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miércoles, 16 de agosto de 2017

COREA DEL NORTE: En la línea de fuego

¿Cómo sería un conflicto directo de Washington y Seúl contra Pyongyang? Probablemente este significaría un verdadero infierno para ambas partes. Al respecto, The National Interest reprodujo un artículo de Kyle Mizokami, donde el autor reflexiona sobre las posibles características y consecuencias de tal conflicto , por lo que debido a su interés he decidido traducirlo y darlo a conocer ¿vale?: “En el pasado escribí sobre mi derrota sufrida a manos del Comandante Supremo del Ejército Popular Coreano Kim Jong Un y del Ejército Popular de Corea del Norte y cómo una nación con la 12ª economía más grande del mundo perdió frente a un estado atrasado con menos caminos pavimentados que Haití. Era un juego llamado ‘Corea: La próxima guerra’ un titulo premonitorio de lo que puede ocurrir en cualquier momento en la vida real. Por muy doloroso que fuera, el perder la península coreana ante el totalitarismo comunista me enseño algunas lecciones sorprendentes, muchas de las cuales van en contra de la sabiduría convencional acerca de una verdadera guerra. ¿Serían estas lecciones aplicables a una verdadera guerra en Corea? No estoy seguro, y dudo que alguien lo sea. Pero vale la pena pensar en ellos, de todos modos. 1.-Estados Unidos tiene mucha confianza en el poder aéreo. Las fuerzas aéreas de Estados Unidos y Corea del Sur son mucho más poderosas que sus contrapartes norcoreanas, y están destinadas a ayudar a cambiar la marea de batalla. Desafortunadamente, los norcoreanos han optado por contrarrestar el poder aéreo aliado asimétricamente no por la construcción de una fuerza aérea, sino por atacar a los aviones y las bases aéreas en el suelo. Durante los primeros 10 días de lucha -el período más decisivo- la potencia aérea aliada estaría paralizada y no podría funcionar como se pretende. 2.- Seúl solo contaría para su defensa con su ejército regular. Si bien Corea del Sur tiene un ejército bastante grande, en su mayoría está compuesto por reservistas que serían movilizados únicamente luego de que se inicie la guerra y cuyo reclutamiento podría ser interrumpida por los ataques norcoreanos, por lo que los efectivos en servicio activo serían los únicos que tendrían que contener la brutal y salvaje ofensiva del enemigo, fanatizados por décadas de propaganda comunista y que no tienen nada que perder, porque todo - hasta sus vidas y la de sus familias - pertenecen al partido. Sería preferible por ello que las unidades surcoreanas se dividan en formaciones que operasen independientemente, aunque cabe el riesgo de que al no tener un mando único estarían en desventaja frente al invasor. 3.- Hay que tener cuidado con la aviación norcoreana. Si bien la Fuerza Aérea de Corea del Norte consta mayormente de aviones anticuados y su efectividad es superada por los de varios países occidentales, tiene la capacidad de complicar la vida a cualquier fuerza atacante. Por ejemplo, haría falta solo un avión norcoreano para reducir a cenizas el aeropuerto de Seúl o transportar un arma nuclear. Por mucho que las fuerzas aéreas aliadas quisieran, no serían capaces de ignorar la amenaza potencial de la aviación norcoreana y tendrían que realizar la misma campaña que llevaron a cabo en Irak, a expensas de apoyar a las tropas terrestres aliadas. 4.- Seúl está demasiado cerca de la frontera. La línea de defensa tendría una 'profundidad' de unos 80 kilómetros, mientras la distancia entre la frontera y la capital surcoreana, Seúl, es menos de 55 kilómetros, lo que haría necesario emplear la estrategia de 'defensa de avance', es decir los surcoreanos y sus aliados tendrían que neutralizar todas las amenazas antes de que llegaran al territorio del país. La 'defensa de avance' a menudo se considera menos efectiva que la llamada 'defensa en profundidad', una táctica que supone combates en su propio territorio. Es por ese motivo que cada pedazo de tierra que se perdiera frente al avance del enemigo norcoreano causaría daños considerables a la coalición. 