Malas noticias para Enmanuelle Macron. Es indudable que lo sucedido recientemente en Níger, donde el ejército depuso al corrupto gobierno colaboracionista de Mohamed Bazoum, ha preparado el escenario para una nueva confrontación con Occidente. En efecto, Níger ha estado en una situación similar a la de la mayoría de los estados de África Occidental, con su antiguo señor colonial, Francia, que a pesar de su “independencia” lograda en 1960 continuaba ejerciendo el poder financiero y militar en el país e interfiriendo groseramente en sus asuntos internos .Por esa razón, el golpe ha sido popular y deseado por muchos, quienes al tener noticia de la caída del odiado régimen, salieron espontáneamente a las calles de la capital para celebrarlo, exigiendo la expulsión inmediata de los franceses y la llegada de tropas rusas en su lugar para luchar efectivamente contra los grupos terroristas patrocinados por los EE.UU., algo que los franceses no hacían y por el contrario, se mostraron en múltiples ocasiones como sus cómplices. En el nuevo entorno geopolítico en el que vivimos, los estados africanos ahora tienen más espacio político y opciones para expulsar a la nefasta influencia occidental de sus territorios. Níger, un país sin salida al mar, empobrecido y devastado por la guerra, aunque rico en materias primas - especialmente el uranio, que Francia codiciaba para sí y fue el verdadero motivo por el despliegue de sus fuerzas en aquel país- se convertirá en un nuevo foco de tensión dentro del enfrentamiento entre Rusia y China contra Occidente, que ya se da en Ucrania y Taiwán. Como recordareis, en la pasada era de la unipolaridad estadounidense, los estados de África estaban sometidos de forma humillante a la voluntad de Occidente. Pobres, desesperadas e inestables, muchas naciones africanas se vieron obligadas a depender de sus antiguos señores coloniales, así como de los EE. UU., para obtener diversas formas de asistencia económica para sobrevivir. Esto fue especialmente cierto durante la era de la 'guerra contra el terror', cuando los grupos terroristas islámicos entrenados y armados por los EE.UU. que amenazan la seguridad de sus poblaciones. Para “combatir” a sus propias creaciones, fuerzas especiales francesas y estadounidenses se desplegaron “para luchar contra ellos” en los estados de África occidental. Sin embargo, está interesada “ayuda”, tuvo el costo de exigir que los estados africanos cumplieran con los términos y condiciones ideológicos de Occidente, sometiéndose completamente a sus dictados. Es decir, una nueva forma de neocolonialismo. Sin embargo, el mundo ha cambiado. El contexto de la guerra contra el terrorismo ha terminado y, en cambio, ahora vivimos en un entorno geopolítico dictado por una fuerte competencia entre EE.UU. y sus aliados contra China y Rusia, como se está dando en el resto del mundo. Este entorno significa que los estados africanos ahora tienen otras "opciones" para elegir para recibir asistencia, lo que les permite maximizar su propia autonomía política y espacio en lugar de cumplir con las condiciones ideológicas de otro. Por ejemplo, los estados africanos liberados del infame “tutelaje” franco-estadounidense utilizan cada vez más el Grupo Wagner de origen ruso para bridarles seguridad en lugar de la “asistencia” occidental, mientras que la iniciativa Belt and Road de China también significa que los estados africanos ya no pueden ser explotados inmisericordemente por organizaciones como el FMI. En estas circunstancias, siendo los militares los actores políticos más fuertes en países inestables como Níger, surge la oportunidad de que tomen el poder y se protejan de la depredación occidental, porque en este sistema internacional, EE. UU. ya no puede realizar intervenciones militares unilaterales directas. Esto ha hecho que los gobiernos y los militares se aprovechen de una reacción violenta anti-francesa en África occidental y la utilicen para rechazar la presencia de los antiguos amos coloniales expulsando a sus contingentes militares. En efecto, en apenas un año, el ejército francés ha sido expulsado de Malí, Burkina Faso y Níger. Sin embargo, el riesgo de una guerra civil en este ultimo país respaldada por Francia permanece, ya que las amenazas de Enmanuelle Macron de una intervención militar cada día suben más de tono. Si el golpe en Níger finalmente tiene éxito, las nuevas autoridades tienen la intención de establecer relaciones más estrechas con Rusia, que puede convertirse en un nuevo y mucho menos complicado garante de su seguridad. Si bien China generalmente brinda asistencia económica y de infraestructura a los estados africanos, así como una garantía de no intervención y apoyo a la soberanía nacional, es menos abierta y restringida al brindar apoyo militar específico para aplastar las insurgencias, que es más el nicho de Rusia. Níger, obviamente, también tiene un significado estratégico. Si bien es fácil descartarlo como un país sin salida al mar y empobrecido