territorio de Corea del Sur ha sido ideado por los estadounidenses como parte de sus ideas de dominio global, asegura Alexandr Zhebin, jefe del Centro de Investigaciones Coreanas de la Academia de Ciencias de Rusia. Aunque las autoridades de Corea del Sur afirman que el escudo antimisiles de EEUU en su territorio ‘no está dirigido ni en contra de Rusia ni de China, sino relacionado con el incremento del potencial nuclear de Corea del Norte’, el experto ruso afirma lo contrario. "El escudo antimisiles en Corea del Sur fue pensado por los estadounidenses sobre la base de sus ideas globalistas respecto a Rusia y China", sostuvo Zhebin. El especialista pone de relieve que las pruebas de armas nucleares por parte de Corea del Norte representan un simple pretexto usado por EEUU y las autoridades surcoreanas para instalar los sistemas antimisiles. "Hoy, Rusia tiene dos variantes: tolerar en sus fronteras a una Corea del Norte nuclear, que sirve de freno a las ambiciones geopolíticas de EEUU en la región, o tener a las tropas estadounidenses con armas nucleares y sistemas antimisiles en nuestras fronteras en el este, en el Lejano Oriente, en la frontera chino-coreana y la ruso-coreana. La primera variante sería lo mejor para Rusia, aunque Kim Jong-un sea moralmente inaceptable y nos parezca repudiable en su forma de actuar, pero su caída y la anexión de Corea del Norte al Sur, permitiría el acercamiento de las tropas norteamericanas a nuestras fronteras en esa estratégica zona. "En Europa, la OTAN ya se ha acercado lo más posible. Lo mismo va a suceder en Asia si los estadounidenses logran el colapso de Corea del Norte", explica. Como sabéis, la decisión de Seúl y Washington de colocar los complejos antimisiles Thaad en Corea del Sur provocó fuertes discusiones no solo a nivel de los expertos, sino que además causó una oleada de indignación por parte de la población de las regiones candidatas a desplegar los sistemas ya que estarían en el punto de mira de sus adversarios. Según Zhebin, las autoridades surcoreanas entienden perfectamente el riesgo que corre la población de su país, pero poco pueden hacer ya que no pueden ejercer plenamente su soberanía, porque están hipotecados a Washington: “Los generales estadounidenses dirigen las fuerzas armadas de Corea del Sur. Y, en tiempo de guerra, las tropas surcoreanas pasan automáticamente a disposición del comando de EEUU desplegado en Corea del Sur" explicó. Al mismo tiempo, los surcoreanos esperan conseguir el colapso de Corea del Norte y unir a las dos Coreas bajo sus condiciones con ayuda de las sanciones y de los norteamericanos. “Llevan 25 años con este sueño, pero todavía no se ha hecho realidad y dudo que se realice alguna vez y mucho menos pacíficamente, dado que las acciones de EEUU no invitan a un diálogo de paz, sino a la intensificación del conflicto en la región”, concluye Zhebin. A ello debemos agregar el indisimulado deseo de Corea del Sur de querer desarrollar su propio programa nuclear, lo cual es rechazado por gran parte de su población, ya que están plenamente convencidos de que una escalada atómica en la zona - como pretende Seúl en conveniencia con Washington - no es la solución más deseable y solo agravará las cosas, dando argumentos a Pyongyang para incrementar su poderío nuclear, al cual por cierto, acaban de anunciar ‘que no lo abandonaran por ningún motivo’. Según la mayoría de los expertos, a pesar de que técnicamente Pyongyang ya es capaz de fabricar su propia bomba atómica (como demuestra este último ensayo), aún no podría lanzar ningún ataque de medio y largo alcance contra sus enemigos. Para que ello fuese posible, necesitaría tener la capacidad de fabricar pequeñas ojivas nucleares que pudiesen incorporar a sus misiles balísticos. Kim Jong-un ha asegurado que ya están en posesión de esa tecnología, aunque esa información nunca ha sido verificada. Es por ese motivo que a modo de contrapeso del lenguaje belicista de Washington y sus aliados, la