Venga ya, no cabe duda que la guerra contra ISIS continua acaparando nuestra atención, y es que tras los sangrientos sucesos ocurridos en Paris, Bélgica emerge como el epicentro del terrorismo en Europa. En efecto, este país centroeuropeo, que durante muchos años ha vivido ajeno a los problemas de seguridad, descubre con estupor como aquellos “inmigrantes” que residen en Molenbeek - ubicado en el noreste de Bruselas - son en realidad terroristas en potencia. Desde sus mezquitas se predica el odio y el rechazo a todo lo occidental por parte de imanes radicales, quienes les inculcan el fanatismo y les exhortan a morir y matar a los “infieles”, en siniestra combinación con los comandos asesinos de ISIS, infiltrados entre los millones de “refugiados” que prácticamente invaden Europa con la complicidad de Angela Merkel. Este barrio empezó a prosperar a finales del siglo XVIII a causa de la revolución industrial. Su vinculación con la industria del acero durante la historia convirtió a Molenbeek en uno de los principales destinos para la inmigración, y a partir de los años 70 empezó a recibir a “inmigrantes” procedentes del norte de África, sobre todo de Marruecos. La crisis acabó con todo ello y hoy se ha convertido en un centro del terrorismo integrista y son los hijos y los nietos de aquellos primeros “inmigrantes” quienes abrazan esas ideas radicales. Con la inmensa mayoría de ellos en el paro, no tienen futuro económico, no se sienten belgas y terminan autoexcluyéndose de la sociedad, convirtiéndose así en un blanco fácil para ISIS, quien termina reclutándolos para su causa. El Centro Internacional de Estudios para la Radicalización publicó a principios de año su informe sobre el 2014 y contiene datos preocupantes. De los 20.000 extranjeros que combaten en Siria, 4.000 son procedentes de Europa, especialmente de Bélgica, donde el porcentaje de la población musulmana en Bruselas asciende nada menos que al 25,5% (más de 250.000 personas). Expertos opinan que si no se hace nada para contenerlos, en unos 15 años el porcentaje de musulmanes será del 50% o más. Sólo en Molenbeek hay 21 mezquitas, que acogen a millares de fieles cada semana, quienes son adoctrinados reiteradamente para unirse a la Yihad ante la pasividad de las autoridades que increíblemente se niegan a actuar contra ellos. Es en este distrito donde se hizo fuerte el grupo integrista Sharia4Belgium, que abogaba por la imposición de la ley islámica en el corazón de Europa. El propio primer ministro belga, Charles Michel, ha reconocido que en Molenbeek hay un problema gigantesco, “sobre el que el Gobierno no tiene ningún control”. Ciertos analistas, llegan a creer incluso que Bélgica es un “Estado fallido”. Esta afirmación se basa en el argumento de la “profunda disfunción” del Estado belga. Para los estándares europeos, Bélgica llegó muy tarde a convertirse en un Estado, lo que generó una administración pública dividida, no según patrones territoriales, sino según patrones políticos. La maquinaria que en otros lugares de Europa unió lo local, lo regional y lo nacional no funcionó en estas tierras. A esta singularidad se sumaron las grandes diferencias lingüísticas existentes, con la comunidad valona hablando francés en el sur, y la flamenca comunicándose en holandés en el norte. En gran medida, la clase política belga llegó a un acuerdo tácito, aceptando esas disfunciones como el precio que debe pagar por las divisiones de idioma y entre facciones. Hasta no hace mucho Bruselas contaba con 19 fuerzas de policía, una por cada alcalde. Ahora se han reducido a seis, pero ese número sigue siendo un absurdo total increíble de creer para una ciudad tan importante como Bruselas que acoge nada menos a la sede central de la Comisión Europea, de la OTAN y de cientos de otras organizaciones internacionales, es decir, que necesita una fuerte protección policial …. y no lo tiene. El hecho de que las fuerzas policiales locales estén tan divididas administrativamente hablando, con alcaldes a veces enfrentados políticamente entre sí, implica una enorme dificultad de coordinación y operatividad que sólo beneficia a los criminales, es decir, a los terroristas. Por ello. Bélgica es un complicado Estado federal caracterizado por su falta de interconexión, donde, además, no abundan los medios de la lucha antiterrorista. No es de extrañar por ello que Bruselas sea un lugar donde es fácil obtener ilegalmente un arma de fuego. Un fusil de asalto Kaláshnikov se compra por menos de 1.000 euros. Eso es consecuencia directa de la fragmentada estructura policial de la capital, que redunda en una ineficiente lucha contra el crimen organizado. Muchos analistas coinciden en afirmar por ese motivo que la OTAN haría mejor en colaborar en el refuerzo de este aparato de seguridad paneuropeo en lugar de llevar a cabo costosos ejercicios militares en Europa destinados a responder a una presunta “amenaza” rusa. En este clima de psicosis originado por lo sucedido en Paris, las autoridades elevaron esta semana al máximo la alerta terrorista en Bruselas, ante el riesgo cierto de un ataque inminente similar al registrado en la capital francesa. Y es que el Gobierno desbordado por la situación, se ha visto obligado a tomar una serie de medidas urgentes, como