Tal como lo señalamos la semana pasada, el conflicto en Yemen ha degenerado en una guerra de impredecibles consecuencias luego de la decisión de Arabia Saudita
- una corrupta petromonarquia aliada de los EE.UU. e Israel, gobernada por un déspota que traiciona a cada momento al Islam - que con el pretexto de “combatir al terrorismo” ha iniciado una operación militar en gran escala en Yemen en contra de los hutíes - aliados de Irán - que expulsaron del poder al golpista Abdo Rabu Mansur Hadi, quien usurpo el cargo en el 2010 derrocando al legitimo presidente Ali Abdalá Saleh durante la denominada “Primavera Árabe”
(una serie de revueltas organizadas por la CIA en aquellos países considerados “hostiles” a Washington) : Esta invasión militar organizada por Riad cuenta con el apoyo de casi todos los países sunnitas - con excepción de Omán - , el cual es visto como una llamada de atención ante el avance de Irán, la gran potencia chiíta, en el corazón del mundo árabe. Como sabéis, la república islámica ha ganado terreno e influencia por su activa participación en la guerra en Irak y Siria contra ISIS
- aquel grupo terrorista creado y financiado por los EE.UU. y Arabia Saudita, el cual tiene campos de entrenamiento en Jordania y Turquía, con el objetivo de desatar el caos y la violencia en la región y “justificar” así la presencia estadounidense - propinándole serias derrotas y retrocesos en el campo de batalla, algo que despertado el temor de los principales países sunnitas (una rama del Islam que es el principal adversario de los chiitas) como Arabia Saudita, Egipto y Turquía, los cuales no están dispuestos a tolerarlo y al ver que sus “engreídos” de ISIS no pueden con Teherán, por “sugerencia “ de los EE.UU. han decidido crear una fuerza militar conjunta - algo así como una OTAN árabe - para combatir a Irán y el primer campo de batalla elegido es Yemen. La ofensiva saudi amenaza por ello con agravar la refriega sectaria que desangra Oriente Próximo. Horas después de los primeros ataques aéreos, Teherán ha alertado de que la invasión respaldada por Estados Unidos solo fomentará la guerra civil o la desintegración del país. Como sabéis, el derrocamiento del legitimo presidente Ali Abdalá Saleh, por traidores cercanos a Arabia Saudita y los EE.UU. originando desde entonces una serie de violentas protestas lideradas por los hutíes (chiitas del norte de Yemen) que perseguían la restauración de la democracia en el país. Esa situación trajo consigo una sangrienta represión por parte de los golpistas, conduciendo al país hacia el colapso, al estallar una revolución que logro ocupar Saná – la capital – y expulsarlos del poder. Triunfantes los hutíes, iniciaron un avance para liberar la sureña ciudad de Adén donde los golpistas se habían refugiado, y es en ese momento que entra en acción Arabia Saudita, en auxilio del fugitivo Hadi, sunnita como ellos.
No es necesario recalcar que Yemen tiene una gran importancia para Arabia Saudíta y EE. UU. por su situación estratégica: está rodeado por el mar Arábigo, el golfo de Adén y el mar Rojo, una de las principales rutas del comercio mundial. Riad es un actor de mucho peso que no considera al territorio yemení como el de un país extranjero, sino como su patio trasero, por lo que no quiere perder su influencia en detrimento de Irán, que apoya a los huties. Es por ese motivo que la llegada al poder de estos últimos - debido a sus diferencias ideológicas y religiosas con los saudíes - supone una amenaza para sus intereses. Por lo tanto, han decidido recurrir a la opción militar para detener su alcance y evitar un gobierno chiíta en sus fronteras. Al considerarse Arabia Saudíta como el gran rival de Irán, así como su intención de extender su ideología wahabista y su intolerancia a Teherán, se cree llamado por ello a combatir a los hutíes y evitar que consoliden su poder con el apoyo de los persas, liderando una fuerza expedicionaria en Yemen, que incluye a aquellos países sunnitas como Barhéin, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Turquía, Sudán, Argelia, Qatar, Kuwait, Jordania, Pakistán y Marruecos que ven a Irán como su gran “enemigo”.