comunidad internacional no debería escatimar esfuerzo alguno por todos los medios políticos y diplomáticos a su alcance para paralizar o al menos reducir el arsenal desarrollado por Corea del Norte, mediante intensas negociaciones tal como hizo con Irán, así como reducir gradualmente las sanciones impuestas que han demostrado su total ineficacia. Incluso el propio dictador norcoreano ha hecho más de una oferta de conversaciones a EE.UU. sin obtener respuesta alguna. Tan paradójico como pueda parecer, sus ensayos nucleares y de misiles van también dirigidos a recordar esas ofertas. Occidente debería por ello evaluar con contactos tras bambalinas la disposición al diálogo de Pyongyang para saber si sus intenciones son reales o solo tratan de ganar tiempo. Que no se vea ello como un signo de debilidad frente a los delirios bélicos de un tirano que actúa sin tener en cuenta las consecuencias de sus decisiones, porque está en juego el destino de la humanidad. A veces es necesario hacer algunas concesiones, así no nos guste, para conseguir los resultados esperados. Solo en el caso de fracasar las negociaciones y Corea del Norte insista en lo mismo, quedaría abierta la vía militar como último recurso y Kim Jong- un enfrentaría su destino, nada agradable por cierto ¿no os parece? :)
En Cupertino se han hecho de rogar y mucho para aquellos que esperaban una segunda versión del reloj, tras haberse colado en el panorama de los smartwatch con el Apple Watch. Ahora, tras algo más de un año Apple presenta su Apple Watch Series 2, muy enfocado en el deporte y con Watch OS 3, versión el sistema operativo que ya nos presentaron en la WWDC. El reloj inteligente exclusivamente compatible con los iPhones, también renovados con el iPhone 7 y el 7 Plus, se actualiza para ser un producto algo más maduro a nivel de hardware y software. Los puntos clave: la resistencia al agua y el GPS, y no sólo para salpicaduras. El reloj está ideado para que los nadadores puedan contar con él en sus competiciones y entrenamientos. Si bien con los iPhones hemos visto una evolución y un cambio en los diseños, aquí hablamos del segundo modelo de un nuevo producto, por lo que de momento la estética se conserva con respecto a su predecesor. Como en la anterior ocasión, también tenemos dos tamaños, de 38 y 42 milímetros. El Apple Watch Series 2 de aluminio estará disponible en cuatro colores (dorado, oro rosa, plata o gris), dos para la versión en acero (plata y negro). Así, aunque en todos los casos tenemos también una esfera cuadrada con bordes curvos, el cambio viene con el Apple Watch Edition, que en el caso del Series 2 es de cerámica. Además, el toque Hermès no deja de estar presente en el reloj de Apple. En este caso se trata de las correas de cuero inspiradas en los diseños de esta compañía. En cuanto a su diseño, vemos que Apple repite de nuevo con el modelo cuadrado y también optando por la tecnología AMOLED. Nos falta saber aquí las dimensiones exactas para saber si efectivamente es más fino como se rumoreaba. Se ha hablado de que la ola de los wearables empezaba a decaer o de que tras un boom inicial de hace unos años éstos tenderían a ir a menos. Pero lo cierto es que el deporte parece seguir siendo un buen reclamo, y prueba de ello son las renovaciones que hemos visto recientemente en la IFA 2016, plagada de wearables. Y justo el deporte es uno de los puntos en los que se han centrado las mejoras de esta nueva versión de Apple Watch. Como ya se rumoreaba antes de su lanzamiento, el Apple Watch Series 2 incluye GPS, que dota al dispositivo de más independencia respecto al iPhone. Asimismo, también es de importancia su resistencia al agua y a la humedad. La primera edición del Watch ya era resistente al agua, que no sumergible, y el año pasado uno de los modelos estaba claramente enfocado para la gente que practica deporte. ¿Qué novedades hay en este aspecto? Que ahora podremos nadar tranquilamente, y de hecho lo han enfocado mucho a que los