en medio del desierto, tiene un stock crítico de recursos naturales, que incluyen uranio, carbón, oro, mineral de hierro, estaño, fosfatos, petróleo, molibdeno, sal y yeso. Sus suministros de uranio se encuentran entre los más grandes del mundo, lo cual es absolutamente crítico para la energía nuclear. Es por esta razón que Paris no está dispuesto a renunciar a Níger sin luchar, y puede avecinarse un posible conflicto de poder. Si se derrotan los intereses respaldados por Occidente en el país, la pérdida estratégica de Níger en términos de los recursos que maneja sería enorme, y es muy probable que China obtenga una ventaja sobre Occidente en ese proceso. Níger es un actor importante, pero no clave, en el mercado mundial del uranio. En el 2022 produjo 2.000 toneladas de uranio (lo que representa el 4% de la producción mundial y lo sitúa en el 7.º lugar a nivel mundial, justo por debajo de Rusia con sus 2.500 toneladas). Para Níger, la venta de uranio es la principal fuente de ingresos por exportaciones y divisas. Las exportaciones de uranio representan unos 200 millones de dólares anuales (hasta el 30 % del valor total de las exportaciones de Níger). La mayor parte (hasta el 100 % en algunos años) se envía a Francia, proporcionandole alrededor del 25% de su consumo anual (Francia consume aproximadamente 8.000 toneladas por año). El 31 de julio, los medios informaron que Níger había suspendido las exportaciones de uranio y oro a Francia. De esta manera, la perspectiva de que Francia pierda hasta una cuarta parte de su suministro de uranio amenaza con intensificar su situación energética actual, una situación ya complicada por la persistente crisis energética de dos años que se extiende por Europa. Todo esto ha colocado a Níger bajo la mirada colonialista de Francia que mantener el control del uranio y que ahora se le escapa de las manos. Si bien hablar de golpes de Estado y guerras civiles en África puede parecer común para el público occidental, ahora están ocurriendo en un nuevo entorno geopolítico ampliamente percibido como una nueva Guerra Fría. La actitud condescendiente de Occidente hacia África, un continente que busca su propia independencia y prosperidad, está pasando factura. Las puertas se están abriendo para otros jugadores, y es algo que ciertos países se niegan a aceptar (Por cierto, el pasado domingo venció el plazo dado a la junta para que reponga en el cargo al traidor Bazoum, lo cual ha sido rechazado por los militares, los cuales han prometido liberar a Níger de la influencia colonial, reforzando las medidas de seguridad en la capital del país africano, Niamey, declarando el cierre del espacio aéreo de la nación. En un comunicado citado por AFP, los golpistas señalan que el cierre se impone "para todos los aviones hasta nuevo aviso" debido a la "amenaza de intervención, cada vez más clara por la preparación de los países vecinos liderados por Francia". El grupo advierte sobre una "respuesta energética e inmediata" en caso de producirse una invasión. "Nos mantendremos en pie y lucharemos dispuestos a defender la integridad de nuestro territorio y el honor de nuestro pueblo''", declaró al respecto el general Mohamed Toumba, uno de los dirigentes de la junta, en una multitudinaria concentración de partidarios en Niamey. De ocurrir la invasión, Francia será enteramente responsable del baño de sangre que ocurrirá)
Continuando con nuestra ruta del Báltico, toca ocuparnos en esta oportunidad de Riga, la capital de Letonia, caracterizada por peculiar arquitectura. Si bien las torres góticas que dominan el paisaje urbano pueden sugerir austeridad, es el extravagante art nouveau el que forma la carne y el espíritu de esta vibrante ciudad cosmopolita, la más grande de las tres capitales bálticas. En efecto, con más de dos décadas de libertad (y un estatus renovado como capital de Letonia ) en su haber, Riga está reclamando su título legítimo como la piedra angular cosmopolita del Báltico.Situada en la encrucijada de los grandes imperios que escribieron las páginas de la elaborada historia de Europa, Riga fue, durante siglos, un eje estratégico en la anexión de tierras importantes, hasta que quedó en la oscuridad cuando cayó el Telón de Acero tras la II Guerra Mundial. Hoy en día, ese ominoso pasado quedo atrás y la ciudad se muestra irreconocible: elegante, animada y rebosante de joyas arquitectónicas. Hagamos una lista de ellas ¿vale? 1. El Monumento a la Libertad; Donde antes se erigía una estatua del zar ruso Pedro el Grande, los letones decidieron levantar en 1935 (con donaciones privadas) un monumento para memorar a los soldados caídos durante la Guerra de Independencia de Letonia. El resultado fue el Monumento a la Libertad, un imponente pero a la vez elocuente obelisco de 42 metros de alto que mira de reojo al pasado pero que, sobre todo, representa una oda a la libertad y al futuro. Quizás la inscripción Tēvzemei un Brīvībai, localizada en uno de los costados del obelisco, lo resume