Menuda manera de iniciar el año refiriéndonos a un despreciable genocida que por su desmedida ambición y su locura manifiesta, ha colocado a su país al borde de la descomposición: Ciudades en ruinas con edificios destrozados por doquier, cientos de cadáveres pudriéndose al sol, barrios enteros bloqueados con camiones volcados, enormes telas cubriendo las calles para impedir la visión a los francotiradores… Decenas de miles de desplazados huyendo de los combates…. No se trata de Siria o Irak como podéis imaginar, sino de Turquía. Es un plan sistemático diseñado por Ankara para exterminar a la mayoría kurda que habita en el sudeste del país, quienes desde hace décadas luchan incansablemente por su independencia y que debido a sus ansias de libertad, han sufrido en carne propia las sangrientas represalias por parte de un régimen ante la indiferencia y el silencio cómplice de Occidente que de esta manera avala sus aborrecibles crímenes. Como sabéis, Turquía - gobernada con mano de hierro por un demente y sádico asesino como Recep Tayyip Erdogan - vive una guerra civil interna que recuerda a los peores momentos del enfrentamiento armado de más de treinta años entre el ejército y los guerrilleros del independentista Partido Kurdo de los trabajadores (PKK), una formación considerada "terrorista" por sus “socios” de la OTAN - de la cual Turquía forma parte - cuando los verdaderos terroristas son precisamente los turcos, quienes ya tienen amplia experiencia en cometer tan monstruosos crímenes, como el Genocidio sufrido por el pueblo armenio ocurrido a inicios del siglo XX y del que hoy son víctimas los kurdos. En efecto, varias regiones del sureste de Turquía, de mayoría kurda, viven permanentemente en estado de sitio y en un ambiente de terror. Quienes no han podido huir de la brutal ofensiva del ejército se ven obligados a vivir enclaustrados, sin agua, sin luz, sin cobertura telefónica y sin servicios médicos, a merced de sus asesinos. Es más, miles de civiles han muerto a manos de los turcos desde el reinicio de los combates, hace tres meses, al bombardear indiscriminadamente colegios, hospitales y refugios sabiendo perfectamente que allí se asilaban únicamente ancianos, mujeres y niños. Pero ello no le importo en absoluto a Erdogan quien ordeno su asesinato en masa, según informan organizaciones humanitarias. "El Estado turco hace la guerra a su propio pueblo asesinándolos sin piedad". Así se expresaba a finales de diciembre en el Parlamento de Ankara Figen Yuksekdag, vicepresidenta del pro-kurdo Partido de los Demócratas del Pueblo (HDP, en su acrónimo turco). Unas palabras que tuvieron poco eco fuera del país, ya que los medios de comunicación están fuertemente controlados por el régimen, que tienen prohibido referirse a la guerra contra los kurdos e ignorarlo completamente como si ello no existiera, ya que en caso contrario, serian clausurados inmediatamente y sus dueños y periodistas terminarían en la cárcel acusados de cómplices del “terrorismo”, donde aparecerían muertos a los pocas horas de su llegada a prisión, como ya ocurrió en anteriores oportunidades. Lo peor de todo es que ante este salvajismo mostrado por los turcos, el mundo calla por conveniencia. Y es que la Unión Europea sólo levanta la voz tímidamente cuando se trata de criticar a Erdogan, debido a que este tiene la llave para enviar hacia el oeste de Europa a miles de “refugiados” - terroristas en potencia - de los más de dos millones que viven hacinados en su territorio. De otro lado, el dictador pretendió engañar al mundo hace dos años asegurando “que buscaba la paz” con la guerrilla kurda, cuando sus verdaderas intenciones eran otras. Así, en marzo del 2013, el día de año nuevo kurdo (Nevruz), afirmó que había llegado el momento "de hacer callar las armas para poder oír a la política". Por entonces, Abdullah Oçalan, el histórico líder del PKK, encarcelado y condenado en 1999 a cadena