Algo muy extraño esta ocurriendo en el espacio. En efecto, desde que el hombre existe la estrella Betelgeuse ha estado suspendida en la constelación de Orión. Siempre ha sido un grueso punto anaranjado en el hombro derecho de este arquero y una de los objetos más visibles en el firmamento. Pero por algún motivo que desconocemos, Betelgeuse se está desvaneciendo. Desde octubre del año pasado su brillo ha caído tres veces, hasta alcanzar unos niveles nunca vistos en los últimos 150 años. No es fuera de lo común que su brillo cambie, porque es lo que se conoce como una estrella semi-variable, en la que la luminosidad sube y baja casi periódicamente, pero nunca ha sufrido un cambio tan drástico. Por eso, astrónomos de todo el globo se han lanzado a observarla, espoleados por el hecho de que Betelgeuse es una estrella condenada: al parecer, está en la última fase de su vida y destinada a estallar en una supernova en algún momento entre hoy y los próximos 100.000 años. Si bien es cierto que desde finales del siglo XIX los astrónomos han observado decenas de supernovas lejanas en otras galaxias, pero las ocurridas en la Vía Láctea o en sus cercanías son más raras. A pesar de todo, la historia ha registrado muchas de ellas. Los astrónomos chinos dejaron constancia de una veintena; en el año 1006 una supernova muy brillante, situada a más de 7.000 años luz, se pudo ver en grandes áreas del planeta; y ya en 1987 se observó la última de las supernovas “cercanas”, ocurrida a 168.000 años luz. Pero la supernova de Betelgeuse ocurrirá a solo 700 años luz. Será tan brillante que saturará todos los instrumentos actuales. Según los cálculos de los astrónomos, la explosión creará un punto luminoso en el cielo tan brillante como la Luna llena, que hará que los árboles proyecten sombras por la noche. Permanecerá en este estado durante más de tres meses, se verá durante el día durante un año y harán falta dos años más para que, finalmente, la supernova deje de ser visible. Entonces, Betelgeuse desaparecerá de la constelación de Orión para siempre. “No sería la primera vez que vemos una supernova, pero sería con mucho la más cercana nunca vista”, explico Daniel Brown, responsable del Observatorio de la Universidad Nottingham Trent, en Reino Unido. “Nos daría una enorme cantidad de información y podríamos observar una supernova en acción”. Si hasta ahora se ha podido ver los restos que dejan las supernovas cercanas, esta explosión permitiría ver todo el proceso desde el comienzo y, además, desde una distancia mínima en términos astronómicos. La pregunta no es si esto ocurrirá o no, sino cuándo y si podremos presenciarlo. Desde hace meses, varios grandes telescopios están examinando la superficie de la estrella para tratar de averiguarlo. Para entender todo esto hay que comprender cómo viven y mueren las estrellas. Por ejemplo, nuestro Sol es hoy una esfera relativamente estable, y por sus características es una enana amarilla. En sus entrañas, está creando átomos de helio a partir de la fusión nuclear de átomos de hidrógeno. Pero cuando sus reservas se agoten, comenzará a fusionar otros átomos, cada vez más pesados, hasta gastar sus reservas. Por eso, acabará saliendo de la secuencia principal, la fase estable de su ciclo, y se convertirá en una gigante roja: una estrella hinchada, inestable y condenada a morir. Por suerte para nosotros, de momento tiene por delante unos 4.500 millones de años de vida tranquila. Pero Betelgeuse no es como el Sol. Nació hace “solo” 8 u 8,5 millones de años, en comparación con los 4.500 millones del Sol, con el aspecto de una gigante azul. Pero ha consumido su combustible tan rápidamente, que ya se está extinguiendo, por lo que se convirtió en estrella supergigante roja en el último millón de años. De hecho, su vida ha sido tan breve y atravesará una fase de hasta 100.000 años de duración en la que fusionará átomos de helio. Más tarde, fusionará carbono durante unos 100 años. Luego, combinará otros elementos hasta producir hierro, pero cuando no pueda obtener energía de él, Betelgeuse morirá. ¿Cuándo ocurrirá? Tal como ha explicado Sylvia Ekström, astrónoma de la Universidad de Ginebra (Suiza), que trabaja en modelos para explicar la vida de este tipo de estrellas, no se puede saber, porque se desconoce lo que está ocurriendo en el núcleo de Betelgeuse. “Realmente, no sabemos en qué etapa está. Es posible que ahora esté consumiendo helio, pero podría estar ‘quemando’ otras cosas”. Por tanto, solo sabemos que, como mucho, le quedan 100.000 años. Pero sí que sabemos cómo será su muerte. Hoy es una estrella hinchada, que pesa de 15 a 20 veces más que el Sol y tiene un diámetro 1.000 veces superior. Pero cuando el hierro se apodere de su núcleo, no producirá energía para mantener toda esta gran estructura y entonces colapsara. En un segundo, este estallido liberara más energía que el Sol en toda su existencia. El resultado final es una de las explosiones más potentes del universo, una supernova, tan brillante como toda una galaxia. De Betelgeuse quedará una estrella de neutrones, de menos de 20 kilómetros de diámetro, y una inmensa nebulosa, que se expandirá durante milenios ¿Podremos ser testigos de ello? :)