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miércoles, 26 de febrero de 2020

ALBANIA: Sueños irrealizables

El mal no descansa. Mientras el mundo centra su atención en la amenaza del temido Coronavirus que acaba de llegar a Europa o en las maquinaciones diabólicas del dictador turco Recep Tayyip Erdogan tanto en Libia como en Siria, un asunto que esta pasando desapercibido y del cual los medios de comunicación sospechosamente intentan soslayar, es la grosera actitud tomada por Albania, el cual incentivado por los EE.UU. dentro de su fobia antirrusa y las promesas de integrarlo a la UE, busca apoderarse de territorios ajenos para recrear una imaginaria Gran Albania en los Balcanes a costa de sus países vecinos, en especial de Serbia, fiel aliada de Moscú y a la que Washington busca desmembrar aun mas, luego de arrebatarle Kosovo en el 2008 convirtiéndose desde entonces en un “enclave” de la OTAN. Pero fue experimento fallido ya que se transformo en un paraíso de la mafia y el terrorismo, por lo que luego de este fracaso, busca “reunificarla” con Albania, a pesar de que nunca ha pertenecido a ella. Pero es solo el comienzo, ya que el objetivo final es “absorber” igualmente el Valle de Preševo (ubicado en Serbia), el sur de Montenegro, el Epiro en Grecia y el oeste de Macedonia en un solo estado. Aunque aparentemente esta no era la política “oficial” de régimen de Tirana, su postura ha cambiado completamente con el nombramiento del nuevo ministro albanés de RR.EE. Gent Cakaj (nacido en Kosovo), quien es abiertamente partidario de la idea. "Es necesario profundizar la cooperación entre Albania y Kosovo así como apoyar firmemente la coalición de partidos políticos albaneses en el valle de Preshevo [Preševo] de Serbia" al este de Kosovo, por lo que es necesario que se ponga en marcha cuanto ante el proyecto de la Gran Albania. Es mas, las fronteras entre Kosovo y Albania no deberían existir en absoluto ya que deberían eliminarse de inmediato para que nuestros países puedan disfrutar de una libertad de movimiento sin restricciones y una capacidad sin obstáculos para profundizar la cooperación económica" indicó en una entrevista a The Independent. Aunque pareciera que se están haciendo grandes esfuerzos para el proyecto se haga realidad, diversos observadores ponen de relieve que ello demuestra por el contrario la desesperación de ambos gobiernos a medida que Kosovo continúa perdiendo legitimidad y cada vez mas países retiran su reconocimiento al enclave narcoterrorista que se separó ilegalmente de Serbia. En efecto, un total de 14 países desde el 2017 han retirado su reconocimiento a Kosovo, lo que significa que solo el 51% de los miembros de las Naciones Unidas ahora lo reconocen. La norma habitual en el reconocimiento de la estadidad es que cada vez más países reconocen el estado a medida que pasan los años, no lo retiran. Es por ello que con incentivos de China y Rusia, más estados podrían retirar su reconocimiento a Kosovo. Esto trae una nueva pregunta entonces. ¿El fracaso de Kosovo ha acelerado el proyecto de la Gran Albania? Podríamos decir que si. Kosovo ha asumido la identidad albanesa abiertamente desde su creación artificial sin diferenciar entre nación y etnia, ya que se ve “como una extensión de Albania”, a pesar de la nación y el estado no son lo mismo. A medida que Kosovo continúe perdiendo legitimidad, lo que significa que la provincia separatista podría volver a la administración serbia, está tratando de evitar esta situación fusionando Kosovo con Albania. Es por esta razón que Cakaj dice que “las fronteras entre Albania y Kosovo no deberían existir en absoluto y que ambas deberían compartir embajadas” tratando de fusionarlas lo antes posible. Esta claro que a medida que se fortalece la posición de Serbia, el descarado apoyo de Albania a Kosovo es un intento de detener este deseo y formular conjuntamente una estrategia para lograr cierto éxito. Los objetivos de fusionar Albania y Kosovo son múltiples: confirmar la “independencia” de Kosovo de Serbia; propagar el proyecto de la Gran Albania; y que la comunidad internacional digitada por los EE.UU. presione a Serbia para que “acepte” los hechos consumados. La cooperación cada vez más estrecha entre Albania y Kosovo demuestra los intentos de establecer nuevos mecanismos y