Nunca como hoy esta conocida frase se puede aplicar perfectamente a los violentos sucesos desatados en el conflictivo Medio Oriente, donde grupos de islamistas radicales existentes en aquellos países donde “triunfó” la Primavera Árabe , han tomado las calles para desatar el caos y la violencia , tomando como pretexto la difusión de una película llamada “Innocence of Muslims” - La Inocencia de los Musulmanes - catalogada de ofensiva contra el Islam y al cual dedique una extensa nota el miércoles en “Cortocircuito”. Filmada en los Estados Unidos y financiada por empresarios judíos, esta cinta denigra groseramente al profeta Mahoma presentándolo como un bastardo de dudoso origen, homosexual, ladrón, pederasta, impostor, zoofílico y un asesino ávido de sangre, lo cual como es obvio, ha hecho estallar no solo la furia incontenible en esos países, sino que a su vez es una advertencia a Occidente de que son ellos a partir de ahora quienes marcan las normas en las nuevas sociedades «liberadas». Tres países árabes, Túnez, Egipto y Libia, han concluido su “revolución” y otros tres - Siria, Yemen y en cierta medida Bahréin - la mantienen abierta desde hace un año. Como sabéis, Túnez, el más desarrollado y culto, abrió la caja de Pandora. Egipto, el más poblado y en apariencia tolerante, fue en pocos meses el alumno más aplicado.La victoria de los islamistas en las primeras elecciones democráticas de esos países produjo otra de las grandes paradojas de nuestros tiempos: la presunta revolución de las “libertades” - alentada y financiada por Europa y Estados Unidos para instaurar gobiernos colaboracionistas en la región y disponer en el caso libio, de sus ingentes recursos petroleros — condujo a la victoria de opciones radicales hasta el año pasado clandestinas, que abogan por un Estado fundamentalista en diversos grados, y abiertamente hostiles a Occidente y todo lo que representa. Desde el triunfo de la mal llamada Primavera Árabe, ciudades como El Cairo, Túnez, Trípoli o Bengasi se han convertido en altamente inseguras y donde la vida no vale nada. Sus calles respiran miedo, temor y falta de autoridad por parte de los gobiernos provisionales y desmoralización de las fuerzas policiales y militares. Así,la célebre plaza Tahrir de El Cairo ha degenerado en un mercadillo de los violencia integrista de cada día, mientras que en Libia las milicias armadas establecen territorios donde imponen su ley a sangre y fuego, a su vez que en Túnez los islamistas atemorizan abiertamente a todos en su afán de imponer la Sharia a como de lugar en una sociedad laica. Un elemento esencial, la aplicación de la ley, parece en suspenso, mientras se busca cualquier pretexto para encender la pólvora. Así, un difamante vídeo en Youtube o una caricatura en la prensa europea por parte de los “cruzados”, basta para dar inicio a un nuevo ciclo de violencia donde sus victimas siempre son los que nada tienen que ver con ello. Con la caída de los regimenes represivos que lo controlaban todo, y suplantados por extremistas de todo pelaje,las incendiarias prédicas de los viernes en las mezquitas o de las páginas web radicales instando a la “guerra santa” contra Occidente es cosa de todos los días. Paradójicamente, la nueva anarquía instalada en estos países “liberados” durante la Primavera Árabe, contrasta con el férreo control que aplican las corruptas y decadentes monarquías autoritarias del Golfo Pérsico (coincidentemente títeres de los EEUU y fieles servidores de sus oscuros intereses en la región) Así, las violentas manifestaciones convocadas para este viernes en protesta por el infame vídeo contra Mahoma, que se realizarán en Túnez,Teherán, Trípoli, El Cairo y Saná, son impensables en Riad o Dubai por ejemplo. Asimismo estos movimientos integristas han hallado en la Internet un nuevo aliado para difundir sus proclamas violentistas, facilitando la manipulación de los sentimientos religiosos para obtener beneficios políticos. Si bien el Gobierno colaboracionista afgano ha anunciado que intentará bloquear Youtube para evitar que se propaguen a Kabul las manifestaciones contra los Estados Unidos, en la actual sociedad de la información es como intentar arar en el mar.Los atentados contra las embajadas norteamericanas en El Cairo y Bengasi, la ejecución del embajador estadounidense en Libia, así como el reciente asalto de su embajada en Yemen son sólo un capitulo más de un ciclo interminable de violencia que amenaza con ir a más mientras los radicales dirigen la transición post-revolucionaria y se consolidan cada día más. La sangre llama a la sangre y estarán gustosos de derramarla si se trata de combatir a su mortal enemigo, aquel que ilusamente los armo y entreno exclusivamente para derrocar a regimenes opresores creyendo que “en agradecimiento” los tendría bajo su control, pero que ahora muerden la mano de quien les dio de comer. A que se lo tienen bien merecido ¿no os parece? :)