deportistas de agua puedan controlar su actividad con él, siendo sumergible hasta 50 metros de profundidad y con algoritmos específicos desarrollados para la monitorización de estas actividades. Faltará ver cómo influye en la autonomía, es decir, si de alguna manera lo compensan, dado que como ya vimos en el análisis si hacíamos alguna sesión intensa de deporte la batería duraba bastante menos. Si se trata de una actividad no estática aquí también tendremos el GPS trabajando, así que habrá que ver qué tal resulta todo esto en la autonomía en la práctica. Uno de los puntos a mejorar en la anterior edición del Apple Watch era la fluidez y la velocidad de ejecución del software. Pero además de ello, el aporte específico del nuevo producto de Apple es en cuanto a hardware. Aunque como suele ser habitual han sido de momento parcos en detalles, lo que sí han comentado es que el Apple Watch Series 2 incorpora el nuevo chip S2 Dual-Core que según el fabricante es un 50% más rápido. Finalmente, en cuanto a su precio y disponibilidad, como el pasado año, la compañía lanzó dos modelos y dentro de éstos varias opciones, según la esfera y los materiales. En este caso tenemos el nuevo Apple Watch Series 2 los cuales estarán a la venta desde el 13 de septiembre a partir de 439 euros. Eso sí, si queremos el nuevo Apple Watch Edition de cerámica tendremos que reservarnos 1.469 euros :)
El reciente anuncio de la asombrosa presencia de un planeta en la zona de habitabilidad de nuestro sistema estelar más cercano: Próxima Centauri, ha despertado de nuevo la ilusión por el viaje interestelar. Siendo realistas, probablemente en este siglo no seamos capaces de acercarnos demasiado a esa supuesta Tierra 2 que nos espera a 4,2 años luz. Como sabéis, el objeto fabricado por el hombre que más se ha alejado de nuestro planeta es la sonda Voyager 1 que viaja a unos 17 km/s o lo que es lo mismo, terriblemente lenta. De hecho, si nos decidiésemos a viajar a Próxima Centauri a esa velocidad, el viaje tomaría unos 76 mil años. La mayor velocidad relativa lograda por un objeto humano (en este caso respecto al sol) la alcanzó la sonda espacial Helios 2, que logró viajar en algún instante a 252.800 km/h, pero aunque el viaje a la estrella más cercana a nuestro sol se realizase a esa velocidad, el trayecto se demoraría dieciocho mil años. Está claro que necesitamos desarrollar nuevas formas de propulsión si queremos viajar a las estrellas. Al respecto, en LiveScience analizaron siete de estas prometedoras tecnologías, algunas de las cuales realmente quedan dentro de nuestro alcance tecnológico. Veamos brevemente cuales son: 1.-Proyecto Daedalus: Un estudio promovido por The British Interplanetary Society en la década de los 70 del siglo pasado, propuso el diseño de una nave espacial no tripulada propulsada por un motor principal de fusión nuclear. El objeto elegido para probar la supuesta nave, al que la nave debería llegar en un viaje de cincuenta años, era la estrella de Barnard, a 5,9 años luz (la tercera en proximidad al sol del top ten vecinal). ¿El problema? A día de hoy, y pese a avances notables recientes, seguimos sin dominar la tecnología de la fusión nuclear. Obviamente el proyecto nunca dio el salto del papel al mundo real; 2.- Proyecto Icarus: Inspìrado por el proyecto Daedalus, al que pretende actualizar con lo último en tecnología, Icarus está así mismo promovido por The British Interplanetary Society con el apoyo de la organización Icarus Interstellar y un panel internacional de científicos, ingenieros y entusiastas de todo el mundo. El objetivo es desarrollar tecnologías que permiten el viaje interestelar para el primer año del siglo XII. Obviamente el descubrimiento de Proxima Centauri b hará que el entusiasmo por este proyecto aumente; 3.