¡Rápido, nombra una ciudad europea amante del vino y la gastronomía que esté cerca de antiguos monasterios y viñedos de primera clase! Probablemente estés pensando en algo ubicado en Francia o Italia. ¿Qué os parece Chisináu, en Moldavia? Ahora mejor conectada que nunca por aire con Europa occidental, esta frondosa capital es una escapada atractiva y asequible, ofreciendo una agradable combinación de lugares de interés accesibles y una animada vida nocturna. Aunque reducida a escombros durante la II Guerra Mundial, luego de un devastador terremoto en 1940, puede decirse que Chisinau, la capital de Moldavia, nunca ha perdido su encanto ni su espíritu cosmopolita, y eso a pesar del obcecado empeño por parte de los ocupantes soviéticos que supervisaron la reconstrucción de la ciudad. Nuestra visita a Chisinau comienza, como debe de ser, en el centro de la capital, donde se encuentran sus edificios más representativos: 1.-Catedral Metropolitana de la Natividad de Cristo: Es la principal iglesia ortodoxa moldava de la ciudad, que data de la década de 1830 y cuenta con ricos frescos interiores. El campanario se construyó originalmente en 1836, pero fue destruido tras la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en 1997. Cuenta la leyenda que la campana originalmente encargada para esta torre acabó en Bolhrad (actual Ucrania) por una confusión de un burócrata de San Petersburgo, por lo que Chisináu se quedó con la campana, pero al no caber en el campanario de la iglesia, por lo que se construyó otra para alojarla. 2.- Museo Nacional de Etnografía e Historia Natural: Lo más destacado de su enorme y maravillosa exposición es una reconstrucción a tamaño real del esqueleto de un dinoterio, un mamífero parecido a un elefante de 8 toneladas que vivió durante el Plioceno (hace entre 5,3 y 1,8 millones de años), descubierto en la región de Rezine en 1966. Amplios dioramas muestran costumbres y vestimentas nacionales, mientras que otras exposiciones cubren geología, botánica y zoología (incluidos extraños animales deformados en frascos). 3.- Museo del Ejército: Ubicado en un extremo del Centro de Cultura e Historia Militar, este museo alberga una conmovedora exposición sobre la represión de la era soviética. Historias del Terror Rojo, hambrunas forzadas, deportaciones masivas y trabajo esclavo en los gulags se narran a través de fotografías, vídeos, recortes de periódicos y dioramas. Aunque hay poca información en inglés, el museo ofrece una buena idea de la horrible magnitud de los monstruosos crímenes perpetrados por Lenin y Stalin. Hay salas de interrogatorio inquietantes y entre los objetos expuestos se incluyen carteles de propaganda soviética y uniformes de la Cheka y la NKVD. Tenga en cuenta que algunos vídeos son bastante gráficos y perturbadores. 4.- Arco del Triunfo: Este monumento data de 1841 y marca el centro de la ciudad. Se construyó para conmemorar la victoria del ejército ruso sobre el Imperio Otomano. Suele estar adornado con una bandera moldava en el centro y ofrece una emocionante oportunidad para tomar fotos. 5.-Museo Nacional de Arqueología e Historia: Este impresionante museo alberga artefactos de la región de Orheiul Vechi, incluyendo monedas de la Horda de Oro y cerámica del siglo XIV; una rara urna sármata de arcilla cocida de 2000 años de antigüedad con forma de carnero de pelo rizado; una hermosa amorfo (jarra griega) pintada con deidades antropomorfas; y armas que datan desde la antigüedad hasta la actualidad. Por cierto, las esculturas del jardín delantero datan del siglo I al IV a. C., lo que las convierte en los objetos de piedra más antiguos descubiertos en Besarabia. 6.-Estatua de Ştefan cel Mare: Ştefan fue el príncipe medieval más importante de Moldavia y un símbolo omnipresente de su valiente pasado. La estatua de 1928 domina las entradas a Parcul Catedralei y Grădina Publică Ştefan cel Mare şi Sfînt. 7.- Memorial de la Represión: Cerca de la estación de tren se encuentra este monumento único en honor a las víctimas de la deportación masiva bajo el sangriento régimen de Stalin y una advertencia a la monstruosidad del comunismo. Claro, los monumentos, museos e iglesias fueron interesantes, pero es momento de referirnos a otro de sus tesoros: el vino. Moldavia era el valle del Ródano de la Unión Soviética, y dos de las bodegas más grandes del mundo están a 20 km de Chisináu: Mileştii Mici y Cricova . Mileştii Mici ostenta los récords (200 km de túneles y 1,5 millones de botellas de vino), pero Cricova, con tan solo 120 km de túneles, es más encantadora y tiene mejor vino. Asimismo, no podíamos dejar de planificar una excursión de medio día a Orheiul Vechi (Orhei Viejo), donde se encuentra el monumento más famoso de Moldavia: un fascinante monasterio rupestre en la cima de una colina con vistas al río Răut, a 50 km al norte de Chişinău. Tras su visita, es hora de regresar a la capital para disfrutar de su animada vida nocturna. Luego de ello, y tras un merecido descanso, preparar nuestras maletas para continuar nuestra travesía. Cabe precisar que al otro lado del Dniéster que cruza el país, se encuentra entre Moldavia y Ucrania, la autoproclamada república de Transnistria - no reconocida internacionalmente - que me hubiese gustado recorrer, especialmente su capital (Tiráspol) que parece detenida en el tiempo, por la cantidad de espantosos monumentos de la era soviética que aun “adornan” sus calles, pero dada las tensiones existentes es imposible, por lo que decidí dirigirme a Sofía, la capital de Bulgaria, en nuestra ruta De los Cárpatos a los Balcanes.