5.- Convertir Seúl en un "mar de fuego" sería una mala idea. Desde mediados de los años 90, el Norte ha amenazado con convertir la capital de Corea del Sur en un " mar de fuego ", matando miles o incluso millones en un ataque de artillería despiadada y concentrada. Sin embargo, la lluvia de artillería contra Seúl sin un asalto terrestre completo seria un acto suicida, porque no lograría nada más que garantizar la destrucción total del régimen de Kim con una represalia aliada masiva. La caída de Corea del Norte seria el final de la dinastía Kim. Si el Norte se compromete a la guerra, debería tomar rápidamente las ciudades surcoreanas como rehenes, particularmente Seúl o enfrentar la derrota. La necesita como una moneda de cambio, para asegurar su propia supervivencia. Utilizar la artillería para apoyar una invasión seria por ello mucho más conveniente que matar ciudadanos surcoreanos sin ningún beneficio en particular. 6.- Cuanto más tarde el Norte en ganar, más probable será que pierda. Para nadie es un secreto que Pyongyang goza de pocos aliados; y en el caso de que Corea del Norte se atreva a invadir el Sur, nadie le respaldaría, ya que incluso China se mantendría neutral si Pyongyang es el atacante. Por el contrario, Seúl contaría con el apoyo de tropas estadounidenses y, posiblemente, de otros países occidentales. En este sentido, seria crucial para Pyongyang lanzar un 'ataque relámpago' sin previo aviso para poder establecer su control sobre la mayor cantidad de terreno posible (pudiendo tomar incluso la capital surcoreana dada su cercanía a la frontera, gracias a los túneles construidos por los cuales se desplazaría su ejercito) porque en el momento en que comienza la guerra, la ventaja numérica de Corea del Norte comenzará a desaparecer. 7.- La bomba norcoreana es impracticable en un escenario de invasión. Las armas nucleares de Corea del Norte - que nadie sabe si están armadas y si pueden caber en la punta de un misil o en una bomba de los aviones - tendrían un papel muy limitado en caso de una invasión. Si no están preparadas, no podrían ser utilizadas de manera ofensiva. El juego al que me referí al inicio de la nota, sirve de modelo de un escenario donde se hace uso de las armas nucleares norcoreanas: la destrucción de la ciudad portuaria de Busan podría realizarse mediante el uso de un dispositivo enviado previamente como contrabando a la ciudad. Al ser un centro importante para los refuerzos aliados, retrasaría el esfuerzo de la guerra, pero sería considerado extremadamente contraproducente y garantizaría la destrucción del régimen de Kim” puntualiza el articulo. Como podéis notar, Mizokami se limita a la posibilidad de que sean los norcoreanos los primeros en atacar. ¿Pero que sucedería si son los aliados quienes realicen un ataque preventivo y avancen hacia Pyongyang? Se trata de una idea que viene barajándose por parte de los altos mandos militares estadounidenses desde hace mucho tiempo, pero tiene sus riesgos debido a la reacción norcoreana. Washington sí que tiene ventajas ante Pyongyang, pero, en cualquier caso, una intervención armada llevaría aparejados riesgos colosales, ya que Tokio y Seúl llevarían la peor parte porque serian atacados con misiles a modo de represalia. Si bien no esta comprobado que puedan alcanzar territorio continental estadounidense - tal como anuncia insistentemente su propaganda - se da por descontado su llegada al de sus aliados y lo que es peor, que puedan estar cargadas con armas nucleares. Otro problema es que una ofensiva contra Corea del Norte puede durar bastantes semanas. Durante varias décadas, Pyongyang ha estado construyendo 'fortificaciones' para cubrir sus activos militares. La mejora de las instalaciones hunde sus raíces en la durísima ofensiva aérea estadounidense de los años 50. Asimismo, el Gobierno norcoreano ha invertido en sistemas de misiles móviles, así como en submarinos. Una vez que Estados Unidos trate de aniquilar todos los activos nucleares y los enjambres de misiles de Corea del Norte, la campaña aérea se extenderá hacia