perpetua, había reiterado en marzo de este mismo año la necesidad de poner fin a un conflicto armado que dura casi 35 años. Ya en la clandestinidad antes de su captura, había mostrado su disposición a renunciar a la independencia de la región kurda de Turquía, y se manifestó por una "autonomía democrática" que pudieran disfrutar los 15 millones de kurdos del país. Pero las ambiciones dictatoriales de Erdogan, así como el conflicto originado por los EE.UU. en Siria y la guerra internacional contra ISIS, iban a dejar al descubierto que todo fue una burda patraña para tratar de buscar réditos políticos: Erdogan necesitaba obtener una mayoría cualificada en el Parlamento para poder cumplir su sueño: reformar la Constitución y definir un nuevo régimen presidencialista con amplios poderes para la máxima autoridad de la nación. Sin embargo, en las elecciones celebradas en junio, sus planes fracasaron. Además, el partido prokurdo HDP, de Selahattin Demirtas, se convirtió en el cuarto partido del Parlamento, aupado no solo por las voces de la minoría kurda, sino también por el respaldo de miles de votos de la izquierda turca. Erdogan dilató entonces el período para formar gobierno y así forzar nuevas elecciones, en noviembre. Pero para ello, necesitaba un cambio en la opinión pública que le era desfavorable. Y nada mejor que atizar el miedo para obtener rédito político. El verano iba a ser pródigo en sospechosos atentados que iban a cobrarse la vida de decenas de ciudadanos kurdos y de la izquierda local. Erdogan anunció entonces que ante esta situación, las negociaciones de paz con el PKK no iban a continuar. La farsa había terminado. Es por ello que la opinión publica esta convencida de que el atentado terrorista en Ankara fue organizado por el propio régimen para romper las conversaciones con la guerrilla, con los cuales nunca tuvo intenciones de llegar a un acuerdo. Miles salieron entonces a las calles al grito de “Erdogan, asesino” culpándolo directamente de los crímenes. En los comicios de noviembre, el dictador consiguió aumentar el número de escaños para su formación, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, pero no lo suficiente para poder modificar la carta magna a su antojo. Por ello, ha iniciado una serie de contactos con la oposición “moderada” tratando de aislar a los prokurdos del HDP, a cuyos líderes acusó de "traición" por haber participado en una plataforma de organizaciones kurdas en una reunión en la que se pidió la autonomía y el autogobierno para los kurdos de Turquía. De esta manera, Erdogan vuelve a utilizar la cuestión kurda para sus fines políticos y ya no es solo el PKK el enemigo, sino los millones de kurdos que han depositado su confianza en el HDP. Emponzoñada la situación en el interior, el dictador turco continúa también enfangado en su política exterior. Desde el derribo del avión ruso en noviembre pasado en territorio sirio, Erdogan es visto como oponente número uno al éxito de las operaciones internacionales contra ISIS, y el principal perjudicado con una solución política en el futuro de Siria. Efectivamente, Erdogan se ha distinguido por erigirse en un furibundo enemigo del Presidente sirio, Bashar Al Assad, apoyando a ISIS con armas y refugio seguro para luchar contra él. Pero la sorpresiva entrada en escena de Rusia - desatando un incesante bombardeo contra las posiciones de ISIS, permitiendo el avance incesante del ejército sirio que paulatinamente va recuperando sus posiciones que habían sido tomadas por los sionistas - ha desbaratado su diseño estratégico en la región. Y por ello que decidió actuar. Es por ese motivo que el derribo de un avión ruso por parte de Ankara puso al descubierto las profundas relaciones de Erdogan con el terrorismo. Entre las denuncias, hasta ahora acalladas por sus aliados en la OTAN, van de otorgar salida al petróleo comercializado por ISIS, hasta su implicación en el apoyo