Invadida por los japoneses en 1910 y sometida a una brutal ocupación - que incluyo la esclavización en masa de sus habitantes, una durísima represión, la destrucción sistemática de su cultura y el sometimiento de sus mujeres de toda edad y condición para servir como prostitutas del Ejercito Imperial Japonés - desde entonces la península coreana no conoce la paz. Con la derrota japonesa en la II Guerra Mundial, el país fue dividido por las potencias vencedoras (norte comunista y sur capitalista), transformándose entre 1950 y 1953 en escenario de un sangriento campo de batalla por parte de sus nuevos amos para apoderarse de la parte que aún no tenían bajo su control. La guerra constituyó uno de los episodios tempranos de la Guerra Fría. Con más de 3 millones de civiles muertos y casi el 15% de la población del norte, constituye una de las guerras más sanguinarias de la historia. Si bien al final del conflicto se mantuvo el status quo, solo se firmo un armisticio (tregua) entre ambas partes, por lo que técnicamente, continúan en guerra, fue el pretexto utilizado para convertir sus fronteras como una de las más militarizadas del mundo. Fue el inicio de la rivalidad entre ambas Coreas, la cual se mantiene hasta la actualidad, agravándose la situación al conocerse la capacidad nuclear adquirida por los norcoreanos, con el cual podían intimidar a sus enemigos, mientras que a su turno, EE.UU. desplegaba en Corea del Sur cerca de 30,000 soldados - así como blindados y varios escuadrones de aviones de combate – quienes desde entonces entrenan regularmente con el Ejército surcoreano para poder formar ‘una fuerza perfectamente integrada’ listos para atacar al norte a la menor oportunidad, por lo cual se vive un permanente clima de guerra en la región. A ello podríamos agregar la nauseabunda propaganda del régimen de Pyongyang con el cual intenta moldear las 24 horas la mente de los norcoreanos, intentándoles vender la idea de que el resto del mundo “son sus enemigos jurados a los cuales hay que destruir sin contemplaciones” para darnos cuenta de cuales son sus verdaderas intenciones. Al respecto, quisiera compartir un artículo escrito por Adam Cathcart, profesor de Historia de China en la Universidad de Leeds (Gran Bretaña) y editor de Sino-NK.com. el cual debido a su interés he decidido reproducirlo, obviamente traducido y entrecomillado claro esta ¿vale? : “Incluso sin la sombra de las amenazas nucleares sobre la Península de Corea, la imagen del dictador comunista norcoreano Kim Jong Un y el Presidente surcoreano Moon Jae-In abrazándose y dedicando un día completo a dialogar sobre asuntos importantes habría sido suficiente para despertar emociones, pero lo único que levantan son sospechas.Las dos Coreas divididas con el final de la II Guerra Mundial en Asia, siendo luego el epicentro de una horrorosa guerra civil y un conflicto internacional - han visto suficiente violencia y tragedia en los últimos 70 años como para llenar algunos siglos. Entonces, cuando los líderes de los dos países hicieron el anuncio desde Panmunjom con el objetivo de ‘abrir una nueva era de paz’ y terminar formalmente con la Guerra de Corea, es natural que el optimismo intente reinar junto a sentimientos de alivio. Sin duda, en otras circunstancias, una reunión así invitaría al optimismo. Pero no debemos ignorar la infinidad de problemas que la paz en Corea aún necesita atravesar para ser una realidad. Empezando por el hecho de que Corea del Norte sigue sufriendo una brutal y sangrienta dictadura comunista, con un enloquecido tirano que pretende sobrevivir a como de lugar, prometiendo lo que no piensa cumplir para luego culpar de ello al adversario. Una macabra estrategia de lo cual son expertos y que han seguido a lo largo de décadas de confrontación con el mundo. Ver por ello a un despreciable asesino como Kim Jong Un todo sonriente ‘hablando del inicio de una nueva era de paz’ teniendo las manos manchadas de sangre solo causa repugnancia. Como sabéis, desde que las dos Coreas comenzaron sus negociaciones en 1972, han existido varios acuerdos con aspectos similares al pacto de este viernes. En 1991, los países se comprometieron conjuntamente a establecer un ‘régimen de paz’ que pondría fin a la Guerra de Corea, pero ese propósito terminó tan solo dos años después al borde del conflicto por el programa nuclear norcoreano que desde hacia años se estaba desarrollando en secreto. La hipocresía en su máxima expresión. Casi todos los detalles mencionados en ‘la nueva, ambiciosa y emocionante’ Declaración de Panmunjom han sido trabajados hasta el fracaso anteriormente: desde las reuniones - en las que Corea del Norte efectivamente mantiene el poder y controla el ritmo de contacto - hasta las vagas promesas de desnuclearización de Pyongyang y las apuestas por conectar la infraestructura ferroviaria de las dos naciones. La Zona Desmilitarizada y la Línea Límite Norte, menos conocida pero igual de importante, en el Mar Amarillo han permanecido como verdaderos puntos detonantes para los enfrentamientos entre las dos Coreas. Las mesas en las que Kim y Moon se reunieron fueron acertadamente pequeñas, lo que ayudó al deseo por hacer de esta cumbre una reunión más íntima entre los líderes y no una ceremonia llena de pompa como podría esperarse en Seúl o Pyongyang. Sin