A no dudarlo, la fobia antirrusa en los EE.UU. propiciada por los medios de comunicación al servicio del Deep State ha llegado a limites insostenibles y raya en lo absurdo, ya que al igual que sucede cuando se trata de China (su otro gran “enemigo”) buscan culpar a Moscú de todo lo inimaginable. En efecto, basto que se descubriera que un grupo de hackers haya penetrado desde hace meses en los sistemas informáticos del Gobierno y agencias públicas de EE.UU. para señalar al Kremlin como el responsable de ello, pero sin ninguna prueba que lo sustente. Basta su devaluada palabra para que uno crea ciegamente en ellos. Efectivamente, la coreografía en los medios estadounidenses indica claramente que todo ha sido orquestado por el Deep State, que The New York Times y otros complacen de buen grado. Primero fueron los informes que afirmaban que piratas informáticos rusos “habían penetrado el corazón de los departamentos y agencias del gobierno estadounidense”. Como de costumbre, no presenta ninguna evidencia para respaldar sensacionales afirmaciones. Se alego además que un proveedor de software había sido pirateado y varias fuentes anónimas culparon de ello a Rusia. Acto seguido, The New York Times y otros medios de comunicación señalaron insistentemente que “fueron piratas informáticos al servicio del Kremlin” y, antes de que uno se de cuenta, esta falacia se convierte en un "hecho", de que Rusia lanzó un ciberataque a los EE.UU. Es el clásico “miente, miente, que algo queda” una famosa frase creada por Ministro de Propaganda del III Reich Joseph Goebbels - quien indico que una mentira debe ser mil veces repetida para convencer a las masas que se trata de una “verdad” - algo que Washington por cierto, utiliza muy bien. Cabe precisar que el software estadounidense supuestamente pirateado (SolarWinds) se usa ampliamente en todos los departamentos y agencias gubernamentales (¡menuda clase de seguridad!), Y de la afirmación anterior del "hecho" de que Rusia “es el autor del hackeo masivo” se sigue, pero sólo por implicación: que todos los departamentos y agencias de EE. UU. mencionados han sido hackeados “por orden de Vladimir Putin” La semana pasada, The New York Times tituló de una manera tendenciosa: "El alcance del hackeo de Rusia se vuelve claro: varias agencias estadounidenses fueron afectadas". Bueno, no está del todo "claro" porque no se proporcionado pruebas de su culpabilidad. “Y las múltiples agencias”, que el periódico insinúa que podrían verse afectadas, de hecho se negaron a dar ningún comentario, incluido el Pentágono, el Departamento de Seguridad Nacional, la Agencia de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado. "Los investigadores estaban luchando por determinar en qué medida el ejército, la comunidad de inteligencia y los laboratorios nucleares se vieron afectados por el ataque altamente sofisticado" informó el periódico. En otras palabras, el diario está “luchando por encontrar” alguna evidencia que respalde su disparatada historia. Todo lo que afirma, por lo tanto, son versiones irresponsables e insinuaciones espeluznantes, lo cual puede considerarse “normal” en el periodismo estadounidense cuando se trata de demonizar a Rusia. En cualquier caso, no se trata de un periodismo serio que cumpla con los estándares básicos de información. El punto es que mediante el engaño, lograr la percepción de que “Rusia es un país muy malo y peligroso que mediante oscuras maniobras se propone arruinar a una virtuosa América” (?).Como era de esperar, los miembros del Congreso estadounidense se encuentran “indignados” por el presunto ataque cibernético ruso que - afirman - estaría sucediendo desde hace meses. Al respecto, el senador demócrata de alto rango Dick Durbin, dijo a CNN: "Se trata prácticamente una declaración de guerra de Rusia a EE.UU. y deberíamos tomarla en serio". (La última cláusula sugiere que el senador no está realmente convencido por la supuesta declaración de guerra. Si lo fuera, ¿por qué tendría que recomendar sin convicción