El último fin de semana se cumplieron 20 años de la matanza de Srebrenica, en Bosnia, uno de los episodios más sangrientos de la llamada guerra de los Balcanes que asolo a la antigua república de Yugoslavia entre 1991 y 1995. Asimismo, quedo en evidencia una vez más la hipocresía de Occidente que se negó a participar para evitar la masacre, y cuyos Cascos Azules de la ONU fueron testigos impasibles del hecho. La historia es bien conocida, pero quizás convenga recordarla para los más desmemoriados o para quienes callan otros genocidios que se cometen en estos días tanto en Ucrania (a manos de la camarilla fascista de Kiev puestos en el poder mediante un golpe de Estado promovido por los EE.UU. y que están empeñados en exterminar a las minorías rusas del este del país) como en Gaza (donde los criminales sionistas con la complicidad de Washington asesinan a miles de palestinos con total impunidad). Como sabéis, la víspera del 11 de julio de 1995 se produjo la caída del "área segura" de la ONU en Srebrenica - así declarada por el Consejo de Seguridad el 16 de abril de 1993 - en manos del Ejército serbo-bosnio, que tomó este enclave de 536 kilómetros cuadrados teóricamente protegido por "cascos azules" holandeses, donde se refugiaban miles de bosnios musulmanes. Y desde el día 11 hasta el 19 de julio de 1995, el Ejército de la llamada República Srpska (la República serbia de Bosnia) separó a mujeres, niños y ancianos, para empezar a asesinar deliberadamente a más de 8.000 varones musulmanes de Bosnia, de edades comprendidas entre 16 y 60 años, ante la mirada cómplice del destacamento de soldados holandeses de la ONU que tenían la obligación de protegerlos, pero que no hicieron nada para evitarlo, Este hecho constituyó la mayor masacre perpetrada en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y fue considerado en abril de 2004 por el TPIY como un acto de genocidio. Al igual que ocurrió en otros sitios y con otros episodios de la guerra en la antigua Yugoslavia, la detención y el posterior procesamiento de los principales responsables de estos crímenes contra la humanidad ha sido -y continua siendo, en buena parte- una larga y tortuosa carrera de obstáculos. Aunque algunos responsables de estos graves crímenes de guerra fueron procesados por dicho tribunal en los años siguientes al fin del conflicto bélico, otros imputados como el líder serbobosnio Radovan Karadzic o el general Ratko Mladic - los principales responsables de planificar y ejecutar el genocidio de Srebrenica - estuvieron prófugos, protegidos por las autoridades militares y políticas en distintos lugares de Serbia y de la República Srpska de Bosnia y Herzegovina. Tras años de búsqueda infructuosa por comandos de la OTAN y otros organismos internacionales, Radovan Karadzic, ex presidente de la república serbia de Bosnia, fue detenido el 21 de julio de 2008. La detención tuvo lugar en Belgrado donde ejercía como especialista en medicina alternativa en una clínica privada bajo identidad falsa, más de 12 años después de ser acusado de Genocidio, Crímenes de Lesa Humanidad y Crímenes de Guerra por su participación en el conflicto bosnio. Su juicio comenzó en octubre de 2009 y todavía no ha concluido. Por otra parte, el general Ratko Mladic, quien fue el jefe de Estado Mayor del Ejército de la República Srpska (VRS) durante la Guerra de Bosnia, fue detenido aún más tarde, el 26 de mayo de 2011. Ese día, el entonces presidente de Serbia, Boris Tadic, anunció la captura de Mladic y su proceso de extradición a La Haya, sede del TPIY, para ser juzgado por los delitos de genocidio, persecuciones, exterminio, asesinato y ataques indiscriminados contra la población civil. No debe olvidarse que el ex dictador comunista serbio Slobodan MIlosevic - metamorfoseado en “nacionalista” y fue quien apoyo decisivamente a los anteriores - ya había sido capturado en el 2001 y enviado a La Haya, donde se suicidó en su celda, mientras era juzgado por los mismos delitos. Al principio y como ya he referido previamente, las matanzas fueron recibidas en Occidente con indiferencia - a pesar de lo más de ocho mil musulmanes muertos – ya que los países de la OTAN no eran capaces de elegir un claro aliado, dado que los actos de barbarie perpetrados por los musulmanes contra la minoría serbia (a cuyos combatientes les cortaban la cabeza y exhibían a manera de “trofeo”) eran difíciles de obviar. No fue sino hasta que las imágenes de la matanza de Srebrenica llegaron a los medios de comunicación, que la opinión pública se decantó de cara a los musulmanes, proporcionándoles ayuda y levantando los vetos de venta de armas para combatir a las tropas de Ratko Mladic. Tras el final del conflicto, en la localidad bosnia de Potocari, unos 5 km al norte de Srebrenica y donde se hallaba el cuartel de las tropas holandesas, se erigió el Potocari Memorial Centre, donde cada 11 de julio tiene lugar una ceremonia en el que se entierran las nuevas víctimas identificadas a lo largo del último año. Sin embargo, a día de hoy muchas personas aún no han sido localizadas y la situación política en los Balcanes dista mucho de ser estable, debido a las ambiciones de la OTAN. Por su parte para Serbia - si bien condena este horrendo crimen cometido en Srebrenica - es muy difícil calificar ese hecho como un “genocidio” debido a sus implicaciones. Según un sondeo realizado en Serbia, si bien el 54% de las personas interrogadas condenan la masacre de Srebrenica, casi un 70% de los preguntados rechazaron que se trate de un “genocidio, ya que los serbo-bosnios sufrieron y mucho a manos de los musulmanes y por ello exigen que también se condene sus crímenes, no culpando únicamente a los serbios por razones políticas. Como sabéis, Serbia es un estrecho aliado de Rusia -un firme adversario de los EE.UU. y la OTAN en sus desquiciados planes de controlar el mundo - y es por ese motivo que tratan de señalar a los serbios como los únicos responsables del conflicto, “olvidando” que ellos prefirieron mirar para otro lado, interviniendo tardíamente únicamente debido a la gran presión pública. Venga ya, si bien lo sucedido en Srebrenica es un monstruoso crimen que merece ser condenado, nos gustaría escuchar que esas mismas voces hicieran lo mismo con otros genocidios que ocurren ahora mismo en el este de Ucrania y en Gaza. De sus verdugos no se habla claro, y mucho menos se les condena ya que son sus aliados. Menuda banda de hipócritas :(