- Vela solar: Hasta el momento nuestra opción más plausible para viajar a las estrellas pasa por cambiar nuestros cohetes químicos por una vela ligera capaz de atrapar el momento de los fotones del sol e ir sumando empuje lenta, pero infatigablemente. El proyecto Breakthrough, se basará en esa idea, aunque con el apoyo de un rayo láser para ganar aceleración. Si todo va bien, los técnicos prevén que se alcancen velocidades de entorno al 15 o 20% de la velocidad de la luz, lo cual acortaría el viaje a Alpha Centauri a “solo” unos 20 o 30 años. Los proponentes principales de este proyecto, Yuri Milner y Stephen Hawking, creen que podría haber un prototipo listo para 2036; 4.- Bussard ramjet: Diseño futurista de propulsión a reacción propuesto en 1960 por el físico estadounidense Robert W. Bussard, que combina el empuje de cohetes de fusión nuclear con las bajos requerimientos de mantenimiento de las velas solares. La idea básica es evitar el transporte del combustible desde la Tierra. En lugar de eso la nave actuaría como un colector del hidrógeno y polvo existente en muy bajas densidades en el medio interestelar, el cual sería luego empleado como combustible. En teoría, una nave así podría acelerar constantemente (en tanto y cuanto siguiera encontrando gas interestelar) hasta alcanzar velocidades de una fracción de la velocidad de la luz. ¿El problema? Los científicos han calculado que la densidad de gas alrededor de nuestro sol y en las estrellas cercanas es especialmente baja. No obstante podría aplicarse este concepto en otras zonas de nuestra galaxia, por lo que en el futuro seguramente encontrará aplicación; 5.- Motores de antimateria (o positrónicos): El positrón (el gemelo especular de nuestro “común” electrón) no suele durar mucho, ya que ambas partículas se encuentran irresistibles y se aniquilan rápidamente al encontrarse dando lugar a una explosión violenta de rayos gamma. Sin embargo, bajo circunstancias controladas, la antimateria puede convertirse en cualquier forma de trabajo. Por eso mismo, sería un excelente combustible para cohetes ya que su densidad energética es enorme. ¿El problema? No podemos echar mano de la naturaleza para encontrar antimateria, por lo que hay que fabricarla, lo cual es extremadamente difícil, caro y peligroso; 6.- Botes lentos: Incluso aunque alcanzásemos velocidades del 10% de la velocidad de la luz, el viaje a las estrellas cercanas seguiría siendo cuestión de décadas. Si nuestra intención es enviar tripulantes a bordo se abren tres posibilidades: Nave de durmientes: como su propio nombre indica, los tripulantes deberían contar con algún sistema de animación suspendida que les permitiese viajar en estado latente y despertar una vez que el viaje tocase a su fin. Arca interestelar: se trata de una nave intergeneracional, es decir, sus tripulantes (que viajarían en gran número) harían vida en estas enormes naves durante el trayecto. Durante el viaje algunos morirían y serían remplazados por los nacimientos. Esto en teoría permitiría viajes que durasen siglos. La película de Pixar “Wall-E” muestra una de estas naves. Naves embrionarias: básicamente serían naves robóticas que portarían embriones humanos criogenizados durante el viaje. Una vez alcanzado el objetivo, los robots protectores “encubarían” los embriones y cuidarían y educarían a los humanos una vez se completase su gestación en úteros artificiales; 7.- ¿Más rápido que la luz?: La teoría de la relatividad nos enseña que es imposible que nada viaje a la velocidad de la luz, o más rápido que ella. Sin embargo dichas ecuaciones podrían contener algunos trucos que podrían, algún lejano día y permitirnos desarrollar viajes superlumínicos. La premisa más prometedora es la así llamado ‘motor de curvatura o torsión’ por el cual el secreto de esta nave es no moverse por el espacio, sino hacer que sea el propio espacio-tiempo el que se mueva. ¿El problema? Se trata de una solución teórica cuyos requerimientos técnicos están totalmente fuera de nuestra tecnología actual. Pero quien sabe, dentro de mil años tal vez seamos capaces de lograr el sueño de viajar a cualquier punto de la galaxia sin necesidad de morir en el intento :)