EL MISTERIO DE LAS ESTRELLAS DESAPARECIDAS: Secretos por descubrir
Durante las últimas siete décadas, el misterio de las estrellas que desaparecen ha intrigado a la comunidad astronómica. La comunidad científica ha hecho varios esfuerzos para entender las causas de estas desapariciones repentinas, y las hipótesis van desde supernovas fallidas que colapsan en agujeros negros hasta posibles megaestructuras construidas por civilizaciones avanzadas para capturar la energía de las estrellas. Según la teoría más aceptada, las estrellas supermasivas llegan al final de sus días en forma de supernovas, explosiones luminosas de proporciones cósmicas. Después de una supernova, el cadáver de una estrella colapsa y se convierte en una estrella de neutrones o bien, en un agujero negro. Si una estrella del firmamento visible desde la Tierra causara una supernova, veríamos un espectáculo difícil de ignorar durante varios días en el cielo nocturno. Sin embargo, alrededor de 800 estrellas gigantes que eran visibles desde nuestro planeta están ahora en calidad de desaparecidas. Inesperadamente y sin dar señales de supernovas, simplemente han dejaron de ser visibles. En efecto, se han registrado cerca de 800 eventos en los que estrellas han dejado de ser visibles de forma inesperada, sin dejar rastro ni señales claras de su destino final. Este suceso es especialmente desconcertante porque, según nuestro entendimiento del universo, las estrellas no deberían apagarse sin más. Deberían atenuarse gradualmente o, si son lo suficientemente masivas, explotar en una supernova espectacular, liberando enormes cantidades de energía y materia al espacio, antes de convertirse en una estrella de neutrones o un agujero negro.Así, los astrónomos que se han topado con estos sorprendentes casos en los que una estrella observable un momento desaparece por completo al siguiente, sin más aviso ni reaparición, se hacen la pregunta inevitable: ¿adónde van estas estrellas? Al respecto, un estudio elaborado por el Instituto Niels Bohr de Dinamarca y el Instituto Max Planck de Astrofísica en Alemania, ha ofrecido nuevas luces sobre este enigma. Según sus conclusiones, las estrellas de gran masa podrían desaparecer más discretamente de lo esperado, sin la dramática explosión de una supernova. La investigación apunta a que, en casos de suficiente masa, la fuerza gravitatoria de la estrella podría ser tan intensa que evita cualquier tipo de explosión, llevando a un "colapso completo" directo en un agujero negro, tragándose cualquier indicio de su existencia previa."Si uno se quedara mirando a una estrella visible que sufriera un colapso total, sería, justo en el momento adecuado, como ver a una estrella apagarse de repente y desaparecer de los cielos", explicaron los científicos. "El colapso es tan completo que no se produce ninguna explosión, nada escapa y no se vería ninguna supernova brillante en el cielo nocturno", añadieron.La evidencia de este proceso se observa en el sistema binario VFTS 243 en la Gran Nube de Magallanes, donde un agujero negro y una estrella compañera coexisten sin señales de la violenta explosión de supernova que debería haber ocurrido según los modelos convencionales.Este fenómeno se confirma al observar que la órbita de VFTS 243 es casi perfectamente circular, lo que sugiere que no hubo la típica "patada natal" que desplaza el núcleo tras una explosión. Los investigadores también han notado la ausencia de material expulsado, que debería estar presente si hubiera ocurrido una supernova. Esto apoya la teoría de que la estrella colapsó directamente en un agujero negro, perdiendo la mayor parte de su energía a través de partículas subatómicas llamadas neutrinos.Estos hallazgos representan un avance significativo en la comprensión de la evolución estelar. "Nuestros resultados destacan a VFTS 243 como el mejor caso observable hasta la fecha para la teoría de los agujeros negros formados mediante colapso total", afirma una astrofísica del Instituto Niels Bohr. Este sistema servirá como un punto de referencia crucial para futuras investigaciones sobre la evolución y el colapso estelar. Aunque no todas las desapariciones puedan atribuirse a este fenómeno, la investigación sobre VFTS 243 proporciona una explicación plausible para al menos algunos de estos casos. "Aunque aún no podemos estar completamente seguros de la conexión, nuestros resultados nos han acercado mucho más a una explicación creíble", concluyeron.Si los investigadores están en lo cierto, entonces esto significa que muchas de las estrellas más masivas del universo, que brillan con tanta intensidad, terminarán sus vidas en una oscuridad silenciosa mientras son absorbidas en el olvido de un agujero negro. “Un destino que también le deparará al sistema VFTS 243 cuando le llegue el momento” aseguraron. Otra teoría contempla la posibilidad de que las estrellas que desaparecen puedan ser un indicio de la existencia de civilizaciones avanzadas. Precisamente, hace aproximadamente seis años, el proyecto científico ciudadano