Una creencia generalizada - a pesar de saberse que es falsa - indica que el avestruz, aquellas grandes aves incapaces de volar por su tamaño en lugar de correr por la sabana africana al menor peligro, ocultan su cabeza en el suelo. Ello no es cierto, pero a pesar de su falsedad, esta idea sigue teniendo gran aceptación, ya que es utilizado para criticar a quienes en lugar de enfrentarse a los problemas por ellos generados aceptando su culpabilidad de los hechos, prefieren mirar a otro lado como si nada pasara, engañándose a ellos mismos. Esto sucede por ejemplo en Europa, donde dentro de sus planes de islamizar el continente, desde hace décadas millones de musulmanes la han ‘invadido’, tratando de imponer sus extrañas costumbres y su anquilosada religión, apropiándose de barrios enteros en las ciudades europeas, guettos en los cuales no ingresan los cristianos ni la policía y donde levantan mezquitas e imponen su ley islámica, con la insólita complacencia de las autoridades que permiten que ello suceda. Ello sucede por ejemplo en Alemania, Francia, Bélgica, España y sobretodo de manera escandalosa en el Reino Unido, llegando al extremo de permitir que un indio haya sido primer ministro y un pakistaní sea actualmente alcalde de Londres. Lo peor sucede es que cuando alguien levanta su voz y denuncia estas aberrantes prácticas, sea acusado inmediatamente por las autoridades de “racista” “xenófobo” y “ultraderechista”, intentando acallar sus opiniones, procesándolos por el “delito de odio” mientras a su vez continúan permitiendo que esa plaga continúe llegando libremente a nuestras costas en pateras, agravando más el problema. Precisamente en el Reino Unido esta situación termino por estallar a inicios de este mes, con más de 30 protestas celebradas en ciudades como Liverpool, Nottingham, Leeds, Belfast, Stoke-on-Trent, Blackpool y Hull. Las manifestaciones se produjeron a casi una semana de los disturbios en la ciudad costera de Southport tras el apuñalamiento mortal de tres niños y las heridas a otros diez, a manos de la ruandesa Axel Rudakubana. Los disturbios de Southport se extendieron por toda Inglaterra, con más de 100 personas arrestadas en Londres y una estación de policía incendiada en Sunderland, exigiendo el castigo para la asesina. Cabe precisar que las tensiones entre los inmigrantes musulmanes y los británicos nativos han aumentado en el norte de Inglaterra desde que se reveló que la policía encubrió la existencia de múltiples bandas de "preparación de menores" musulmanas para cometer delitos en la región durante las últimas dos décadas. En Leeds, donde en abril siete musulmanes fueron condenados a prisión por violar a ocho niñas británicas, los manifestantes gritaban “saquen a los musulmanes pedófilos de nuestras calles” y “salven a nuestros niños”. La policía mantuvo a los manifestantes separados de un grupo de terroristas izquierdistas que se presentaron para organizar una contramanifestación en apoyo a los violadores. En Manchester, estallaron enfrentamientos entre manifestantes de izquierda y derecha, lanzando vallas y otros escombros a los agentes de policía que intentaban separar a los grupos. La policía y los manifestantes también se enfrentaron en Liverpool y dos agentes fueron hospitalizados tras ser atacados con ladrillos y otros proyectiles. Al respecto, el analista político británico y ex eurodiputado Nick Griffin explicó qué papel desempeñaron las políticas gubernamentales y el Estado profundo estadounidense en la preparación del escenario para el estallido de las protestas. Lo que ha causado gran indignación es que las autoridades y los medios británicos al servicio del establishment se han negado en todo momento a condenar los crímenes cometidos por Rudakubana, pero en cambio, no han dudado en calificar los disturbios de la gente que expresaron su rechazo a la impunidad que goza la asesina, “como un acto de subversión y violencia de extrema derecha alimentada por la desinformación” (?). Incluso el primer ministro Keir Starmer salió a amenazarlos, afirmando que “se arrepentirán por ello”, pero no dijo una sola palabra por los asesinatos cometidos por la ruandesa en Southport que fueron precisamente el origen de los disturbios. Lo cierto es que su causa está relacionada con décadas de ignorancia de la voluntad y los deseos de los británicos comunes por parte de la clase política y los medios de comunicación del país que fomentan la llegada de los musulmanes, dijo el ex eurodiputado Nick Griffin. “El pueblo británico ha sido extremadamente paciente con sucesivos gobiernos que han impuesto una marea abrumadora de inmigración masiva en el país, sin el más mínimo mandato democrático o ninguna razón buena o adecuadamente explicada”, dijo Griffin. “Cabe recordar que 17,4 millones de personas - el mayor mandato