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miércoles, 23 de julio de 2025

SOFÍA: El enigma de los Balcanes

La capital de Bulgaria no es una ciudad que se imponga con grandes pretensiones, pero ese es precisamente su encanto. A simple vista, puede parecer un lugar de contrastes: amplias avenidas de la oprobiosa era soviética que desembocan en iglesias medievales, ruinas romanas escondidas bajo estaciones de metro, y mercados al aire libre junto a modernos centros comerciales. Sin embargo, al recorrer sus calles, se revela una ciudad llena de matices, donde más de 7.000 años de historia - por aquí pasaron tracios, romanos, bizantinos, otomanos y rusos - conviven con una energía contemporánea vibrante. Este es un destino donde los mosaicos romanos y las cúpulas doradas de las iglesias ortodoxas comparten espacio con cafeterías bohemias y galerías de arte urbano, haciendo de Sofía una ciudad no solo para visitar; sino también para explorar, perderse y, sobre todo, descubrir. En efecto, pocas ciudades en Europa pueden presumir de un pasado tan extenso y diverso como Sofía. Sus orígenes se remontan al siglo VIII a.C., cuando los tracios fundaron un asentamiento llamado Serdica en el valle donde convergen varias montañas. Posteriormente, la ciudad ganó importancia bajo el dominio romano, convirtiéndose en un próspero centro comercial y administrativo. Fue aquí donde se construyeron baños termales, acueductos, un foro y un anfiteatro, cuyas ruinas todavía pueden explorarse hoy, especialmente en la zona de la plaza Nezavisimost y la estación de metro Serdika. En el siglo IV, Serdica ocupó un lugar especial en la historia del cristianismo. El emperador Constantino el Grande la describió como su ciudad favorita, llegando a decir: «Serdica es mi Roma». Bajo su reinado, se erigió la Iglesia de Sveti Georgi, una joya de ladrillo rojo que se mantiene como una de las iglesias cristianas más antiguas de Europa y cuyos frescos bizantinos todavía fascinan a los visitantes.La llegada de los bizantinos y luego de los otomanos en el siglo XIV transformó Serdica en un crisol de culturas. Durante casi cinco siglos de dominio otomano, Sofía se convirtió en un importante enclave administrativo, aunque sus raíces cristianas fueron silenciadas por las nuevas mezquitas, como la BanyaBashi, que sigue en pie como oscuro testimonio de este triste periodo de opresión. Fue también en este tiempo cuando la ciudad adoptó su nombre actual, Sofía, en honor a la Iglesia de Santa Sofía, cuya austera arquitectura medieval contrasta con las opulentas catedrales ortodoxas que surgirían más tarde.Con la liberación de Bulgaria del Imperio Otomano en 1878, Sofía fue elegida capital en 1879. Desde entonces, la ciudad comenzó a modernizarse, adoptando influencias de Europa Occidental mientras construía su propia identidad. Durante el siglo XX, el infausto periodo comunista dejó su huella con grandes bulevares y monumentos de estilo brutalista, como el Palacio Nacional de la Cultura (NDK), que hoy sirven como un contraste fascinante frente a las estructuras más antiguas.Sofía no solo es la capital administrativa de Bulgaria, sino también un mosaico vivo de las civilizaciones que han pasado por ella. Desde sus raíces tracias hasta su renacer como una ciudad cosmopolita europea, cada rincón cuenta una parte de esta historia rica y, a menudo, sorprendente. Veamos ahora sus monumentos más representativos: 1- Catedral de Alejandro Nevski: Es sin duda, un emblema dorado de Sofía y un símbolo de Bulgaria. Construida entre 1882 y 1912 en honor a los soldados rusos que murieron durante la guerra ruso-turca, esta majestuosa iglesia ortodoxa combina elementos arquitectónicos bizantinos y neoclásicos.Con su característica cúpula dorada, visible desde varios puntos de la ciudad, la catedral impresiona tanto por su exterior como por su interior. Al entrar, te recibe un espacio amplio y solemne adornado con frescos, iconos dorados y una imponente lámpara de araña. No olvides visitar la cripta, que alberga una valiosa colección de arte religioso y algunos de los mejores iconos ortodoxos del país. 2-Iglesia de Boyana: Ubicada a las afueras de la ciudad, al pie del monte Vitosha, la Iglesia de Boyana es una joya declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Construida en el siglo X, esta pequeña iglesia de piedra es célebre por sus frescos, considerados una de las primeras manifestaciones del Renacimiento europeo.Las pinturas, realizadas en 1259, destacan por su detallado realismo y por las expresiones humanas de los personajes, rompiendo con las rígidas representaciones bizantinas. Cada rincón de la iglesia cuenta una historia: desde escenas de la vida de Cristo hasta retratos de los donantes y santos. Es un lugar donde el arte trasciende el tiempo, dejando una huella imborrable en la historia del arte europeo. 