El 30 de marzo del 2018, la sociedad palestina, asentada en la Franja de Gaza reivindicó su derecho al retorno y el fin del bloqueo sionista. En efecto, miles de sus martirizados habitantes, se dieron cita en las inmediaciones de la valla artificial que separa el enclave costero de la Palestina histórica.Ello, en el contexto de la conmemoración del Día de la Tierra. Una Palestina surcada de asentamientos con colonos sionistas, que frenan la autodeterminación de un pueblo, que lleva 70 años de lucha por su autodeterminación, el retorno de los refugiados y el fin del apartheid, que ha convertido la vida en la aislada Franja de Gaza en un verdadero infierno. El 30 de marzo del año 1976 la sociedad palestina convocó a una huelga general en los territorios ocupados, con el objeto de impedir la confiscación de 2 mil hectáreas de tierras palestinas por parte del ejército ocupante israelí. Expolio hecho bajo el argumento, que dichas tierras serían destinadas a campos de entrenamiento militar. Como también entregar parte de ellas a colonos sionistas, a contrapelo de todas las resoluciones sobre el tratamiento que una potencia ocupante debía tener con un territorio ocupado. Lo señalado contraviene el Cuarto Convenio de Ginebra, Título III, Sección Tercera, generando con su quebrantamiento, crímenes de guerra. La protesta ese año 1976 se saldó con el asesinato de siete jóvenes palestinos que ofrendaron su vida luchando por proteger lo que es suyo, instaurándose el Día de la Tierra. Los mártires palestinos son recordados desde entonces, plantando un olivo como símbolo de la relación milenaria que tiene el pueblo palestino con su tierra, como señal de continuidad histórica frente al derecho irrenunciable de volver a su tierra, de volver a sus raíces, allí donde pertenecen. En el marco de la conmemoración del Día de la Tierra en Palestina, miles de habitantes de la Franja de Gaza, bloqueada desde el año 2006 a la fecha, se acercan a las alambradas que marcan la separación de la Palestina usurpada desde el año 1948. Una alambrada instalada, para acrecentar aún más el bloqueo contra esta tierra sometida a crímenes diarios, a un sofoco que viola los derechos humanos de 2 millones de personas, en lo que se considera el campo de concentración más grande del mundo. Lamentablemente, cuarenta y tres años después de los sangrientos hechos ocurridos en el año 1976, nada ha cambiado. Israel continúa con el robo y la colonización de tierras palestinas y sigue expandiendo sus asentamientos ilegales en territorio palestino ocupado y continúa también la desposesión y desplazamiento en el interior de Israel. El Día de la Tierra es un recordatorio para los palestinos, sus descendientes, el exilio palestino y en general la humanidad, que nada ha cambiado desde que Israel fue fundado sobre tierras palestinas el año 1948 y por tanto, se debe continuar el trabajo de denuncia de sus acciones criminales. Como sabéis, el derecho al retorno es un elemento presente en la reivindicación del pueblo palestino, ya que quien busca ingresar a Palestina para visitar la tierra de sus ancestros que les fuera arrebatada por los sionistas, simplemente se les impide el paso de una manera brutal y despiadada, mostrando en esa acción el carácter racista y arbitrario de la que se suele decir que es “la mayor democracia de Oriente Medio” (?) “Para los palestinos el derecho al retorno es un pilar fundamental en la reclamación palestina. Les recuerda amargamente la limpieza étnica perpetrada por Israel el año 1948 y los años posteriores, junto a la catastrófica consecuencia de condenar a casi a un pueblo completo a vivir fuera de su patria, alejado de sus familias. Quienes fueron expulsados tienen el derecho a regresar y tienen el derecho de construir un mejor futuro para sus hijos ya que esos territorios legalmente les pertenecen y ninguna ocupación militar que les arrebato por la fuerza lo que es suyo puede tener legalidad alguna. De esta manera, el retorno será el restablecimiento de la justicia y uno de los derechos fundamentales que tienen todo ser humano: poder vivir libremente en su patria”. Sin embargo, tras un año de marchas por el retorno, las cifras que marcan el accionar del sionismo contra el pueblo palestino son horrorosas. Sólo en niños, el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF) señaló, a través del Director Regional de la UNICEF en Oriente Medio y África, Geert