El mal no descansa. Mientras el mundo centra su atención en la amenaza del temido Coronavirus que acaba de llegar a Europa o en las maquinaciones diabólicas del dictador turco Recep Tayyip Erdogan tanto en Libia como en Siria, un asunto que esta pasando desapercibido y del cual los medios de comunicación sospechosamente intentan soslayar, es la grosera actitud tomada por Albania, el cual incentivado por los EE.UU. dentro de su fobia antirrusa y las promesas de integrarlo a la UE, busca apoderarse de territorios ajenos para recrear una imaginaria Gran Albania en los Balcanes a costa de sus países vecinos, en especial de Serbia, fiel aliada de Moscú y a la que Washington busca desmembrar aun mas, luego de arrebatarle Kosovo en el 2008 convirtiéndose desde entonces en un “enclave” de la OTAN. Pero fue experimento fallido ya que se transformo en un paraíso de la mafia y el terrorismo, por lo que luego de este fracaso, busca “reunificarla” con Albania, a pesar de que nunca ha pertenecido a ella. Pero es solo el comienzo, ya que el objetivo final es “absorber” igualmente el Valle de Preševo (ubicado en Serbia), el sur de Montenegro, el Epiro en Grecia y el oeste de Macedonia en un solo estado. Aunque aparentemente esta no era la política “oficial” de régimen de Tirana, su postura ha cambiado completamente con el nombramiento del nuevo ministro albanés de RR.EE. Gent Cakaj (nacido en Kosovo), quien es abiertamente partidario de la idea. "Es necesario profundizar la cooperación entre Albania y Kosovo así como apoyar firmemente la coalición de partidos políticos albaneses en el valle de Preshevo [Preševo] de Serbia" al este de Kosovo, por lo que es necesario que se ponga en marcha cuanto ante el proyecto de la Gran Albania. Es mas, las fronteras entre Kosovo y Albania no deberían existir en absoluto ya que deberían eliminarse de inmediato para que nuestros países puedan disfrutar de una libertad de movimiento sin restricciones y una capacidad sin obstáculos para profundizar la cooperación económica" indicó en una entrevista a The Independent. Aunque pareciera que se están haciendo grandes esfuerzos para el proyecto se haga realidad, diversos observadores ponen de relieve que ello demuestra por el contrario la desesperación de ambos gobiernos a medida que Kosovo continúa perdiendo legitimidad y cada vez mas países retiran su reconocimiento al enclave narcoterrorista que se separó ilegalmente de Serbia. En efecto, un total de 14 países desde el 2017 han retirado su reconocimiento a Kosovo, lo que significa que solo el 51% de los miembros de las Naciones Unidas ahora lo reconocen. La norma habitual en el reconocimiento de la estadidad es que cada vez más países reconocen el estado a medida que pasan los años, no lo retiran. Es por ello que con incentivos de China y Rusia, más estados podrían retirar su reconocimiento a Kosovo. Esto trae una nueva pregunta entonces. ¿El fracaso de Kosovo ha acelerado el proyecto de la Gran Albania? Podríamos decir que si. Kosovo ha asumido la identidad albanesa abiertamente desde su creación artificial sin diferenciar entre nación y etnia, ya que se ve “como una extensión de Albania”, a pesar de la nación y el estado no son lo mismo. A medida que Kosovo continúe perdiendo legitimidad, lo que significa que la provincia separatista podría volver a la administración serbia, está tratando de evitar esta situación fusionando Kosovo con Albania. Es por esta razón que Cakaj dice que “las fronteras entre Albania y Kosovo no deberían existir en absoluto y que ambas deberían compartir embajadas” tratando de fusionarlas lo antes posible. Esta claro que a medida que se fortalece la posición de Serbia, el descarado apoyo de Albania a Kosovo es un intento de detener este deseo y formular conjuntamente una estrategia para lograr cierto éxito. Los objetivos de fusionar Albania y Kosovo son múltiples: confirmar la “independencia” de Kosovo de Serbia; propagar el proyecto de la Gran Albania; y que la comunidad internacional digitada por los EE.UU. presione a Serbia para que “acepte” los hechos consumados. La cooperación cada vez más estrecha entre Albania y Kosovo demuestra los intentos de establecer nuevos mecanismos y medidas, con el actual gobierno “títere” de Pristina para implementar una política común porque hasta ahora todas las tácticas no le han dado ningún resultado. A la luz de estos hechos, no hay razón alguna por la cual Serbia deba abandonar su política actual de presionar a los estados para que retiren su reconocimiento de “independencia” de Kosovo. Belgrado debe mantener su postura de que este enclave artificial es una parte integral e histórica de Serbia y que debe volver a ella, por lo que no debe aceptar ningún chantaje y demandas ridículas, tanto de Kosovo como de Albania. Aunque el desastre que representa Kosovo continúa hasta el día de hoy - demostrando que su “independencia” de Serbia fue un grave error ya que este le fue impuesto por las armas a Belgrado - no cabe duda que ha acelerado el proyecto de la Gran Albania en un esfuerzo por evitar la reintegración de ese infame enclave narcoterrorista a Serbia. Como recordareis, tras el bombardeo de Belgrado por la OTAN en 1999, se le arrebato Kosovo, donde grupos terroristas realizaron una limpieza étnica de serbios, obligándolos a abandonar sus tierras ancestrales, consolidando el poder de una minoría, la de los denominados albano-kosovares, quienes sueñan con la creación de la Gran Albania, que no solo estaría formada por la hoy pequeña Albania y el actual engendro kosovar, sino que al nuevo Estado se incorporarían, como señalamos al inicio, localidades enclavadas