Como sabéis, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) realizo hace unos días su cumbre en Vilnius, Lituania. Si bien los temas de la expansión de la OTAN y el conflicto en curso en Ucrania dominaron los titulares, cuando se trató del único tema con consecuencias existenciales inherentes fue la solicitud de Polonia de entrar en un acuerdo de intercambio de armas nucleares con los EE. UU. que vería las bombas nucleares B61 desplegadas en suelo polaco: la OTAN permaneció en silencio. Según la solicitud del gobierno del ultranacionalista primer ministro Mateus Morawiecki, “estas armas serían entregadas a tripulaciones de la fuerza aérea polaca especialmente entrenadas para su uso en cualquier conflicto futuro de la OTAN con Rusia”. No se dice la realidad de que cualquier conflicto en el que Polonia entregue armas nucleares contra un objetivo ruso escalaría casi de inmediato a un intercambio nuclear general entre los EE.UU. y Rusia, lo que inevitablemente resultaría en la destrucción de toda la humanidad. La solicitud polaca fue motivada por la reciente decisión rusa de desplegar armas nucleares tácticas en Belarús (Bielorrusia), donde se combinarán con aviones SU-25 y misiles Iskander-M operados por tripulaciones bielorrusas especialmente capacitadas. El acuerdo de intercambio nuclear entre Rusia y Bielorrusia es muy similar a un acuerdo similar entre los EE. UU. y la OTAN, donde alrededor de cien bombas nucleares B-61 están estacionadas en el suelo de cuatro naciones de la OTAN, las cuales serán compartidas con las fuerzas aéreas de cinco naciones aliadas. (Turquía, Bélgica, Holanda, Italia y Alemania) en tiempos de guerra. La decisión de desplegar armas nucleares en suelo bielorruso y de tener activos militares bielorrusos preparados para emplearlas en tiempos de guerra, es indicativa de la estrecha relación que ha surgido entre Moscú y Minsk tras los disturbios internos fomentados por la CIA en Belarús en el 2020 tras las elecciones presidenciales en las que Alexander Lukashenko ganó un sexto mandato. No cabe duda que el conflicto entre Rusia y Ucrania ha acercado a las dos naciones ante la amenaza común de la OTAN. Cabe precisar que la solicitud de Morawiecki no es la primera que busca poseer armas nucleares estadounidenses en suelo polaco. En el 2020, Richard Grenell, entonces embajador de EE. UU. en Alemania, y Georgette Mosbacher, entonces embajadora de EE. UU. en Polonia, participaron en un intercambio de Twitter motivado por la vacilación alemana de continuar su participación en el acuerdo de intercambio nuclear de la OTAN que vio el despliegue de 20 bombas B-61. en suelo alemán. La envejecida flota de cazabombarderos Tornado de Berlín debía retirarse en los próximos años, y los parlamentarios alemanes se resistían al costo proyectado de reemplazarlos con nuevos cazas fabricados en EE.UU.. Finalmente, Alemania acordó comprar 35 de los aviones F-35A, a un costo de $ 8.4 mil millones y comenzará a entrenar en el avión en el 2026 con miras a tener los primeros cazas F-35A operativos para el 2028. La cuestión de que Polonia se uniera al acuerdo de intercambio nuclear de la OTAN resurgió en octubre del 2022 cuando el presidente polaco, Andrzej Duda, alarmado por el conflicto entre Rusia y Ucrania, pidió públicamente a EE.UU. que colocara bombas nucleares B-61 en suelo polaco. Esta solicitud, sin embargo, no logró ganar terreno ni en los EE. UU. ni en la OTAN. La solicitud de Duda, sin embargo, no estuvo más allá de los límites. En abril del 2022, la directora de política nuclear de la OTAN, Jessica Cox, anunció que los planificadores militares de la OTAN estaban actualizando la mecánica del programa de intercambio nuclear de la OTAN para tener en cuenta la adquisición por parte de muchos miembros de la OTAN del caza F-35A. Cuatro de las cinco naciones involucradas en este acuerdo de intercambio nuclear (Bélgica, Italia, Holanda y Alemania) habían acordado hacer la transición al F-35A (se suponía que Turquía lo haría, pero entró en conflicto con las sanciones de EE. UU. por la compra de los misiles tierra-aire rusos S-400). Cox indicó que los planificadores de la OTAN estaban