Cappelaere, que “40 menores, de menos de 14 años, habían sido asesinados por francotiradores israelíes. Además, UNICEF consignó, que desde el 30 de marzo del año 2018 a la fecha 3 mil niños han sido hospitalizados con lesiones de balas, que han significado lesiones que los acompañarán pro el resto de sus vidas. La ONU, por su parte en un informe dado a conocer el pasado mes de febrero señaló que las fuerzas de ocupación han asesinado a 299 palestinos (195 de ellos en la Franja de Gaza en el marco de estas marchas por el retorno) y herido a un total de 35 mil personas, el 90% de ellos en el enclave costero. Entre estas víctimas encontramos mayoritariamente hombres, mujeres, estudiantes, periodistas, deportistas, inválidos. La inmensa mayoría de ellos, jóvenes que recién comenzaban a vivir. Las estimaciones de la ONU señalan que de la cifra total de heridos, seis mil lo han sido por municiones reales, muchas de las cuales han generado un cuadro de mutilaciones en piernas, rodillas y brazos. Una clara confirmación de aquella amenaza del jefe del estado mayor del ejército israelí, Gadi Eisenkot, a las fuerzas militares israelíes cuando comenzó la movilización palestina en marzo del año 2018 “mis soldados tienen autorización para abrir fuego real” y dentro de esa estrategia el uso de francotiradores, muchos de ellos elogiados por disparar a la cabeza de los manifestantes desarmados, ha sido uno de los elementos más mortíferos del ejército sionista, que ha merecido la repulsa mundial pero…ahí sigue impune la soldadesca israelí masacrando a la población palestina ya que a estas bestias ¿quién los sanciona o les prohíbe? Por su parte el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el pasado 22 de marzo emitió un informe lapidario contra Israel y su fuerza militar ocupante al sostener que “hacen uso intencional de la fuerza letal ilegal y otras fuerzas excesivas para asesinar a civiles inocentes”. Este Consejo, de cuyo seno el año 2018 tanto EE.UU. e Israel se retiraron al no poder ponerlo bajo su control, votó a favor del embargo de armas contra el régimen sionista, así como el procesamiento de los israelíes sospechosos de haber cometido crímenes de guerra en Gaza durante 2018. Una decisión importante que perfectamente podría hacer avanzar a la ONU hacia la determinación de pasar del Capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas al Capítulo VII por ser Israel una clara amenaza a la paz y con su conducta de quebrantamiento de la paz en forma contumaz. La resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, conformada por 46 países recibió 23 votos a favor, 9 en contra y 14 abstenciones está fundamentada por un voluminoso Informe que recoge meses de investigación, visita en terreno, testimonios de testigos y víctimas, llevada a cabo por la Comisión de Investigación sobre las Protestas en el territorio palestino ocupado. Dicho informe afirma que “el régimen sionista ha cometido claramente crímenes de Lesa Humanidad, ya que el asesinato masivo de civiles, que no están participando directamente en las hostilidades es un crimen de guerra” y en ese plano la comisión encontró que miembros del ejército ocupante israelí mató a personas que no representaban amenaza alguna. El pasado viernes 29 de marzo la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) expresó su preocupación ante el gran número de víctimas entre manifestantes palestinos desarmados por el uso excesivo de la fuerza por parte del ejército israelí. La OCHA ha pedido a Tel Aviv evitar más muertos y heridos, sin que el ejército o el gobierno sionista haya expresado parecer alguno. De acuerdo con el último informe elaborado por la OCHA, las fuerzas israelíes han acabado con la vida de 299 manifestantes palestinos y herido a otros 35 mil desde el inicio de estas movilizaciones en Gaza, como también en ciudades de Cisjordania, coincidente plenamente con otros informes de otras organizaciones vinculadas con Palestina y el proceso de ocupación a manos de Israel. Las palabras de la OCHA se suman organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras que han señalado “que el costo médico, humano y económico derivado a las muertes, heridas y represión contra los palestinos es ya insoportable. Ello, en un enclave bloqueado donde miles de personas no reciben atención a pesar de sufrir heridas devastadoras. Queda absolutamente claro que el contexto humanitario que rodea a los