embargo, la mesa necesitará aumentar significativamente de tamaño para incorporar a Estados Unidos y China si el Acuerdo de Armisticio de 1953 debe actualizarse, modificarse o eliminarse. Si bien Japón es considerado un acérrimo enemigo para Corea del Norte y a su vez un aliado clave de EE.UU., pero existe un detalle. Si el gobierno del Criminal de Guerra Donald Trump comienza a cortejar con el retiro de tropas de la península, habrá más presión para expandir las operaciones y las bases militares estadounidenses en Okinawa, un tema que siempre es delicado. Cabe recordar que la Unión Soviética no fue parte del Armisticio, por lo que Rusia ha quedado fuera de la Declaración de Panmunjom. Sin embargo, es indudable que Moscú es actualmente una ficha clave en el equilibrio de las relaciones exteriores de Corea del Norte, sin mencionar que tiene una ventaja significativa por sus vínculos en el carbón y el transporte y al igual que China, tiene el derecho a proteger sus intereses en el Lejano Oriente, aunque ello signifique seguir sosteniendo - de mala manera por cierto - al régimen comunista de Pyongyang. No seria de extrañar por ello que Donald Trump considere que el Presidente ruso Vladimir Putin tenga un lugar en la mesa cuando se trate de negociar el estado nuclear de Corea del Norte. Seria lo justo, pero dadas las actuales deterioradas relaciones entre Washington y Moscú, debido a la infame campaña rusofóbica desatada en Occidente, se duda que ello tenga lugar, por lo dicho acuerdo firmado solo tendría un valor relativo y de escaso valor como los anteriores. A ello debemos agregar que las relaciones entre EE.UU. y China con respecto a Corea no solo son difíciles de nivelar, sino que también pueden interferir con la política intercoreana a medida que las grandes potencias se ven enfrentadas, un tema recurrente en los últimos 150 años de la historia de Corea. Pese al buen humor de las reuniones del pasado viernes, las Coreas aún pueden convertirse en representantes de un conflicto entre Beijing y Washington. De ahí que la visión de China para el futuro de Corea del Norte necesitará ponerse a tono con la de Trump y quienquiera que lo apoye. Y mientras el sátrapa norcoreano ha abierto su imagen pública a nuevas maneras (con la ayuda de su hermana Kim Yo-jong) mostrando su lado ‘amable’, Corea del Norte sigue sufriendo una feroz dictadura, donde el Culto a la Personalidad al tirano lo es todo. Los acuerdos del viernes pasado han exigido un mayor contacto entre las "organizaciones civiles" de los dos países, pero ¿cuenta Corea del Norte con grupos independientes que merezcan ese título? Cuando finalmente se proporcione la información de la cumbre y la dirección general de los asuntos tratados, será a través del Partido del Trabajo de Corea y de organizaciones tan inflexibles como la Liga Juvenil Socialista Kim Il Sung. Corea del Sur ha realizado una amplia investigación sobre los gulags y los sistemas penitenciarios en su vecino del norte. Sin embargo, tendrá que conformarse con hablar con Kim en términos mucho más generales sobre las transferencias limitadas, las restringidas conversaciones individuales con ciudadanos y atletas norcoreanos fuertemente vigilados y sobre los más de 20.000 desertores que están en Seúl y no son demasiados francos sobre el régimen comunista. De ello recibirá unas vagas promesas de ‘cambio’ y ello será todo. Este podría ser el precio que hay que pagar por el ‘final’ de la Guerra de Corea: la preservación de un régimen criminal que no descansara en sus paranoicos sueños de ‘reunificar’ la península bajo el control comunista, volviendo dentro de poco a amenazar con usar sus arsenales nucleares a quien se le cruce en su camino. Así, su tan anunciada ‘desnuclearización’ será otra promesa rota, una mas de las muchas que realizó. Por si fuera poco, ahora anuncia un evento propagandístico para este mes, donde ‘desmantelará’ de manera pública el sitio de pruebas nucleares de Punggye-ri, cuando se sabe que hay informes sobre la fractura de montaña por lo que el sitio ya no es utilizable, y que por lo demás puede seguir haciéndolo de manera clandestina. De otra parte, no es creíble que Corea del Norte, que ha trabajado arduamente para desarrollar sus capacidades nucleares durante medio siglo, ahora diga que lo abandonará de la noche a la mañana. Lo más probable es que Pyongyang intente ganar tiempo para avanzar, perfeccionar y completar su arsenal nuclear, por lo que no se le puede creer una sola palabra de lo que dice” puntualiza a nota. Debemos entender que mientras siga existiendo el régimen comunista de Pyongyang y Kim Jong Un así como sus secuaces no sean ejemplarmente castigados, la paz nunca llegará a esa atribulada región (No es de extrañar que Trump y su camarilla hayan ‘aprobado’ esa reunión, cuando sus ojos ahora están puestos en Irán, su verdadero objetivo – como ya lo esta declarando abiertamente el Criminal de Guerra Benjamín Netanyahu - por lo que harán creer al tirano norcoreano que estará a salvo ‘si entrega su arsenal nuclear’, para tener las manos libres y emprenderla contra Teherán, luego de lo cual se ‘encargarían’ de Kim, como sucedió con Gadhafi en Libia, al que le prometieron de todo si se desnuclearizaba… y miren como termino. Es algo tan obvio que muchos prefieren no ver) :(