medidas, con el actual gobierno “títere” de Pristina para implementar una política común porque hasta ahora todas las tácticas no le han dado ningún resultado. A la luz de estos hechos, no hay razón alguna por la cual Serbia deba abandonar su política actual de presionar a los estados para que retiren su reconocimiento de “independencia” de Kosovo. Belgrado debe mantener su postura de que este enclave artificial es una parte integral e histórica de Serbia y que debe volver a ella, por lo que no debe aceptar ningún chantaje y demandas ridículas, tanto de Kosovo como de Albania. Aunque el desastre que representa Kosovo continúa hasta el día de hoy - demostrando que su “independencia” de Serbia fue un grave error ya que este le fue impuesto por las armas a Belgrado - no cabe duda que ha acelerado el proyecto de la Gran Albania en un esfuerzo por evitar la reintegración de ese infame enclave narcoterrorista a Serbia. Como recordareis, tras el bombardeo de Belgrado por la OTAN en 1999, se le arrebato Kosovo, donde grupos terroristas realizaron una limpieza étnica de serbios, obligándolos a abandonar sus tierras ancestrales, consolidando el poder de una minoría, la de los denominados albano-kosovares, quienes sueñan con la creación de la Gran Albania, que no solo estaría formada por la hoy pequeña Albania y el actual engendro kosovar, sino que al nuevo Estado se incorporarían, como señalamos al inicio, localidades enclavadas actualmente en la misma Serbia, así como localidades ubicadas en Montenegro, Macedonia y Grecia, para lo cual se necesitaría realizar otra limpieza étnica. Jonuz Moisiu, alcalde de Presevo (Serbia), poblada por albaneses, destacó al respecto la “urgencia” de unir las zonas del sur de Serbia - Preševo, Bujanovac, Medvedja - a Albania, por lo que el ministro de Trabajo serbio, Aleksander Vulin, calificó esa declaración como “un abierto llamamiento al inicio de la Tercera Guerra de los Balcanes”. Es mas, a inicios de este año, el dictador turco Recep Tayyip Erdogan, declaro que era partidario de la creación de la Gran Albania por lo que “estaba preparando militarmente a los gobiernos de Tirana y Pristina para ello”. Asimismo, se sabe que agentes del servicio secreto turco entrenan a los albaneses para una nueva guerra: se compran armas y cohetes anti-tanque, se diseñan planes para ocupar “Kosovo del Norte” y gran parte de Macedonia. La preocupación por estos anuncios del sátrapa turco, condujo a una reunión entre los presidentes de Rusia y Serbia, Vladimir Putin y Aleksander Vucic, para tratar el tema. Por cierto, la Constitución albanesa otorga al Gobierno un supuesto “derecho” para proteger los intereses de sus ciudadanos en el extranjero, lo cual es un llamamiento puro y simple a la anexión de las regiones vecinas. Aunque Albania es de los países más pequeños de Europa, es una pieza fundamental en el rompecabezas que suponen los Balcanes desde hace más de un siglo por diversos motivos. Kosovo es un territorio sin litoral en los Balcanes que nunca formo parte de Albania y los albaneses que la habitan provienen del norte de Albania luego de la Primera Gran Migración a Kosovo en 1690, incentivados por los ocupantes otomanos en su intento de “descristianizarla”. Pero al contrario de los invasores albaneses, Kosovo es el corazón mismo de la nación serbia, de sus tradiciones, costumbres, historia, cultura, religión y, sobre todo, su identidad nacional. Kosovo fue la parte central administrativa cultural de la Serbia medieval con su capital en Prizren. Fue además el centro administrativo de la Iglesia Ortodoxa Serbia desde la época medieval. Antes de que los albaneses de Kosovo comenzaran a demoler las iglesias y monasterios ortodoxos a partir de junio de 1999 en adelante, había alrededor de 1.500 santuarios en esta provincia. Incluso hoy Kosovo es llamada por los serbios como su "Tierra Santa", mientras que la ciudad de Prizren es conocida por los serbios como la "Ciudad imperial" (Tsarigrad) en la que el emperador serbio Stefan Dušan (1346-1355) estableció su corte. En consecuencia, para los serbios, Kosovo es la "cuna de la Nación" y la verdadera "Serbia propiamente dicha", mientras que para los albaneses, es solo una provincia periférica de su nacionalidad y cultura ajena a ellos, pero que se la apropiaron indebidamente, a pesar de