Menuda forma de acabar el año. Como era de esperar, la Cámara de Representantes de los EE.UU. dominada por los demócratas, voto a favor del impeachment a Donald J. Trump con acusaciones de las mas absurdas, ridículas y disparatadas que se tenga memoria, producto del odio y la venganza que tienen esos malos perdedores, la cual por cierto no tiene posibilidad alguna de ser aprobada en el Senado al no tener mayoría, quedando no obstante inscrita desde ahora en los anales de la infamia. Venga ya, no se crea ni por un momento que estoy defendiendo a un impresentable como Trump. Simplemente, los otros son peores. Como sabéis, dicha votación fue la culminación de los esfuerzos que comenzaron el 8 de noviembre del 2016, con el impactante triunfo del magnate republicano sobre Hillary Clinton, o incluso mucho antes, cuando el FBI comenzó a investigar la campaña de Trump por su "conexión rusa" (?) según interesadas acusaciones formuladas por los demócratas, tratando de perjudicar su campaña. Una afirmación que no resiste el menor análisis, ya que si fuera “un agente de Putin” - como señalan una y otra vez sin prueba alguna - el mundo no se encontraría ahora mismo al borde de una conflagración mundial por ese afán belicista del cual Trump y su equipo de “asesores” rusofóbicos escapados de algún hospital psiquiátrico hacen gala en todo momento. Los demócratas esperaban que, al igual que con Nixon durante el Watergate, la opinión pública escuchara a los testigos y creciera el apoyo al impeachment. Ha sucedido todo lo contrario. Tarde se darán cuenta de que el juicio político orquestado contra el inquilino de la Casa Blanca tendrá una reacción enormemente destructiva contra su propio partido en las próximas elecciones del 2020 ya que lo han hecho más poderoso. En efecto, recientes encuestas publicadas están mostrando claramente que la aprobación de Trump - a quien se ve como victima de una conjura del establishment y el infame lobby judío - esta aumentando en todo el país, a pesar de la histeria mostrada por los demócratas y la nauseabunda propaganda que difunden a través de sus voceros oficiosos como la CNN, The New York Times y The Washington Post - entre otros - que siguen adelante con sus calumnias de todo calibre como parte de una vomitiva campaña mediática, que ha demostrado su completa inutilidad. Esto indica que la gran mayoría de los estadounidenses están comenzando a comprender claramente que el impeachment es una farsa ya que no tiene posibilidad alguna de éxito, porque es un intento de derrocar a un presidente en funciones, tratando de desconocer los votos de todos aquellos que eligieron a Donald Trump por encima de Hillary Clinton (la Gran Ramera del Apocalipsis) en las elecciones pasadas. Demás esta recalcar que este publicitado y sobredimensionado impeachment es solo una perdida de tiempo ya que los republicanos que dominan el Senado votarán completamente a favor de Trump, al igual que algunos demócratas que se darán cuenta de que su futuro político dependerá de que se abstengan o voten en contra de la destitución. El resultado de esta cacería de brujas provocará que los demócratas - vistos con justa razón como obstruccionistas - sean derrotados en las elecciones del 2020, y los republicanos vuelvan a obtener la mayoría en la Cámara de Representantes, así como mantener la del Senado y seguir en la Casa Blanca. Esto significa, que los objetivos de Trump de continuar en el cargo y tener el Congreso bajo su control se cumplirán a cabalidad. Hay quienes se preguntan si los demócratas están conscientes de que en el Senado la acusación no será aprobada ¿porque iniciaron este proceso sabiendo que no tendrían éxito? Sucede que como los malos perdedores que son, aun están con la sangre en el ojo por su contundente derrota ante Trump en las elecciones del 2016 ya que se creyeron el cuento propiciado por los grandes medios en manos de corporaciones judías de que iban a ser los ‘ganadores’ de aquellos comicios, pero la realidad fue especialmente dolorosa para ellos. De allí el odio que le tienen. En su vano intento de desacreditarlo con acusaciones infundadas, creyeron ilusamente que el pueblo estadounidense se sentiría confundido y manipulado por la intensa propaganda mediática desplegada por el establishment para apoyar sus demenciales propuestas golpistas. Afortunadamente, los estadounidenses ignoraron esta burda maniobra distractiva, y en muchos casos lo rechazaron y expresaron su enojo con los demócratas por acusar al presidente con insignificantes y fraudulentos testimonios inventados y que no tienen valor alguno, en lugar de centrarse en temas mas importantes como la economía y la sanidad. Hay quienes ilusamente imaginaban que este proceso afectaría a Trump de cara a las elecciones del 2020, pero todo indica que no y por el contrario, estos innobles ataques lo han fortalecido aun más y ello se nota también en sus furibundos ataques a sus adversarios, tachándolos de traidores y mentirosos, acusándolos que buscan distraer al público estadounidense y al mundo con mentiras para que no se hable de los Crímenes de Guerra y la corrupción existente en la administración de su antecesor, el musulmán encubierto Barack Hussein Obama como de sus cómplices Joe Biden y Hillary Clinton, así como del golpe orquestado en Ucrania por el Departamento de Estado en el 2014, y del financiamiento de grupos terroristas como ISIS, Al Qaeda, Al Nusra y Los Cascos Blancos para desatar el caos y la violencia en Siria e Irak “ justificando” de ese modo el intervencionismo estadounidense en la región desde el 2001. Acusaciones gravísimas de los que si hay pruebas contundentes y por los cuales estos criminales deben terminar en la cárcel. Precisamente, en una columna publicada en The Washington Times, Marc Thiessen, fellow del American Enterprise Institute (un centro de estudios conservador con sede en Washington) y que en su día escribió discursos para el Criminal de Guerra George W Bush, ha afirmado que "cuando el Senado absuelva a Trump, y es inevitable que esto pase, la "resistencia" del establishment se vendrá abajo mientras que los seguidores de Trump clamaran venganza. No cabe duda por ello que ante tantos ataques infundados, el actual inquilino de la Casa Blanca surgirá más fuerte que nunca y gracias a su creciente popularidad ganara ampliamente las próximas elecciones presidenciales. Ese será en última instancia, el resultado final del impeachmeint dirigido contra el, pero que al final se volverá contra sus acusadores, quienes ante la falta de argumentos solo les quedara la mentira y el engaño para intentar dividir al país, no importándoles en lo mas mínimo que ese camino suicida puede conducir a una guerra civil diferente a todo lo se ha visto en los EE.UU. desde su fundación en 1776. Muchos analistas coinciden que lo que está sucediendo ahora en Washington es solo un ensayo general para muchos más desastres que se avizoran en el futuro. Solo esperemos que los disfraces no terminen siendo azules y grises, una vez más :(