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miércoles, 9 de enero de 2019

JAPON: La tentación militarista

Para nadie es un secreto que el país del Sol Naciente ha dejado atrás su imagen ‘pacifista’ y se ha empeñado en iniciar un largo y peligroso camino hacia su militarización, por lo que una confrontación bélica con sus vecinos no se descarta en el futuro debido precisamente a las ambiciones expansionistas de Tokio, según documentos clasificados recientemente publicados que detallan sus exorbitantes gastos de defensa. Como sabéis, tras el final de la II Guerra Mundial, EE.UU. ocupó el país y le impuso una Constitución que, a primera vista, le haría renunciar a la guerra para siempre. En efecto, el artículo 9 de la Constitución no le permite a Japón mantener una fuerza militar y prohíbe el uso de la fuerza para resolver disputas internacionales. Pero así como Japón es parte de una convención internacional que prohíbe la caza de ballenas - una actividad prohibida a nivel mundial - ha decidido retomar esa actividad, lo que ha originado múltiples protestas en todo el mundo. De la misma manera, tampoco se ha adherido realmente a los principios ‘pacifistas’ de su Constitución. Por ejemplo, Japón es uno de los países del mundo que mas invierte en defensa nacional, posee un ejército conocido eufemísticamente como Fuerzas de Autodefensa (JGSDF), que tienen el papel de defenderlo en caso de un ataque exterior. Asimismo alberga al ejército estadounidense, el cual tiene bases instaladas en todo su territorio, desde donde se les permite atacar a muchas naciones indefensas, como Irak y Afganistán, utilizando para ello a Okinawa que ha jugado un papel integral a través del despliegue de tropas y fuerzas navales en esos países. Tokio no oculta sus intenciones de convertirse nuevamente en una fuerza militar global, según los deseos del ultranacionalista Primer Ministro Shinzo Abe, cuyos sueños expansionistas son por todos conocidos. Al respecto, hace unos días atrás, dejo en claro que restaurar el papel agresivo de su país era un asunto primordial de su política exterior. Para ello, su gabinete aprobó los planes de defensa cuidadosamente preparados, que hará que el Japón gaste aproximadamente $ 243 mil millones de dólares durante los próximos cinco años fiscales, hasta el 2024. Como era de esperar, el documento está principalmente relacionado con su antiguo y encarnizado rival regional, China, y lamenta la "gran preocupación" del Japón por la expansión militar de ese país mostrada en los últimos tiempos "que afecta gravemente su seguridad nacional". Además, también detalla que su gobierno está "inquieto" por la amenaza percibida que representa Corea del Norte. Como recordareis, el año pasado el régimen comunista de Pyongyang lanzó dos misiles balísticos que sobrevolaron el Japón durante la volátil guerra de palabras entre Donald Trump y Kim Jong Un, lo cual origino gran alarma entre los japoneses, que se sintieron "indefensos" ante esta provocación del sátrapa norcoreano. Era el pretexto que buscaba Abe para dar alas al militarismo renaciente de una manera significativa como no se veía desde los años previos a la II Guerra Mundial. Es así como por primera vez desde 1945, el Japón busca tener sus propios portaaviones capaces de lanzar aviones de combate "para enfrentar a China", así como adquirir misiles de crucero Tomahawk y 100 aviones F-35 como parte de su rearme. Preocupado por el "poderío naval" chino, un funcionario de defensa japonés dijo a la AFP que sus Fuerzas de Autodefensa tienen en cambio una "presencia muy pequeña" en el área ubicada entre Okinawa y Taiwán. "Los portaaviones y los nuevos aviones de combate que pensamos adquirir, aumentarán nuestra flexibilidad operativa" dijo el funcionario, al recordar que China ha incrementando su presencia naval en aguas del Mar Meridional, que albergan territorios en disputa entre las dos potencias asiáticas. En abril del 2018, Reuters informó que el gasto en defensa militar de Beijing superó con creces al de Tokio en aproximadamente tres veces. Evidentemente, Japón no tardó demasiado en tomar nota de ello y decidió que era el momento de impulsar sus planes de gasto de manera exponencial. Asimismo, las tropas japonesas también han comenzado a entrenarse para participar en expediciones militares en el extranjero, desplegando su primer conjunto de tropas fuera de sus fronteras desde el final de la II Guerra Mundial, con 350 soldados incursionando en la misión de la ONU en Sudán del Sur, a los cuales se les ha otorgado explícitamente la capacidad de usar la fuerza para ‘proteger’ a los civiles, tal como explicó el personal de la ONU. Según el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), los japoneses también se han desplegado en Irak y Afganistán. En abril del año pasado, las Fuerzas de Autodefensa del también activaron su primera brigada de la Infantería de Marina desde 1945, para contrarrestar una posible ‘invasión china’ de los territorios reclamados por los japoneses a lo largo del Mar de China Oriental. Fue una medida muy controvertida en ese momento porque, como bien señala Reuters, "estas unidades pueden proyectar una fuerza militar amenazante y podrían ser utilizadas para intimidar a los vecinos del Japón que no olvidan las