3- Boulevar Vitosha: Es el corazón comercial y social de Sofía, donde locales y turistas se mezclan entre cafeterías, boutiques y restaurantes. Este paseo peatonal ofrece vistas espectaculares del monte Vitosha, especialmente al atardecer, cuando la luz resalta los edificios de estilo modernista que lo flanquean. Aquí encontrarás tiendas de marcas internacionales, pero también joyerías y boutiques locales que venden productos típicos búlgaros. Es el lugar ideal para disfrutar de un café, probar un postre típico como el banitsa, o simplemente pasear mientras observas el bullicio de la vida urbana. 4- Catedral de Sveta-Nedelya: Situada en pleno centro de Sofía, es un ejemplo perfecto de la arquitectura ortodoxa búlgara. Aunque su historia se remonta al siglo X, el edificio actual es una reconstrucción tras el atentado de 1925, que la destruyó casi por completo.El interior de la iglesia es tranquilo y acogedor, con frescos que narran escenas bíblicas y una impresionante cúpula central. Es un lugar ideal para hacer una pausa y reflexionar mientras disfrutas de la atmósfera espiritual que lo envuelve. 5- La Iglesia de San Nicolás: Conocida como la Iglesia Rusa, es uno de los edificios más fotogénicos de la ciudad. Construida en 1914 para la comunidad rusa, su arquitectura típica rusa con cúpulas doradas y verdes la distingue de otros templos en Sofía.El interior, aunque pequeño, es igual de fascinante, con iconos ortodoxos y un ambiente íntimo. Según la tradición, los visitantes dejan notas con deseos en la cripta de San Nicolás, esperando que se hagan realidad. 6- Palacio Real: Originalmente construido como cuartel general de la policía otomana, aquí fue donde el héroe nacional búlgaro Vasil Levski fue juzgado y torturado antes de su ejecución pública en 1873. Tras la liberación, el edificio fue remodelado para convertirse en la residencia oficial de la familia real búlgara. Actualmente alberga el Museo Etnográfico. 7- Museo Nacional de Historia: Situado en un antiguo palacio de la época comunista, ofrece una visión completa de la historia de Bulgaria, desde la época tracia, romana y bizantina hasta la era contemporánea. Entre sus piezas más destacadas se encuentran los tesoros de oro tracio, verdaderas obras maestras de la orfebrería antigua. 8- Iglesia de Sveti Georgi: Escondida entre edificios modernos, la Iglesia de Sveti Georgi es el edificio más antiguo de Sofía, construido en el siglo IV. Este pequeño templo de ladrillo rojo, también conocido como la Rotonda de San Jorge, ha sobrevivido a la caída de imperios y a numerosos conflictos, convirtiéndose en un símbolo de resistencia.En su interior, frescos medievales cubren las paredes, narrando escenas bíblicas con una riqueza de detalles impresionante. El contraste entre este antiguo templo y su entorno urbano lo convierte en uno de los rincones más fascinantes de la ciudad. Por cierto, los amantes de la ópera y el ballet pueden disfrutar de clásicos entrañables en la Ópera y Ballet de Sofía . Su gama de espectáculos conmovedores y de talla mundial es una apuesta segura (con entradas desde tan solo 10 euros). Los amantes de la música clásica también pueden disfrutar de una noche con la excelente Orquesta Filarmónica de Sofía . Y para disfrutar de teatro búlgaro, diríjase al Teatro Nacional Iván Vazov. Pero como en todo viaje, no es solo para conocer monumentos, hay quedarse un tiempo y disfrutar de la naturaleza, escapando a sus bosques y montañas cercanas. Enclavada en las faldas del extenso Parque Natural de Vitosha, Sofía se encuentra a solo 10 km en coche de las agradables sombras de sus bosques de pinos y robles. En primavera y verano, la montaña es popular por sus rutas de senderismo que conducen a los pueblos cercanos, así como por el imponente pico CherniVrâh (literalmente, "Pico Negro").Uno de los puntos de partida para la caminata es Zlatnite Mostove (que significa "Puentes Dorados"). Se trata de un extraordinario fenómeno geológico que parece un río de piedra que desciende por una ladera desde unos 1700 m hasta 1350 m. Los amantes de la naturaleza también pueden disfrutar de una caminata hasta la cascada de Boyana, de 25 m de altura, que cautiva con sus aguas cristalinas. En inviernos con nieve, el Monte Vitosha ofrece rutas de esquí accesibles y económicas, pero tenga en cuenta que las instalaciones son básicas en comparación con las de grandes estaciones búlgaras como Bansko . Quienes no esquían pueden tomar el teleférico Simeonovo (accesible mediante las líneas de autobús 111, 122 y 123) y disfrutar de un refrescante paseo por el bosque. Y de la vida nocturna ni se diga… Como podéis notar, fue una excursión completa a la capital búlgara y toca prepararnos para continuar el viaje rumbo a Skopje, capital de Macedonia, siguiendo nuestra ruta De los Carpatos a los Balcanes.
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