que no tienen ningún derecho a poseerlo. No hay que olvidar el hecho de que la propia palabra Kosovo es de origen eslavo (serbio) que significa una especie de águila (kos), mientras que la misma palabra simplemente no significa absolutamente nada en el idioma albanés. El origen del patriotismo serbio se encuentra en la Batalla de Kosovo de 1389, donde a pesar de su coraje, el príncipe serbio Lazar Hrebeljanović fue martirizado y los invasores turcos ocuparon el país. Aunque los serbios alcanzaron la plena soberanía sobre Kosovo tras la caída del Imperio Otomano al final de la I Guerra Mundial en 1918, la región tenía una población de origen albanés debido a la orden otomana de debilitar la identidad serbia en la región. El periodo de entreguerras con la creación del Reino de Yugoslavia, se invirtió la situación. Lamentablemente, Kosovo se convirtió en una región autónoma de Serbia luego del establecimiento de la Yugoslavia “socialista” tras de la Segunda Guerra Mundial por orden del genocida Tito para combatir los nacionalismos. La década de 1990 demostró que este siempre fue un punto débil de Serbia. Con los EE.UU. patrocinando la destrucción violenta de Yugoslavia, el asunto de Kosovo quedó sin resolver, culminando en una guerra liderada por los terroristas albaneses del Ejercito de Liberación de Kosovo (ELK) financiados por los estadounidenses contra el estado yugoslavo (en el que Serbia fue el sucesor) en 1999. Las Naciones Unidas y la OTAN asumieron el control del territorio ocupado, que finalmente declaró su “independencia” en el 2008. Desde entonces, la región se ha convertido en un paraíso para los contrabandistas de heroína y un centro para el tráfico de personas , la sustracción de órganos y el tráfico de armas. La difícil situación económica en Kosovo continuo deteriorándose desde su creación, volviéndose cada vez más dependiente de la ayuda externa y especialmente de los EE.UU. quienes construyeron una gran base militar en la zona “para vigilar” a los serbios. Si bien el expansionismo albanés también choca con la de otros países - Montenegro, Grecia y Macedonia - estos a diferencia de Serbia, no representan un “amenaza” a la hegemonía los EE.UU. y además son sus aliados, por lo que nada deben temer, ya que en realidad y desde su inicio esta campaña de desestabilización esta dirigida exclusivamente contra el socio más estrecho de Rusia en los Balcanes, Serbia, ya que al no querer someterse a su dominio como las demás, quiere destruirla completamente, lo cual desencadenaría un conflicto general en el continente con imprevisibles consecuencias, ya que siempre tendrá a Moscú de su lado. Fue en los Balcanes donde se originó la I Guerra Mundial y hoy podría volver a darse el mismo escenario ¿Se repetirá la historia? :)

SONY XPERIA PRO: El último prototipo

Debía haber sido presentado en el Mobile World Congress de Barcelona, pero la crisis del Coronavirus lo ha impedido. En efecto, el nuevo Sony Xperia Pro ha llegado a través de un directo en YouTube. Diseñado especialmente para los profesionales del vídeo, todavía no está listo para salir al mercado. Cabe resaltar que es prácticamente idéntico al nuevo Sony Xperia 1 II, pero cambia ligeramente su diseño y agrega compatibilidad con redes 5G a través de tecnologías (mmWave) y Sub 6. Tenemos una pantalla OLED 4K de 6,5 pulgadas en formato 21:9, un diseño resistente al agua y al polvo con certificación IP68 y una batería interna de 4.000 mAh. Para el procesador tenemos el nuevo Qualcomm Snapdragon 865, que en este modelo se acompaña de 8GB de memoria RAM y un almacenamiento de 512 GB. Para el apartado fotográfico también cuenta con la misma configuración de cámaras traseras, con un sensor principal de 12 megapíxeles y sensores dedicados al gran angular, telefoto y un sensor ToF. Pero está en la conectividad donde este Xperia Pro se diferencia del resto de terminales. Además de incorporar USB tipo C, el Xperia Pro ofrece un puerto micro HDMI para poder actuar como pantalla externa de cámaras o videocámaras. Sony quiere colocar este Xperia Pro como un complemento ideal para los profesionales que ya utilizan sus equipos de imagen. Tener micro HDMI permite aprovechar la resolución 4K del móvil para poder llegar a apreciar con el mejor detalle la imagen o el vídeo que se esté captando. Tenemos