el ampliar la detención preventiva a sospechosos de terrorismo de las 24 horas actuales a 72 - en línea con las legislaciones de los países del entorno - ampliar la interceptación de las comunicaciones o activar el registro de datos de pasajeros aéreos, pero hace falta hacer mucho mas. Qué duda cabe de que el reforzamiento de la lucha antiterrorista en Bélgica es fundamental para toda Europa. En todo caso, la amenaza tan alta en el mismo corazón comunitario es un desafío urgente. Y resulta inquietante pretender combatir a ISIS en Siria cuando es tan difícil hacerlo en un barrio de la misma capital de la UE (Al momento de escribir esta nota, ya es conocido por todos el ataque a traición de Turquía contra Rusia, derribando una de sus naves que combatían a ISIS en territorio sirio, demostrando con ello su complicidad con el terrorismo. Este crimen no quedará sin castigo, ya lo ha advertido el presidente ruso Vladimir Putin. Todo parece indicar que esto no hace mas que empezar) ;(
Imágenes en tres dimensiones, acceso a contenidos on line (Smart TV), navegación por Internet, resolución 4K o pantallas curvas. Las innovaciones tecnológicas que han ido incorporando los televisores en los últimos tiempos han sido muchas y variadas. El último paso en esta evolución lo ha dado la coreana LG de la mano de su modelo LG EG920V. Con un tamaño de 55 pulgadas y un grosor de 4 milímetros, presume de ofrecer unos negros 200 veces más profundos que los televisores LED, un contraste un 30% superior y ser 1.000 veces más rápido. Como sabéis, OLED es el acrónimo de Organic Light-Emitting Diode (diodo orgánico de emisión de luz), una tecnología completamente distinta a LCD. La diferencia radica en la forma de iluminar la pantalla para crear las imágenes: mientras los televisores LCD necesitan una retroiluminación para que los píxeles se enciendan en grupos, en los OLED cada píxel es orgánico y tiene la capacidad de emitir luz y apagarse por sí mismo. Como se pueden apagan por completo, los tonos negros son realmente negros y uniformes. Aportan un beneficio adicional: cuando un objeto muy brillante aparece en la imagen junto a uno muy oscuro, el primero no derrama ningún halo de luz que aclare el tono del segundo. Para sacar el máximo partido de este panel, LG ha aplicado una serie de tecnologías encaminadas a mejorar aún más la calidad de las imágenes que proporciona. Así, por ejemplo, su tecnología HDR se encarga de que en una imagen donde hay grandes contrastes de luz, las zonas oscuras no quemen las zonas luminosas, y, así, no hagan que las oscuras pierdan detalle. Otra muestra es la tecnología True Color, que regula la estabilidad de color, mientras que el panel es capaz de reproducir con nitidez y sin estelas las imágenes con mucho movimiento, como las películas de acción o los deportes. Por último, fomenta la intensidad de los colores gracias a que cada píxel, además de iluminarse en los tradicionales colores rojo, verde y azul que componen la paleta RGB, es capaz de hacerlo en color blanco. ¿El resultado? Los colores son brillantes, naturales y realistas sin saturarse excesivamente, los movimientos son suaves y nítidos y los negros son realmente negros, por lo que cada escena tiene una gran profundidad. Lo más destacable es que estas características se dan en todas las zonas de la pantalla y la visualización mantiene su nivel óptimo tanto si se mira sentado frente a ella como de lado o tumbado. Un claro aspecto de mejora es que estas sensaciones tan positivas se ven empañadas durante la reproducción de vídeos en baja definición. Y es que, aunque dispone de un sistema de escalado a 4K que promete mejorar las imágenes hasta llegar a esta resolución, lo cierto es que se nota la diferencia, y es fácil apreciar los píxeles cuando se parte de una calidad baja. Como no podía ser de otra manera, al ser un smart TV, ofrece acceso a todo tipo de contenidos on line. Para hacerlo es imprescindible que el televisor haya sido dotado de un sistema operativo muy similar al de los ordenadores y tablets: en este caso (como en todos los modelos inteligentes de la firma), se ha optado por WebOS 2.0, basado en Linux y que se caracteriza por ofrecer una navegación y búsqueda sencillas, rápidas e intuitivas. De hecho, el televisor se enciende y muestra las emisiones de televisión en menos de cuatro segundos. Sus posibilidades de reproducción se resumen en un menú llamado "launcher" que aparece en la zona inferior de la pantalla. En él se selecciona la fuente del contenido (antena, dispositivo conectado por HDMI, USB...), también navegar por Internet libremente o acceder a aplicaciones. Entre las apps precargadas se encuentran Yomvi, Netflix, Wuaki.tv o Google Play Movies & TV; es sencillo acceder al catálogo de estas y otras plataformas directamente desde el mando del televisor. La selección puede ampliarse desde la tienda LG Content Store, que ofrece más de 400 alternativas diferentes. Y para los que tengan niños en casa, resulta muy práctico su control parental, que permite establecer un conjunto de medidas para que los más pequeños de la casa no accedan a contenidos poco recomendados para su edad. Así, impide su acceso a algunas aplicaciones y canales o limita la posibilidad de conectar dispositivos