penalidades que sufrieron bajo la ocupación japonesa hasta 1945". Reuters también explica que si bien China y Corea del Norte son presentados como "amenazas potenciales" por el Japón para justificar sus planes de defensa, muchos observadores pueden sorprenderse al saber que las tensiones entre japoneses y surcoreanos - otro aliado clave de EE.UU. en la zona - se están incrementando de manera alarmante. En efecto, el pasado 20 de diciembre, un destructor KDX-I de 3.900 toneladas perteneciente a la Armada surcoreana tuvo un incidente en el Mar del Japón con un avión perteneciente a Fuerza de Autodefensa japonesa, el cual lo sobrevoló de manera reiterada, obligando al buque a fijar su radar en dirección al avión, una acción considerada por las autoridades niponas como “un acto de guerra” y según Defense News, estuvieron a punto de iniciar un conflicto. Fuentes de inteligencia occidentales han señalado que a medida que transcurre el tiempo, Corea del Sur está cada vez más menos preocupada por las actividades de Corea del Norte que el de su ‘aliado’ japonés, el cual históricamente siempre ha sido su pérfido enemigo y aun mantienen fresca en su memoria la brutal ocupación que sufrieron a manos del Japón en 1910, esclavizando a sus hombres y prostituyendo a sus mujeres, una pesadilla que solo llego a su fin con la derrota japonesa en la II Guerra Mundial. Desde entonces, el odio y el resentimiento antijaponés aflora constantemente no solo entre los coreanos de ambos lados de la península, sino en todos aquellos países de la región - incluida China - que sufrieron hasta lo indecible la barbarie japonesa y ven por ello con alarma el resurgimiento del militarismo. Durante mucho tiempo, EE.UU. ha tratado que Corea del Sur y Japón "olviden sus diferencias" y se unan a Washington en una fuerza de defensa conjunta que pueda convertirse en un amortiguador contra China en la región. Sin embargo, al igual que el resto del mundo , incluidos los ‘aliados’ más cercanos a Washington, Seúl se dirige hacia un futuro en el que ya no tendrá que depender del ejército estadounidense para sus operaciones en tiempos de guerra y podrá prepararse para una eventual guerra con Tokio, su verdadero enemigo. Se dice incluso que a los militares surcoreanos les brillan los ojos ante la posibilidad de que en una eventual reunificación pacifica de la península, podrían hacerse del arsenal nuclear norcoreano para dirigirlo contra el Japón. Otro detalle que inicialmente no había sido tomado en cuenta por Abe, es que sus ideas militaristas no son bienvenidos entre el público japonés, quienes han convocado multitudinarios mítines en contra de la guerra y los planes expansionistas de su gobierno, tanto en Tokio como en otras ciudades de la isla. Incluso encuestas recientes muestran que la mayoría se opone a los planes de Abe para enmendar la Constitución. Es por ese motivo que en un intento por contrarrestar esta corriente adversa en la población, el jefe de gabinete Yoshihide Suga, dijo que la propuesta "solo apunta a reforzar los sistemas de defensa aérea dentro del nivel mínimo necesario de fuerza permisible". A su turno, el Ministro de Defensa, Takeshi Iwaya, también ha intentado ganarse al público, explicando que este multimillonario gasto en armamentos "es indispensable para protegerse de una agresión exterior". Pero ‘proteger’ al Japón y ‘proteger’ a los japoneses son dos cosas completamente diferentes. Como ejemplo tenemos lo que sucede a la isla de Okinawa que ha sufrido décadas de abuso por parte del ejército estadounidense, que lo tiene bajo ocupación militar hasta el día de hoy, desenfrenados crímenes cometidos por sus soldados - incluyendo violaciones, secuestros y asesinatos - los cuales gozan de impunidad absoluta porque los EE.UU. no permite que sean juzgados y condenados por la justicia japonesa ya que no reconoce su competencia. A ello debemos agregar la utilización de la isla como lugar de almacenamiento del Agente Naranja, que hoy está presente en el ecosistema de la isla y responsable de la muerte de sus habitantes, de lo cual Washington no reconoce como es obvio, su responsabilidad. Quizás ‘proteger’ al Japón sea la terminología incorrecta para utilizar en este tipo de relaciones que no es mas una ocupación en toda regla. Mientras Abe en perfecta sintonía con Trump, insistan en seguir agudizando los tensiones en la zona con el objetivo de ‘aislar’ a China en la región donde tienen intereses contrapuestos - sea en el Mar Meridional, Taiwán o Corea del Norte - la situación va a empeorar a tal punto que la guerra será inevitable. Precisamente los chinos son un motivo de gran preocupación para ellos, debido a su poderío económico y militar, así como por su creciente influencia en el mundo, y por ese motivo han decidido enfrentarlo, pero al tratarse de una potencia nuclear es de temer especialmente para Tokio, que carece de esa clase de armamento.  Consciente de su fortaleza, China acaba de advertir a Taiwán que recurrirá a las fuerza si su provincia rebelde declara su ‘independencia’. En caso de que ello ocurra ¿acudirán los EE.UU. y Japón en su ayuda? ¿Será el inicio de la tan temida conflagración mundial que acabará con la humanidad? ¿A ello queremos llegar? :(
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