Si alguien pensaba que con Ucrania, Gaza, China y Venezuela, el presidente estadounidense Donald Trump iba a tener las manos llenas para ocuparse de otros asuntos, si que estaban equivocados, ya que cual Grinch que pretende arruinar la Navidad a los daneses, ha nombrado esta semana a un “enviado especial para Groenlandia” con el claro objetivo de “preparar” el camino para arrebatarle la isla a Dinamarca (a la cual pertenece) lo cual como podéis imaginar, ha generado gran indignación en Copenhague, que no se explican el comportamiento de un “aliado” de la OTAN. En efecto, Trump provocó una nueva disputa con Dinamarca al nombrar un enviado especial para la isla ártica - que ha propuesto anexionar a Estados Unidos en varias ocasiones - anunciando que Jeff Landry, el gobernador republicano del estado de Luisiana, será el enviado especial de Estados Unidos para Groenlandia, que es una región semiautónoma del Reino de Dinamarca. Trump insistió en su idea de que Groenlandia “debe formar parte de Estados Unidos”. En respuesta a una pregunta de la prensa, dijo que su país necesita la isla por motivos de "protección nacional". "Tenemos que tenerla", aseguró. El gobernador Landry por su parte declaró en una publicación en X que considera un honor servir en ese "puesto voluntario para que Groenlandia forme parte de Estados Unidos". El anuncio no cayó bien ni en Groenlandia ni en la capital de Dinamarca, cuyo gobierno convoco al embajador estadounidense para "pedir explicaciones". Al respecto, el ministro de Asuntos Exteriores de Dinamarca, Lars Løkke Rasmussen, calificó el nombramiento como "profundamente preocupante" y exigió a Washington que respete la soberanía danesa. El primer ministro groenlandés afirmó que la isla debe "decidir su propio futuro" y que su "integridad territorial debe ser respetada". Rasmussen declaró a la cadena danesa TV2: "Mientras tengamos un reino compuesto por Dinamarca, las Islas Feroe y Groenlandia, no podemos aceptar acciones que socaven nuestra integridad territorial". Por su parte, el primer ministro de Groenlandia, Jens-Frederik Nielsen, afirmó que el territorio está dispuesto a cooperar con Estados Unidos y otros países, pero solo sobre la base del respeto mutuo. "El nombramiento de un enviado especial no cambia nada para nosotros. Nosotros decidimos nuestro propio futuro. Groenlandia pertenece a los groenlandeses, y la integridad territorial debe ser respetada", sentenció. En tanto, en una publicación en redes sociales, el presidente estadounidense aseguró que su nuevo enviado para Groenlandia comprende lo "esencial" que es ese territorio "para nuestra seguridad nacional" y reiteró que defenderá los intereses de Estados Unidos. Jeff Landry, por su parte, declaró que el nuevo cargo no afectará a sus funciones como gobernador de Luisiana. Veterano militar y expolicía, fue congresista y fiscal general de Luisiana antes de ser elegido gobernador en el 2023. Cabe recordar que Landry recibió con satisfacción la propuesta del presidente de enviar tropas de la Guardia Nacional a Nueva Orleans como parte de su campaña contra la delincuencia en las ciudades estadounidenses. El gobernador ya había expresado su opinión sobre Groenlandia, escribiendo en su cuenta personal de X en enero: "¡El presidente Donald J. Trump tiene toda la razón! Necesitamos asegurar que Groenlandia se una a Estados Unidos. ¡Genial para ellos, genial para nosotros! ¡Vamos a conseguirlo!". Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, Trump ha reforzado su interés por Groenlandia, citando su ubicación estratégica y su riqueza mineral. Asimismo, se ha negado a descartar el uso de la fuerza para asegurar el control de la isla, una postura que ha conmocionado a Dinamarca, “aliado” de la OTAN que tradicionalmente ha mantenido estrechas relaciones con Washington. Cabe precisar que, con una población de aproximadamente 57.000 habitantes, Groenlandia goza de una amplia autonomía desde 1979, aunque su defensa y política exterior siguen en manos danesas. Si bien la mayoría de los groenlandeses son partidarios de independizarse de Dinamarca a largo plazo, las encuestas de opinión también muestran asimismo una oposición abrumadora a formar parte de Estados Unidos. Esta disputa surge en un contexto de creciente competencia estratégica en el Ártico, donde el deshielo está abriendo nuevas rutas marítimas y facilitando el acceso a valiosos recursos minerales. La ubicación de Groenlandia entre América del Norte y Europa la convierte en un punto estratégico clave para la planificación de la seguridad de Estados Unidos y la OTAN, y la sitúa en la ruta más corta para misiles entre Rusia y Estados Unidos. Estados Unidos mantiene una base en Groenlandia desde la Segunda Guerra Mundial, tras invadir el territorio para establecer instalaciones militares y estaciones de radio luego de que los alemanes ocuparan Dinamarca durante el conflicto. Desde entonces la ha seguido ocupando en medio de la Guerra Fria con Rusia. Cuando este acabo, no se han retirado y mediante una serie de pretextos han continuado allí. Por cierto, el vicepresidente JD Vance visitó la base en marzo y pidió a los groenlandeses que "llegaran a un acuerdo con Estados Unidos" aunque este pedido fu rechazado unánimemente. Pero ahora Trump vuelve a la carga dejando ver sus verdaderas intenciones de conquista. Los planes de Trump para Groenlandia no son nuevos. "Sería un gran negocio inmobiliario", dijo en el 2019, durante su primer mandato, cuando declaró por primera vez su “interés” en la isla. Sin embargo, en ese momento dijo que adquirir el área “no era su prioridad”. El entonces asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, explicó en una entrevista en Fox News Sunday lo que el gobierno de Trump veía en la isla. Es "un lugar estratégico" con "muchos minerales valiosos", dijo Kudlow. Los representantes del gobierno estadounidense incluso se acercaron a los daneses para intentar cerrar un trato, algo que no ocurrió. La cantidad de menciones que hace Trump sobre el tema ahora, sugiere que Groenlandia ha subido posiciones en importancia en los planes del republicano. Los expertos apuestan a que esto tiene que ver con el reciente mapeo de las riquezas minerales de Groenlandia y la dinámica económica cambiante en relación con ellas. Históricamente, el territorio recibió atención de las autoridades estadounidenses debido a su posición estratégica. Primero, como forma de contener el avance global de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Luego, durante la Guerra Fría, para controlar las rutas marítimas entre Europa y América del Norte y por su proximidad al Ártico. El ejército estadounidense ha operado durante décadas la Base Espacial Pituffik, anteriormente conocida como Base Aérea Thule, entre los océanos Atlántico y Ártico, la cual se utiliza como puesto de observación de misiles balísticos. Pero un informe publicado a mediados del 2023 por el Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia estimaba que los 400.000 km2 de territorio de la isla actualmente no cubiertos por hielo tienen depósitos moderados o elevados de 38 minerales en la lista de materiales ‘esenciales’ elaborada por la Comisión Europea. Además de aparentes altas concentraciones de cobre, grafito, niobio, titanio y rodio, también existirían grandes depósitos de las llamadas tierras raras, como el neodimio y el praseodimio, cuyas peculiares características magnéticas las hacen fundamentales en la fabricación de motores de vehículos eléctricos y turbinas de viento. "Groenlandia podría contener hasta el 25% de todos los recursos de elementos de tierras raras del mundo", dijo el geólogo Adam Simon, profesor de la Universidad de Michigan. Esto equivaldría a alrededor de 1,5 millones de toneladas de materiales. Como sabéis, las tierras raras se han convertido en un bien demandado