un término indefinido. Además, Pyongyang podría utilizar las armas que quedasen intactas para llevar a cabo una contraofensiva contra Corea del Sur y Japón. Cuanto más tiempo dure la campaña contra Corea del Norte, más probable será un ataque de represalia. En dicho caso, una guerra total en la península de Corea sería inminente. Y ello solo es el comienzo, ya que cualquier tipo de campaña de agresión de Estados Unidos contra el país norcoreano se enfrentará al rechazo frontal por parte de China, que terminarla por intervenir militarmente en su ayuda tal como lo hizo en la anterior guerra de Corea. Si bien China esta molesta por la actitud intransigente de Corea de Norte - ello se nota en la reciente votación en la ONU donde apoyo las sanciones a su vecino - no va a permitir que Pyongyang caiga y esto propicie una hegemonía aún mayor de Estados Unidos en Asia. Todas estas posibles implicaciones no excluyen la posibilidad de que Washington decida atacar Pyongyang, con mayor razón cuando Donald Trump esta decidido ir hasta el final, por lo que su empeño en querer destruirla daría inicio a la tan temida III Guerra Mundial (Según informes dados a conocer a inicios de semana por 'The Wall Street Journal', Pyongyang habría desistido de su plan de atacar con misiles la isla estadounidense de Guam. Sin embargo, la amenaza persiste) :(

SAMSUNG QLED TV Q9: Perfección hasta el más mínimo detalle

Como sabéis, hace unos meses que Samsung puso a la venta el tope de gama de sus nuevos televisores con tecnología QLED bautizados como Q9. Venían con las mismas características que sus hermanos menores Q7 y Q8, como el 4K y soporte para HDR además de ángulos de visualización teóricamente mejorados, y añadía picos de brillo de hasta 2000 nits. Ahora la marca ha añadido un modelo más a su catálogo Q9 con un panel de 88 pulgadas que supera al anterior de 75 pulgadas en diagonal pero también en precio, ya que costará la nada despreciable cantidad de 20.000 dólares. De este modo se duplica prácticamente el importe con respecto a la versión de 75 pulgadas (rebajada se puede comprar por menos de 9.000 dólares) y casi se multiplica por 10 si lo comparamos con el modelo Q9 más barato, el de 55 pulgadas que ronda entre 2.200 y 2.500 dólares. ¿Qué ofrecerá además de mayor tamaño? Tiene las mismas cualidades que el resto de la gama, cubriendo el 100% del espacio de color DCI-P3 montaje "no-gap", Invisible Connection con cable de fibra óptica y diseño Boundless 360. El sistema de sonido ha incrementado su potencia hasta unos más que respetables 60 vatios en un conjunto de 4.2 canales, pero también se ha aumentado el peso del televisor hasta unos 75 kilos y el consumo eléctrico máximo, que asciende a 465 vatios. Una de las características más destacadas que ofrece Samsung junto a este gigante de 88 pulgadas es la garantía de diez años por marcado de pantalla. Para nadie es un secreto que algunos televisores terminan marcando en el panel los contornos de algunos contenidos fijos, como suelen ser los logotipos o rótulos de determinados canales. Ahora toda la gama QLED TV ofrece esta garantía de diez años, que nos garantizan que el panel no conservará marcas antes de este periodo. Ya disponible en los mercados norteamericano, europeo y coreano por un precio de 20.000 dólares con un público objetivo que obviamente no será muy amplio :(

TOYOTA CONCEPT-I PROTOTYPE: Pasión por el futuro

El nuevo concept car de Toyota, el Concept-i, es la última creación de la marca nipona. Presentado en el último CES (Consumer Electronics Show) de Las Vegas, se distingue por su inteligencia artificial bautizada Yui que, al parecer, aprenderá a conocerte, detectando tus emociones para reaccionar en consonancia con tus preferencias y gustos. "En el corazón del Toyota Concept-i hay un potente sistema de AI (inteligencia articial) que aprende del conductor para entablar una relación humana", aseguran en Toyota. "Está es nuestra visión de cómo se conducirá un Toyota en 2030", aseguró Ian Cartabiano, jefe del estudio de diseño avanzado de Toyota CALTY de California. El