externos a las entradas del televisor. Además, gracias a la función Smart Share, es posible compartir de forma inalámbrica películas, fotografías o canciones entre el televisor y otros dispositivos como el ordenador, el smartphone o el tablet. Estos terminales también pueden utilizarse como mando a distancia si se descarga la app gratuita LG Remote. La otra opción para controlar el televisor es utilizar el mando a distancia Magic Remote, que combina las teclas habituales en este tipo de dispositivos con accesos directos, una rueda de scroll y un giroscopio para manejar un cursor que aparece en la pantalla y que hace que desplazarse por los menús sea similar a hacerlo con un ratón en el ordenador. Al mismo tiempo, permite utilizar comandos de voz para cambiar de canal o hacer una búsqueda, y posee un botón para convertir de forma automática de 2D a 3D. En este sentido, LG EG920V dispone de la misma tecnología 3D pasiva presente en las salas de cine .Esta pantalla de LG cuida especialmente su diseño. Sus marcos son mínimos (rondan el medio centímetro) y, gracias a la tecnología OLED, puede reducir su grosor hasta alcanzar tan solo cuatro milímetros: una cifra inferior a la de muchos smartphones. Eso sí, la parte de la electrónica y las conexiones, situada en la mitad inferior, es algo más gruesa (alcanza 49 millímetros). La pantalla está situada sobre una base transparente que, a cierta distancia, transmite la sensación de que está flotando. Está curvada sutilmente, por lo que ofrece una sensación más inmersiva que los diseños tradicionales. Los mejores resultados, como es habitual, se obtienen al situarse justo en el centro, aunque LG ha conseguido que las imágenes no se deformen cuando se observan desde los laterales. Como es habitual cuando comienza la comercialización de una nueva tecnología, surge la duda de si ha llegado para quedarse. La tecnología OLED ya está presente el smartphones o wearables y las previsiones son optimistas: están indicadas para cualquier dispositivo (televisores, teléfonos móviles, tabletas, wearables...) y permiten diseños más estilizados a la vez que reducen el consumo energético. Pese a estas ventajas, la fabricación de los paneles de grandes dimensiones necesarios para los televisores todavía es complicada y costosa, lo que sin duda hace que muchos fabricantes no se animen a poner a la venta sus propios modelos :)
Considerada como una de las fiestas originalmente americanas, el Día de acción de Gracias o Thanksgiving marca para muchos el avance a la celebración de la Navidad. Para comprender su celebración tenemos que viajar en tiempo hasta 1620 con los primeros peregrinos que llegaron a América en el Mayflower y desembarcaron en Plymouth. Estos peregrinos escapaban de las persecuciones ordenadas por la Iglesia de Inglaterra y son considerados como los primeros inmigrantes de Norteamérica. A su llegada, fueron recibidos de manera amistosa por los nativos de Massachusetts y compartieron con los recién llegados, sus conocimientos sobre las cosechas en esta tierra, además de enseñarles a cazar y a curar la carne de los animales de la zona. Debido a esto, cuando llegó el otoño de 1621 los colonos, decidieron invitarlos a celebrar la cosecha y para agradecerles por todo lo que les habían enseñado. La relación entre ambas partes parecía cordial o al menos esto es lo que aparentaba. Esta primera celebración de acción de gracias duró varios días en los que indios y peregrinos compartieron alimentos, bebidas y diversión. La fiesta dio paso a que se mantuviera como una tradición y aunque originalmente era algo para dar gracias por la cosecha conseguida, pronto se convirtió en algo casi religioso, con reuniones familiares en torno a la mesa dando gracias a Dios por lo conseguido en la vida o a lo largo del año. Actualmente esa es la manera o el modo de celebrar Acción de Gracias o Thanksgiving. Una fiesta que se celebra el cuarto jueves de Noviembre con una cena especial en compañía de los seres queridos y en los que se da gracias por todo lo que uno tiene en vida, en la que no se escatima en comida y el pavo es el plato estrella de todas las cocinas. Además el día siguiente, viernes (que es festivo en Estados Unidos) se establece como Black Friday, día en el que hay rebajas especiales las tiendas, como adelanto a la época de regalos que se avecina. Este “Viernes negro” también se da actualmente en las tiendas online por lo que todo el mundo se puede aprovechar durante un día de los descuentos que se ofertan. Dado que Estados Unidos es un país en la que muchos habitantes se desplazan de un estado a otro por motivos laborales, personales o de estudios, Thanksgiving supone el que todo el mundo, por un día al año, se pueda reunir con su familia al completo. Otra de las celebraciones más típicas de este día es el gran desfile que organiza cada año en Nueva York la cadena de tiendas Macy’s, en el que los más pequeños (y también los mayores) puedes disfrutar de un espectacular despliegue en el que verán a muchos de sus personajes favoritos del cine o la televisión. También en televisión se emiten especiales de series y películas e incluso se celebra un partido de fútbol que las familias se reúnen para ver juntos previo a la cena de Acción de Gracias :)