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miércoles, 26 de marzo de 2025

PALESTINA: La guerra perpetua

La primera y última regla de la doctrina de guerra perpetua de Benjamin Netanyahu es brutalmente concisa: no se puede ni se debe permitir que la paz perdure. Mientras el fuego indiscriminado y letal desciende de nuevo sobre la indefensa población de Gaza, desatado por orden del belicoso primer ministro israelí, se oye un grito de angustia. ¿Ha terminado definitivamente el preciado alto el fuego de dos meses con Hamás? A lo que llega la desalentadora respuesta: poco importa. Esta tregua, que ahora se hace añicos, no fue más que una breve y engañosa pausa en una guerra que nunca cesa. No cesa porque este Criminal de Guerra se mantenga en el cargo gracias al incesante estado de emergencia nacional que él y sus secuaces han alimentado y prolongado desde el 7 de octubre de 2023, cuando un comando de Hamas humillo al ejército sionista haciendo trizas su tan cacareada “invencibilidad”. La guerra no cesa porque el objetivo primordial de Netanyahu - la destrucción de las esperanzas palestinas de nacionalidad - esté condenado al fracaso. No cesa porque quienes, dentro y fuera de Israel, critican las acciones de ese régimen asesino se enfrentan a ser despedidos por aparentemente actuar sin buena fe ni por la alarma ante el saldo humano, sino por “motivos antisemitas” (?) , Quizás, sobre todo, porque la guerra desencadenada por Netanyahu hace 18 meses continúa y amenaza con expandirse de nuevo, porque la bestia sionista y sus aliados judíos nacionalistas y ultrarreligiosos de extrema derecha han encontrado en ella un vehículo para perseguir el objetivo más amplio de un Israel más grande: “Desde el Nilo hasta el Éufrates” como afirma su propaganda. Ellos y sus violentos aliados colonos la utilizan como excusa para expandir la apropiación de tierras e intimidar a los residentes palestinos en la Cisjordania ocupada. Aprovechando el caos en que está sumida su odiada enemiga Siria, han ocupado nuevas zonas de los Altos del Golán, mientras el “reasentamiento” de Gaza es otro objetivo declarado, para convertirla en la ‘Riviera del Medio Oriente’ tal como lo ofreció un exultante Donald Trump…. sobre un mar de cadáveres. Como sabéis, una guerra perpetua solo puede sostenerse si el otro bando continúa combatiendo. Las fuerzas de Hamás están tan debilitadas que casi parece incapaz de seguir haciéndolo y la falta de una respuesta armada contundente a los criminales ataques de los sionistas refleja una relativa debilidad. Y, sin embargo, Hamás no está vencido. Cada vez que se entregaba un rehén, sus combatientes encapuchados realizaban una gran demostración de desafío militante. De esta manera, mientras no exista un plan creíble y acordado para el día siguiente - y en ausencia de una invasión terrestre y una ocupación a gran escala y a largo plazo - Hamás mantendrá el control efectivo de Gaza. Y así continuara la guerra ad infinitum… al costo humano que sea. Netanyahu, desde el principio, no quería el alto el fuego y ha buscado constantemente una ruptura que pudiera atribuir a otros. Solo accedió a detener los disparos el 19 de enero bajo presión de Donald Trump y su omnipresente enviado, Steve Witkoff. Con la investidura prevista para el día siguiente, Trump exigía imperiosamente el fin del conflicto que su predecesor, el discapacitado físico y mental Joe Biden, no quiso detener. Reacio a aguarle la fiesta a Trump y deseoso de ganarse el favor de otros, Netanyahu accedió, con los dedos cruzados a la espalda. Sin embargo, incluso entonces, con más de 48.000 palestinos muertos, decenas de miles heridos o traumatizados y la mayor parte de los dos millones de habitantes de Gaza sin hogar, Netanyahu no estaba dispuesto a detenerse. Su sed de sangre es insaciable. Sabía además que los ministros de ultraderecha no tolerarían la paz por mucho tiempo. Uno de ellos, Itamar Ben-Gvir, ya había dimitido en protesta. Otros amenazaban con hacerlo, lo que podría derrumbar su gobierno. Sabía, aunque para él esto ha sido una consideración secundaria en todo momento, que muchos rehenes israelíes seguían en cautiverio: 59, según el último recuento, pero a él no le importa que todos terminen muertos, para “justificar” así el genocidio de Gaza. Netanyahu nunca tuvo la intención sería de cumplir la