No cabe duda que esta semana nuestra atención vuelve a concentrarse en Siria donde una invasión militar a gran escala por parte de los EEUU y sus aliados esta decidida y es cuestión de horas - si es que no se ha iniciado ya - para que todo el Medio Oriente quede convertido en un campo de batalla. En efecto, los asesores políticos y militares del renegado musulmán Barack Hussein Obama creen que ha llegado la hora de pasar a la acción directa y asaltar Siria por la fuerza para recoger los beneficios de la sangre derramada durante más de dos años.
Como sabéis, desde hace al menos tres meses, los grupos terroristas por ellos entrenados se habían propuesto usar gas sarin en Siria, para hacer recaer la culpabilidad de su utilización en los militares del Ejército sirio leales al Gobierno de Damasco. Se trata del último acto de una obra teatral cuidadosamente preparada en la que estaba previsto utilizar el recurso de la invasión directa si los mercenarios, entrenados en Turquía y Jordania por la CIA y la Mossad , no conseguían derrocar al régimen de Bashar Al-Assad. Sus continuas derrotas han obligado a sus amos a actuar de inmediato
El Holocausto Sirio para eliminar a Al-Assad estaba cuidadosamente planeado desde hace años, para utilizar su país como base estadounidense para su largamente esperado ataque a Irán. Los servicios de inteligencia norteamericanos comenzaron a preparar la agresión criminal a Siria mediante la creación del "Syria Democracy Program", la estrategia secreta elaborada para crear y financiar grupos de traidores colaboracionistas que sirvieran como bases operativas para coordinar las actuaciones contra el gobierno de Damasco. A la aportación oficial del Departamento de Estado se agregó el financiamiento secreto de la CIA, a través de una asociación californiana llamada Democracy Council. Finalmente, en mayo del 2012, la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) crearon el “Working Group on Economic Recovery and Development of the Friends of the Syrian People”, bajo la co-presidencia de Alemania y de los Emiratos Árabes Unidos. En el marco de ese grupo, el economista sirio-británico Ossam Al-Kadi elaboró un programa de reparto de las riquezas sirias entre los países miembros de la coalición que sería aplicado a partir del “día siguiente” a la caída del régimen sirio.
En función de su papel de director principal, el renegado musulmán Barack Hussein Obama cree que ha llegado el momento adecuado para dar el golpe de gracia y tener vía libre para construir su oleoducto, diseñado para que lleve el crudo de las corruptas petromonarquías del Golfo hasta el Mediterráneo donde el puerto sirio de Tartús es el lugar elegido para construir la terminal. Luego de imponer la “Pax Americana” - con un baño de sangre de miles de civiles como ocurrió en Irak - y quedarse sus empresas con el suculento negocio de la reconstrucción de un territorio devastado, explotarán en su exclusivo beneficio las enormes bolsas de gas natural descubiertas en el Mar Mediterráneo, frente a las costas sirias.
Como viene siendo normal, se tratará de una “acción humanitaria”, otra más, para “salvar” al pueblo sirio de las garras de Bashar Al-Assad, a quien la maquinaria propagandística de la CIA, ha demonizado al extremo de convertirlo en el nuevo “Gran Satán“, con la complicidad de los medios informativos de la mayor parte de los países occidentales, serviles a los intereses de Washington. En esa línea Turquía, Israel, el Egipto del derrocado Mursi, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes, Jordania y, desde Europa, Gran Bretaña y Francia, llevan meses urgiendo al renegado musulmán Barack Hussein Obama para que dé luz verde al ataque final. Parece que la hora está al caer o ha sonado ya. Después de fulminantes ataques con misiles para “neutralizar” a las Fuerzas Aéreas Sirias, televisados en directo urbi et orbi, la ocupación de Siria por las tropas de Estados Unidos y sus “aliados”, encabezadas por las de Turquía y Jordania, será un paseo militar de un par de días, tal como pasó en Iraq. El presidente Bashar Al-Assad, su familia, allegados y todos los dirigentes del régimen que puedan escapar a tiempo, buscarán refugio en Irán para no acabar como Saddam Hussein o Muammar El-Gadafi, lo que servirá para “demostrar” al mundo las “amistades peligrosas” del actual régimen de Damasco y, al mismo tiempo, tener un motivo añadido para atacar Irán.
Como resulta más que evidente, la historia del gas sarín “usado por el ejercito sirio contra a la población civil” que nos quieren hacer creer en Occidente, es otro cuento chino, al parecer el último, del guión elaborado desde hace mucho tiempo, tal como ocurrió en Irak, para atacar directamente a Siria sin contar con los mercenarios por ellos entrenados más que como decorado de fondo, que cuando terminen las acciones bélicas que llevan meses programadas por el Pentágono, trasladarán el escenario a Irán, el verdadero objetivo de Washington. Y vuelta a empezar. Sin embargo, las consecuencias de esta agresión criminal de EE UU y sus infames aliados, no dejaría a los chinos y rusos de brazos cruzados – grandes amigos de Siria e Irán - y podría desatar la III Guerra Mundial. Pobre Humanidad :(