en un contexto de transición energética en busca de formas de energía limpias y renovables -para contener el cambio climático- y han lanzado a diferentes potencias globales a disputas por grandes minas de estos elementos en todo el mundo. "Para el próximo año, utilizaremos alrededor de un 4.500% más de tierras raras en todo el mundo que en 1960", afirma Simon, y continúa: "incluso si la extracción en Groenlandia se vuelve viable en un corto período de tiempo, seguiremos necesitando más reservas de tierras raras para satisfacer la demanda actual del mercado". Actualmente, China domina el mercado de minería y procesamiento de tierras raras. Los chinos son responsables de alrededor de un tercio de las reservas conocidas, del 60% de la extracción y del 85% del procesamiento de estos productos. Pero el dominio chino sobre este mercado ya alcanzó el 95% en el 2010, lo que dio a Beijing un poder político y económico significativo sobre las cadenas de producción centrales en Europa y EE.UU. Actualmente, las dos empresas mineras que realizan prospecciones de tierras raras en Groenlandia son australianas, pero una de ellas tiene como inversor a Shenghe Resources, una empresa minera estatal china. No está demás agregar que China lleva años intentando profundizar su presencia en Groenlandia. Xi Jinping definió que el suyo debe ser un país "cercano al Ártico", pese a que está a casi 1.500 kilómetros de la región, aunque su alianza con Rusia y los acuerdos que firmo con Moscú le permite participar en diversas operaciones en la zona. Además de proyectos culturales y tecnológicos, Beijing ha intentado echar raíces en Groenlandia a través de obras de construcción en un plan bautizado la "Ruta de la Seda Polar", brazo del masivo proyecto de inversión mundial de Xi conocido como La Franja y la Ruta. Como parte de este programa, empresas constructoras chinas intentaron construir al menos dos aeropuertos en Groenlandia, pero terminaron siendo relegadas por empresas danesas, en una disputa en la que Washington habría ejercido presión a favor de Dinamarca. Todos estos movimientos chinos en la zona alarmaron a EE.UU., que tiene a China como su principal antagonista global. Ya en su primer mandato, el gobierno de Trump incluyó las tierras raras “entre los materiales fundamentales para la seguridad nacional estadounidense” y firmó acuerdos de cooperación para el desarrollo tecnológico y científico entre Groenlandia y EE.UU. Pero la mayor presencia de científicos, investigadores, políticos y militares en los últimos años en la región no parece ser suficiente para garantizar ninguna exclusividad estadounidense sobre los recursos naturales de la isla. Si el interés por las tierras raras y Groenlandia ya estaba claro en el primer mandato, el hecho de que la dirección del gobierno de Trump siga profundamente influenciada por el multimillonario Elon Musk, director general de Tesla (a pesar de su aparente distanciamiento), uno de los mayores fabricantes de coches eléctricos del mundo, no se debe ignorar. "Ciertamente, Tesla tiene interés en la disponibilidad global de tierras raras además del litio, el cobre, el níquel y el grafito. Por lo tanto, es razonable pensar en un conflicto de intereses si el CEO de una empresa que depende de la disponibilidad de importantes elementos minerales está en una posición política de autoridad para tomar decisiones que podrían afectar la disponibilidad global de estos minerales", dice Simon. Con la misma prudencia, sin embargo, también recomienda cautela en los límites de los beneficios inmediatos para Musk, y para el propio Trump, en la embestida contra Groenlandia. "En la etapa actual de exploración minera, es muy poco probable que tengamos mineros capaces de realizar una producción comercial constante en Groenlandia en menos de 10 años", dice Simon. "Mientras los gobiernos operan con un horizonte de 4 años, estas grandes mineras planifican sus