actualmente en la misma Serbia, así como localidades ubicadas en Montenegro, Macedonia y Grecia, para lo cual se necesitaría realizar otra limpieza étnica. Jonuz Moisiu, alcalde de Presevo (Serbia), poblada por albaneses, destacó al respecto la “urgencia” de unir las zonas del sur de Serbia - Preševo, Bujanovac, Medvedja - a Albania, por lo que el ministro de Trabajo serbio, Aleksander Vulin, calificó esa declaración como “un abierto llamamiento al inicio de la Tercera Guerra de los Balcanes”. Es mas, a inicios de este año, el dictador turco Recep Tayyip Erdogan, declaro que era partidario de la creación de la Gran Albania por lo que “estaba preparando militarmente a los gobiernos de Tirana y Pristina para ello”. Asimismo, se sabe que agentes del servicio secreto turco entrenan a los albaneses para una nueva guerra: se compran armas y cohetes anti-tanque, se diseñan planes para ocupar “Kosovo del Norte” y gran parte de Macedonia. La preocupación por estos anuncios del sátrapa turco, condujo a una reunión entre los presidentes de Rusia y Serbia, Vladimir Putin y Aleksander Vucic, para tratar el tema. Por cierto, la Constitución albanesa otorga al Gobierno un supuesto “derecho” para proteger los intereses de sus ciudadanos en el extranjero, lo cual es un llamamiento puro y simple a la anexión de las regiones vecinas. Aunque Albania es de los países más pequeños de Europa, es una pieza fundamental en el rompecabezas que suponen los Balcanes desde hace más de un siglo por diversos motivos. Kosovo es un territorio sin litoral en los Balcanes que nunca formo parte de Albania y los albaneses que la habitan provienen del norte de Albania luego de la Primera Gran Migración a Kosovo en 1690, incentivados por los ocupantes otomanos en su intento de “descristianizarla”. Pero al contrario de los invasores albaneses, Kosovo es el corazón mismo de la nación serbia, de sus tradiciones, costumbres, historia, cultura, religión y, sobre todo, su identidad nacional. Kosovo fue la parte central administrativa cultural de la Serbia medieval con su capital en Prizren. Fue además el centro administrativo de la Iglesia Ortodoxa Serbia desde la época medieval. Antes de que los albaneses de Kosovo comenzaran a demoler las iglesias y monasterios ortodoxos a partir de junio de 1999 en adelante, había alrededor de 1.500 santuarios en esta provincia. Incluso hoy Kosovo es llamada por los serbios como su "Tierra Santa", mientras que la ciudad de Prizren es conocida por los serbios como la "Ciudad imperial" (Tsarigrad) en la que el emperador serbio Stefan Dušan (1346-1355) estableció su corte. En consecuencia, para los serbios, Kosovo es la "cuna de la Nación" y la verdadera "Serbia propiamente dicha", mientras que para los albaneses, es solo una provincia periférica de su nacionalidad y cultura ajena a ellos, pero que se la apropiaron indebidamente, a pesar de que no tienen ningún derecho a poseerlo. No hay que olvidar el hecho de que la propia palabra Kosovo es de origen eslavo (serbio) que significa una especie de águila (kos), mientras que la misma palabra simplemente no significa absolutamente nada en el idioma albanés. El origen del patriotismo serbio se encuentra en la Batalla de Kosovo de 1389, donde a pesar de su coraje, el príncipe serbio Lazar Hrebeljanović fue martirizado y los invasores turcos ocuparon el país. Aunque los serbios alcanzaron la plena soberanía sobre Kosovo tras la caída del Imperio Otomano al final de la I Guerra Mundial en 1918, la región tenía una población de origen albanés debido a la orden otomana de debilitar la identidad serbia en la región. El periodo de entreguerras con la creación del Reino de Yugoslavia, se invirtió la situación. Lamentablemente, Kosovo se convirtió en una región autónoma de Serbia luego del establecimiento de la Yugoslavia “socialista” tras de la Segunda Guerra Mundial por orden del genocida Tito para combatir los nacionalismos. La década de 1990 demostró que este siempre fue un punto débil de Serbia. Con los EE.UU. patrocinando la destrucción violenta de Yugoslavia, el asunto de Kosovo quedó sin resolver, culminando en una guerra liderada por los terroristas albaneses del Ejercito de Liberación de Kosovo (ELK) financiados por los estadounidenses contra el estado yugoslavo (en el que Serbia fue el sucesor) en 1999. Las Naciones Unidas y la OTAN asumieron el control del territorio ocupado, que finalmente declaró su “independencia” en el 2008. Desde entonces, la región se ha convertido en un paraíso para los contrabandistas de heroína y un centro para el tráfico de personas , la sustracción de órganos y el tráfico de armas. La difícil situación económica en Kosovo continuo deteriorándose desde su creación, volviéndose cada vez más dependiente de la ayuda externa y especialmente de los EE.UU. quienes construyeron una gran base militar en la zona “para vigilar” a los serbios. Si bien el expansionismo albanés también choca con la de otros países - Montenegro, Grecia y Macedonia - estos a diferencia de Serbia, no representan un “amenaza” a la hegemonía los EE.UU. y además son sus aliados, por lo que nada deben temer, ya que en realidad y desde su inicio esta campaña de desestabilización esta dirigida exclusivamente contra el socio más estrecho de Rusia en los Balcanes, Serbia, ya que al no querer someterse a su dominio como las demás, quiere destruirla completamente, lo cual desencadenaría un conflicto general en el continente con imprevisibles consecuencias, ya que siempre tendrá a Moscú de su lado. Fue en los Balcanes donde se originó la I Guerra Mundial y hoy podría volver a darse el mismo escenario ¿Se repetirá la historia? :)