un móvil 5G, pero además se introduce un nuevo sistema de cuatro antenas que promete cobertura 5G en 360º. El Sony Xperia Pro es compatible además con la tecnología de onda milimétrica para intentar ofrecer la máxima velocidad de conexión. Adicionalmente, el Xperia Pro cuenta con un botón físico de acceso rápido a las tareas de conectividad. En cuanto a su coste y disponibilidad, el Sony Xperia Pro por el momento se encuentra en desarrollo y no está anunciada su fecha de llegada. Sin embargo, tanto por las características como por las imágenes, podemos apreciar que es un prototipo que está en una fase bastante avanzada. En cuanto a su coste y disponibilidad, no está prevista de momento su llegada a Europa y en relación a su precio, se espera que sea más caro que el Xperia 1 II y posiblemente se venda de manera más limitada :)

THE LORD OF THE RINGS: Único e irrepetible

Han pasado los años y no es fácil ubicar el papel de la trilogía de ‘The Lord of the Rings’ (El señor de los anillos 2001-2003) en el contexto del cine comercial y el blockbuster actual, porque su identidad artística se ha ido confundiendo con el fandom asociado que tenía a obra de Tolkien antes y que generó posteriormente. Lo cierto es que, a casi 20 años del estreno de ‘La comunidad del anillo’ han pasado muchas cosas, y entre otras, la trilogía de ‘El Hobbit’ del propio Peter Jackson y el anuncio de una nueva serie de Amazon. Algo que puede resultar anecdótico, pero que posee un significado profundo en el estado del cine comercial actual y que sirvió como una ruptura de un ensueño, la imagen de la trilogía de referencia todos esos años, de blockbuster mastodóntico, de repente estalló como una burbuja: nunca más iba a haber algo parecido a lo que muchos sintieron frente a las pantallas de cine en las navidades de 2001 a 2003. De hecho ¿era en realidad tan bueno? Si alguien capaz de hacer una trilogía aburrida como ‘El Hobbit’ quizá no estuvo tan acertado en el inicio. Lo cierto es que el estilo megalómano de Peter Jackson quedó algo envejecido, sí, incluso muchos de los efectos especiales que tanto asombraban antes hoy están un poco desfasados. Pero lo cierto es que, desde entonces, cada Navidad se ha buscado una película-evento que cambie todo así, pero el equilibrio de éxito tanto crítico como comercial nunca ha vuelto a repetirse. ‘The Lord of the Rings’ cambió el panorama del entretenimiento, abriendo las puertas de la fantasía al gran público de tal forma que hace engancharse en la tele a ‘Game of Thrones’ (Juego de tronos, 2010-2019) y que nadie sienta vergüenza yendo a los estrenos disfrazado de su personaje favorito. Pero antes de su estreno el panorama del entretenimiento era distinto, más sobrio y, de alguna manera, ingenuo. En un principio, Peter Jackson propuso una adaptación en dos partes pero cuando cambió a New Line Cinema se convirtió en una trilogía desde el inicio del proyecto. Esto permitió al equipo escribir y filmar las tres películas al mismo tiempo. Un movimiento de riesgo en el mercado pero que permitía corregir cosas y creaba una continuidad entre capítulos poco vista hasta el momento, jugando con la identidad de ser una sola historia dividida en tres, cada una de las películas tenía su propio arco, pero funcionaba como una sola historia. Esto también crearía una fiebre por las trilogías que muy pocas veces los estudios han logrado entender. El proyecto de ‘The Lord of the Rings’ tuvo una producción surrealista de 438 días que comenzó en octubre de 1999, con Peter Jackson a cargo de un ambicioso planning en Nueva Zelanda que incluso impulsó empresas locales y desarrolló una de las más famosas compañías de efectos especiales, Weta, al igual que George Lucas desarrolló Light and Magic. Realmente hubo una revolución de la que todavía estamos viendo consecuencias. Debido a la cantidad de material a adaptar, las películas duraron una media de tres horas, algo que desconcertaba en su momento, pero ahora lo tenemos hasta en cine de terror como ‘It’ (2017-2019), películas de superhéroes y los binge watching de diez horas. La industria del cine ha cambiado tras el éxito del film de Jackson. No solo el público conoce bien el lenguaje de las películas de ciencia ficción y fantasía, sino que es raro ver una película anunciada sin que se exprese como parte