negocios con un horizonte de 40 años", añade el geólogo. Aunque es posible acelerar enormemente la minería en zonas de la isla, un segundo desafío sería transportar la producción con grandes barcos a una región relativamente remota plagada de icebergs y otros desafíos náuticos. Por lo tanto, es poco probable que Trump pueda presumir de extraer tierras raras a escala de Groenlandia, incluso si supera los enormes desafíos geopolíticos que implica la tarea. La clave para entender la motivación de Trump al respecto puede residir en otro elemento histórico de la política internacional estadounidense: la doctrina del Destino Manifiesto. Así lo afirmó en el 2019 el editor de la revista de derecha The American Conservative, James P. Pinkerton. La noción de Destino Manifiesto, articulada en el siglo XIX, afirmaba que, dado su "excepcionalismo", EE.UU. tenía el deber y el derecho de avanzar hacia territorios extranjeros para garantizar el desarrollo y la expansión del experimento de libertad y autogobierno que el país defendía. Esto incluía asegurar recursos para sostener la economía y garantizar la seguridad del país. El Destino Manifiesto fue la ideología detrás de la expansión de los estadounidenses desde las 13 colonias hacia Occidente, que, entre otras cosas, expulsó de sus tierras a gran parte de las poblaciones nativas americanas, lo que llevó al genocidio de muchos de ellos. El orden mundial establecido tras las Grandes Guerras, con la creación de organismos multilaterales para mediar en las disputas entre naciones (objetivos frecuentes de las críticas de Trump) y el establecimiento de fronteras claras entre países, parecía haber puesto fin a la expansión territorial pregonada por el Destino Manifiesto. Uno de los mayores ejemplos de este movimiento fue Andrew Jackson, el séptimo presidente estadounidense, que gobernó de 1829 a 1837. No es mera coincidencia que Trump declare que siente una gran admiración por Jackson. Sus deseos de apoderarse a como dé lugar de Groenlandia, así sea mediante una guerra con Dinamarca, marca ese camino expansionista que busca continuar. Lo vemos ahora mismo en Venezuela, donde su obsesión por quedarse con su petróleo - que afirma que se lo han “robado” (?) - ya no lo puede disimular. Por cierto, de estallar un conflicto de EE.UU. con Dinamarca y ya que ambos países son miembros de la OTAN ¿Del lado de quien se pondrían los demás países que conforman esa alianza? Según el principio de defensa colectiva (Articulo 5) sucede que si uno del integrantes es agredido, los demás miembros se unirían automáticamente al conflicto, colocándose del lado del país atacado - en este caso Dinamarca - defendiendo su territorio y soberanía, aunque las dinámicas podrían ser complejas debido a intereses nacionales, pero la adhesión sería obligatoria bajo el tratado, aunque falta saber si atacarían a los EE.UU. o volverían a bajar vergonzosamente la cabeza, permitiendo ser humillados una y otra vez por el inquilino de la Casa Blanca, que los trata como los perros falderos que son, los cuales siguen creyendo de una forma suicida que el enemigo es “Rusia”, cuando en realidad lo tienen en su propia casa. No cabe duda que la megalomanía de Trump está yendo demasiado lejos y debería ser detenido antes que sea tarde, porque luego de Groenlandia, de seguro intentará hacer lo mismo con Canadá. Aún estamos a tiempo de evitarlo.