segunda fase del alto el fuego, que debía comenzar el 1 de marzo y que exigía la retirada total del ejército israelí de la Franja. Bloqueó la ayuda humanitaria; cortó el suministro de agua y electricidad; retrasó la implementación de la segunda fase y obstruyó las conversaciones para reanudarla. Declaró la guerra por otros medios. Y cuando estas provocaciones fracasaron, insistió, incumpliendo el acuerdo de alto el fuego, en que Hamás liberara unilateralmente a más rehenes, ofreciendo a cambio solo liberaciones limitadas de prisioneros y una prórroga temporal de la tregua. La guerra perpetua, incluso cuando no se declara, es difícil de justificar, y Netanyahu, acusado de crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional y ampliamente condenado en Europa y el mundo árabe, carece de apoyos. Su situación se ha agravado últimamente. Acusado de un creciente autoritarismo, se encuentra envuelto en una disputa por su intento de destituir al jefe del Shin Bet, Ronen Bar. Un nuevo escándalo de corrupción con dinero qatarí también lo rodea. En clave interna, la matanza en Gaza coincide convenientemente con el escándalo político sobre tres asesores de Netanyahu que están siendo investigados por recibir dinero desde Qatar. Los hechos fueron descubiertos por el Shin Bet, la seguridad interior, a cuyo jefe ha querido despedir Netanyahu, quien quiere impedir por todos los medios que se le relacione con el fracaso de seguridad nacional que supuso el atentado del 7 de octubre. En este contexto, una "distracción" en Gaza puede considerarse oportuna. “Netanyahu está librando una ofensiva en todos los frentes posibles: contra las elecciones anticipadas, contra una comisión estatal de investigación [sobre los atentados del 7 de octubre], contra un acuerdo que repatria a los 59 rehenes restantes, vivos y muertos”, escribió Amos Harel de Haaretz. “El primer ministro actúa como si no tuviera nada que perder. Intensificar la batalla hasta el caos le beneficia”. Con más de 400 palestinos, en su mayoría civiles, muertos hasta la fecha, y con Israel amenazando con ataques continuos y en expansión, los gritos de ira, horror y consternación de los palestinos, la ONU, las agencias internacionales de ayuda y los gobiernos extranjeros resuenan como lamentos fantasmales por la devastada Gaza. Son tan familiares como fútiles e ignorados. Una Casa Blanca nada escarmentada, que confirma con orgullo su complicidad con los monstruosos crímenes israelíes, parece dispuesta a que continúe la masacre. El proceso de alto el fuego de enero término estancado, mientras como el plan de Trump para una Riviera en Gaza nunca verá la luz, frustrado, contraataca indirectamente, incitando a Netanyahu. Sin embargo, sería ingenuo no ver una conexión más amplia y esquemática con Trump. En los últimos días, ha amenazado a Irán con sables, exigiéndole que reanude las conversaciones para reducir su programa nuclear o se enfrente a una acción militar. Al mismo tiempo, lanzó enormes ataques aéreos contra los aliados huttíes de Irán en Yemen. En el mundo simplista y de suma cero de Trump, todo es lo mismo. "Como ha dejado claro el presidente Trump, Hamás, los huttíes, Irán - todos aquellos que buscan aterrorizar no solo a Israel, sino también a Estados Unidos - pagarán un precio y se desatará el infierno", declaró la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. ¿Es Yemen una advertencia temprana? ¿Está Trump actuando para defender a Israel de “un ataque iraní”, una posibilidad fantasiosa que Netanyahu ensayó sin descanso para “justificar” su interminable estado de guerra? ¿O está Trump preparando el terreno para un ataque israelí-estadounidense en sentido contrario, como creen muchos en Teherán? Al igual que algunos presidentes estadounidenses anteriores, y ajeno como siempre a la historia, Trump cree que puede rehacer Oriente Medio casi mediante un acto de voluntad imperial. Pero a diferencia del musulmán encubierto Barack Hussein Obama, quien soñó en El Cairo en el 2009 con un “renacimiento democrático del mundo árabe”, Trump está remodelando por imposición, respaldado por el uso o la amenaza de la fuerza bruta. Palestina es el lugar oscuro donde colisionan el complejo de mesías de Trump y la doctrina de guerra perpetua de Netanyahu. ¿Qué sigue? ¿Y quién ayudará ahora a quienes no pueden valerse por sí mismos?

