¿Cómo sería un conflicto directo de Washington y Seúl contra Pyongyang? Probablemente este significaría un verdadero infierno para ambas partes. Al respecto, The National Interest reprodujo un artículo de Kyle Mizokami, donde el autor reflexiona sobre las posibles características y consecuencias de tal conflicto , por lo que debido a su interés he decidido traducirlo y darlo a conocer ¿vale?: “En el pasado escribí sobre mi derrota sufrida a manos del Comandante Supremo del Ejército Popular Coreano Kim Jong Un y del Ejército Popular de Corea del Norte y cómo una nación con la 12ª economía más grande del mundo perdió frente a un estado atrasado con menos caminos pavimentados que Haití. Era un juego llamado ‘Corea: La próxima guerra’ un titulo premonitorio de lo que puede ocurrir en cualquier momento en la vida real. Por muy doloroso que fuera, el perder la península coreana ante el totalitarismo comunista me enseño algunas lecciones sorprendentes, muchas de las cuales van en contra de la sabiduría convencional acerca de una verdadera guerra. ¿Serían estas lecciones aplicables a una verdadera guerra en Corea? No estoy seguro, y dudo que alguien lo sea. Pero vale la pena pensar en ellos, de todos modos. 1.-Estados Unidos tiene mucha confianza en el poder aéreo. Las fuerzas aéreas de Estados Unidos y Corea del Sur son mucho más poderosas que sus contrapartes norcoreanas, y están destinadas a ayudar a cambiar la marea de batalla. Desafortunadamente, los norcoreanos han optado por contrarrestar el poder aéreo aliado asimétricamente no por la construcción de una fuerza aérea, sino por atacar a los aviones y las bases aéreas en el suelo. Durante los primeros 10 días de lucha -el período más decisivo- la potencia aérea aliada estaría paralizada y no podría funcionar como se pretende. 2.- Seúl solo contaría para su defensa con su ejército regular. Si bien Corea del Sur tiene un ejército bastante grande, en su mayoría está compuesto por reservistas que serían movilizados únicamente luego de que se inicie la guerra y cuyo reclutamiento podría ser interrumpida por los ataques norcoreanos, por lo que los efectivos en servicio activo serían los únicos que tendrían que contener la brutal y salvaje ofensiva del enemigo, fanatizados por décadas de propaganda comunista y que no tienen nada que perder, porque todo - hasta sus vidas y la de sus familias - pertenecen al partido. Sería preferible por ello que las unidades surcoreanas se dividan en formaciones que operasen independientemente, aunque cabe el riesgo de que al no tener un mando único estarían en desventaja frente al invasor. 3.- Hay que tener cuidado con la aviación norcoreana. Si bien la Fuerza Aérea de Corea del Norte consta mayormente de aviones anticuados y su efectividad es superada por los de varios países occidentales, tiene la capacidad de complicar la vida a cualquier fuerza atacante. Por ejemplo, haría falta solo un avión norcoreano para reducir a cenizas el aeropuerto de Seúl o transportar un arma nuclear. Por mucho que las fuerzas aéreas aliadas quisieran, no serían capaces de ignorar la amenaza potencial de la aviación norcoreana y tendrían que realizar la misma campaña que llevaron a cabo en Irak, a expensas de apoyar a las tropas terrestres aliadas. 4.- Seúl está demasiado cerca de la frontera. La línea de defensa tendría una 'profundidad' de unos 80 kilómetros, mientras la distancia entre la frontera y la capital surcoreana, Seúl, es menos de 55 kilómetros, lo que haría necesario emplear la estrategia de 'defensa de avance', es decir los surcoreanos y sus aliados tendrían que neutralizar todas las amenazas antes de que llegaran al territorio del país. La 'defensa de avance' a menudo se considera menos efectiva que la llamada 'defensa en profundidad', una táctica que supone combates en su propio territorio. Es por ese motivo que cada pedazo de tierra que se perdiera frente al avance del enemigo norcoreano causaría daños considerables a la coalición. 5.- Convertir Seúl en un "mar de fuego" sería una mala idea. Desde mediados de los años 90, el Norte ha amenazado con convertir la capital de Corea del Sur en un " mar de fuego ", matando miles o incluso millones en un ataque de artillería despiadada y concentrada. Sin embargo, la lluvia de artillería contra Seúl sin un asalto terrestre completo seria un acto suicida, porque no lograría nada más que garantizar la destrucción total del régimen de Kim con una represalia aliada masiva. La caída de Corea del Norte seria el final de la dinastía Kim. Si el Norte se compromete a la guerra, debería tomar rápidamente las ciudades surcoreanas como rehenes, particularmente Seúl o enfrentar la derrota. La necesita como una moneda de cambio, para asegurar su propia supervivencia. Utilizar la artillería para apoyar una invasión seria por ello mucho más conveniente que matar ciudadanos surcoreanos sin ningún beneficio en particular. 