Esta semana nuestra atención se dirige a Transnistria, donde el tiempo parece haberse detenido ya que se trata de una especie de museo viviente de la época soviética. En efecto, este enclave prorruso, ubicado entre Moldavia y Ucrania, pretende seguir el ejemplo de Crimea –
que decidió libre y soberanamente mediante un referéndum volver a ser parte de Rusia - para complacencia de Moscú y rabia e impotencia de los EE UU y sus socios de la OTAN, que ven con terror como sus infames planes de desestabilización en la región fracasan una vez más. Como sabéis, Transnistria se autoproclamó independiente tras una corta pero cruenta guerra con Moldavia -
patrocinada por Washington - hace 22 años y, desde entonces, se encuentra en un limbo legal, en el que la añoranza por los tiempos en los que formó parte de la Unión Soviética no pasa inadvertida. Y ello se ve a cada paso en su capital (Tiraspol), donde la hoz y el martillo están por todas partes. Incluso en su moneda, el escudo y la bandera - conservadas desde los tiempos de la URSS - la temida policía secreta sigue llamándose la KGB y el parlamento continua denominándose el Soviet Supremo.. La región separatista surgió al desintegrarse la Unión Soviética , pero nunca logró que fuera reconocida por ningún Estado, ni siquiera por Rusia, que tiene desplegados allí a 1.600 soldados, declarados como fuerzas de pacificación encargadas además de custodiar antiguos arsenales soviéticos. Las autoridades prorrusas no otorgan licencias de emisión a los canales moldavos y recientemente cancelaron el permiso a televisoras ucranianas, por lo que sólo se sintonizan cadenas rusas y dos locales, En el 2006 se celebró un referéndum similar al de Crimea en el que un 97,2 % de los votantes se decantó por la independencia y la adhesión a Rusia, a pesar de que no tienen frontera común, aunque nadie reconoció la consulta y ni siquiera Moscú reaccionó al resultado."Queremos la independencia y luego decidir qué camino tomar", explicó el exministro de Exteriores Vladímir Yastrebchak en una cafetería entre el parlamento y la presidencia, dos instituciones de notorio estilo estalinista ante las que hay una imponente estatua de Lenin. Tras la desintegración de la URSS en el territorio quedo un arsenal de 40.000 toneladas de armamento, aunque la misión de la OSCE en Moldavia calcula que aun quedan 20.000 toneladas, desconociéndose que paso con el resto. Desde que estalló la crisis en Ucrania –
debido al Pustch fascista que asalto el poder en Kiev con el apoyo de la OTAN - Tiraspol ha denegado la entrada a periodistas ucranianos, en rechazo al golpe de estado por parte de aquellos grupos colaboracionistas que pretenden desatar una guerra en la región, alineándose por ello con Moscú "Ahora toca observar qué pasará en algunas regiones como Odessa", con una gran población rusófona y a apenas cien kilómetros de Tiraspol, afirma Druc.
Precisamente hace unos días, los prorrusos proclamaron la independencia de la República Popular de Odessa - ubicada al sur de Ucrania, bañada por el Mar Negro- y exigen su reunificación con Moscú, tal como sucedió en la región oriental de Donetsk, actual epicentro de la sublevación contra Kiev. Como es obvio, la población de Transnistria sigue con gran interés la situación en la vecina Ucrania, que se desintegra a la vista de todos y esperan impacientes cuando llegue el momento de reunificarse con Rusia. Y dado los últimos acontecimientos, no tendrán mucho que esperar :)