Para nadie es un secreto que, desde su elección en el 2016, el establishment y los principales medios de comunicación de los Estados Unidos (que como sabéis, se encuentran en manos de poderosas corporaciones judías con el claro objetivo de moldear la opinión publica a favor de sus políticas criminales) han llevado a cabo una vomitiva e intensa campaña mediática para sacar a Donald Trump de la Casa Blanca. La herida de su humillante derrota ante el magnate aun no se cierra - cuando apoyaron con todo en la pasada campaña electoral a Hillary Clinton - y han decidido ir a por el. Últimamente, las apuestas se han incrementado tras asumir los demócratas el control de la Cámara de Representantes y anunciado su intención de iniciar cuanto antes un impeachment para echarlo como sea. Encabezando esta nauseabunda campaña para derrocar a Trump se encuentran The New York Times y The Washington Post. Ambos especialistas en crear una serie de noticias falsas (fake news) en los últimos años, afirmando sin prueba alguna que el candidato republicano se confabuló con la inteligencia rusa, o que al menos fue beneficiario de una supuesta interferencia de Moscú, para ganar la presidencia a su rival demócrata, quien se creía favorita porque cotaba con el apoyo unánime de los medios. Sin embargo, las ‘exhaustivas’ investigaciones en el Congreso, así como la realizada por un abogado especial, Robert Mueller, junto con la implacable insinuación de los medios que desde ya lo señalaban como culpable, no han producido ninguna evidencia para apoyar semejante patraña. Derrotados una vez mas de forma aplastante, esta misma prensa de alquiler en abierta confabulación con los demócratas y gente infiltrada en las agencias de inteligencia, parecen haber creado un nueva acusación con respecto a Trump: “es un riesgo de seguridad nacional”. Ingeniosamente, el último esfuerzo de los medios disminuye la carga de la prueba requerida contra Trump. Ya no se tiene que demostrar que colaboró deliberadamente con el presidente ruso Vladimir Putin. Trump podría haberlo hecho “sin darse cuenta” ya que según afirman ahora esos medios de comunicación, es un bufón e imprudente. El resultado final de estas disparatadas acusaciones sin sustento alguno, es que ‘demuestra’ que no es confiable y la única conclusión, por lo tanto, es que debe ser destituido de su cargo. En definitiva, se trata de un golpe de Estado. Durante las últimas semanas, los supuestos “bastiones de la democracia estadounidense” (?) han estado llenos de artículos difamatorios contra Trump. Uno de ellos, publicado en The New York Times el pasado 5 de enero, escrito por el judío David Leonhardt no podría haber dejado en claro el absoluto desdén que le tienen, terminando la nota de la siguiente manera: "Ha quedado claramente demostrado que no es apto para el cargo. ¿Qué estamos esperando para eliminarlo? ” Así como lo leen. Los editoriales e informes maliciosos con el fin de desprestigiarlo se han acumulado uno tras de otro. Así, The New York Times informó cómo el FBI abrió un expediente de contrainteligencia sobre Trump en el 2017 “debido a la preocupación generada acerca de que estaría trabajando para Rusia en contra de los intereses de los EE.UU.” Ese movimiento sin precedentes se debió en parte a los comentarios de Trump durante la campaña electoral del 2016, cuando en tono de broma dijo que llamó a Rusia “para que libere los correos electrónicos que incriminaban a Hillary Clinton”. No importa el hecho de que los hackers rusos no fueron los culpables de la violación de su correo electrónico, como afirmaba insistentemente la prensa estadounidense dentro de su campaña antirrusa de culpar a Moscú de todos los males. Con la broma expresada por Trump - para burlarse de esos medios - creyeron ‘justificadas’ sus sospechas. En esa misma línea, The Washington Post informó que los ex funcionarios de EE. UU. estaban “preocupados” por la decisión de Trump para mantener en secreto sus conversaciones privadas con Putin, cuando se reunieron al margen de las conferencias donde coincidieron ambos líderes, así como en la cumbre realizada en Helsinki el pasado mes de julio. El citado diario afirmó que Trump confiscó las notas de su intérprete luego de una reunión con Putin, conminándolo a que no dijera a otros funcionarios de la administración que sus notas habían sido secuestradas. La inferencia de todo ello “es que Trump actuaba en connivencia con el Kremlin”.