considerando la posibilidad de integrar aviones F-35A programados para ser comprados por Polonia, Dinamarca y Noruega en la misión nuclear compartida (se supone que Finlandia, que recientemente se unió la OTAN está comprando aviones F-35A por lo que también sería parte de esta integración). Los planes de Cox no requerían el despliegue de armas nucleares en el suelo de estas naciones, sino el uso de sus aviones en un papel nuclear. La solicitud de Morawiecki estaba vinculada a la futura adquisición de aviones F-35A por parte de Polonia, lo que lleva a la posibilidad de que se pueda llegar a un compromiso: las bombas nucleares estadounidenses permanecerían en suelo alemán pero se entregarían a las tripulaciones aéreas polacas en tiempo de guerra. Polonia firmó recientemente un acuerdo de 6.500 millones de dólares con EE. UU. para la compra de 32 cazas F-35A, cuya entrega está programada comenzando el 2024. Si bien la solicitud polaca de ingresar al acuerdo de intercambio nuclear de la OTAN no se abordó públicamente durante la Cumbre de Vilnius, el comunicado de la OTAN emitido al final insinuó cómo podría ser el futuro tanto para Polonia como para la disuasión nuclear de la OTAN, la cual señaló en un comunicado; “Se tomará todas las medidas necesarias para garantizar la credibilidad, la eficacia, la seguridad y la protección de la misión de disuasión nuclear. Esto incluye continuar con la modernización de la capacidad nuclear de la OTAN y actualizar la planificación para aumentar la flexibilidad y adaptabilidad de las fuerzas nucleares de la Alianza, mientras se ejerce un fuerte control político en todo momento. La Alianza reafirma el imperativo de garantizar la participación más amplia posible de los Aliados involucrados en los acuerdos de distribución de la carga nuclear de la OTAN para demostrar la unidad y determinación de la Alianza”. Si bien es poco probable que EE. UU. o la OTAN accedan en el futuro a la solicitud del primer ministro polaco de colocar bombas B-61 estadounidenses en suelo polaco, el comunicado de la OTAN parece allanar el camino para que la flota polaca de F-35A sea integrado en el grupo de aviones disponibles para la OTAN para lanzar esas bombas si alguna vez estallara un conflicto nuclear entre la OTAN y Rusia. Si bien la alianza puede ver tal resultado como una contribución a la viabilidad de la disuasión nuclear de la OTAN, la realidad es que todo lo que hace es garantizar que Rusia se verá obligada a ver cada F-35A en el arsenal de la OTAN como una amenaza nuclear potencial en el futuro y para ajustar su propia respuesta en consecuencia. Esto acercaría a la OTAN y Rusia a la posibilidad de un conflicto nuclear. ¿Es ello lo que aquellas mentes enfermizas de la Alianza Atlántica buscan con fervor? Y en cuanto a Polonia, que no se haga ilusiones. La ambición será su perdición.
Transportado por el K-329 Belgorod (el submarino de propulsión nuclear más grande del mundo y que ilustra nuestra nota), Rusia acaba de probar con éxito un torpedo capaz de desplazarse silenciosamente para estallar en su objetivo señalado, provocando un tsunami radioactivo en cualquier ciudad costera o destruyendo grupos navales norteamericanos completos. Su nombre es Poseidón y es llamado el arma del juicio final, para el cual EE.UU. y sus aliados de la OTAN no tienen defensa alguna. Como apunta Newsweek, la agencia de noticias rusa RIA Novosti ha hecho pública una nota que afirma que las pruebas de los reactores para los drones submarinos no tripulados Poseidón “confirman su operatividad y seguridad”. La agencia citó a una fuente anónima en el complejo militar-industrial del Kremlin que asegura que "están listos para funcionar como se esperaba". El año pasado, hubo señales de que Rusia podría probar el Poseidón en el mar Negro, un extremo que al final no se confirmó. La noticia del éxito de la prueba sigue la saga de un arma apocalíptica, según el propio Vladímir Putin, diseñada para atacar por sorpresa a cualquier enemigo de Rusia. En enero de este año, la agencia de noticias Tass citó una fuente de la industria militar que afirmó que “se ha fabricado un primer lote de drones submarinos con capacidad