todo: «por la patria y la libertad». Con el paso de los años sigue siendo un lugar muy simbólico para los letones y un recordatorio constante de las dificultades que ha sufrido esta pequeña república báltica para alcanzar la independencia. En la actualidad, los letones se afanan en que nunca falten las ofrendas florales, aquellas que durante más de 50 años de brutal ocupación soviética estuvieron prohibidas; 2. La Catedral de Riga; Algunos dirán que es de estilo gótico, otros que es románica y los más osados que la ven barroca. Todos ellos están en lo cierto y a la vez se equivocan al catalogarla: simplemente es única. Un templo de más de 700 años de antigüedad – fue completado en 1270 – da para mucho: incendios, restauraciones y diferentes funciones, desde un convento a una sala de conciertos. Su protagonismo en el centro de Riga es indiscutible. La pequeña plaza de Doma Laukums – de la Catedral – es un centro neurálgico para los turistas. La razón es clara: es absolutamente encantadora. De la catedral a los preciosos edificios Art Noveau o la Rīgas Birža (Casa Modernista), antigua bolsa y en la actualidad uno de los museos más prolíficos de Letonia; 3. El Castillo de Riga: Siempre ha estado al compás de todos los avatares históricos y políticos que ha vivido Letonia. Fue construido por la Orden de Livonia allá por el siglo XIV como fortaleza y para servir de residencia a su maestre, tres siglos más tarde fue conquistada por Suecia, y tras las dos guerras mundiales sirvió, luego de la primera como sede del Gobierno y de la segunda como residencia de la Presidencia de la República. Para visitarlo nada mejor que pasear por 11. novembra krastmala (Terraplén 11 de noviembre – en honor a una batalla de la Guerra de Independencia), un paseo al margen del río que permite admirar la inmensidad del Daugava y divisar, al otro lado, algunos de los edificios modernistas de la ciudad como la Torre Swedbank o la Biblioteca Nacional de Letonia; 4. La Catedral de la Natividad de Riga: En el país báltico con el mayor porcentaje de población rusa, su herencia se percibe de forma abrupta cuando llegamos hasta la Catedral de la Natividad, principal templo religioso de corte ortodoxo de Riga. Situada en la Esplanāde, comparte espacio con el Museo Nacional de Arte de Letonia y la Academia de las Artes. De estilo neobizantino, sigue el patrón historicista que se impuso a finales del siglo XIX en la mayor parte del Imperio Ruso y que ahora inunda las ciudades de Europa del Este. Coronado por dos cúpulas de color dorado, su interior no es desdeñable sino más bien una explosión de colores, imágenes y devoción de quienes la visitan; 5. La Casa de los Tres Hermanos: Los que tengan hermanos lo sabrán: ni podéis estar juntos ni separados. No sois iguales pero a la vez dos desconocidos dirían que sois familia. Tampoco tenéis la misma edad ni os gustan las mismas cosas pero, al fin y al cabo sois hermanos. Así se podría describir al Trīs brāļi, el peculiar monumento arquitectónico de Riga. Si me hubieses enseñado una foto de la Casa de los Tres Hermanos te habría dicho que estamos en Ámsterdam o una ciudad neerlandesa aleatoria. Pero por osadía toda ciudad tiene su monumento peculiar que inefablemente atrae a todo turista incluso sin que este se explique por qué. Y en Riga este ha sido el elegido. Cada uno de ellos representa un estilo y una época diferente. El blanco es el más antiguo (siglo XV) y tiene algunos detalles renacentistas, el número 19 (amarillo) está inspirado en el manierismo holandés mientras que el edificio localizado en el 21 es el más estrecho y, desde mi punto de vista, coqueto de todos; 6. La Casa de los Cabezas Negras y la Plaza del Ayuntamiento: El punto final de nuestra visita es la Plaza del Ayuntamiento, la joya de la corona y el principal centro neurálgico de la ciudad. El protagonismo sin lugar a dudas se lo lleva la Casa de los Cabezas Negras, un precioso pero a la desconcertante edificio que tuvo que ser reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial. En el centro de la Rātslaukums se encuentra la Estatua de Rolando, símbolo de la libertad, la soberanía y la independencia letona. No es la estatua original de 1886 sino una copia. La auténtica, como la libertad, sigue bien custodiada: al final, es demasiado importante como para perderla. Duramente bombardeada por los rusos durante la Segunda Guerra Mundial, no es de extrañar que en la Plaza del Ayuntamiento convivan algunos edificios reconstruidos con otros levantados en los últimos 30 años como el Museo de la Ocupación de Letonia o el Ayuntamiento de Riga. Se trata de una ciudad fantástica ideal para callejear y podéis llegar a pie a todos los lugares de interés que os recomendamos. Es más, no solo podéis sino que debéis: pasead por Riga, visitad cada rincón, quedaos de brazos cruzados viendo sus edificios modernistas y, sobre todo, disfrutadla como se debe. Ahora nos toca dirigirnos a Vilnius, la capital de Lituania. Y allí vamos...