de algún tipo de propiedad o franquicia más grande. Los universos cinemáticos súper conectados, las marcas, los franquiciados y los remakes sin filtro se mueven alrededor de la misma idea. Pero no todas son capaces de replicar la magia del milagro de principio de milenio. Una época en la que el mundo se adentró en un post 11-S oscuro que sigue vigente con una crisis económica donde lo fantástico volvía a ser una válvula de escape en la ficción, que si ha sido aceptada de esa manera es por un motivo. Pero en el corazón del éxito de ‘The Lord of the Rings’ están sus grandes momentos, impulsados por personajes puros, sin ironías, que hacen que los enfrentamientos entre ejércitos tengan más calado emocional. Las actuaciones de un elenco con Elijah Wood, Viggo Mortensen, Cate Blanchett, Orlando Bloom o Ian McKellen o Sean Astin la hacen inolvidable. Echamos de menos el viaje junto a ellos, sentimos nostalgia al recordar la experiencia de ver a una comunidad del anillo que interactuaba de forma natural y creíble, pese al tono casi recitado. Incluso separados por miles de kilómetros, la conexión entre ellos era palpable. Un corazón que se mantiene pese a la cantidad de historias entrelazadas, que Fran Walsh, Philippa Boyens y Jackson equilibraban en un guion que sabía rescatar los momentos clave de la novela en un conglomerado armonioso y que apretaba todos los botones emocionales correctos, sin una pizca de cinismo y quizá cierto exceso de azúcar en su final, pero veías con una melancolía extrañamente familiar, porque el equipo dejaba parte de su experiencia en la despedida. Escenas inolvidables, desde el enfrentamiento con el Balrog, Légolas y Gimli contando muertos en la batalla del abismo de Helm, la Batalla de Gondor, acompañadas de la partitura de Howard Shore, todavía no han sido igualadas en escala, o en emoción. Aunque dejan ver un montaje de su época, no se han quedado tan anticuadas como se puede suponer, ya que tienen bastantes efectos prácticos combinados con el CGI. Ahora hay mucha más facilidad de recrear sus maquetas con mate painting digitales y escenarios de pantalla verde. Jackson optó por construir escenarios, cientos de piezas decorativas muy detalladas y traer a maquilladores de primer nivel para recrear la historia clásica de Tolkien. Sí, se deja notar más en las actuaciones de Gollum, que si bien sorprendían en su momento, hoy están asimiladas y perfeccionadas. Sin embargo, no todo es el cómo está renderizado el píxel y la calidad de las texturas, sino la belleza de los diseños, el trabajo de preproducción y la coherencia cromática que hace que cada una de las películas tenga sus propios códigos visuales. Por supuesto, el juego de Jackson con el terror, que tan bien conocía, hace que todas las apariciones de los nazgul, secuencias como la Ciénaga de los muertos, Ella-Laraña o la boca de Sauron, que parece un cenobita del universo Hellraiser, sean pesadillescas y memorables. Ahora puede parecer que es un film comercial más, pero aún estamos esperando que un gran blockbuster navideño incluya una escena con lanzamiento de cabezas con catapultas por parte de un orco que parece tener un gran tumor deforme y grotesco en la cara. Hay muchas estampas que parecen ilustraciones de los libros que toman vida propia y la atención al detalle del diseño de producción hace que ver las 20 horas de making of merezcan la pena. Han pasado casi dos décadas y, más allá de cómo pueda competir a nivel visual con lo que se nos presenta ahora en pantalla, la trilogía de ‘The Lord of the Rings’ se mantiene como un accidente cultural inimitable. Ni siquiera Peter Jackson ha podido superarlo, ni acercarse si quiera, pese a que su ‘King Kong’ (2005) fuera mejor de lo que se recuerda. El neozelandés no ha llegado a recuperarse de lo que consiguió, quedándose desubicado dentro del mercado, con pasos en falso como su guión para ‘Mortal Engines’ (2018), probablemente el peor proyecto asociado a su nombre. Puede ser que nunca tengamos nada similar con su firma, pero pocos van a lograr asombrarnos como él en sus cinco primeros minutos de ‘La comunidad del anillo’, un logro para el que no solo hace falta la tecnología, sino la locura para imaginarlo en ese tamaño y escala, para reinventar la épica del cine :)
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