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miércoles, 19 de junio de 2013

TURQUIA: Un país dividido por la soberbia de un tirano

Tres semanas después de que comenzara la crisis turca, el dictador Recep Tayyip Erdogan ha optado definitivamente por la confrontación. Los disturbios del domingo en Constantinopla (Estambul), con su rosario de detenidos y renovada brutalidad policial - que ya ha causado hasta el momento varios muertos y cientos de heridos - marcan el punto más grave de las protestas. El lenguaje incendiario del déspota y el hecho de que recurra a la movilización masiva de sus partidarios señalan una peligrosa escalada de intimidación. La situación adquiere tintes sombríos con los primeros enfrentamientos, en Constantinopla (Estambul) y otras ciudades, entre simpatizantes del tirano y manifestantes antigubernamentales que exigen su derrocamiento. Una crisis que debería haber sido manejada desde la mesura ha adquirido un nivel de polarización y violencia que no augura nada bueno para un país de enorme importancia geopolítica para Occidente, cuyo gobierno es fiel lacayo de los intereses estadounidenses en la región y cómplice de la agresión criminal contra Siria, traicionando al Islam al aliarse con Israel en armar a grupos terroristas financiados por Washington, hordas criminales que no dudan en arrancar los intestinos de sus victimas y devorarlos ante las cámaras de la televisión con un salvajismo nunca antes visto. Así, Erdogan demostrando una soberbia sin límites, utiliza ya un lenguaje inadmisiblemente descalificador y de combate. El domingo ha prometido escarmentar no solo a los manifestantes (a quienes tiene el descaro de llamar “terroristas”), sino incluso a médicos y enfermeras que les han prestado socorro o a los mismos hoteleros que les han dado cobijo, “uno por uno” cuando los manifestantes son masacrados en las calles por las fuerzas represivas La arrogancia del dictador impide a Erdogan apreciar en su medida la fractura de la sociedad turca entre el conservadurismo político que básicamente le apoya y el mayoritario rechazo de una clase media urbana en torno a la que se articula la protesta. Quienes se lanzan estos días a las calles con grave riesgo para su integridad (se cuentan por miles los heridos) son ciudadanos hartos de la amenaza que representa este criminal para imponer su visión totalitaria a casi una mitad del electorado que no le vota y que repudia su genuflexión a Occidente. La plaza de Taksim en Constantinopla (Estambul) ha contribuido decisivamente a rebajar el crédito internacional del dictador Incluso entre sus adeptos surge la duda de si el sátrapa está en condiciones de seguir al timón. Los sangrientos acontecimientos señalan inequívocamente la conveniencia de que Erdogan no deba seguir en el cargo ni un día mas. El instinto demagógico y de confrontación que exhibe es incompatible con el papel arbitral que exige la jefatura del Estado. Turquía nunca ha sido una democracia en sentido estricto, nunca lo fue y es que solo debido a su posición estratégica - al estar situada entre Rusia y el Mediterráneo - fue admitido como socio de la OTAN, pero hasta allí nada más. A pesar de todos sus esfuerzos, sus reiteradas solicitudes de admisión a la Unión Europea han sido firmemente rechazadas por los países comunitarios al tratarse de un país asiático que solo ocupa una franja europea desde 1453 donde se ubica Constantinopla (Estambul) pero eso no le da derecho alguno para ser admitida. Además esta su negro pasado en relación al respeto de los Derechos Humanos de las minorías que nunca ha respetado. Así tenemos por ejemplo el Genocidio cometido a los armenios a inicios del sigo pasado o la brutal represan que sufre el pueblo kurdo que busca afanosamente su libertad. Turquía esta al borde del abismo pero el tirano no lo quiere ver así y esta dispuesto a que ocurra antes un baño de sangre para mantenerse en el poder. Erdogan apuesta por la polarización de la sociedad y parece no entender que su inflexibilidad y el autoritarismo extremo que muestra cada día será su perdición :(
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