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miércoles, 7 de agosto de 2013

CHINA: El auge del nacionalismo japonés causa recelos en Asía

En esta oportunidad nuestra atención se dirige al Lejano Oriente, donde China ha vuelto a dar la voz de alarma acerca del expansionismo del nacionalismo japonés, que trágicos recuerdos despiertan en los países de la región y cuyos horrendos crímenes cometidos están aun presentes en la mente de todos aquellos que sufrieron la terrible ocupación nipona: China, las dos Coreas, Filipinas o Birmania pueden dar fe de ello, y ven con inocultable preocupación el renacimiento del infame militarismo japonés. En efecto, cuando el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, tuvo que abandonar su agenda política nacionalista tras la derrota sufrida en las elecciones de la Cámara alta en 2007 que condujo a su dimisión, los gobernantes chinos probablemente respiraron aliviados. Las cosas han cambiado desde entonces. En diciembre pasado, Abe regresó al poder como consecuencia de la victoria del Partido Demócrata Liberal (PDL) en las elecciones generales, que se ha visto reforzada por la lograda el mes pasado en las elecciones a la Cámara alta. Ahora tiene el control de las dos Cámaras del Parlamento y podrá hacer lo que en su anterior mandato no pudo: impulsar la reforma del Ejército y poner fin al pacifismo que adoptó Japón tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial - lo cual requiere modificar la Constitución de 1947 - con el consiguiente efecto sobre las siempre difíciles relaciones con China. El dirigente japonés, de 58 años, ha decidido emplear una doble estrategia. Por un lado, ha endurecido la posición sobre los conflictos territoriales marítimos con el país vecino y ha defendido la necesidad de transformar las denominadas Fuerzas de Autodefensa restaurando el Ejercito Imperial - de tan siniestro recuerdo en la región, por la gravedad de sus crímenes cometidos - ante lo que considera un entorno más amenazante, debido al creciente poderío de China y una Corea del Norte imprevisible. En esta política, se enmarca la presentación ayer del mayor buque de guerra construido por Japón desde el conflicto mundial, un portahelicópteros de 248 metros de eslora, capaz de transportar nueve aparatos, que se prevé que entre en servicio en 2015. Si bien no se compara a los amenazantes portaaviones japoneses de la II Guerra Mundial, es el comienzo del rearme nipón. A pesar de ello, Abe ha tenido el atrevimiento de ofrecer “una rama de olivo” a Pekín, el cual como es obvio no lo ha aceptado. Asimismo Abe ha propuesto a los líderes chinos la celebración de una cumbre de jefes de Estado y de ministros de Exteriores “tan pronto como sea posible (…) sin condiciones previas”, con objeto de calmar estos tiempos turbulentos. Los lazos entre los dos países son tradicionalmente frágiles, debido a la brutal ocupación de China por parte de las tropas imperiales, que concluyó con la derrota de Japón al final de la Segunda Guerra Mundial; pero se han agriado aún más desde septiembre del año pasado, cuando estalló la disputa sobre la soberanía de un grupo de islotes deshabitados en el mar de China Oriental, cuyas aguas se cree que contienen importantes reservas de gas. El archipiélago, conocido como Diaoyu en China y Senkaku en Japón, está controlado por Japón desde hace más de un siglo, pero ha sido fuente de roce entre los dos países durante décadas. El Ministerio de Exteriores chino ha replicado a Tokio que sus puertas están siempre abiertas para el diálogo, pero ha insistido en que la cuestión radica en la actitud de Tokio y “su falta de voluntad para afrontar los graves problemas” que existen entre ambos. Ya el presidente chino, Xi Jinping, aseguró la semana pasada en una reunión del Politburó que Pekín quiere resolver de forma pacífica sus enfrentamientos territoriales marítimos, pero que no hará concesiones sobre su soberanía y tiene que incrementar sus capacidades defensivas. Desde que llegó al poder, Abe ha adoptado una posición dura en el contencioso sobre las islas. Los dos países se han sumido en un juego del ratón y el gato. Han enviado aviones de combate a la zona en diferentes ocasiones y han ordenado a barcos de vigilancia que supervisen las actividades del otro, con el consiguiente riesgo de que un choque accidental produzca una escalada del conflicto. Estados Unidos ha dejado bien claro que las islas están incluidas en su tratado de seguridad con Tokio, lo cual implica apoyar militarmente a Tokio en caso de estallar la guerra. Si bien Japón se ha “disculpado” de forma rutinaria por sus monstruosos crímenes de guerra, sus políticos provocan a menudo la ira de Pekín con sus visitas al santuario de Yasukuni, en Tokio, donde se honra a los responsables de aquellas horrendas acciones, demostrando la falsedad de sus palabras. La afirmación de Abe de que quiere “revisar” la disculpa ofrecida por Japón en 1995 sobre sus agresiones militares y su cuestionamiento de hasta qué punto las mujeres coreanas y chinas fueron obligadas a proporcionar servicios sexuales a los soldados japoneses durante la guerra han echado más leña al fuego. De momento, Abe ha dado señales de que no acudirá a Yasukuni este mes, en una fecha tradicionalmente de recuerdo, el 15 de agosto, aniversario de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial. China y Corea del Sur son especialmente sensibles a las visitas de los líderes japoneses al santuario, y manteniéndose al margen Abe espera facilitar la celebración de una futura cumbre con Xi Jinping. No está claro si el presidente chino asumirá el riesgo y cómo responderá a la iniciativa del dirigente japonés. La prensa china ha atacado duramente a Abe en las últimas semanas, y el Ministerio de Exteriores le ha acusado de estar “entonando eslóganes vacíos” ya que no es sincero en su oferta, Asimismo Pekín ha negado que haya contactos para celebrar esa cumbre, que dejaría en una posición muy delicada a Xi Jinping ante la opinión pública china. Es por eso que algunos analistas avizoran que si la situación continúa agravándose, no seria raro que estalle un conflicto militar en toda regla en una región donde otras grandes potencias como EE.UU. y Rusia también tienen poderosos intereses y se verían arrastradas a participar en ella, con imprevisibles consecuencias para todos :(
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