que se lo tome en serio?) Obviamente, The New York Times no fue el único periódico que se presto al juego de la desinformación por el último presunto “ataque cibernético de Rusia” en el corazón del gobierno de los EE.UU. Así, otros medios al servicio del Deep State, como The Washington Post, Reuters, Associated Press, CNN y otros se unieron a la vomitiva campaña mediática antirrusa. Siempre que se suscita una respuesta reflexiva colectiva de este tipo, uno puede excusarse por pensar que podría haber una orquestación. Pero se dejó al The New York Times - vocero oficioso de la CIA y otros operativos del Deep State - el seguimiento de la manipulación. No es de extrañar por ello que, al día siguiente de “informar” sobre el "alcance del hackeo de Rusia", el citado medio publicase las instrucciones que debe seguir al pie de la letra, el discapacitado físico y mental Joe Biden, una vez que asuma la presidencia, bajo la apariencia de un artículo de "análisis de noticias" donde se le ordena que se enfrente a Rusia desde su primer día en la Casa Blanca: "El presidente electo tendrá que garantizar la seguridad nacional estadounidense de una manera que requerirá hacer retroceder al Kremlin en ocasiones y, en otras, buscar la cooperación rusa". Olvídese de la palabrería adjunta sobre la "cooperación rusa". La idea central del artículo le decía a la administración entrante una política más "unificada" contra Rusia, que ponga fin a "la era de la bifurcación entre el ala oeste y el establecimiento de seguridad nacional estadounidense". Esa es solo una forma detallada de decir que el aparato de seguridad nacional y Biden deberán trabajar a partir de ahora al unísono para enfrentarse a Rusia, a diferencia de durante la administración Trump, cuando la Casa Blanca era bastante ambivalente sobre antagonizar a Moscú. Se describe además al presidente ruso Vladimir Putin como "abiertamente hostil a los intereses occidentales" y se recuerda a Biden su propia retórica estridente durante la campaña electoral cuando prometió "responsabilizar al régimen de Putin por sus acciones" al desbaratar todos los planes de EE.UU. en Siria y Ucrania, cuando aplasto literalmente con miles de bombas y misiles el ilusorio califato de ISIS y reunifico a Crimea con Rusia. No importa que Putin haya enviado sus felicitaciones a Biden tras confirmarse su victoria y anunciar que esta dispuesto a iniciar una gran cooperación entre EE.UU. y Rusia. Estas no son las palabras ni los sentimientos de alguien "abiertamente hostil", como The New York Times quiere hacernos creer. En cambio, se centraron en el hecho de que el líder ruso no se apresuró a felicitarlo, como hicieron muchos otros, antes de que Biden fuera confirmado la semana pasada como presidente electo por el Colegio Electoral. Parece que hay un amplio margen para que muchos especulen sobre si este último frenesí de los medios estadounidenses en los ataques contra Rusia fuera provocado por las agencias de inteligencia, y justo a tiempo para la elección formal de Biden a la Casa Blanca. No es que Sleepy Joe necesite una llamada de atención sobre cómo ser agresivo con Rusia. Ha pasado toda su carrera en el Congreso y anteriormente en la Casa Blanca como vicepresidente del Criminal de Guerra y musulmán encubierto Barack Hussein Obama, siendo un belicista, un activo del Deep State y un animador de la Guerra Fría. Sin embargo, lo que es un presagio es la sinergia emergente entre la agenda antirrusa que es endémica del Deep State y la absoluta flexibilidad del nuevo inquilino de la Casa Blanca, quien por su avanzada edad, será manejado como un títere por quienes buscan a toda costa desatar una conflagración mundial y si continúan en ese camino lo van a conseguir, así se carguen a la humanidad :(