SUPERNOVA: Como mueren las estrellas

Los cuerpos celestes del espacio tienen un ciclo vital de mil millones de años. Según la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), cuando las estrellas agotan toda su composición de elementos combustibles, se expanden hasta formar una estrella conocida como gigante roja que subsiste por el consumo de otros elementos de su formación química como oxígeno, carbono, hierro, entre otros. Pero a medida que los elementos mencionados se agotan, la gigante roja se convierte en una enana blanca, denominación que identifica a aquellos astros que consumieron toda su combustión de hidrógeno disponible. Su finalidad es comprimirse hasta ocasionar una explosión que se expande por todo el Universo y que, dependiendo de sus características, da lugar a las llamadas supernovas. Se trata del mayor estallido que tiene lugar en el espacio exterior de unas estrellas que, luego de vivir millones de años, disminuyen los elementos químicos que promueven su combustión (hidrógeno y helio, principalmente) hasta agotarlos. Una vez que se transforman en enanas blancas, su explosión puede clasificarse de distintas formas, de acuerdo a cómo ocurre este fenómeno. Al respecto, la NASA identifica dos tipos de supernovas: Supernovas de tipo I Este tipo de supernova se crea únicamente cuando dos estrellas comparten un mismo punto gravitacional, lo que la agencia espacial estadounidense identifica como sistema binario de estrellas. Otra condición para su origen es que una estrella del par sea enana blanca de carbono y oxígeno; y cuya compañera sea cualquier otra clase de estrella, como una gigante roja u otra enana blanca. La enana blanca de este sistema binario se encarga de absorber toda la materia disponible de la estrella con mayor vitalidad. Cuando la cantidad absorbida alcanza 1.4 veces la masa del Sol, el exceso de materia del cuerpo comprimido ocasiona una supernova y se vaporiza por completo. El radio de tamaño 1.4 en relación a la masa del Sol es utilizado también por la astronomía para medir distancias en el Universo. Universe Today señala que, al conocer cuánta energía detonó la Supernova, los astrónomos pueden calcular la distancia de la explosión; Supernovas de tipo II La segunda especie de supernova identificada por la NASA corresponde a las estrellas masivas. Este término corresponde “a todo astro aislado que produce una explosión debido a su colapso gravitatorio”. Tal como continúa la agencia espacial, estas estrellas pueden tener hasta 5 veces la masa del Sol en nuestro sistema solar. Estos cuerpos aislados convierten el hidrógeno en fusión en su núcleo. Dicha reacción libera energía en forma de fotones y la presión que ejerce es empujada contra la interacción gravitatoria del espacio, que intenta atraer a la estrella sobre sí misma, agrega Universe Today. Una vez agotada la combustión de hidrógeno, la estrella dispone de otros elementos químicos para sobrevivir. Luego, las capas externas del lucero colapsan hacia adentro producto de la fuerza gravitatoria del espacio contra su materia y detona como una supernova de tipo II. Cabe precisar que pocas estrellas llegan a convertirse en supernovas. Muchas se enfrían y terminan sus días como enanas blancas y, posteriormente, como enanas negras. Por cierto, en relación a los tipos de supernovas, existe otro fenómeno que se desarrolla dentro de las de tipo I, con un detalle que las diferencia: mientras una supernova explota y muere; las estrellas que producen una nova sobreviven al fenómeno. Según Space, se denomina nova a aquella enana blanca de un sistema binario de estrellas que, al extraer materia de su compañera, produce una explosión de fusión nuclear que no desencadena la destrucción de la estrella, y que, por lo tanto, puede dar lugar a otras explosiones, expulsando todos los materiales que la constituían al espacio formando una nube, un espectáculo que no se ve todos los días. A propósito, este jueves no apartes la mirada del cielo, ya que podría ser la única oportunidad que tengas de ver una supernova. Se trata de una nova recurrente que se produce cada 80 años, aproximadamente. Un nuevo cálculo ha establecido que se producirá mañana y que se verá en todo el hemisferio norte. Se trata del T Coronae Borealis, un sistema estelar situado a unos 3.000 años luz, que se espera que protagonice un fenómeno astronómico de gran magnitud. Este tipo de eventos se producen cuando una enana blanca acumula suficiente materia de su estrella compañera, provocando una explosión termonuclear visible desde la Tierra. Según un estudio reciente desarrollado por investigadores de la Universidad de Louisiana State y de la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables (AAVSO, por sus siglas en inglés), el estallido podría producirse este 27 de marzo, haciendo que el brillo del sistema aumente hasta igualar el de algunas de las estrellas más visibles del firmamento. Se trataría de la primera vez desde 1946 que este fenómeno puede observarse sin telescopios. El sistema, también conocido como T CrB, forma parte de la constelación de la Corona Boreal, fácilmente reconocible desde todo el hemisferio norte, compuesto por una gigante roja y una enana blanca, en interacción constante. Esta última, al captar materia de su compañera, sufre periódicamente un colapso que provoca un aumento repentino de luminosidad. Existen registros históricos de explosiones en los años 1217, 1787, 1866 y 1946. Desde entonces, los astrónomos han seguido con atención la evolución de su curva de luz. En marzo del 2023 se detectó una disminución del brillo conocida como Pre-eruption Dip, considerada una señal previa inequívoca del estallido. El pasado mes de agosto del 2024, los astrónomos estaban convencidos de que se produciría la explosión, pero finalmente no tuvo lugar. La constelación donde se encuentra el sistema comenzará a elevarse por el este a unas tres horas luego del anochecer. Para localizarla, se puede trazar una línea entre Arcturus y Vega: la Corona Boreal se sitúa entre ambas, cerca del cúmulo M13 en la constelación de Hércules. “Desde septiembre hemos observado variaciones que apuntan a la inminente llegada de esta esperada explosión”, explicó Franck Marchis, astrónomo del SETI Institute. Añadió que, aunque las predicciones se basan en observaciones empíricas, aún existe cierto margen de incertidumbre sobre la fecha exacta del evento. Esperemos que esta vez si ocurra… A estar preparados.
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