Generalmente, cuando en la temporada navideña se habla sobre San Nicolás o Santa Claus, el problema es cómo explicar a los niños cómo llegan realmente todos los regalos debajo del árbol. Pero hay otra pregunta que bien portamos hacernos por estas fiestas: ¿Quién fue el verdadero San Nicolás y cómo se le asoció con la Navidad? Se le asocia generalmente con San Nicolás, quien fue obispo de la ciudad de Mira, en Licia, Asia Menor (corresponde a la localidad turca llamada actualmente Dembre), en el s. IV, y sus reliquias se veneran en Bari (Italia). Muy pocos son los datos que se conocen de la vida de este santo, debido a que no existen testimonios auténticos contemporáneos. Sus biografías más antiguas son de algunos siglos posteriores a la época en que se cree que vivió. Se considera que nació en Patara (Asia Menor) alrededor del año 270, y que murió un día 6 de diciembre de un año entre 345 y 352. Su familia tenía una excelente posición económica y eran devotos cristianos. Pero sus padres fallecieron víctimas de la peste siendo Nicolás adolescente. El joven heredero entonces donó toda su fortuna a los más necesitados y se dedicó al sacerdocio. Prontamente fue nombrado obispo de Mira. Las versiones del meteórico ascenso son varias e imprecisas. La leyenda hagiográfica habla de una disputa irresuelta entre sacerdotes que lo encontró en el momento preciso en el lugar indicado. Había muerto el obispo de Mira y no se ponían de acuerdo en quién debía ser su reemplazante; hasta que alguien hastiado de la situación dijo que sería consagrado obispo de la ciudad el próximo sacerdote que ingresara al templo. Y ese fue el joven Nicolás. Aunque no se pueda comprobar nada de eso, probablemente, la historia real tenga menos de casual y el poderío económico de su familia haya tenido mucho que ver. A Nicolás se lo suele describir blandiendo una personalidad decidida, pero con carácter amable. Decisiones firmes y buenos modos con una gran capacidad de oratoria y sentido práctico, virtud de la que han carecido (y carecen) muchos religiosos. En su lucha contra el paganismo hizo derribar el templo dedicado a Artemisa y fue uno de los principales impulsores de la condena al arrianismo (negaba la divinidad de Cristo) en el Concilio de Nicea. Como gran parte de los personajes públicos y cristianos de la época fue perseguido y encarcelado. Hasta se sostiene que uno de los castigos que le infligieron fue la quema de su barba. Y que mientras el penetrante olor al pelo quemado inundaba la sala, el calor subía hasta sus ojos, y la piel del rostro empezaba a lacerarse por el fuego, Nicolás siguió firme en su diatriba contra la adoración a dioses paganos. Pasado unos años, el emperador Constantino lo liberó de la prisión. Murió en Myra el 6 de diciembre del 343 (también pudo haber sido en el 344 o en el 345 o, tal vez, en el 353: nadie sabe con certeza). ¿Pero por qué se lo conoce como San Nicolás de Bari si vivió y murió en Mira? Sucede que, tras la invasión musulmana, a 700 años de su muerte, un grupo de fieles sacó a escondidas, sus reliquias y las trasladó al ciudad italiana de Bari, donde se encuentran en la actualidad. Esta doble radicación y la atribución generosa de múltiples milagros hacen que San Nicolás -para algunos de Mira y para otros de Bari- sea venerado tanto en Oriente como en Occidente. Su nombre era invocado ante catástrofes naturales, peligros inminentes, tragedias, naufragios y demás desgracias. Su nombre se difundió por todo el mundo. Tanto es así que llegó a haber más de dos mil templos dedicados a él. Asimismo, fue declarado patrono de Bizancio, Grecia y Rusia. Y también es a quien oran los marineros en caso de tempestades violentas. Todos estos datos e informaciones son más que inciertos. Las primeras biografías (hagiografías, en realidad) que se intentaron sobre él se encararon a casi dos siglos de su muerte. Por lo tanto, más que en testimonios o en documentos, la información proviene de leyendas orales que se fueron transmitiendo de generación en generación. Eran tiempos difíciles y estos relatos orales solidificaban la comunidad, y la construcción de héroes o santos se hacía necesaria más allá de la precisión en los datos biográficos. Son muy escasos los datos fehacientes que se cuentan sobre San Nicolás. Esa carencia es proporcionalmente inversa a su popularidad. Dentro de los milagros atribuidos a su figura hay uno que lo relaciona con los niños. Un criminal había herido de muerte a