objetivo de Toyota es hacer que el público se vuelva a interesar por el automóvil de forma pasional. ¿Cómo consigues eso en un coche autónomo? Creando una conexión entre el coche y su conductor ocasional, aseguran sus creadores. Como sabéis, los Toyota actuales tienen una cierta reputación de máquinas frías, eficaces e incluso eficientes, pero normalmente no despiertan pasiones. Así, un modelo de la marca que consiga conectar con su conductor es interesante y fascinante. Y puede que al mismo tiempo un poco inquietante. En lugar de aplicar la inteligencia artificial al simple manejo del coche y a su seguridad, todo el coche ha sido desarrollado desde dentro hacia fuera como si fuese una única interfaz. Cuando entras en el coche, Yui te da la bienvenida. Se trata de un círculo en la consola central que se ilumina al ritmo de un pulso. Para encender el coche, el círculo se acerca a tu mano y hay que pulsarlo. Vamos, que os dais la mano para saludaros. Y para darle un aspecto más amigable al coche, los diseñadores de Toyota siguieron los pasos de Walt Disney. En Toyota siguieron los "12 Principios de la Animación" de los estudios Disney. Son una serie de guías y líneas directrices desarrolladas en los años 30 por los diseñadores de Disney para conseguir que un objeto inanimado pareciese vivo. En el caso del Concept-i y de Yui, el interior del coche y de la carrocería están repletos de paneles con tecnología OLED que permite a Yui comunicarse con el conductor y su entorno. Así, la interfaz varía en función de las situaciones. Y no lo hace solamente a nivel visual, en la interfaz se integran los controles por voz y gestos. Pero también varía el aspecto exterior. Por ejemplo, los faros están debajo de la superficie de la carrocería. Cuando no estás no se ven, mientras que cuando te acercas se van abriendo como si fuesen los párpados de Yui al despertar. Los paneles de carrocería proyectan mensajes, como "Hola" o "¡Cuidado!". La parte posterior, por ejemplo, muestra mensajes para avisar sobre curvas que se acercan o posibles peligros. Por último, la iluminación interior también indica al entorno quién conduce el coche. El color púrpura es la conducción autónoma, es decir, Yui está al mando, mientras que el verde significa que estás tú a los mandos del Toyota. Es una información que se indica también en el panel frontal. La cuestión ya no es tanto de conocer el grado de conducción autónoma de los coches del futuro, sino de hacerlos atractivos para el público. El Vicepresidente Sénior de Operaciones de Automoción de Toyota, Bob Carter, lo resumió de este modo: "lo que de verdad cuenta es la experiencia de las personas que interactúen con esos vehículos. Gracias al Concept-i y a la potencia de la inteligencia artificial, creemos que el vehículo del futuro podrá interactuar a su vez con las personas”. Y es que si el público no conecta con los coches, no los ve atractivos y confía en ellos, los fabricantes habrán perdido miles de millones de dólares y décadas de desarrollo en un producto que nadie quiere. El mejor ejemplo de esa dificultad para establecer una conexión lo tenemos en una situación tan cotidiana como cruzar por un paso de peatones. Normalmente, un conductor que se acerca a un paso peatonal se detiene si ve que alguien tiene intención de cruzar, en teoría. En la práctica, hay de todo, unos paran y otros no, y mientras tanto el ciclista esquiva a los coches y a los peatones. Conducir es un caos y normalmente esto se solventa con una conexión humana. Es decir, antes de cruzar miras al conductor para asegurarte de que va a parar, sino no cruzas. ¿Cómo programas eso en un automatismo sin inteligencia artificial ni conexión con los humanos? El coche pararía en todos los pasos de cebra de la ciudad y llegarías antes andando. Eso no es negocio para los fabricantes. De ahí la importancia que tiene Yui y su manera de interactuar con el conductor y el entorno. Según ultimas informaciones, se estrenará en las calles de Tokio durante los Juegos Olímpicos de 2020 :)
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