de grupos islamistas radicales desde Bosnia y Kosovo hasta Siria, incluyendo a grupos de terroristas tártaros que piensa enviar a Crimea para “liberarla” del dominio ruso. Ankara observa con temor cómo los kurdos de Siria y de Irak se han convertido en los protagonistas de la lucha contra ISIS sobre el terreno. El pueblo kurdo de Turquía, al que Erdogan intenta exterminar, ya no es considerado en el exterior como una entidad terrorista, aunque el PKK figure todavía el las listas “oficiales”. De esta manera, el fantasma de una unión de los kurdos de los tres países, que daría al nacimiento del Kurdistan, invade las pesadillas de Erdogan, quien esta dispuesto a impedirlo al precio que fuera necesario, incluyendo una guerra contra Rusia, que sería suicida para él. Por su parte, la Unión Europea, alarmada ante la avalancha de “refugiados” que llegan a sus costas, sigue haciendo promesas al régimen turco para evitar que abra los campos de refugiados y los envíe a territorio comunitario. Esas promesas de integración en la UE se quedan por el momento en algunos miles de millones de euros para mantener anclados a los “refugiados” en Turquía. Mucho debería cambiar la actitud del régimen de Ankara para que los europeos considerasen siquiera que Turquía aprueba las normas sobre derechos humanos y libertades exigidas por Bruselas. Pero es prácticamente improbable que ese hecho se produjera, ya que muchos de los miembros de la UE jamás aceptarían la integración en su seno de un país musulmán y asiático por añadidura. Y es que su entrada supondría abrir de par en par las puertas de Europa a millones de turcos que “invadirían” prácticamente el continente, como si no fuera suficiente con quienes que ya viven dentro de sus fronteras. Hace solo tres años Turquía presumía de su diplomacia, basada en la teoría de "cero problemas con nuestros vecinos". Por el contrario, Recep Tayyip Erdogan - quien defiende un nacionalismo a ultranza y pretende restaurar los símbolos otomanos olvidados - ha preferido destrozar esa imagen en aras de su sed de poder y de sus intereses personales que a no dudarlo serán su perdición (Al momento de publicar esta nota, la situación en el Medio Oriente está mas tensa que nunca, debido a la posición obstruccionista asumida por Arabia Saudita, que lo ha colocado al borde de la guerra con Irán) :(
Era un secreto a voces, pero no por ello uno tenía menos ganas de conocerla. En efecto, la firma japonesa ha anunciado hace unos minutos en el CES Las Vegas su cámara más importante en la gama alta, la Nikon D5, destinada a nutrir a profesionales de muchos ámbitos, que saben que van a encontrar en ella una solución que no les deje tirado en ninguna circunstancia, al mismo tiempo que sirve la mejor calidad posible en el 2016. Ha pasado mucho tiempo desde la anterior DSLR de este nivel en Nikon. Nos tenemos que remontar a 2012 para conocer a la Nikon D4, y al año pasado para encontrarnos con la actualización D4S. Con respecto a ellas hay tres puntos que reclaman nuestra atención: la grabación en formato 4K, el potente sistema de enfoque, y un nuevo sensor CMOS - formato FX - que sube hasta los 20,8 megapíxeles. Tratándose de una cámara Nikon de este rango siempre hay que esperar unos niveles de sensibilidad que jueguen con los límites conocidos, y en este caso nos vamos a un ISO nativo máximo de 102.400. Extendiendo se puede llegar hasta ISO 3.280.000. Una comparación rápida con su hermana mayor, D4S: se quedaba en ISO 25.600 y 409.600 extendido. La que tenía el record era la Sony A7S II y se queda en 409.600 ISO. En cuanto a velocidad de captura, pues el nuevo CMOS se atreve recolectar la escena a 12 imágenes por segundo - 14 con el espejo levantado -. El encargado de lidiar con este tema es el procesador de imagen Expeed 5, que también tendrá mucho que decir a la hora de capturar el vídeo 4K. El sistema de enfoque automático parece ser que hará babear a