En efecto, solo alguien que no haya estado prestando atención podría haberse sorprendido por el ataque aéreo de EE.UU. contra Siria, ahora que el Deep State - comprometido con desatar una conflagración mundial - en lugar de una república constitucional está nuevamente al mando en Washington tras cuatro años de molesta inactividad. Por lo visto, la bestia estaba sedienta de sangre y ni bien el discapacitado físico y mental de Joe Biden asumió el mando, volvió nuevamente a las andadas. Como sabéis, a los demócratas hipócritamente les encanta proclamar que no se puede "retroceder el reloj”, por lo general para argumentar en contra incluso de intentar deshacer cualquier política interna que hayan aplicado cuando estuvieron en el poder. Sin embargo, todo lo que ha hecho Biden apenas ingreso a la Casa Blanca ha sido precisamente eso: borrar los últimos cuatro años de Donald Trump y retomar donde lo dejó el Criminal de Guerra y musulmán encubierto, Barack Hussein Obama. Si bien es cierto es que apenas asumió el cargo, Trump también bombardeó Siria, lanzando misiles de crucero en dos ocasiones, impulsados por informes falsos de "ataques químicos”, así como las “milicias respaldadas por Irán” en Irak, y que posteriormente ordenó el asesinato con un dron del general iraní Qassem Soleimani - héroe y verdugo de ISIS - fuera del aeropuerto de Bagdad, no deja de llamar la atención que en ese momento fue denunciado por los demócratas del Congreso, por el propio Biden y su ahora portavoz Jen Psaki, así como por casi todos los medios de comunicación estadounidenses en manos de poderosas corporaciones judías al servicio del establishment, los mismos que ahora de la forma mas cínica posible elogian el bombardeo de Biden. Cuando ellos lo hacen es diferente, dice la narrativa. Eso puede parecer desconcertante. Al fin y al cabo, el Imperio estadounidense no es una cuestión partidista. Los Obama, Biden y Clinton se han sumado con entusiasmo tanto como los Bush y los Cheney, despreciables criminales de amplio prontuario por todos conocidos. Es decir, creían que así iba a ser siempre hasta que llegó Donald Trump y se burló de las "guerras interminables", hablando de "Estados Unidos primero" y rechazando las pomposas perogrulladas utilizadas para vender el imperialismo de ultramar al corazón de un EE.UU. en rápido declive. Por ese 'crimen' de decir la verdad, fue denunciado y rechazado por el establishment estadounidense, que ha demostrado repetidamente que le importa un comino el destino del país, prefiriendo las agendas agresivas del complejo militar-industrial, que busca incentivar las guerras en todo el globo por las multimillonarias ganancias que obtienen en la venta de armas, obligando a sus “aliados” a adquirirlas a elevados precios. No se puede culpar a los estadounidenses por no recordar que la única vez que el Congreso anuló el veto de Trump fue para mantener a las tropas en el extranjero para siempre, cuando los medios de comunicación en los que confían para expresar sus opiniones, sentimientos y valores apenas se molestaron en mencionar esa parte. Sin embargo, no se equivoquen, las guerras extranjeras interminables es lo que Biden quiso decir cuando dijo la semana pasada que "Estados Unidos ha vuelto" y prometió una cruzada en nombre de la "democracia", sea lo que esa frase sea. También está atrás la fabricación del consentimiento. Cuando Trump bombardeó a alguien, simplemente tuiteó al respecto. La “nueva” administración actúa como las de antaño, primero filtrando los puntos de conversación a los medios. En lugar del lenguaje “vaquero” de Trump , la gente de Biden usa términos de propaganda cuidadosamente seleccionados, como “un ataque de precisión defensiva” y “ una respuesta militar proporcionada” que “apunta a reducir la escalada” de la situación. Los medios de comunicación lo siguen obedientemente, como era de esperar de quienes están sometidos al poder. Este tipo de gestión por medio de la propaganda es la forma en que la guerra se ha ‘normalizado’ para los estadounidenses. El rechazo de Trump, cualquiera que sea su motivación, es una de las razones por las que fue tan odiado por el establishment. Biden por el contrario - manejado como un títere por el Deep State - quiere vender la idea al pueblo estadounidense de que el retorno de las agresiones militares “es un regreso a la normalidad”. Y es que para el establisment bombardear países indefensos, asesinando a miles de inocentes “en nombre de la libertad” es precisamente lo que les parece “normal”. Esta “normalización” del comportamiento que en una sociedad civilizada debería ser ilegal, inmoral e inaceptable, pero en los EE.UU. es francamente horrorosa. A casi nadie parece importarle que ese país no tenga derecho alguno de estar en Siria, bombardeándolo cuando le vena en gana, e incluso seguir manteniendo tropas en Irak. ¿Preocupaciones legales? Que pintoresco. EE.UU. bombardea a quien sea, cuando sea y donde sea, algo que nadie - creen en su insania - pueden objetarle. Eso ya no es noticia, dirían los editores, “lo seria si fuera lo contrario” arguyen a modo de “excusa”. Por el contrario, hay quienes defienden con ardor esos ataques (que pueden calificarse perfectamente como crímenes de guerra) afirmando que son " una persuasión sólida" y señalando que "no importa" quién sea atacado “cuando los intereses de los EE.UU. estén en peligro” justificando esas acciones al margen de la legalidad, admitiéndolo sin sangre en la cara. Existe asimismo otra dimensión inquietante en el retorno de los “métodos de Obama" que el establishment está tan empeñado en lograr. Fue la administración Obama-Biden la que creo y financio a los grupos terroristas de ISIS y Al Qaeda en Siria, con la esperanza de lograr un cambio de régimen en Damasco, iniciando así una guerra criminal que duro casi diez años, pero donde a la larga terminaron derrotados gracias la intervención rusa, quienes mediante quirúrgicos bombardeos y cientos de misiles aplastaron literalmente a las bestias sionistas, desbaratando todos los planes estadounidenses de apoderarse estratégicamente de la región. A ello debemos agregar que Trump abandono a su suerte a ISIS, dejando que las mismas personas que le mintieron sobre el número de tropas, lo engañaran acerca de “dejar de lado” la agenda de cambio de régimen en Siria. Si alguien con un historial predictivo sólido que dice tener fuentes dentro de la administración Biden, afirma que quienes ahora están en la Casa Blanca han retomado la idea inicial de Obama y quieren que el presidente sirio Bashar Assad "se vaya por cualquier medio necesario" del poder, incluida la militar. Obviamente, quienes sufren las consecuencias de esas acciones son quienes son bombardeados indiscriminadamente “en nombre de la libertad” mientras que el resto de los estadounidenses - incluidas aquellas comunidades desfavorecidas por los cuales los demócratas dicen hipócritamente “estar tan preocupados” - que esperaban ilusionados los cheques de estímulo de $ 2,000, atención médica universal o un salario mínimo más alto, se vuelven a sentir engañados como en la época de Obama, sosteniendo la bolsa vacía y rascándose la cabeza. Es por eso que para distraerlos de sus reales preocupaciones, los demócratas sin duda los alimentarán bien con otro operativo de bandera falsa o el bombardeo a otro país “enemigo de la democracia” en cualquier momento. Porque esos parásitos al servicio de los poderosos son lo que son, unos engañabobos. Total, siempre lo han sido :(