nuclear Poseidón para el submarino de propulsión nuclear especial K-329 Belgorod”. Según aquella fuente, los torpedos estarían "pronto" operativos en este submarino, algo que hoy se ha cumplido. Cuatro años antes, en el 2019, Tass dijo que la intención de la Armada rusa era tener alrededor de 32 drones Poseidón preparados para el combate usando cuatro submarinos con ocho unidades cada uno en sus flotas del Norte y el Pacífico. El anuncio alimenta interrogantes y preocupaciones en EE.UU. y la OTAN. El Poseidón es una nueva y clara advertencia para los enemigos de la paz mundial que fomentan conflictos en todo el mundo, enfocando su atención últimamente tanto en Ucrania como en Taiwán, con el claro objetivo de provocar a Rusia y China. Este torpedo gigante - que en realidad parece más un dron submarino que puede llevar tanto ojivas convencionales como nucleares - se filtró a los medios internacionales en el 2015 antes de ser anunciado formalmente en el 2018. Según un informe del Servicio de Investigación del Congreso (CRS) de los EE.UU. publicado en marzo del 2022, Moscú tiene la intención de que el Poseidón sea una "opción de segundo o tercer golpe que podría garantizar un ataque de represalia contra las ciudades [costeras] de los EE.UU." En una entrevista por videoconferencia, el comandante de submarinos nucleares de la Marina de los EEUU y profesor de la Escuela de Guerra Naval de Newport, Rhode Island Matt Sweeney, contó que la US Navy se está tomando muy en serio la amenaza que para ellos representa el Poseidón. "Lo tomamos muy en serio", respondió cuando se le pregunto sobre esta arma, admitiendo tácitamente que no tienen todos los datos y que tampoco tienen un método para pararlo o detectarlo. "¿Cómo `podemos contrarrestarlo? Estamos investigando esas cosas". La premisa del Poseidón - técnicamente llamado 2M39 Status-6 - es tan sencilla como aterradora: este torpedo subacuático es capaz de burlar cualquier defensa oceánica, como las redes de micrófonos y navíos que EE.UU. tiene en su costa para detectar submarinos de ataque, para llegar a cualquier ciudad costera, detonar una cabeza nuclear de hasta 100 megatones de potencia y sepultar todo Nueva York, Long Island y la costa de Nueva Jersey bajo un tsunami radiactivo. Pero no solo ellos, ya que cualquier ciudad de Europa Occidental, Canadá, Australia y Japón estarían fácilmente a su alcance y no escaparían del castigo por su política agresiva contra Rusia. El arma, también conocida como Kanyon, también está diseñada para destruir grupos navales completos. Hace unos meses, Moscú afirmó que ya tiene la primera tanda de estas armas letales. Por su parte, el Instituto Naval de los EE.UU. (USNI) afirma que tanto el K-329 Belgorod como el propio Poseidón son parte de la doctrina rusa que rechaza que los EE.UU. pretendan tener superioridad estratégica gracias a sus sistemas de intercepción de misiles. Esto, les da el derecho a desarrollar armas nucleares que no puedan pararse de ninguna manera a pesar de las prohibiciones establecidas en los tratados de desarme nuclear con EEUU. Unos tratados que, finalmente, han quedado en papel mojado en su mayor parte. Los expertos occidentales afirman además, que el K-329 Belgorod puede llevar hasta ocho torpedos Poseidón. Los rusos - dicen - también quieren desplegar estos torpedos en sus submarinos de la clase Khabarovsk. Cabe precisar que la puesta en marcha operativa del K-329 Belgorod y los nuevos torpedos cumple con las expectativas occidentales, confirmando las imágenes por satélite que apuntaban a la creación de una nueva base expresamente creada para el K-329 Belgorod y posiblemente otros futuros submarinos en su categoría. La inteligencia naval noruega y estadounidense afirmó en su día que el peligro para ellos de estas nuevas armas es real. De esta manera Rusia tiene ya una nueva capacidad estratégica lista para operar en cualquier momento. Si el Pentágono y sus aliados consideran el K-329 Belgorod y el Poseidón como un peligro mucho más amenazador que el resto de las fuerzas navales y nucleares rusas, es razonable preocuparse,,, ellos se lo han buscado por provocar a Rusia. A que están advertidos.