territorios palestinos ocupados es único entre las crisis humanitarias que existen actualmente en el mundo ya que, según consigna la propia OCHA en su informe “Territorios palestinos ocupados: Vidas fragmentadas” dada a conocer el año 2017 “esa crisis humanitaria está directamente vinculada con el impacto de la ocupación israelí, que le niega a los palestinos la posibilidad de que controlen aspectos básicos de la vida cotidiana, ya sea que vivan en la Franja de Gaza, Jerusalén o Cisjordania”. La conducta anteriormente señalada, como las víctimas mortales y heridos exhibidos en la sangrienta represión contra los anhelos de la población palestina, así como la intensificación de la campaña militar contra las localidades de la Franja de Gaza, son la expresión de la impunidad con que el régimen criminal israelí se conduce con el pueblo de Palestina. Es la constatación del doble rasero de la llamada “comunidad internacional” que se ata las manos, enmudece, prefiere girar la vista a otro lado y no escuchar el clamor de un pueblo por su libertad. Por su parte, el Criminal de Guerra Benjamín Netanyahu, quien lleva semanas anunciando una operación militar con la Franja de Gaza, anuncio que de ganar las elecciones realizadas este martes (tal como al parecer ha sucedido, según ultimas informaciones) extenderá “la soberanía israelí” sobre toda Cisjordania, confiado en que Donald Trump reconozca su pérfida acción tal como hizo con las alturas del Golan, arrebatadas a Siria. Prueba de ello fue su viaje relámpago a Washington y Nueva York, para entrevistarse con Trump y asistir a la conferencia anual del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-israelí (AIPAC por sus siglas en inglés) el denominado lobby Sionista. Todo ello destinado a reforzar el apoyo estadounidense que le permita tejer una red política y una manipulación comunicacional que no ofrezca freno a sus ímpetus belicistas. Netanyahu señaló “He ordenado el refuerzo de tropas para que estemos preparados para una amplia campaña en Gaza” para luego puntualizar que esto se debe a que “todas las otras opciones ya están agotadas. Debemos dar un golpe muy fuerte a los palestinos en Gaza”. Para preparar ese camino de agresión, visitó posiciones militares del ejército ocupante en las inmediaciones del enclave costero. Medios de información israelíes consignaron que ya se había movilizado cuatro brigadas y una fuerza de reservistas, además de francotiradores adicionales en la frontera artificial con Gaza. Ante las palabras de Netanyahu, el jefe de la Dirección política del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina, Hamas, Ismail Haniya sostuvo que “Estamos listos para todos los escenarios y todas las alternativas, y no dudaremos en tomar la mejor decisión que sirva a los intereses de nuestra gente”. Ya en junio del 2018 se tenia conocimiento que la entidad sionista preparaba un ataque de una envergadura similar o aún más potente que la denominada operación “Margen Protector” que se saldó con unos 2310 muertos y 11500 heridos palestinos, en una campaña criminal que destruyó gran parte de la infraestructura sanitaria, industrial, educacional y energética de la asediada franja. Hoy, esa amenaza está presente pero, con una salvedad: las fuerzas de la resistencia también se encuentran en disposición de combate y sus cohetes, a pesar de la diferencia numérica y capacidad destructiva pueden ser menores respecto al arsenal sionista pero, no dejan de atemorizar a los colonos de los asentamientos como Sderot, Kisofim, Beersheva y Ashkelon e incluso a aquellos asentamientos construidos sobre pueblos palestinos ubicados al norte de Tel Aviv. Las muertes en la Franja de Gaza seguirán incrementándose, en virtud de un tema eminentemente político: las elecciones en Israel, que necesitan tener un chivo expiatorio para que los dirigentes y militares, que han hecho de la guerra su principal objetivo en la vida, puedan seguir dirigiendo los hilos de la entidad sionista y todo lo que ello conlleva en materia de relaciones con EE.UU. y el acceso a la multimillonaria industria militar, que tantos réditos le ha dado a Israel. Netanyahu necesita ofrendar sangre a sus electores y esa sangre tiene un blanco preferente: los palestinos en la Franja de Gaza, quienes con sus continuas marchas por el retorno, expresan el derecho de volver a las tierras que les fue arrebatada a sus padres, así les vaya la vida en ello :(