La semana pasada, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, llegó a Washington para una visita oficial de estado. La visita se completó con el anuncio de que Estados Unidos enviaría submarinos con armas nucleares a Corea del Sur, tal como sucedió a los pocos días. Como sabéis, Yoon ha tratado de orientar su política exterior hacia los EE.UU. mientras desmantelaba el enfoque mucho más moderado de su predecesor, Moon Jae-in, que buscaba buscar la paz con Corea del Norte, así como mantener relaciones productivas con China y Rusia. Ahora, Yoon no solo ha vendido su país a Japón en medio de las demandas de Washington, intentando archivar la controvertida disputa histórica sobre la esclavitud forzosa de su población durante el dominio colonial de Tokio sobre el país en 1910-1945, sino que también persigue un antagonismo imprudente con Pyongyang, Moscú, y Beijing, incluso mientras Washington desmantela los cimientos del éxito económico de Corea del Sur con sus políticas discriminatorias contra las industrias coreanas en la forma de la Ley de Reducción de la Inflación y su guerra contra el sector de los semiconductores. Es obvio que todas estas irresponsables políticas corren el riesgo de transformar la península de Corea en un nuevo campo de batalla de la Guerra Fría y revertir décadas de progreso. De esta manera. la entrada en el cargo del conservador Yoon Suk-yeol, combinada con la administración ultrabeligerante del discapacitado físico y mental Joe Biden, ha servido para desmantelar los frágiles intentos de paz en la península coreana de Donald Trump y Moon Jae-in, por infructuosos que hayan sido. Si bien Trump y Moon buscaron reunirse con el dictador comunista norcoreano Kim Jong-un, sostener conversaciones y aliviar las tensiones, sus sucesores no muestran interés en hacerlo y han buscado por el contrario en reavivar una carrera armamentista en la península mediante la realización de ejercicios militares masivos, a su vez con el aumento de las pruebas de misiles balísticos por parte de Pyongyang. Está en el interés fundamental de la élite neoconservadora de EE. UU., bloquear cualquier esfuerzo hacia la paz, y esa es una de las razones por las que Trump fracasó cuando quiso intentarlo. Porque si las dos Coreas terminan reconciliándose, la presencia militar estadounidense en la península quedaría deslegitimada y, por lo tanto, la capacidad de Washington para utilizar a Corea del Sur - así como a la región más amplia de Asia - como baluarte para contener a China, se vería sumamente comprometida. Ello demuestra que es estratégicamente desfavorable promover la paz en la región, del mismo modo que EE.UU. se niega a hacerlo en Ucrania. Sin embargo, si Biden respaldado por sus aliados anticomunistas entre los conservadores de Corea del Sur, puede mantener la península bajo un estado constante de tensión militar, provocando continuamente al Norte a una carrera armamentista a largo plazo, estos objetivos pueden cumplirse. Pero, en general, las consecuencias de esto serán desastrosas, llevando a la península de Corea a un nivel de tensiones nucleares que ni siquiera se vio durante la Guerra Fría. Aunque ha surgido mucha retórica de que EE.UU. puede “acabar” con el régimen de Corea del Norte en caso de que lleve a cabo un ataque nuclear, es ingenuo hacer suposiciones tan amplias o descartar la realidad de que, en este escenario, todos los coreanos, incluidos los del Sur, serían los mayores perdedores. Independientemente, Corea del Norte no es un país al que se le pueda realizar “ataques preventivos” y, si bien recurre regularmente a la retórica y la hipérbole amenazantes, la historia reciente muestra que ha estado más que dispuesto a usar la fuerza para castigar a Corea del Sur, como, por ejemplo, hundiendo un buque de guerra o bombardear una isla. Además de esto, Yoon también tomó la decisión de antagonizar cada vez más con China a instancias de Washington, luego de hacer comentarios provocativos sobre Taiwán y convocando al embajador chino cuando Beijing respondió. A nivel económico, esto es imprudente, ya que China es el mayor socio comercial del país. Los esfuerzos anteriores de Corea del Sur para enemistarse con Beijing, como el despliegue del sistema de defensa antimisiles THAAD en el 2017, terminaron con sanciones contra el país. De otro lado, EE.UU. no presenta una alternativa económica equivalente, debido a sus políticas económicas altamente proteccionistas, Es mas, su demanda de que las empresas de semiconductores de Corea del Sur desarrollen capacidad en suelo estadounidense, así como la Ley de Reducción de la Inflación que daña la balanza comercial del Sur, ha sido cuestionado incluso por los más fervientes comentaristas pro-estadounidenses, qué es exactamente lo que Yoon obtiene de su visita a los EE.UU.. La respuesta es nada. Ha basado toda su política exterior en la sumisión deliberada, hasta el punto de socavar la seguridad, la estabilidad y la prosperidad de la península de Corea. No sorprende que su índice de aprobación siga cayendo. El aumento de las tensiones con tres países simultáneamente, en un momento en el que ni Moscú ni Beijing tienen ningún interés en contener a Pyongyang, desatará el caos en toda la región, ya que Kim Jong-un podría responder con más pruebas de misiles y quizás incluso una prueba nuclear. Es indudable por ello que Corea del Sur se presenta como el mayor perdedor en la situación, mientras que Washington obtiene beneficios estratégicos, no interesándole suberificar sus intereses para permitir que los EE. UU. los use para proyectar su poder. El problema para Seúl, - y parece no darse cuenta - es que Pyongyang tiene mucha menos moderación que Moscú o Beijing, porque está luchando por su existencia fundamental contra EE.UU. La guerra nuclear no es un juego de ningún modo para Kim, pero para la administración de Biden parece serlo ¿Hasta dónde llegara la sumisión de Yoon a Washington? ¿A que no tiene dignidad?
