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miércoles, 17 de abril de 2019

LIBIA: Un descenso a los infiernos

De ser el país mas rico, prospero y envidiado de toda África, hoy ‘gracias’ a los EE.UU. y sus secuaces de la OTAN que la atacaron en el 2011 con el claro objetivo de apoderarse de su petróleo, es el mas miserable, dividido hasta el infinito y en completo estado de descomposición, con una sangrienta guerra civil que no tiene cuando acabar, avizorándose un baño de sangre en su desvastada capital, Trípoli, considerada como un trofeo por las facciones que por estos días pelean ferozmente entre si por su control. Nos referimos a Libia, un país fragmentado que se debate entre la miseria, el sufrimiento y el caos. El responsable de este baño de sangre es un inescrupuloso y ambicioso militar que ansia expulsar a sus rivales e instaurar un régimen autoritario a semejanza de Egipto - de cuyo dictador es un ferviente admirador - unificando el país bajo su puño de hierro. Su nombre es Khalifa Haftar, autoproclamado ‘mariscal’ y jefe del denominado Ejercito Nacional de Libia conformado por mercenarios instruidos por la CIA, del cual Haftar es un agente suyo. Su escabrosa historia empieza en 1960, cuando dio inicio a sus estudios en universidades militares de Libia y la Unión Soviética. Haftar tuvo una carrera vertiginosa, al igual que su ambición. Cuando sirvió en el ejército bajo el coronel Muammar Gaddafi, tomó parte en el golpe de Estado que derrocó en 1969 al rey Idris I, convirtiéndose así en uno de los nuevos comandantes del ejército. Partidario del secularismo, Haftar se inspiraba en las ideas del expresidente egipcio Gamal Abdel Nasser, promotor del socialismo árabe. En octubre de 1973, comandó las tropas libias que ayudaron a las tropas egipcias en la guerra de Yom Kipur contra Israel. Para 1986 Haftar fue ascendido al grado de coronel y lideró las tropas de Gaddafi en la desastrosa guerra contra Chad. “Quizá uno de los momentos más conocidos de la carrera militar de Haftar es su participación en una operación militar en Chad en la que fue capturado”, dijo el experto egipcio Taimour Dwidar. Haftar cayó junto a entre 600 y 700 de sus hombres en una de las operaciones contra las fuerzas chadianas y los encarcelaron a todos. Por alguna razón, el líder libio decidió abandonarlos a su suerte sin hacer ningún esfuerzo por liberarlos, tanto a Haftar como a los otros prisioneros en Chad. Se dice que Gaddafi temía que Haftar regresaría a Libia como un héroe nacional y de esta manera pondría en peligro su Gobierno. Tras cumplir su condena en una prisión chadiana, Haftar fue liberado y evacuado inmediatamente a Zaire (actualmente la República Democrática del Congo, gobernado en ese entonces por un déspota cruel y despiadado como Mobutu Sese Seko) con la interesada ‘ayuda’ de los EE.UU. que lo reclutó para sus filas. El odio de Haftar a Gaddafi, al cual considero desde entonces su enemigo personal, fue hábilmente utilizado por los estadounidenses para colocarlo al frente de un ejercito de mercenarios, denominado eufemísticamente como ‘el Frente Nacional para la Salvación de Libia’, patrocinado por Washington con el claro objetivo de derrocar al régimen libio y colocarlo al frente de un gobierno títere para apoderarse de sus inmensas reservas de petróleo. Para ese fin y con la mediación de la CIA se mudó de África a los EE.UU., donde se asentó en Langley, estado de Virginia (‘coincidentemente’ cerca de la sede de la CIA) convirtiéndose en su agente, recibiendo por su traición la ciudadanía de ese país. En 1993, mientras se encontraba en los EE.UU., fue condenado en ausencia por un tribunal libio por crímenes contra la Yamahiriya - el nombre del Estado de Libia durante el Gobierno de Gaddafi - y sentenciado a la pena de muerte. Participó en una intentona golpista en marzo de 1996 en la parte este de Libia con el grupo de mercenarios entrenados por la CIA. Pero luego de su rotundo fracaso, apenas pudo escapar con vida y regresó a Virginia donde prosiguió con sus planes de derrocar a Gaddafi hasta el 2011.Sin embargo, luego de la denominada ‘Primavera Árabe’ (una operación orquestada por la CIA para derribar a los gobiernos musulmanes ‘hostiles’ a Washington y reemplazarlos por traidores colaboracionistas) y el brutal asesinato de Gaddafi a manos de un grupo de mercenarios - tras el bombardeo de su caravana por parte de la OTAN - Haftar regresó a Libia de manera sorpresiva intentando ponerse al frente de la revuelta , pero fracaso miserablemente. Hoy encabeza el llamado Ejército Nacional Libio y cuenta como era de esperar, con el apoyo de los EE.UU. lo que nos da una idea de a quien sirve en realidad", adelantó Taimour Dwidar. En el 2014, Libia otra vez se quedó dividida en dos facciones. Al día de hoy se enfrentan dos ramas del poder: el órgano legislativo, la Cámara de Representantes, con sede en la ciudad de Tobruk y el Ejecutivo, el Gobierno de Acuerdo Nacional, reconocido por la ONU y radicado en la capital del país, Trípoli. Haftar tomó el lado de la Cámara de Representantes y lanzó la Operación Dignidad que tuvo como objetivo exterminar a los ‘extremistas’ en Bengasi, la segunda ciudad más grande de Libia, logrando