En respuesta a esta ridícula especulación de los medios, Trump se vio obligado a negarlo enérgicamente, afirmando: “Nunca he trabajado para Rusia ... esta campaña deshonesta montada en mi contra es un gran engaño”. Lo que está sucediendo aquí es un abuso de poder por parte del FBI para socavar nada menos que a un presidente en funciones, basándose en aseveraciones de lo más absurdas, contando para ello con el apoyo de los medios de comunicación que muestran su complacencia y estimulan estos ataques contra Trump. Si bien The New York Times en un informe anterior, tuvo que admitir de mala gana que no existían pruebas que vincularan a Trump con Rusia, la campaña de demolición en su contra se intensifico para presentarlo como un peligro publico. Asi, informó el 14 de enero “sobre las profundas preocupaciones” entre los funcionarios del Pentágono sobre las repetidas amenazas de Trump de retirar a los EE.UU. de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Como era de esperar, el sesgado informe hace énfasis en presentar a Trump como un incompetente, ignorante en política exterior y habitualmente grosero con sus aliados europeos. “Sus poses despectivas y continuos caprichos podrían provocar que los EE.UU. se aleje de la OTAN en cualquier momento”, sostiene el periódico. “Tal movimiento colapsaría la asociación transatlántica entre EE. UU. y Europa que ha “disuadido a los soviéticos y luego a los rusos de una agresión durante 70 años” aseveró. El documento cita al almirante estadounidense James Stavridis, el ex comandante aliado supremo de la OTAN, calificando los anuncios de retirada de Trump como “un error geopolítico de proporciones épicas”. “Incluso discutir la idea de abandonar la OTAN y convertirlo en realidad, sería el regalo del siglo para Putin”, agregó Stavridis. Un editorial del mismo diario indica: “Ahora, el deseo reiteradamente declarado por el presidente de retirarse de la OTAN está generando nuevas preocupaciones entre los funcionarios de seguridad nacional en medio de la creciente preocupación por los esfuerzos del Sr. Trump para mantener en secreto sus reuniones con Putin. Conminando al silencio a sus propios ayudantes, y bloqueando una investigación del FBI sobre los vínculos de la administración en Rusia ” Otro informe reforzó la idea de que Trump es “un riesgo de seguridad nacional” cuando afirmaba que la política seguida por el presidente en el Oriente Medio de retirar a las tropas de Siria, ocasionará “la perdida de la influencia de que Washington en la región, en beneficio de Moscú, que se encuentra muy activa en estos momentos”. Nuevamente citó a funcionarios del Pentágono “expresando sus temores cada vez más profundos” de que Trump y su asesor de seguridad nacional John Bolton con sus exabruptos, “podrían precipitar un conflicto con Irán”. Esta última afirmación es algo muy difícil de digerir, ya que en realidad es el Pentágono quien desea que se agudicen las contradicciones para que dicho conflicto sea inevitable, incentivando el comportamiento infantil e impetuoso de Trump en ese tema, intentando convencerlo de que Teherán “es una seria amenaza a los intereses estadounidenses” y que por lo tanto, debe ser destruida. No debemos olvidar que la nueva Cámara de Representantes controlada por el Partido Demócrata también ha fortalecido los pedidos de destitución de Trump con una serie de acusaciones sin fundamento, siendo su aparente “colusión con Rusia” como la más importante. Sin embargo, cualquier proceso de juicio político promete ser largo e incierto de éxito, debido a la falta de pruebas contra las supuestas irregularidades de Trump. Es mas, un intento de destitución fallido podría ser políticamente contraproducente, ya que solo aumentaría su popularidad, devolviéndolo a la Casa Blanca en el 2020. Dada la incertidumbre de que los planes de destituirlo tuvieran éxito, sus enemigos políticos, han optando por la táctica de presentarlo como “un peligro para la seguridad nacional”, principalmente con respecto a Rusia. Esta claramente demostrado que Trump no es un agente del Kremlin - una idea absurda desde todo punto de vista - ya que sus posiciones frontalmente divergentes con Putin en una serie de temas, ya sea en el campo militar, económico y político, nos da una idea de que no coinciden prácticamente en nada ¿Así es como se comporta un “aliado”?. A pesar de ello, la propaganda insiste en querer presentarlo como alguien inconsciente e incompetente, lo cual – aseguran - es motivo más que suficiente para su destitución. No sorprende por ello que cuando el comité editorial de The Washington Post insta a que se invoque un estado de emergencia debido a la “intromisión rusa en las elecciones estadounidenses”, está fomentando irresponsablemente la idea de que un golpe de estado contra Trump esta “plenamente justificado”. Queda claro para todos que la campaña tendenciosa montada por los medios de comunicación en confabulación con el Pentágono y las agencias de inteligencia como la CIA y el FBI, es una señal que añoran el establecimiento de un estado policial y militar... Algo siniestro esta por venir :(