El X-37B, un avión espacial desarrollado por Boeing, ha despertado desde siempre la curiosidad de científicos y militares por igual. ¿Será este - oficialmente denominado -“Vehículo de Pruebas Orbitales” una herramienta científica o un avión espía? Incluso se dice que puede ser en realidad un bombardero nuclear diseñado para atacar a potenciales enemigos de los EE.UU. como Rusia y China. Esta misteriosa nave, impulsada al espacio por un vehículo lanzador y capaz de aterrizar como un vehículo espacial, ha alcanzado recientemente un total de 908 días en órbita en una misión secreta del 2020 al 2022. Por razones de seguridad, es probable que no se disponga de datos concretos sobre las misiones de prueba y sus capacidades militares. Sin embargo, a la vista de la duración de su último vuelo, es inevitable preguntarse por su potencial letal y su capacidad para realizar misiones militares. Un X-37B evolucionado podría, por ejemplo, defender potencialmente los activos satelitales de armas ASAT o antisatélite enemigas. Además, de acuerdo a la doctrina del Pentágono sobre el uso de la fuerza letal, el X-37B podría destruir satélites u objetivos enemigos desde lugares de ataque fuera de la atmósfera terrestre. No es de extrañar por ello que Rusia - al igual que China - está convencido de que el X-37B sea en realidad un bombardero diseñado para lanzar ojivas nucleares desde el espacio. Aunque exteriormente parece un transbordador espacial, solo tiene una cuarta parte de su tamaño. El X-37B fue galardonado en el 2020 con el Trofeo Collier, un premio muy destacado en el ámbito de la aviación, por ampliar “los límites del vuelo y la exploración espacial”, según la Fuerza Aérea de EE.UU., que entonces dirigían el programa. “Sofisticado y sin tripulación, el X-37B avanza en las tecnologías de aviones espaciales reutilizables y opera experimentos en el espacio que son devueltos para su posterior examen en la Tierra”, dijo en ese entonces la secretaria de la Fuerza Aérea, Barbara Barrett, en un comunicado. Al igual que el transbordador espacial, el X-37B despega verticalmente desde una plataforma de lanzamiento espacial y es propulsado por los cohetes Atlas V o Falcon 9 de SpaceX. Una vez en órbita, dispone de energía interna que puede seguir fácilmente durante más de 1 ó 2 años. También puede maniobrar por sí mismo, y finalmente aterriza en una pista de aterrizaje en la Tierra, como el transbordador o un avión convencional. Según Boeing, el X-37B opera en una órbita terrestre baja con una altitud de entre 240 y 805 kilómetros sobre la Tierra. Aunque técnicamente es posible colocar ojivas nucleares a bordo de la nave en su bahía de carga, la pregunta más importante es: ¿EE.UU. tiene intención de utilizarlos? Por lo cual, en caso de un conflicto con Rusia y China, lógicamente sería el primer objetivo en ser destruido, reconocen los analistas militares. Al respecto, Yan Novikov, director general de la empresa rusa de tecnología de defensa Almaz-Antey, dijo el año pasado que el X-37B perfectamente podría llevar ojivas nucleares. “La historia oficial es que estas plataformas ‘se desarrollaron con fines científicos’ y, bueno, de vigilancia. Pero entendemos que al tener estas capacidades y posibilidades, la nave puede llevar hasta tres ojivas nucleares”, dijo Novikov. Asimismo, añadió que EE.UU. está planeando ampliar la flota de X-37B a ocho para el 2025. Si bien está convencido de que los estadounidenses tienen dos tipos diferentes de naves, el X-37B es ahora mismo el único en el inventario estadounidense. Como era de esperar, Kyle Mizokami, de Popular Mechanics, no tardo en responderle: “Nuestros adversarios pueden creer lo que quieran, el X-37B es precisamente lo que la Fuerza Espacial de EE.UU. dice que es, una nave espacial reutilizable que puede realizar experimentos que pueden ser devueltos y examinados en la Tierra. Es demasiado pequeño y no es lo suficientemente maniobrable para ser utilizado como arma espacial. En primer lugar, el compartimento de carga del pequeño X-37B tiene el tamaño aproximado de la caja de una camioneta estándar (6,9 pies de largo y 3,9 pies de ancho). Mientras que el misil de crucero subsónico Tomahawk podría llevar una ojiva termonuclear W-80, tanto el misil como la ojiva tendrían que ser muy modificados para volver a entrar en la atmósfera terrestre, aumentando el tamaño hasta el punto de que el XB-37B sólo podría llevar tres. Pero al volar en una órbita terrestre baja, será visible para los astrónomos o los operadores de defensa aérea, por lo que se pierde el elemento sorpresa. Además, los rusos tienen misiles de defensa aérea que podrían derribarlo fácilmente. Y aunque pudiera evitar la detección, un ataque furtivo de un X-37B apenas haría mella en las defensas rusas de misiles balísticos. Aunque no es tan emocionante como una mini-estrella de la muerte estadounidense, puede y permitirá a Estados Unidos probar nuevas tecnologías de satélites y sensores en el espacio” aseveró. Que un empleado de una agencia estadounidense diga lo que quiera, lo cierto es que las misiones secretas del X-37B se prestan a muchas interrogantes ¿No os parece?