6.- Cuanto más tarde el Norte en ganar, más probable será que pierda. Para nadie es un secreto que Pyongyang goza de pocos aliados; y en el caso de que Corea del Norte se atreva a invadir el Sur, nadie le respaldaría, ya que incluso China se mantendría neutral si Pyongyang es el atacante. Por el contrario, Seúl contaría con el apoyo de tropas estadounidenses y, posiblemente, de otros países occidentales. En este sentido, seria crucial para Pyongyang lanzar un 'ataque relámpago' sin previo aviso para poder establecer su control sobre la mayor cantidad de terreno posible (pudiendo tomar incluso la capital surcoreana dada su cercanía a la frontera, gracias a los túneles construidos por los cuales se desplazaría su ejercito) porque en el momento en que comienza la guerra, la ventaja numérica de Corea del Norte comenzará a desaparecer. 7.- La bomba norcoreana es impracticable en un escenario de invasión. Las armas nucleares de Corea del Norte - que nadie sabe si están armadas y si pueden caber en la punta de un misil o en una bomba de los aviones - tendrían un papel muy limitado en caso de una invasión. Si no están preparadas, no podrían ser utilizadas de manera ofensiva. El juego al que me referí al inicio de la nota, sirve de modelo de un escenario donde se hace uso de las armas nucleares norcoreanas: la destrucción de la ciudad portuaria de Busan podría realizarse mediante el uso de un dispositivo enviado previamente como contrabando a la ciudad. Al ser un centro importante para los refuerzos aliados, retrasaría el esfuerzo de la guerra, pero sería considerado extremadamente contraproducente y garantizaría la destrucción del régimen de Kim” puntualiza el articulo. Como podéis notar, Mizokami se limita a la posibilidad de que sean los norcoreanos los primeros en atacar. ¿Pero que sucedería si son los aliados quienes realicen un ataque preventivo y avancen hacia Pyongyang? Se trata de una idea que viene barajándose por parte de los altos mandos militares estadounidenses desde hace mucho tiempo, pero tiene sus riesgos debido a la reacción norcoreana. Washington sí que tiene ventajas ante Pyongyang, pero, en cualquier caso, una intervención armada llevaría aparejados riesgos colosales, ya que Tokio y Seúl llevarían la peor parte porque serian atacados con misiles a modo de represalia. Si bien no esta comprobado que puedan alcanzar territorio continental estadounidense - tal como anuncia insistentemente su propaganda - se da por descontado su llegada al de sus aliados y lo que es peor, que puedan estar cargadas con armas nucleares. Otro problema es que una ofensiva contra Corea del Norte puede durar bastantes semanas. Durante varias décadas, Pyongyang ha estado construyendo 'fortificaciones' para cubrir sus activos militares. La mejora de las instalaciones hunde sus raíces en la durísima ofensiva aérea estadounidense de los años 50. Asimismo, el Gobierno norcoreano ha invertido en sistemas de misiles móviles, así como en submarinos. Una vez que Estados Unidos trate de aniquilar todos los activos nucleares y los enjambres de misiles de Corea del Norte, la campaña aérea se extenderá hacia un término indefinido. Además, Pyongyang podría utilizar las armas que quedasen intactas para llevar a cabo una contraofensiva contra Corea del Sur y Japón. Cuanto más tiempo dure la campaña contra Corea del Norte, más probable será un ataque de represalia. En dicho caso, una guerra total en la península de Corea sería inminente. Y ello solo es el comienzo, ya que cualquier tipo de campaña de agresión de Estados Unidos contra el país norcoreano se enfrentará al rechazo frontal por parte de China, que terminarla por intervenir militarmente en su ayuda tal como lo hizo en la anterior guerra de Corea. Si bien China esta molesta por la actitud intransigente de Corea de Norte - ello se nota en la reciente votación en la ONU donde apoyo las sanciones a su vecino - no va a permitir que Pyongyang caiga y esto propicie una hegemonía aún mayor de Estados Unidos en Asia. Todas estas posibles implicaciones no excluyen la posibilidad de que Washington decida atacar Pyongyang, con mayor razón cuando Donald Trump esta decidido ir hasta el final, por lo que su empeño en querer destruirla daría inicio a la tan temida III Guerra Mundial (Según informes dados a conocer a inicios de semana por 'The Wall Street Journal', Pyongyang habría desistido de su plan de atacar con misiles la isla estadounidense de Guam. Sin embargo, la amenaza persiste) :(