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miércoles, 3 de mayo de 2017

REINO UNIDO: Una causa pérdida

A escasos días de convocar a elecciones anticipadísimas y a seis semanas de los comicios del 8 de junio, la primera ministra Theresa May supera ampliamente a sus competidores y hasta le gana en popularidad a su propio partido político. ¿Alguien puede detener su carrera triunfal? En efecto, la primer ministro supera ampliamente en aprobación a todos los otros líderes actuales y hasta se da el lujo de ganarle a los más populares de los últimos 40 años: la conservadora Margaret Thatcher y el laborista Tony Blair. En un país despolitizado y con una historia de líderes fuertes, la imagen del líder partidario y futuro primer ministro es fundamental a la hora de decidir el voto. Theresa May tiene un nivel de aprobación del 61 por ciento como “la persona más idónea para el puesto de primer ministro”. En comparación, el líder del laborismo Jeremy Corbyn tiene un 23. Entre los mismos laboristas solo un 45 cree que Corbyn será un mejor primer ministro. May supera en popularidad a su propio partido. Y no es que los Torys estén mal posicionados. En el sondeo de Ipsos Mori dado a conocer esta semana, los conservadores tienen un 46% en comparación con los 26 puntos del partido de Corbyn. La única mancha en este océano de optimismo es un sondeo que publicó el jueves YouGov. Según la encuesta un 45% del electorado piensa que fue un error votar la salida de la Unión Europea, mientras que un 43% dijo que estaba bien y un 12 % se quedó con el “no sabe, no contesta”. La preocupación de May es comprensible. El tema del Brexit es el determinante en las elecciones del 8 de junio, incluso por encima de un Servicio Nacional de Salud en crisis o de una economía que está desacelerándose con salarios estancados e inflación al alza debido a la caída de la libra esterlina (los británicos importan casi todos sus alimentos, por ejemplo). En este escenario europeo May apuesta a su imagen de líder fuerte. En el último enfrentamiento parlamentario con Jeremy Corbyn el miércoles pasado, Theresa May y los diputados conservadores que participaron del debate repitieron hasta el hartazgo que el país necesita un “liderazgo fuerte y estable” (a strong and stable government). El viernes, May explicitó al máximo la bandera nacionalista que subyace a este mensaje. “Es una negociación crucial para la que necesitamos tener un mandato más firme y claro, el liderazgo más sólido y estable. Sin embargo la oposición quiere perturbar nuestra negociación al mismo tiempo que los otros 27 miembros de la Unión Europea, que están haciendo fila para atacarnos”, dijo la primera ministra. En otras palabras, todo el que se oponga a Theresa May será visto como un aliado a los europeos, sutilmente visualizados como enemigos del Reino Unido, que desean dividirla ‘arrebatándoles’ Irlanda del Norte y Gibraltar, generando con ello un nacionalismo a ultranza entre los británicos, que ha hecho sonar todas las alarmas no solo en Bruselas. En efecto, algunos medios conservadores no han ocultado su preocupación por ‘el peligro totalitario’ que tiene este mensaje. En otros medios de distintas tendencias, preocupa el impacto que tendrá la campaña en una Europa cada vez más hastiada con los vaivenes británicos, pero temerosa ante el avance nacionalista en el continente, quienes no ocultan su deseo de abandonar la Unión Europea, ya que la consideran una institución anacrónica y que debería desaparecer junto con el Euro, un punto de vista que es compartido por el Reino Unido, el cual se vio reflejado en el referéndum. Por su parte, entre los sectores que quieren aprovechar el 48,1% del electorado que votó a favor de permanecer en la UE, existe un movimiento que pretende potenciar al máximo un “voto táctico” que pueda quitarle a May la mayoría parlamentaria absoluta que busca. La fundadora de Best for Britain, Gina Miller, que forzó por la vía judicial un voto parlamentario para activar el artículo 50 del tratado europeo para el Brexit, recaudó el equivalente a medio millón de dólares para financiar el voto táctico. Sobre un total de 650 escaños en juego, unos 100 tienen mayorías consideradas débiles (menores de 7 mil votos). En la actual composición parlamentaria, Theresa May tiene 330 diputados, una mayoría de 17, que la vuelve vulnerable a los pro-europeos de su partido. Los laboristas cuentan con 229 diputados. Si ganan los 100 escaños - algo virtualmente imposible - se convertirían en mayoría. A los conservadores, en cambio, les basta con ganar 60 de esos 100 para aumentar su mayoría y todo parece indicar que lo lograran. Aun así, los conservadores no quieren ser complacientes. De Theresa May para abajo todos insisten en descartar esta supuesta ventaja en las encuestas y señalan que “con solo perder seis escaños perdemos la mayoría parlamentaria”. El cálculo de Sir Lynton Crosby, es que cuanto más temor que generaría a un posible triunfo del ultraizquierdista Corbyn (considerado por The Economist como la reencarnación de Lenin) más posibilidades de que el electorado le de un voto de confianza a May. Pero además Theresa May le quiere disputar el voto a Jeremy Corbyn en el norte del país, bastión simultáneo de un laborismo histórico y de un voto anti europeo. En una gira por Leeds, Theresa May intentó diferenciar el voto laborista de su líder. “Sé que esta ciudad pertenece a lo que se llama una tradicional zona laborista, pero tanto acá como en el resto del país, cuando vean en la papeleta Laborismo, recuerden que están votando a Jeremy Corbyn”, dijo May. Una primera señal de que esta táctica puede estar funcionando es la elección a mediados de abril para concejal en Middlesborough, considerado un bastión laborista y capturado por los conservadores. Una señal más clara serán las elecciones este cuatro de mayo en grandes ciudades que pasarán a tener por primera vez intendentes o alcaldes. Manchester, Liverpool, Cambridge se encuentran entre las ocho localidades que elegirán autoridades. A ello debemos agregar la grave crisis interna que vive el laborismo y el rechazo cada vez más creciente a Jeremy Corbyn entre sus propias filas, por lo que muchos analistas están convencidos que una derrota en los comicios del 8 de mayo será el fin de su carrera política. Razones de más para que los conservadores confíen en obtener una aplastante victoria y revalidar el No a Europa obtenido en el Brexit, convirtiéndose con ello en una causa perdida… para la UE :)
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