muchos profesionales que gastan Nikon, principalmente por sus 153 puntos de enfoque (99 de ellos en cruz). Los japoneses dicen que esta es su primera cámara que cuenta con un procesador ideado únicamente para estas lides. En cuanto a la pantalla de la Nikon D5, es de 3,2 pulgadas. En ella hay espacio para 2,36 millones de puntos, y lo más interesante en firmas a las que les cuesta cambiar tecnologías: tenemos pantalla táctil. Al contrario que Canon, Nikon sí tiene claro que sus nuevas cámaras tienen que lidiar con el 4K, que les viene muy bien a los nuevos sistemas y teles, también a los editores de vídeo. Así lo ha metido en la D500, y en esta D5. La grabación en la D5 se queda en 4K a 30 imágenes por segundo. En la parte negativa vemos que se olvidaron del WiFi - hay puerto Ethernet (1000 Base-T 400MBps) -, para la que hay que tirar de accesorio. La Nikon D5 aparece en el mercado en marzo y lo hará por unos bonitos 6.500 dólares, solo cuerpo :)
Uno de los estrenos más esperados del año que acaba de comenzar no se hará esperar: el lunes 25 de enero, horas después de su emisión en Estados Unidos, llegará a la pantalla de FOX el primero de los seis episodios de “Los expedientes secretos X”, el exitoso serial de la década del 90 que terminó tras nueve temporadas hace ya catorce años. Los nuevos episodios del mítico show sobre dos agentes del FBI que investigan casos paranormales: Mulder, quien “quiere creer”, y su escéptica contraparte Scully, serán dirigidos por el creador y productor ejecutivo del formato, Chris Carter, y serán protagonizados por David Duchovny y Gillian Anderson, los protagonistas de la saga original. Tras 14 años, dijo Carter, “la buena noticia es que el mundo, en este tiempo, se ha vuelto aún más extraño y es un momento perfecto para contar estas seis historias”. Como sabéis, The X-Files fue uno de los primeros shows masivos de ciencia ficción, que además anticipó temáticas y tonos de la era dorada de la televisión estadounidense. Y es que no sólo fue un show trascendental para el estudio y la cadena, sino que fue un fenómeno mundial que dio forma a la cultura popular y que sigue siendo una joya para legiones de seguidores que disfrutaron con la serie”, indicó la presidenta de Fox Dana Walden. Ganadora de 16 premios Emmy y cinco Globos de Oro, la serie se estrenó en septiembre de 1993, duró nueve temporadas y se convirtió en un éxito en todo el mundo gracias principalmente al carisma de Mulder y Scully mientras investigaban un sinfín de casos paranormales. La serie tuvo dos adaptaciones cinematográficas también protagonizadas por Duchovny y Anderson: “The X-Files: Fight the Future” (1998) y “The X-Files: I Want to Believe” (2008), pero desde entonces se mantuvo en silencio, con los actores principales embarcados en otros proyectos y la suposición de sus fans de que las historias habían llegado a su final. Pero, en mayo del 2015, Carter anunció su regreso, en formato de miniserie, de la serie a la pantalla chica: una noticia que permitirá a la serie pionera ser, merecidamente, parte de este momento dorado de la TV y, de paso, enamorar a una nueva generación con sus misterios y conspiraciones gubernamentales para trata de ocultar la llegada de seres alienígenas a nuestro planeta. Y adelantó que podría haber más episodios. El estreno de la 10º temporada de X-Files constará de dos capítulos, uno dirigido por Carter y el segundo por Glen Morgan. El primero llevará por título My Struggle (Mi lucha), llevará a Mulder y Scully a trabajar juntos por primera vez en diez años en el caso de una joven que parece haber sido abducida y que revelará una información que cambiará todo lo que Mulder creía saber sobre la existencia de extraterrestres y el papel del gobierno para negar la evidencia, pero la verdad saldrá a la luz. Como podéis imaginar, los fans ya estamos contando los días para su estreno este 25 de enero a las 11 pm primero por FOX :)