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miércoles, 30 de junio de 2021

AFGANISTAN: Sálvese quien pueda

A medida que las fuerzas estadounidenses huyen cobardemente de Afganistán, la posibilidad de un colapso de las fuerzas colaboracionistas de seguridad afganas ante los vengativos talibanes - como la experimentada por el ejército de Vietnam del Sur frente a los comunistas norcoreanos a principios de 1975 - es demasiado real. Muchos estadounidenses que experimentaron el humillante final de la desventura de una década de intervención de los EE.UU. en Vietnam deben estar experimentando ahora nuevamente lo mismo, ya que hay cada vez más indicios de que las tropas afganas ubicadas en las regiones más remotas del país, están colapsando ante los envalentonados talibanes, quienes se dirigen apresuradamente a Kabul para tomarla en medio de un baño de sangre. En las nueve semanas desde que el discapacitado físico y mental de Joe Biden anunció que retiraba las fuerzas estadounidenses de Afganistán, los talibanes han tomado el control de más de 300 de sus 370 distritos, con los demás en peligro inminente de caer ya que prácticamente nadie los detiene. Para aquellos que tienen la edad suficiente para recordar los primeros meses de 1975, el colapso del ejército colaboracionista afgano es inquietantemente similar al experimentado por el ejército de Vietnam del Sur ante una ofensiva de Vietnam del Norte que terminó con la captura de Saigón en abril de 1975. Los asesores militares estadounidenses comenzaron a llegar a Vietnam en febrero de 1955. Durante los siguientes 20 años, para sostener al gobierno títere surcoreano, el ejército estadounidense ayudó a crear un ejército de más de 940.000 hombres, organizados y entrenados según los estándares estadounidenses, y que poseían el equipo militar más moderno. Esta gran fuerza de combate prácticamente se evaporó en los primeros tres meses de 1975, incapaz para hacer frente a los avances de un enemigo más dispuesto a morir por su causa que ellos. Desde el momento en que intervino en Afganistán tras el operativo de bandera falsa del 11 de septiembre en EE.UU. - montada por la CIA para “justificar” el intervencionismo estadounidense en el Medio Oriente y apoderarse de sus ingentes recursos de gas y petróleo - el ejército estadounidense se ha dedicado a construir una fuerza militar afgana aparentemente capaz de asegurar y preservar al gobierno colaboracionista pro-estadounidense en Afganistán tras expulsar del poder a los talibanes. Sin embargo, han pasado unos 20 años desde su llegada y malgastado$ 815 mil millones de dólares, EE.UU. se enfrenta cara a cara con la realidad de que las instituciones militares afganas, como las de Vietnam del Sur antes que ellas, simplemente no están a la altura de la tarea de luchar y ganar en un campo de batalla frente a sus implacables enemigos, con menos recursos pero determinados a luchar hasta el final. Al respecto, los talibanes han publicado recientemente un video de propaganda que muestra a los soldados afganos entregando sus armas y equipo a cambio de un pago de 60 dólares y un pasaje gratuito a casa. Muchos observadores habían anticipado la consolidación del control de los talibanes sobre las zonas rurales de Afganistán. Sin embargo, con las principales ciudades como Kunduz y Mazar-i-Sharif en peligro de caer en manos de los talibanes en un futuro próximo, el colapso total de la resistencia del gobierno títere afgano podría ocurrir más temprano que tarde. El miedo y el pánico son contagiosos, y mientras las tropas afganas mal dirigidas observan cómo sus camaradas deponen las armas en lugar de luchar - y morir- en el combate contra los talibanes, la enfermedad de la cobardía, alimentada por el deseo de sobrevivir, podría muy bien alcanzar proporciones pandémicas. Y es que a diferencia de los líderes colaboracionistas que ya están huyendo del país ante el inminente colapso robando todo lo que pueden, el resto al no poder imitarlos, se rinden en masa para proteger a sus familias, temiendo temen la venganza de los talibanes. Además de crear un escenario de pesadilla en términos de coreografiar la vergonzosa huida de los últimos contingentes militares estadounidenses, el colapso de la autoridad central podría crear una potencial lucha de poder dentro de los propios talibanes, cual señores de la guerra, para ver quién se queda con la porción más grande del desgarrado país, aunque lo más seguro es que ello no suceda y como en el pasado, gobernarlo con mano de hierro desde Kabul. Esto sería humillante para los EE.UU., que está ve impotente el empoderamiento de las mismas fuerzas que buscaba derrotar cuando intervino en Afganistán hace más de dos décadas. Pero otras potencias tampoco verían el retorno de los talibanes con buenos ojos. Asi por ejemplo, Rusia - que tiene estrechos vínculos con las antiguas repúblicas soviéticas que limitan con Afganistán - también correría el peligro de tener a sus propias poblaciones musulmanas inquietas susceptibles a una radicalización similar a la de los talibanes. A su turno, China e India también podrían encontrar problemas internos dentro de sus fronteras con el terrorismo islámico y los disturbios de sus poblaciones musulmanas podrían verse exacerbados por el empoderamiento en Kabul de los talibanes como resultado del rápido colapso del gobierno colaboracionista afgano, más preocupado en salvarse que en defender lo poco que les queda. Si bien al final, EE.UU. se retira derrotado de Afganistán, el conflicto está lejos de terminar. Una de las llamadas "líneas rojas" de Washington con respecto a su decisión de abandonar el país ha sido la insistencia en que los talibanes le brinden garantías de que Afganistán nunca más se convertiría en un nido de terroristas, desde donde se llevarían a cabo ataques contra EE.UU. y sus aliados. Para el cumplimiento de esta condición era fundamental la facilitación de un mecanismo de reparto del poder político entre los talibanes y los traidores colaboracionistas pro estadounidenses tras la retirada de todas las tropas extranjeras. Sin embargo, el rápido colapso de estos últimos ha creado una situación en la que los talibanes podrían muy bien tener el control de la mayor parte, si no de todo Afganistán antes de que se complete la retirada estadounidense, que por cierto dejan un país destruido y a merced de sus verdugos, ávidos de sangre y a quienes con todo su poder, no pudieron derrotar :(
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