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miércoles, 25 de junio de 2025

EE.UU.: Una falsa narrativa

La interesada afirmación, adoptada por Estados Unidos, Israel y sus socios europeos, de que el ataque a Irán fue “un intento preventivo para impedir que Teherán adquiriera armas nucleares” es manifiestamente falsa. Tiene casi el mismo peso que las acusaciones contra Saddam Hussein de Irak en el 2003, y esta guerra de agresión es igualmente ilegal. Como sabeis, y durante casi cuatro décadas, el Criminal de Guerra Benjamín Netanyahu, ha afirmado que Irán está a punto de adquirir un arma nuclear. Sin embargo, todos los intentos de alcanzar un acuerdo que implique mayor vigilancia y restricciones al programa nuclear iraní han sido sistemáticamente desmantelados por Israel y sus poderosos grupos de presión en las capitales occidentales. Para evaluar adecuadamente el ataque de Israel contra Irán, debemos establecer los hechos en este caso. Los sionistas afirman haber lanzado un ataque preventivo, pero no han presentado ninguna prueba que respalde sus acusaciones de que Irán estaba a punto de adquirir un arma nuclear. Simplemente afirmar esto no constituye una prueba, sino una afirmación, similar a cómo Estados Unidos le dijo al mundo que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva, cuando posteriormente reconocieron que ello era falso y solo buscaron un pretexto para apoderarse de sus inmensas reservas de gas y petróleo, tal como ocurrió posteriormente. En marzo, la directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Tulsi Gabbard, testificó ante un Comité de Inteligencia del Senado que la comunidad de inteligencia “continúa evaluando que Irán no está construyendo un arma nuclear y que el líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, no ha autorizado el programa de armas nucleares que suspendió en el 2003”. Además de esto, Irán participaba activamente en negociaciones indirectas con Estados Unidos para alcanzar una nueva versión del Acuerdo Nuclear de 2015. Donald Trump anunció que Washington se retiraría unilateralmente del acuerdo en 2018, y en su lugar implementaría una campaña de sanciones de “máxima presión” a instancias de Israel. A pesar de las afirmaciones de Netanyahu y Trump de que Irán estaba violando el acuerdo nuclear, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) publicó un informe que afirmaba que Irán cumplía plenamente con el acuerdo en ese momento. Si rastreamos cada conversación con los neoconservadores, los halcones de guerra israelíes y los centros de estudios de Washington, su oposición al acuerdo nuclear de la era Obama siempre termina derivando en las cuestiones del programa de misiles balísticos de Irán y su apoyo a actores regionales no estatales en Líbano, Yemen y Gaza. Los sionistas afirman con frecuencia que Irán producirá un arma nuclear en "años", "meses" o incluso "semanas", una falsa narrativa que se ha vuelto casi natural. Sin embargo, su principal problema siempre ha sido el apoyo de Irán a grupos como Hamás y Hezbolá, que luchan por la creación de un Estado palestino, en territorios usurpados por Israel. La prueba de todo esto es simple. Israel, por sí solo, no puede destruir el vasto programa nuclear de Irán. Tampoco está claro si Estados Unidos puede destruirlo, por más que Trump haya afirmado “que el programa nuclear de Irán ya no existe” luego de bombardear sus instalaciones nucleares con misiles, aunque no puede comprobar si logro su objetivo. Un ejemplo de la ineficacia estadounidense para penetrar búnkeres de estilo iraní, construidos en cordilleras montañosas, como muchas de las instalaciones nucleares iraníes, quedó demostrado con el fracaso estadounidense en destruir las bases de almacenamiento de misiles en Yemen con sus municiones antibúnker, lanzadas desde bombarderos B-2. Casi inmediatamente luego de lanzar su guerra contra Irán, Netanyahu envió un mensaje en inglés al pueblo iraní, instándolo a derrocar a su gobierno en un intento de provocar disturbios civiles. Desde entonces, prácticamente ha anunciado que su verdadera intención es un cambio de régimen, afirmando que la operación "podría conducir" a un cambio de régimen, siguiendo la misma línea adoptada por Trump tras sus injustificados ataques. La propia comunidad de inteligencia y las élites militares de Israel también han expresado su opinión de que su fuerza aérea por sí sola no es capaz de destruir el programa nuclear iraní. Entonces, ¿por qué lanzar esta guerra si no es posible lograr el aparente objetivo por el que se lanzó "preventivamente”? Hay dos posibles explicaciones: La primera es que Netanyahu ha lanzado este ataque contra Irán como enfrentamiento final en su “guerra de siete