VASCO (siglas en inglés de: Fuentes que Aparecen y Desaparecen durante un Siglo de Observaciones) se propuso detectar y catalogar el número de estrellas que han desaparecido sin explicación en las últimas siete décadas."En el proyecto de ciencia ciudadana, comparamos imágenes de los años 50 con imágenes modernas del cielo", explicó en su momento a Space la investigadora principal y astrofísica del Instituto Nórdico de Física Teórica de Suecia. "El objetivo final es identificar un objeto que es claramente visible en varias imágenes antiguas, pero que ya no es visible en la actualidad". En el 2022, VASCO publicó un estudio en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society en el que detallaba los resultados de sus investigaciones. Según el artículo, el equipo analizó el catálogo de imágenes del Observatorio Naval de Estados Unidos, comenzando en 1949, y las comparó con el archivo del sondeo del cielo Pan-STARRS, que abarca el periodo entre 2010 y 2014. Encontraron 298.165 estrellas que eran visibles en las imágenes antiguas pero no en las nuevas. La mayoría de estas desapariciones tenían explicaciones sencillas, como asteroides, objetos que cambian de brillo o que se desplazan a gran velocidad por el cosmos. Sin embargo, quedaron 5.399 estrellas para las cuales no pudieron encontrar una explicación plausible. El equipo revisó manualmente las imágenes para descartar fallos de cámara y otros errores, reduciendo el número a 100 candidatos sólidos. No encontraron ninguna estrella que hubiera sido visible tanto en las imágenes antiguas como en las nuevas y que, de repente, desapareciera. Detectar las estrellas desaparecidas no implica necesariamente entender por qué ya no se ven, aunque el equipo se ha aventurado a especular sobre los posibles motivos de estas desapariciones. Según los científicos, estas estrellas podrían haberse oscurecido, similar a lo que ha ocurrido con Betelgeuse, una brillante estrella roja en la constelación de Orión, que ha ido atenuando su brillo de manera inesperada desde finales del 2019 y en el 2020. También es posible que estas estrellas hayan experimentado una supernova, una explosión que ocurre en la etapa final de la vida de una estrella. Sin embargo, este tipo de eventos suele dejar un resplandor que puede ser observado durante días, por lo que normalmente serían detectables. La desaparición repentina de una estrella podría indicar que ha colapsado en un agujero negro, aunque esta posibilidad es extremadamente rara. Según el estudio, la probabilidad de que esto suceda es de menos de una entre mil millones en los últimos 70 años. El equipo también sugiere que las estrellas desaparecidas podrían ser lentes gravitatorias, es decir, objetos que deforman el espacio-tiempo debido a la presencia de masas extremadamente grandes. Esto podría provocar la magnificación de objetos distantes, así como de breves estallidos de luz o explosiones de rayos gamma. Además, objetos en movimiento cercanos, como asteroides, también podrían explicar estas desapariciones. Aunque los investigadores reconocen que el estudio de estos objetos es de interés para la astrofísica, el verdadero impulso detrás del trabajo del equipo de VASCO era la búsqueda de señales tecnológicas que pudieran indicar la presencia de civilizaciones avanzadas en el universo. Al respecto, el astrofísico ruso Nikolai Kardashev propuso en los años 60 una escala para medir el progreso de una civilización avanzada según su capacidad para aprovechar la energía de su entorno, conocida como la escala de Kardashev. Según esta escala, existen tres tipos de civilizaciones: Tipo I (planetaria): Estas civilizaciones pueden utilizar toda la energía disponible en su planeta de origen, como la nuestra, la civilización humana; Tipo II (estelar): Estas civilizaciones tienen la capacidad de aprovechar la energía total de su estrella madre. Un ejemplo teórico de esto sería la construcción de esferas Dyson, megaestructuras espaciales diseñadas para recolectar la energía de una estrella de manera eficiente, lo que les permitiría alimentar a toda una civilización durante períodos de tiempo extremadamente largos, incluso miles de millones de años; Tipo III (galáctica): Estas civilizaciones pueden controlar y aprovechar la energía de toda una galaxia. Estas categorías sirven como una forma de conceptualizar y comparar el nivel de desarrollo tecnológico y de expansión de una civilización en el universo. “Las señales tecnológicas pueden definirse como propiedades o efectos que no pueden atribuirse a fenómenos naturales y que, por tanto, pueden indicar un origen artificial”, dice el equipo en su estudio. “Por ejemplo, láseres de comunicación artificiales, esferas de Dyson y megaestructuras. En particular, estas dos últimas podrían atenuar o incluso hacer desvanecer por completo la estrella” aseveraron. Es indudable que estos estudios sobre la súbita desaparición de las estrellas masivas, muestra que el universo aún guarda muchos secretos aun por descubrir, para los cuales aún no tenemos respuesta.