tres chicos (otros dicen que se habían caído ¡simultáneamente! de un árbol) y que las oraciones de Nicolás permitieron la cura milagrosa. Otra leyenda habla de que, en una casa muy necesitada, con tres hijas, lanzó tres monedas de oro por la chimenea y estas cayeron dentro de tres medias. Suena conocido. Por otro lado, la relación de San Nicolás con Santa Claus dista de estar totalmente clara. Un indicio podemos encontrarlo en esta última leyenda mencionada. Otros sostienen que el 6 de diciembre, día de su santoral, se entregaban dulces y regalos a los niños en virtud de la cercanía y compasión por estos que mostró a lo largo de su vida. Y que esta costumbre dio inicio a la tradición de Santa Claus. Este nombre proviene de su condición de santo y de su diminutivo en alemán (Niklauss). O podría provenir también de Sinterklaas, el nombre con el que se conocía al santo en Holanda, lugar en el que era muy venerado, y que el escritor norteamericano Washington Irving deformó en Santa Claus a principios del Siglo XIX. En su obra Knickerbocker's History of New York Irving satiriza entre otras cosas a la enorme colonia holandesa de Nueva York y convierte a Santa Claus en alguien llegado en barco del Viejo Continente que reparte regalos a los chicos lanzándolos por las chimeneas. Este personaje se convirtió en "El guardián de Nueva York" y su popularidad fue enorme. Al cabo de unos años- en 1823 - un poema escrito por Clement Moore también tuvo una increíble repercusión. Y fue vital para difundir la figura de Santa Claus y la nueva fisonomía que iba adquiriendo. Todas las representaciones gráficas de San Nicolás de Bari hasta mediados del siglo XIX lo mostraban como alguien enjuto, espigado, con barba rala y mirada firme. Nada de ese viejito afable y rechoncho que conocemos hoy. Con el libro de Washington Irving y el poema de Moore, el personaje de Santa Claus fue adquiriendo peso, portaba una larga y fina pipa y tenía barba abundante. Las novedades del poema de Moore exceden a los kilos que habría ganado Santa Claus. Allí aparecen por primera vez el trineo tirado por renos y las grandes medias en las que se depositan los regalos que se entregan cercanos a la época navideña. Hubo que esperar hasta 1864 para que la imagen de este personaje se fuera unificando. Thomas Nast en unas ilustraciones para Harper's Weekly lo dibujó bajo, con rasgos de duende, anciano, con su pipa y el traje característico. Hasta ese momento cada uno lo dibujaba cómo le parecía. Había Santa Claus que eran bajitos, otros altos, también flacos, gordos, lampiños, risueños o algo malignos. Los dibujos de Nast se difundieron rápidamente y su Santa Claus se convirtió en la imagen icónica. Entrado en kilos y en años, con barba cana, enorme bigote manubrio, pipa holandesa y pómulos salientes. Como la mayoría de las publicaciones eran en blanco y negro no todos sabían que el color del traje era el rojo con el pompón del gorro y el cinturón blancos. Muchos lo pintaban de verde todavía. Nast se inspiró en el ropaje de los obispos para darle color a la ropa de su personaje. Ya en 1931, la Coca Cola le encargó los dibujos de una campaña al ilustrador descendiente de suecos Haddon Sundblom quien definitivamente brindó al personaje los rasgos actuales. Un anciano rechoncho, afable, simpático e inofensivo. El mito sostiene que los colores de su ropaje fueron inspirados por la Coca Cola pero lo cierto es que ya en representaciones anteriores el rojo y el blanco eran los colores de Santa Claus. Año a año, hasta mediados de los sesenta, Sudblom fue actualizando sus dibujos asociándolos a la gaseosa cada mes de diciembre. De esta manera, la leyenda de Santa Claus se diseminó por el mundo, por lo que todos saben que la noche del 24 llega proveniente del Polo Norte, cargado de regalos, con su trineo tirado por renos y que va dejando casa por casa sus regalos a los chicos, quienes esperan impacientes su llegada...