frentes”, con la que espera concluir el conflicto regional mediante un intercambio mortal que en última instancia infligirá daños a ambas partes. En este escenario, el resultado deseado sería concluir la guerra con la afirmación de que Netanyahu “ha logrado destruir o ha degradado significativamente el programa nuclear iraní”. También añadiría afirmaciones, como ya lo hemos visto, de que se eliminaron enormes cantidades de misiles y drones iraníes. Esto también daría sentido al ataque israelí inicial, que mató a altos comandantes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) y científicos nucleares. Sería la combinación perfecta de propaganda para vender una falsa narrativa. Por otro lado, se asumiría que Teherán también se adjudicaría la victoria, ya que luego de los ataques, sigue firme en el poder. Entonces, ambas partes podrían mostrar los resultados a su población y las tensiones se calmarían temporalmente. Si se lee lo que dicen los centros de estudios con sede en Washington al respecto, en particular la Fundación Heritage , se habla de la capacidad de contener la guerra. La segunda explicación, que podría ser un beneficio adicional que los israelíes y los EE. UU. esperan que llegue como resultado de sus esfuerzos, es que esta es una guerra de cambio de régimen a gran escala que está diseñada para atraer a los EE. UU. El “prestigio militar” de Israel se vio gravemente dañado en el ataque liderado por Hamás el 7 de octubre del 2023, donde fueron humillados no por un ejército, sino para mayor vergüenza, por un pequeño grupo de combatientes, y desde entonces no se ha logrado ninguna victoria sobre ningún enemigo. Hamás sigue operando en Gaza y se dice que cuenta con el mismo número de combatientes que al comienzo de la guerra. Hezbolá sufrió importantes golpes, pero sigue muy activo, mientras que Ansarallah, en Yemen, no ha hecho más que aumentar su fuerza. Esta es una derrota aplastante para el ejército israelí y una vergüenza para Estados Unidos. Como es bien sabido, Irán es la potencia regional que respalda a todo el llamado Eje de la Resistencia. Sin él, grupos como Hezbolá y Hamás se verían significativamente debilitados. Evidentemente, la resistencia armada a la ocupación israelí nunca cesará mientras existan pueblos ocupados y vivan bajo un régimen opresivo, pero destruir a Irán sería devastador para la alianza regional contra Israel. La gran pregunta, sin embargo, es si un cambio de régimen es siquiera posible. Existe un serio interrogante aquí, y parece mucho más probable que esto termine en una pendiente resbaladiza hacia una guerra nuclear. Lo que hace aún más ridícula la afirmación israelí-estadounidense de que esta guerra es de alguna manera preventiva, de la cual no existe prueba alguna, es que, en todo caso, Irán podría apresurarse a adquirir un arma nuclear con fines defensivos, como ya se lo ofreció Corea del Norte y Pakistán. Si ni siquiera pueden confiar en que los israelíes no los bombardearán con el apoyo de Estados Unidos, mientras se suponía que las negociaciones estaban en marcha, ¿cómo podría negociarse un acuerdo? Incluso si Estados Unidos se une y asesta un duro golpe al programa nuclear iraní, esto no significa que Irán simplemente lo abandone por completo. En cambio, Teherán podría simplemente reconstruir y adquirir la bomba en años posteriores con el apoyo de sus aliados, como China, Rusia o Corea del Norte. Al respecto, veteranos analistas de la realidad iraní también dudan de la capacidad de Israel para poder destruir al régimen iraní, incluso en el caso de que logren matar al líder supremo Alí Jamenei. Consideran por el contrario que la ofensiva israelí puede permitir al régimen atrincherarse y acelerar los intentos de desarrollar el arma nuclear, por lo que coinciden que si EE.UU. e Israel creen que con sus ataques van a doblegar a Irán, están muy equivocados (Precisamente, Bloomberg informa que, a pesar de las palabras altisonantes de Trump, EE.UU. evitó dañar reactores nucleares en su ataque a Irán, y que las imágenes satelitales muestran que las instalaciones de investigación en la planta de Isfahán, no fueron atacadas por las fuerzas estadounidenses, los cuales según cuatro altos funcionarios de la OIEA en Viena, “habían sido dejados intactos deliberadamente”. Esta información es coloborrada por el Pentágono, el cual agrego que los bombardeos sobre Irán ordenados por Trump el pasado sábado no lograron ni los objetivos perseguidos ni lo que luego afirmaron el propio presidente de EEUU y su equipo: no destruyeron los componentes fundamentales del programa nuclear del país y solo lo retrasaron unos meses, según una evaluación preliminar de los servicios de inteligencia estadounidenses).

