Como si no existieran suficientes problemas en el mundo, el último fin de semana volvió a elevarse la tensión en la península coreana, la cual si no se detenía a tiempo, podía desatar una conflagración nuclear. En efecto, el sátrapa comunista Kim Jong-un - tercero de una infame dinastía de megalómanos asesinos que gobierna Corea del Norte con mano de hierro desde 1948 - ordeno la movilización general de sus tropas a la frontera con Corea del Sur, al cual además le lanzo un “ultimátum”, acusándolo de ser el causante de la situación creada (que incluyo el intercambio de fuego de artillería en la zona fronteriza durante diez minutos, considerado el peor incidente que se conoce en casi 15 años) debido a la reanudación por parte de Seúl de operaciones de propaganda en la frontera, en respuesta a las minas antipersonales colocadas por Pyongyang hace una semana que mutilaron a dos soldados. Para el obeso y colérico dictador, esas acciones tomadas por su vecino del sur, quien difunde a todo volumen mensajes propagandísticos sobre las virtudes de vivir en el Sur, fue un motivo más que suficiente para lanzar sus amenazas, ya que lo considera una “provocación”.Si bien este lunes tras una reunión “de alto nivel” se consiguió llegar a un acuerdo para aliviar la situación, el problema de fondo persiste. Como sabéis, el Norte y Sur permanecen técnicamente enfrentados desde la Guerra de Corea (1950-53), que finalizó con un armisticio nunca reemplazado por un tratado de paz definitivo. Corea del Norte se niega a hablar de negociaciones mientras su vecina del sur no anule sus ejercicios militares anuales con Estados Unidos. Pero hay otra explicación a la creciente tensión. Aunque dentro de Corea del Norte, Kim Jong-un aparezca “venerado y aplaudido por su pueblo” - según la vomitiva propaganda oficial que se emite incesantemente a través de los medios de comunicación controlados celosamente por el Estado - cada vez son más los rumores de que el tirano se enfrenta a un fuerte movimiento de oposición interna, lo cual ha multiplicado las ejecuciones sumarias de ex colaboradores, ministros y generales caídos en desgracia, para que sirvan como “advertencia” a los disidentes. De ser esto cierto, una escalada en el conflicto con el país vecino, serviría para fortalecer su liderazgo dentro de casa. Desde su llegada al poder, Kim ha endurecido las medidas en la frontera para evitar fugas de una población que, gracias a un floreciente mercado negro y una economía informal, tiene cada vez más oportunidades de conocer lo que ocurre más allá de su territorio. Fuera de Corea del Norte, es mostrado como un monstruo. O un bufón que envía a sus matones contra un peluquero londinense que se rió de su peinado. O un "playboy" rollizo con debilidad por el queso suizo, los autos rápidos y las mujeres. Pero dentro de Corea del Norte, es un monarca, “el líder supremo con aura de deidad” como repite hasta el hartazgo la televisión estatal, fomentando un repugnante “Culto a la Personalidad” hacia su persona, tal como sucedió en su día con su padre y abuelo, cuyas momias embalsamadas son exhibidas en urnas de cristal en el Mausoleo de Kumsunsan, para que el pueblo les rinda obligada pleitesía, bajo pena de muerte para quien no lo hiciera. ¿Cómo se ha llegado hasta esa ridícula situación? Debido al miedo existente por los salvajes métodos de coerción que ejerce el sátrapa, quien se muestra tan paranoico como sus predecesores, no dudando en ejecutar a todo aquel que le parezca “sospechoso”, no importando el cargo que ejerza en ese momento, asesinándolos de la forma mas cruel. En efecto, recientes alegaciones de la agencia de inteligencia de Corea del Sur informa de que se había estado produciendo en el país una sangrienta purga de altos cargos “que han perdido toda su confianza” y que una vez detenidos, son brutalmente torturados para que “confiesen” su traición y luego arrojados a las fauces de perros hambrientos para ser devorados. Trágico destino para aquellos infelices que creyeron alguna vez en las bondades del “socialismo” para terminar de esa manera. Pero ellos no los las únicas victimas del genocida, sino que esta bestia roja se ensaña también con sus familias, quienes son detenidas inmediatamente y “desaparecidas” sin dejar ningún rastro. A primera vista muchos podrían creer que se trata de propaganda propalada por sus