democrático en la historia electoral del Reino Unido - votaron por el Brexit, lo que fue una instrucción muy clara a la élite política para que tomara el control de nuestras fronteras y detuviera la transformación no deseada del país”, asevero. “Si la clase política hubiera escuchado esa advertencia y aceptado el veredicto del pueblo, los asesinatos en Southport no habrían ocurrido en absoluto (porque la asesina y su familia habrían sido enviados de vuelta a una Ruanda ahora completamente pacífica y segura) o habrían sido vistos como un crimen terrible que sólo la policía y los tribunales deberían tratar”, considera el ex diputado. “Pero la élite política y mediática se negó a aceptar la votación, no logró garantizar la seguridad de las fronteras y solo aumentó el desprecio que mostraban hacia los británicos comunes, especialmente hacia la clase trabajadora blanca. Es esto, junto con una interminable letanía de policía y justicia penal de dos niveles, lo que hace que los británicos, y especialmente los ingleses, se sientan ciudadanos de segunda clase en su propio país. La frustración y la ira por esto han convertido a grandes partes del país en un polvorín, esperando simplemente una chispa”, dijo Griffin. ¿Y cuál es el papel tras bastidores de los EE.UU. en los disturbios? Se le pregunto. El observador, que es el ex líder y diputado europeo del Partido Nacional Británico, dice que no descarta la presencia de dinero extranjero e influencia en los disturbios que abruman al Reino Unido, recordando cómo en el 2008, fue abordado por un hombre "con muy buenas conexiones en los medios de comunicación y la prensa del Reino Unido" que ofreció al partido "apoyo ilimitado" si atacaba al Islam, pero abandonaba su oposición al belicismo neoconservador en el extranjero y la "posición hostil del BNP al cártel bancario internacional". “La oferta de dinero se repitió hace unos años, con literalmente un cheque en blanco disponible si la red social nacionalista cristiana en la que me involucré luego de dejar el BNP abandonaba cualquier crítica al sionismo e Israel, dejaba de criticar al cártel bancario, el aborto y la agenda LGBTQ, mientras se concentraba en condenar únicamente a los musulmanes y al Islam”, dijo Griffin, enfatizando que ambas ofertas fueron rechazadas. El observador cree que las ofertas vinieron de “miembros muy ricos del lobby sionista pro-Likud en EE.UU.” y estima que “el Estado profundo estadounidense considera que el lobby sionista altamente motivado es un frente muy útil para movimientos que se ajustan a su propia agenda”. “Es similar”, dijo Griffin, “a la forma en que George Soros financió durante tanto tiempo todo tipo de causas de izquierda radical [liberal], lo que llevó a muchos críticos a centrarse en sus simpatías por la extrema izquierda e incluso en su herencia judía. Esto sirvió para camuflar el hecho de que su Open Society Foundation trabajaba en estrecha colaboración con la National Endowment for Democracy, que obviamente, es una fachada de la CIA. La gente ha estado tan ocupada (con razón) condenando a Soros que se ha olvidado por completo de la participación del Estado Profundo” afirmo. A raíz de la crisis migratoria masiva que afecta a muchos países europeos, Griffin cree que el Estado profundo estadounidense puede haber ayudado deliberadamente a crear la crisis, "y ahora la está alimentando", para desestabilizar a sus "aliados", tal como el sabotaje estadounidense a la red de gasoductos Nord Stream que no solo tuvo como objetivo a Rusia, sino que también golpeó a la economía alemana y al euro, daños que retrasaron el inminente fin de la hegemonía del dólar. “De la misma manera, desestabilizar a Gran Bretaña y a los estados de la UE con conflictos raciales provocados e importados artificialmente es un truco típico del Estado Profundo estadounidense. Se trata de usar el mismo manual de la CIA que se aplicó para destruir la ex Yugoslavia. Al igual que con sus golpes de Estado perpetrados por la CIA - como sucedió en los países de Europa con sus “revoluciones de colores”, y en Ucrania con el Euromaidán en el 2014 para instaurar regímenes colaboracionistas serviles a Washington, así como los recientemente denunciados preparativos para realizar acciones similares en otros países de la región, como Serbia, Armenia y Georgia para derrocar a sus legítimos gobiernos y colocarlos bajo su control - a EE.UU. nunca les ha importado cuántas personas inocentes terminen resultando victimas de sus intrigas”, resumió Griffin. “En cuanto a la llegada masiva de musulmanes a Europa, sino se les prohíbe su llegada y se blindan las fronteras, expulsando además a los ilegales, enviándolos de vuelta al África y al Medio Oriente, la situación degenerara en una guerra civil. Y no solo en el Reino Unido” puntualizo. Vaya que tiene razón ¿No os parece?