expulsarlos luego de cruentas batallas entre febrero y abril del 2016. Pero Haftar no solo se ocupaba de los asuntos internos, sino también de los lazos diplomáticos. Viajó en numerosas ocasiones a diferentes países, entre ellos EE.UU., Emiratos Árabes Unidos, Egipto e incluso Francia, para reunirse con su oponente, el líder del Gobierno de Acuerdo Nacional, Fayez Sarraj, en una cita organizada por el presidente Emmanuel Macron. Cabe destacar que los contactos entre Haftar y Francia son más profundos de lo que se imaginaba. A Paris se le acusa de haber organizado el ataque aéreo que posteriormente acabo con la vida de Gaddafi, el cual se realizó con la participación de grupos de mercenarios que advertidos del bombardeo, atacaron la caravana apenas ocurrido este, logrando capturar al líder libio, quien fue torturado salvajemente hasta la muerte. Haftar estableció además contacto con Arabia Saudita y Egipto y realizó visitas a estos países, los cuales prometieron apoyarlo para lograr su propósito de convertirse en el hombre fuerte de Libia. Pero está claro que el país que sacará mayor provecho de una victoria de Haftar será Francia", manifestó el experto egipcio, quien agregó que Riad también quiere su parte del negocio. Precisamente, The Wall Street Journal revelo el pasado jueves que Arabia Saudita financia su actual ofensiva de sobre Trípoli, habiendo aceptado decenas de millones de dólares que le fueron ofrecidos días antes de iniciar esa operación. "Fuimos bastante generosos con el mariscal", admitió un alto funcionario saudita. No es la primera vez que acusan a Haftar de recibir ‘ayuda’ por parte de gobiernos extranjeros. Hace una semana, Mohammad al-Qunidi, general de brigada leal al gobierno de Trípoli, declaró que este atacaba la capital del país con armas egipcias, emiratís y sauditas. "Los tres países árabes respaldan las milicias de Haftar para crear un nuevo Al Sisi en Libia", en referencia al dictador egipcio que gobierna con mano de hierro en su país, con la ‘bendición’ de los EE.UU. Wolfram Lacher, experto del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, citado por The Wall Street Journal, está convencido de que el respaldo por parte de otros países es un factor que determinó la posición actual del rebelde. "Haftar no sería un jugador hoy en día sin el apoyo extranjero que ha recibido", aseguró. Como recordareis, el pasado 4 de abril, este ordenó a su ejército de mercenarios lanzar una brutal ofensiva contra la capital del país. Sus fuerzas ya consiguieron capturar algunas localidades y combaten fieramente a estas horas en las calles de Trípoli. Las tropas que se encuentran bajo el mando de Haftar, teóricamente son capaces de establecer su control sobre Trípoli. Sin embargo, su oponente del Gobierno de Acuerdo Nacional, Fayez Sarraj, radicado en Trípoli, llamó a todas las fuerzas a defender la capital. "Ahora Haftar hace frente a esta fuerza unida y es un verdadero dolor de cabeza para él. En este sentido surgen dudas en cuanto a su capacidad de establecer su control sobre la capital del país, si bien ya ha llevado a cabo operaciones exitosas en el sur y en el oeste", declaró Dwidar. El autoproclamado ‘mariscal’ pudo haber conquistado Trípoli hace varios días, pero esto le ha resultado difícil y esto plantea algunos interrogantes, recalcó el experto. “Haftar asumió una carga que finalmente no pudo soportar y no es la primera vez que esto sucede. Por eso no queda claro si quienes lo financian podrán seguir contando con él”, concluyó. En efecto, Haftar necesita una victoria rápida en Trípoli para demostrar a sus amos que sigue siéndoles útil. De lo contrario, corre el riesgo de enfrentar serios problemas para abastecer su larga línea de fuerzas, desde el este del país hasta la capital, en el oeste. Pero el mayor conflicto además del de Trípoli-Tobruk y del  que se habla sotto voce, es el de París-Roma. Francia e Italia tienen intereses encontrados dentro de Libia, y esto se refleja en el constante choque diplomático, así como los ataques por parte de sus representantes y acciones como la francesa de bloquear el borrador de la Unión Europea condenando el intento de Haftar de tomar Trípoli. La razón de ello es que Paris tiene una importante inversión en recursos y campos petroleros al este de Libia (zona del ‘gobierno’ de Tobruk). Además, su apoyo a Haftar es vital cara a combatir el extremismo en el sur y en Sahel; zonas de influencia francesa donde el terrorismo de Boko Haram amenaza sus intereses; Italia por otro lado, ve en el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Sarraj una necesidad. Por un lado para proteger a sus soldados que tiene en las bases del oeste de Libia, bajo control del GNA. Por otro lado y más importante, porque coordinados con Trípoli están intentando combatir el tráfico ilegal de ‘inmigrantes’ - terroristas en potencia - y el trabajo de las ONG’s que recogen barcos a la deriva para llevar a esos criminales a las costas italianas. Visto así las cosas, lo que suceda en esta batalla determinará el futuro de Libia y si por fin podrá volver la paz al desvastado país o caso contrario, descender a lo más profundo de los infiernos :(
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