También conocido como Dogo Canario, es una raza poderosa y robusta originaria de las Islas Canarias. Este impresionante perro es conocido por su valentía, fuerza y lealtad hacia su familia. Su apariencia majestuosa y su carácter protector lo convierten en un guardián excepcional y en un compañero fiel. Inicialmente, fue criado para trabajar con el ganado, ayudando a manejar y proteger a los animales de los depredadores y de posibles robos. Su fuerza, coraje y capacidad de trabajo hicieron que rápidamente se ganara un lugar esencial en las fincas y granjas canarias. Además de sus habilidades como perro de trabajo, el Presa Canario también fue utilizado en peleas de perros, una práctica común en esa época. A lo largo de los siglos, el Presa Canario se convirtió en un símbolo de las Islas Canarias, apreciado no solo por su utilidad práctica sino también por su lealtad y protección hacia sus dueños. Existen numerosos libros escritos por historiadores sobre su desarrollo. La documentación de los perros de presa originales se remonta a los siglos XV y XVI. Tras la conquista de las Islas Canarias, se teoriza que pudieron existir perros de gran tamaño, o que fueron traídos por los conquistadores españoles, o posiblemente ambos. Lo que se conoce es la función para la que se desarrollaron estos perros: la vigilancia de granjas, el trabajo del ganado y el exterminio de perros salvajes o vagabundos. Existen diversas teorías sobre las contribuciones genéticas a la creación del Presa Canario. Es casi seguro que el perro de ganado, el Presa Ibérico (Perro de Ganado Majorero), sentó las bases para la fundación del Presa Canario. El Ganado era un tipo de mastín de tamaño mediano, rústico, inteligente, con un instinto intuitivo; un guardián intrépido. Varias otras razas hispánicas contribuyeron a la formación del Presa, especialmente el Presa Español en sus variedades grandes y el Bulldog (Alano), conocido por su instinto de agarre. Con el tiempo, los perros isleños se convirtieron en una raza completamente diferenciada debido a la influencia de las razas españolas. El ingrediente final que completó la fundación del Presa Canario fue la infusión genética del Bardino Majorero, un perro pastor prehispánico originario de la isla de Fuerteventura. Este perro fue introducido por su inteligencia, resistencia física, excelentes instintos de guardián con poco ladrido, extraordinaria dentadura y coraje incorruptible. A la combinación de todos estos rasgos, se añadió uno más: la capacidad de lucha. En la década de 1940, se decretó la prohibición de las peleas de perros en todas las islas, aunque se sabe que las peleas clandestinas continuaron durante la década siguiente. Fue durante este período que el número de Presa Canario disminuyó drásticamente. La soberanía de la isla de Presa se deterioró aún más con la introducción del Pastor Alemán, el Doberman Pinscher y el Gran Danés. El interés de los aficionados a los perros isleños se centró ahora en estas nuevas razas, lo que casi provocó la desaparición del Presa Canario. Durante este período de oscuridad, el Presa Canario fue relegado en pequeñas cantidades a agricultores y pastores como su principal perro guardián. La reconstrucción del casi extinto Presa Canario comenzó en serio a principios de la década de 1970. Criadores de renombre criaron Presas fuertes, rústicos, enormes, vigorosos y funcionales, con agudos instintos de perro guardián, un temperamento fuerte, tranquilos pero seguros, y extremadamente territoriales con un coraje inagotable. Este perro, al defender lo que considera suyo, soportaba los castigos más severos sin ceder su posición. La recuperación completa del legado del Presa Canario comenzó en 1982 cuando un grupo de criadores de la isla de Tenerife formó una asociación con el objetivo de propagar el resurgimiento del Presa Canario tal como se había iniciado en las décadas anteriores. Hoy en día, el Presa Canario es reconocido internacionalmente por su impresionante presencia y su carácter equilibrado. Su historia refleja no solo la evolución de las prácticas humanas en relación con los animales, sino también la capacidad de una raza para adaptarse y prosperar a lo largo del tiempo. A pesar de que en un primer momento pueda imponer por su presencia, el Presa Canario no es para nada un perro agresivo, aunque hubiera un tiempo en el que se le empleara para la lucha, donde la fuerza de sus mandíbulas posibilitaba que quebrara los huesos de sus adversarios con relativa facilidad. Pero como ocurre con otras razas de perros consideradas “agresivas” su carácter depende de cómo fue criado. Si bien el Presa Canario tiene su temperamento, además de ser enérgico y valiente, con un buen adiestramiento conseguirás hacerte con un compañero ejemplar y equilibrado. Aunque puede ser reservado con los extraños, es extremadamente cariñoso y devoto con su familia. Su inteligencia y deseo de complacer lo hacen receptivo al entrenamiento, aunque requiere un dueño firme y experimentado que pueda establecer límites claros y consistentes.