Tan antiguo es el festival religioso del 25 de diciembre que su origen se pierde en las profundidades del tiempo. Cabe destacar que durante los milenios y siglos precedentes a Jesús, todos los considerados salvadores y redentores del mundo supuestamente nacieron en diciembre. Por una cuestión vinculada a leyes espirituales y cósmicas, se creía, ningún Mensajero de Dios podía nacer en otra época que no fuera esa. Por ejemplo, los antiguos egipcios celebraban el 25 de diciembre el nacimiento de varias de sus divinidades más importantes, especialmente de Osiris, hijo de Geb y Nut. También festejaban a fines de diciembre el cumpleaños de Horus. Sobre éste último, un autor de apellido De Septhenes consignó en un libro titulado Religión de los Antiguos Griegos: "Los egipcios fijaban en marzo el comienzo del embarazo de Isis, la Reina del Cielo y Virgen Madre del Salvador Horus, y a fines de diciembre celebraban el aniversario de su nacimiento". En esta misma fecha festejaban en Grecia el nacimiento de Hércules, hijo de Zeus. Según los griegos, sus dioses Dionisio y Adonis también nacieron un 25 de diciembre. En la India, muchos siglos antes de la aparición del cristianismo, cada 25 de diciembre celebraban el Parto de la Reina del Cielo. La gente adornaba sus casas con guirnaldas y flores y los parientes y amigos se intercambiaban regalos. También con siglos de anterioridad a la era cristiana, los chinos celebraban los días 24 y 25 de diciembre el solsticio de invierno. En esos dos días de fiesta el comercio cerraba sus puertas, igual que los tribunales y los centros sociales. Los persas celebraban igualmente espléndidas fiestas en honor de Mitra, cuyo nacimiento festejaban el 25 de diciembre. Éste dios, hijo de la virgen Anahíta, tiene mucho que ver con que hoy el mundo cristiano esté celebrando la Navidad. Mitra fue traído a Roma en el año 62 DC por los legionarios que habían invadido Persia. Su culto se insertó tan fuertemente entre los latinos que durante tres siglos compitió cuerpo a cuerpo con otra popular corriente religiosa: el Cristianismo. Anualmente, cada 25 de diciembre, en todo el Imperio Romano se celebraba el Natalis Solis Invictus (Natalicio del Sol Invencible). Es decir, el nacimiento de Mitra. Ese día no había trabajo ni comercio, en las calles reinaba una atmósfera carnavalesca, se suspendían las ejecuciones de presos, se diferían los combates si había guerra, se liberaba temporalmente a los esclavos, se decoraban las casas con ramas de laurel, y los amigos y parientes se hacían regalos. Por su parte, en Gran Bretaña e Irlanda, los druidas celebraban el 25 de diciembre con festejos que incluían enormes fogatas encendidas, de noche, en las cumbres de las colinas. Ello demuestra que era una fecha muy especial para diferentes culturas quienes coincidían en celebrarlo a su manera. No es difícil deducir por ello que tras la llegada del Cristianismo, la Iglesia Católica para lograr aceptación y tras no poder erradicar esa celebración que consideraba pagana, decidió “cristianizarla” haciendo coincidir el nacimiento de Jesús con esa fecha. Efectivamente, leyendo el Nuevo Testamento, salta a la vista que los evangelistas no sabían ni el año, ni el mes ni el día del nacimiento de Jesús, contradiciéndose entre ellos. Así, mientras Mateo decía que nació "en los días del rey Herodes", Lucas afirmaba que nació "cuando Cirenio era gobernador de Siria", es decir, diez años más tarde. ¿A quién creer? Es por ese motivo que por falta de apropiada documentación al respecto, los primeros teólogos cristianos no pudieron determinar la fecha exacta del nacimiento del Jesús y la Navidad se celebraba a veces el 20 de mayo, a veces el 20 de abril. Había que definir el tema. Para ello, la Iglesia convocó uno de sus famosos concilios. Y fue así cuando en el año 354, bajo el papado de Liberio, se tomó la fecha de nacimiento de Mitra para declarar el 25 de diciembre como aniversario del nacimiento de Jesucristo. Pero no se tuvo en cuenta que la fecha elegida contradecía las Escrituras. Según Lucas, cerca de la cueva donde nació Jesús "unos pastores cuidaban por turno sus rebaños durante la noche". En esa región es invierno en diciembre, y los pastores no estaban de noche en la intemperie, de cara al cielo, cuidando ovejas bajo el intenso frío invernal de Palestina. Así y todo, esta fecha termino por imponerse en el mundo cristiano a pesar de sus incongruencias, celebrándose desde entonces para conmemorar el nacimiento de Jesús. Como sea, lo que menos debería importar es cuando sucedió. Lo que verdaderamente hace grande a éste Mensajero de Dios es el excelso mensaje moral y espiritual que le dejó al mundo :)