enemigos, pero no es así, ya que estas monstruosidades fueron contadas por los propios desertores norcoreanos quienes asqueados de sus crímenes, lograron cruzar la frontera y salvar su vida. Algunos analistas consideran que sus demenciales acciones son tan brutales que no se habían visto en tiempos de su padre, Con Kim Jong-il por ejemplo, las personas a su alrededor tendían a sobrevivir - los generales mantuvieron sus empleos y sus cabezas - lo que significaba que el círculo que rodeaba al líder lo apoyaba. Ello no sucede ahora con el joven Kim, ya que las ejecuciones públicas de su mentor y tío, el “regente” Chang Song-thaek (despellejado vivo), así como de su ministro de Defensa, Hyong Yong-chol (este ultimo muerto con un arma antiaérea, haciéndolo volar en pedazos) hacen temer a los que aún están a su alrededor, que ellos pueden ser los siguientes. Y el miedo a una muerte repentina e impredecible puede provocar que las personas con poder actúen primero y liquidarlo, demostrando con ello que la lealtad que tenían a su padre hoy ya no existe. Aidan Foster-Carter, investigador honorario de la Universidad de Leeds (Reino Unido), dice: "Si los cuadros leales sienten que pueden ser los siguientes, en cualquier momento y sin razón, esto debilita la lealtad y podría ser incluso un incentivo para desertar o peor aún, si la élite comunista no se siente segura, podrían fácilmente moverse en su contra y asesinarlo" aseveró. Entonces, todo se convierte un cálculo sobre si la lealtad o la extrema deslealtad minimizan el peligro. Foster-Carter detecta asimismo a un hombre sin capacidades. "No hay prueba alguna de sus habilidades. Kim Jong-il fue desconocido durante un tiempo, pero ahora sabemos que era muy competente. Su padre lo había preparado durante 20 años para ser líder. Por el contrario, Kim Jong-un, fue catapultado al puesto siendo veinteañero y tras pasar mucho tiempo en Suiza, así que hoy debe parecerle muy extraño vivir en la aislada y sombría Pyongyang por lo que puede que no esté muy cómodo con la forma en la que funciona allí la política” agrega. A lo largo de los años, muchos expertos han percibido una lógica en la política norcoreana: la retórica del terror se agudiza cuando el régimen necesita ayuda exterior. Pero no están claras las explicaciones en las actuales acciones de Kim Jong-un. "No podría decirte cuál es su política exterior porque simplemente no la tiene. Es un oportunista que se vale de su vetusto, pero a su vez peligroso arsenal atómico para sobrevivir" puntualiza Foster-Carter. Otro de los expertos más astutos y mesurados sobre Corea del Norte tampoco está convencido sobre el desempeño de Kim en sus primeros tres años en el puesto: "Con Kim Jong-un, tengo la impresión de que no está a la altura intelectual de su padre. Creo que ha manejado muy mal su imagen. Esto es importante en Corea del Norte", dice al respecto Brian Myers, quien enseña en la Universidad de Dongseo, en Corea del Sur y es autor de "The Cleanest Race" un libro sobre la propaganda en Corea del Norte. ”Definitivamente no tiene el mismo tipo de carisma con su pueblo que tenía su padre y por ello se vale del miedo para intentar eternizarse en el poder. Al haber crecido fuera del país, Kim Jong-un no esta entonado con la cultura oficial. Y esto le va a causar problemas en el futuro" subrayó. No es necesario decir que es extremadamente difícil descifrar qué está ocurriendo realmente en Corea del Norte, ya que tiene uno de los regímenes más represores de la Tierra. Sin embargo, las actividades recientes indican que Kim se encuentra en una posición precaria, ya que teme profundamente que desafíen su dominio y por lo tanto está dispuesto a matar a quien considere un rival en potencia. Su peligrosidad se acrecienta por su disponibilidad de armas nucleares con la capacidad de atacar fácilmente a Japón. Corea del Sur. Australia e inclusive los EE.UU. por lo que ha dejado de ser una molestia regional exótica para convertirse en la amenaza directa más significativa, encabezada por un dictador ridículamente diabólico. Hasta sus aliados mas cercanos como Rusia y China han comenzado a tomar distancia de el, lo que podría ser aprovechado por Washington para desafiarlo de una manera mas efectiva. Mientras la comunidad internacional no le haga frente de una vez por todas, sus amenazas persistirán. Y bien podrían empeorar :(