DOOM / THE DARK AGES: Viviendo el caos medieval

Cuando id Software revitalizó la franquicia Doom en el 2016, no solo insufló nueva vida a una serie clásica, sino que también revitalizó el género de los juegos de disparos en primera persona. En un panorama dominado por lanzamientos anuales repetitivos y una jugabilidad estancada, Doom emergió como una alternativa refrescante, con énfasis en el combate agresivo y las mecánicas clásicas. Luego de casi una década, la última entrega, Doom: The Dark Ages, lleva a los jugadores a un viaje medieval lleno de intensa acción de exterminio de demonios, mecánicas de juego innovadoras y un mundo visualmente impactante. Esta nueva entrega marca una evolución significativa en la serie, basándose en las bases de sus predecesores. El juego conserva el intenso juego de armas que tanto adoran los fans, a la vez que introduce nuevas mecánicas que enriquecen la experiencia. Un elemento central de esta nueva jugabilidad es la Sierra Escudo, un arma versátil con múltiples funciones: sirve como escudo de defensa, arma para ataques cuerpo a cuerpo y herramienta para desplazarse. Esta pieza transforma la forma en que los jugadores se involucran en el juego, permitiendo un enfoque más estratégico del combate. Si bien el juego presenta algunos pequeños fallos, estos no le restan diversión, convirtiendo a Doom: The Dark Ages en una experiencia emocionante tanto para principiantes como para veteranos. El sistema de combate se ha rediseñado para reflejar un estilo más intenso y meditado. El Doom Slayer, ahora representado como un guerrero medieval, combina agilidad con fuerza bruta. Los jugadores pueden bloquear y parar ataques, convirtiendo la defensa en ataque con solo pulsar un botón en el momento oportuno. Esta mecánica añade complejidad a la jugabilidad, creando oportunidades para que los jugadores desaten contraataques devastadores. El ritmo del juego es más lento que en sus predecesores, pero la acción se mantiene rápida y caótica, garantizando que los jugadores estén constantemente inmersos en la lucha contra las fuerzas del Infierno. Ambientado en el siniestro mundo de Argent D'Nur, Doom: The Dark Ages sirve como precuela de los títulos anteriores, explorando la historia del Doom Slayer y los Centinelas de la Noche. La narrativa gira en torno a una guerra contra el Infierno, con el Corazón de Argent, un antiguo artefacto, en el centro del conflicto. Si bien la historia puede no ser el punto fuerte del juego, proporciona un telón de fondo para la intensa acción. Los jugadores se desplazan por diversos entornos, desde extensos bosques hasta antiguas ruinas, mientras luchan contra fuerzas demoníacas lideradas por Azhrak, el príncipe del Infierno. La narrativa del juego se enriquece con sus impresionantes gráficos, que combinan la estética medieval con elementos de ciencia ficción. Cada nivel está diseñado para ofrecer experiencias únicas, permitiendo a los jugadores explorar intrincados espacios interiores y extensos paisajes exteriores. Las escenas cinemáticas marcan la acción, proporcionando contexto e impulsando la historia, aunque podrían no satisfacer del todo a quienes buscan una narrativa más profunda. Los propios entornos cuentan una historia, sumergiendo a los jugadores en un mundo donde la grandeza ancestral se encuentra con la guerra implacable. Doom: The Dark Ages introduce varias mecánicas de juego nuevas que mejoran la experiencia general. La Sierra Escudo no solo sirve como arma, sino que también facilita el movimiento por el campo de batalla. Los jugadores pueden lanzarse contra los enemigos, creando una experiencia de combate dinámica, fluida y emocionante. El juego fomenta la exploración, con recursos ocultos repartidos por los niveles que permiten mejorar armas y habilidades. Esta decisión de diseño recompensa a los jugadores por dedicar su tiempo y sumergirse en el entorno, lo que añade profundidad a la jugabilidad. La variedad de armas sigue siendo un sello distintivo de la franquicia Doom, con un arsenal que incluye potentes armas de fuego y opciones de combate cuerpo a cuerpo. Cada arma se puede mejorar, lo que permite a los jugadores adaptar su estilo de juego a sus preferencias. La sinergia entre la Sierra Escudo y diversas armas crea oportunidades para el combate estratégico, haciendo que cada encuentro sea único. El diseño del juego anima a los jugadores a experimentar con diferentes tácticas, garantizando que cada batalla sea única. A nivel técnico, Doom: The Dark Ages destaca, demostrando las capacidades del motor ID Tech 8. El juego presenta gráficos impresionantes, con modelos de personajes detallados y entornos expansivos que sumergen a los jugadores en su mundo. El rendimiento es fluido, funcionando a 60 fotogramas por segundo en PS5 sin problemas notables. Las impresionantes vistas y los intrincados diseños de niveles contribuyen a una experiencia inmersiva que cautiva a los jugadores de principio a fin. Sin embargo, el diseño de sonido ha recibido críticas dispares. Si bien la jugabilidad está acompañada de música heavy metal, carece del estilo distintivo que caracterizó las entregas anteriores de la serie. La banda sonora resulta genérica y no intensifica la acción con la misma eficacia que en títulos anteriores. A pesar de ello, los efectos de sonido durante el combate son impactantes, lo que contribuye a la experiencia general de ser una fuerza formidable en el campo de batalla. Disponible en PlayStation 5 , Xbox Series X y Series S , Microsoft Windows , GeForce Now y Xbox Cloud Gaming.
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