Samsung acaba de presentar una nueva bestia en el terreno de los televisores que promete dar mucho que hablar: el MicroLED de 110 pulgadas y un 99.99% de superficie de pantalla. La compañía ha lanzado primero este gigante en su tierra natal, pero no tardará en hacerlo en el resto del mundo. Con este dispositivo, Samsung introduce la tecnología MicroLED en el hogar luego de casi dos años de que nos sorprendiera con ella en su The Wall, el primer televisor modular de 146 pulgadas y consumo MicroLED del mundo. Aquello eran una serie de paneles independientes que se unían unos a otros para formar una pantalla modular tan grande como el usuario quisiera. Un panel MicroLED pensado para uso comercial o empresarial, pero no para tenerlo en casa. Pero, a diferencia de esta, el modelo de 110 pulgadas recién lanzado en Corea del Sur está prefabricado, permitiendo que la instalación y calibración se simplifiquen. De esta manera, los innovadores MicroLED entran en la guerra de los televisores frente a los paneles LCD y OLED. Pero, ¿qué tiene la tecnología MicroLED? Combinan las mejores cualidades de los dispositivos LCD, LED y OLED. Al igual que los paneles OLED, los dispositivos MicroLED están integrados por una matriz de píxeles autoemisivos capaces de apagarse completamente para ofrecernos unos negros absolutos. Xabe estacar que a esta característica los MicroLED añaden algo que no tienen los OLED: están hechos de materiales inorgánicos que no se degradan con el tiempo, lo que permite una vida útil de hasta 100.000 horas, o más de una década. Los paneles MicroLED tienen también una capacidad de entrega de brillo y de reproducción de color mucho más alta que los OLED. MicroLED de 110” incorpora además un procesador Micro AI muy potente para ofrecer las mejores capacidades de visualización y mostrar el contenido con una calidad de imagen brillante y realista que se optimiza para cada escena. Cuando se enciende MicroLED de 110’’, las personas pueden vivir una experiencia inmersiva, gracias a que la pantalla ocupa el 99.99% de la superficie del televisor. La matriz negra y el marco se han eliminado por completo de la pantalla, dejando solo esta para conseguir una sensación envolvente. Cuenta también con la función Multi View para ver hasta cuatro fuentes de contenido a la vez, en pantallas divididas de hasta 55 pulgadas. Al usar esta función, los espectadores pueden conectar varios dispositivos externos y ver noticias, películas y otras aplicaciones de forma simultánea en la pantalla. Asimismo, integra Majestic Sound System, que ofrece un impresionante sonido de 5.1 canales sin altavoz externo, transformando cualquier habitación en un cine en casa. Y su función Object Tracking Sound Pro identifica los objetos que se mueven en la pantalla y proyecta el sonido para seguir la acción. Anteriormente, no era posible producir de forma masiva una pantalla MicroLED de un tamaño tan pequeño como 110’’, para que se pudiera instalar de forma sencilla en el hogar. Pero Samsung innovó para hacerlo realidad mediante el desarrollo de tecnología de vanguardia para el montaje en superficie, junto con un nuevo proceso de producción derivado de su negocio de semiconductores, lo que hace que la tecnología MicroLED sea más fácil de fabricar, entregar e instalar. Estas mismas innovaciones permitirán que Samsung produzca modelos MicroLED aún más pequeños en el futuro. En cuanto a su coste y disponibilidad, se dice que llegarán a las tiendas durante el primer trimestre del 2021, pero no hay noticias en cuatro a su precio, por el momento solo nos queda esperar a que Samsung dé más detalles :)