Ocho meses después de su inesperado revés en el referéndum independentista, los nacionalistas escoceses han irrumpido con fuerza en el Parlamento de Westminster. En efecto, el SNP (Scottish National Party) no sólo ha sabido gestionar la derrota astutamente, sino que además su líder, la abogada de 44 años Nicola Sturgeon, se ha metido en el bolsillo a millones de escoceses en un tiempo récord. El partido nacionalista ha pasado de 6 a 56 diputados, haciéndose con prácticamente la mayoría de los 59 escaños asignados a la región en la Cámara de los Comunes. Con este resultado, se convierten en la tercera fuerza política del Parlamento británico y en el dolor de cabeza de David Cameron, quien deberá tener muy presentes las presiones independentistas de una Escocia que se ha echado en brazos del partido precursor de la secesión. Es por ese motivo que en su primer discurso tras ser reelegido, Cameron se comprometió a garantizar para Escocia, «el gobierno con las transferencias más potentes del mundo», así como a «implementar lo más rápido posible el proceso de devolución que todos los partidos acordaron para Escocia, Gales e Irlanda del Norte». En esa misma línea y consciente del peso del independentismo, George Osborne, ministro de Finanzas, incidió en que el Gobierno velará por que los escoceses sientan que tienen participación en Reino Unido. «Necesitamos respetar el resultado de Escocia en las elecciones y veremos qué podemos hacer para que los ciudadanos escoceses se sientan partícipes de un fuerte Reino Unido», declaró en una entrevista a la BBC. A pesar de estos interesados ofrecimientos, el espíritu del independentismo vuelve a planear sobre Westminster y de hecho su cara más visible, el artífice de la campaña independentista, Alex Salmond, al que relevó Sturgeon, vuelve a sentarse en los bancos de la Cámara de los Comunes, tras lograr su escaño por la circunscripción de Gordon. Con un partido nacionalista tan fortalecido, la pregunta inevitable ahora es si se movilizarán para sacar adelante un segundo referéndum por la independencia de Escocia. Una opción que la ministra principal de Escocia no descartó. «Ahora es el momento de trabajar para hacer llegar alta y fuerte la voz de los escoceses a Westminster. Luego ya veremos». Conviene recordar que si bien no han logrado desalojar del Gobierno al conservador David Cameron, los nacionalistas han triunfado a costa de una sangría de escaños perdidos en Escocia por el Partido Laborista, que durante años utilizó el respaldo de los escoceses para formar mayorías en Westminster. De las 41 circunscripciones que controlaban, han mantenido una. Especialmente humillante ha sido la derrota en Renfrewshire Este, donde el veterano Jim Murphy, que dirige el partido laborista en Escocia desde el final del año pasado, ha perdido su escaño. «Hemos sido golpeados por dos nacionalismos: el escocés y el inglés, este último representado por David Cameron y su mensaje de que un voto laborista era un voto al SNP», declaró francamente devastado. Tampoco pasa inadvertido el caso de Douglas Alexander, director de la campaña laborista y portavoz de Exteriores de la oposición. Alexander ha sido desbancado por la diputada nacionalista Mhairi Black, de 20 años. La joven, que se convertirá en la diputada más joven en el Parlamento británico desde 1667 cuando tome posesión de su escaño, obtuvo 23.548 votos, casi 5.600 más que los laboristas. En este escenario que les brinda a los nacionalistas una nueva oportunidad para insistir en un nuevo referéndum independentista, la resurrección del nacionalismo escocés es una derrota para los conservadores quienes ven con terror el auge de aquellas fuerzas secesionistas que creían vencidas el año pasado, las cuales vuelven a levantar su cabeza una vez mas para lograr la ansiada independencia de Escocia perdida en 1707, y que no se conformarán con las obligadas concesiones ofrecidas por Cameron. Toca entonces a Incola Sturgeon – considerada por sectores conservadores como “la mujer más peligrosa del Reino Unido” y quien ya lanzó su grito de guerra afirmando que la voz de Escocia se oirá más alto que nunca – liderar ese cambio. Escocia merece volver a ser libre :)