Este “peligro” constituye uno de los motivos fundamentales de la agresión a Yemen, que cuenta con el apoyo y la adhesión de EE.UU. e ISIS, unidos en su lucha contra Teherán. Por ello no es de extrañar las declaraciones del ministro consejero de la Cancillería de los Emiratos Árabes Unidos, Anwar Qarqash, quien aseguró: “No se puede mantener el silencio ante el cambio estratégico en la región a favor de Irán, cuyos representantes son los hutíes” aseveró, tratando con ello de “justificar” la agresión a Yemen. A esto debemos sumar las declaraciones del despreciable Criminal de Guerra Benjamín Netanyahu ante el Congreso de EE. UU., quien agrego que Irán “tiene el control de las capitales de cuatro países árabes, además de dos estrechos estratégicos en la región”. De esta forma, esta agresión se puede interpretar también como una estrategia por parte de Arabia Saudíta, apoyada por ISIS, Israel y EE. UU., para apoderarse de un país sumamente estratégico en la región.
Lo que estamos evidenciando hoy en día en Yemen recuerda lo sucedido en Ucrania cuando grupos de mercenarios con apoyo de los EE.UU. y la OTAN derrocaron al legítimo presidente, Víktor Yanukóvich, reemplazándolo por un títere colaboracionista con la esperanza de integrar automáticamente el país a la alianza atlántica y avanzar a Siberia, tratando con ello de aislar a Rusia, pero fracasaron en su intento, debido a la firme postura adoptada por el Presidente ruso Vladimir Putin que desbarató sus infames planes y ahora Ucrania es un pantano del cual no saben como salir..Sin embargo, en Yemen, la situación no ha sido diferente; al ser expulsados del poder los golpistas que ellos colocaron en el 2012, Arabia Saudita ha decidido invadir el país para restaurar a su protegido en el cargo, con el silencio cómplice de la ONU ante la brutal agresión, mientras que Washington y Europa le brindan su pleno apoyo demostrando con ello su hipocresía y doble moral. Si bien, el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al-Arabi, declaró hipócritamente que el objetivo de formar una fuerza militar conjunta era combatir a los “terroristas” en Yemen, todo parece indicar que el verdadero objetivo es Irán.
La agresión saudí a Yemen ha sido el primer paso en este contexto, en la que participan todos los países sunnitas árabes, a excepción de Omán. Además de la parte militar, la situación ya tiene pinta de que estos países se dirigen hacia una verdadera unión en campos como el político, el económico y el militar bajo control de los EE.UU. Como se nota en las declaraciones de las autoridades saudíes cuando amenazaron con cesar las exportaciones de petróleo desde Oriente Medio, en caso de que los buques petroleros se acerquen a los puertos yemeníes. Esto puede ser una señal del inicio de una subyugación del mundo árabe - tan soñada por los EE.UU. e Israel - cuya materialización sería una traición al Islam, ya que lo hacen no para luchar contra quienes son sus verdaderos enemigos, sino contra Irán.
Sus oscuras intenciones quedaron al descubierto tras conocerse los deseos de Arabia Saudita de poseer armas nucleares - no para atacar a Israel como debería ser - sino para hacer frente a la “amenaza iraní”, para lo cual habría pagado hasta el 60% del desarrollo nuclear de Pakistán a cambio de la posibilidad de comprarle ojivas nucleares, según informó 'The Guardian'. Es así como por un lado presionan a Teherán para que se deshaga de su tecnología nuclear y por el otro “premian” a Riad para que pueda tenerlo. Como podéis notar, la guerra de agresión en Yemen - instigada por EE. UU. y sus aliados occidentales - es solo un ensayo de lo que se viene mas adelante, con un país como Arabia Saudita dotada de armas nucleares y convertido en el gran desestabilizador no solo del Oriente Medio, sino del mundo :(
Yemen Crisis - Why is Saudi Arabia Launching... por namjad964