Diez años y 122.000 muertos después, el “nuevo” Irak no tiene nada que ver con aquel “modelo de democracia para la región” que les prometiera cínicamente el despreciable Criminal de Guerra George W. Bush. Abandonada a su suerte y en la ruina total, envuelto en un caos que no tiene fin, la distancia entre las expectativas que se crearon y la realidad es enorme.
Por el contrario, la invasión estadounidense de Irak, dejó un funesto legado de violencia, muerte, devastación y enemistad interna que ensombrece el presente de un país sumido en la anarquía y pone en serias dudas su capacidad de recuperarse y reconciliarse. Un decenio después de la criminal agresión norteamericana, la violencia en el país se encuentra por encima de los pasmosos niveles que alcanzó en 2006 y 2007, ya que la resistencia iraquí conserva la capacidad de asestar duros golpes tanto en la súper custodiada Bagdad como en otras ciudades, que se encuentran en manos de un gobierno títere -
conformado `por traidores y colaboracionistas de la peor especie - que sigue incondicionalmente las ordenes de Washington. Precisamente estos días en que se recuerda un nuevo aniversario de la invasión del país, ha recrudecido una ola de violencia que ha dejado decenas de muertos. Como sabéis, este drama se origino bajo la falsa acusación de que el gobierno del Presidente Saddam Hussein “poseía armas de destrucción masiva” -
lo que luego se comprobó fehacientemente que era falso - cuando en realidad todo fue una guerra por el petróleo. Emprendida el 20 de marzo de 2003 sin el aval legal correspondiente y con el solo apoyo de Reino Unido y España, la campaña logró rápidamente uno de sus fines centrales: el 9 de abril de ese año, Saddam ya había caído y había pasado a la clandestinidad. La meta declarada, sin embargo, sería imposible de alcanzar, ya que las supuestas “armas de destrucción masiva” nunca aparecerían, así como tampoco los vínculos con la red Al Qaeda que Bush atribuía falsamente a Hussein como otro de los pretextos para bombardear salvajemente Bagdad e invadir el país bajo el falaz argumento de que se trataba de una "guerra contra el terrorismo".(?) . Esta fue una guerra que escogió Estados Unidos y que claramente no le fue impuesta, y es sin duda una de las más repudiables que libró Washington.
El resultado fue un país arrasado y saqueado a mas no poder por los invasores estadounidenses, originando más de un millón de muertos, 6 millones de desplazados y e inimaginables condiciones de miseria extendida, que se suman a las conocidas disputas interétnicas e interreligiosas que la han desgarrado completamente. Y todo para satisfacer las ambiciones de un criminal como George W, Bush y su camarilla quienes siguen impunes hasta el día de hoy y no reciben el castigo que merecen por sus abominables delitos.Además de dar alas a Al Qaeda, otro de los efectos, quizá mucho más nocivo, de la invasión en términos de violencia fue haber sembrado el odio entre las distintas comunidades que amenaza con perpetuar sus efectos por generaciones y que juega un rol central en la inestabilidad política que golpea al país.En efecto, la intervención estadounidense desató tensiones entre los chiitas, sunnitas y kurdos que Saddam había logrado mantener a raya. Sería cuestión de tiempo para que estas tensiones se tradujeran en abierta violencia fratricida. El gobierno de Saddam estaba controlado por los sunnitas, minoritarios en Irak pero dominantes durante los años del ex mandatario en el poder. La caída de Hussein entronizó a la mayoría chiita, que monopolizó los cargos de gobierno aliada con los kurdos. Enfrentados al nuevo equilibrio de poder, muchos sunnitas pasaron a engrosar las filas de la resistencia, que se abocó a los ataques y atentados contra autoridades colaboracionistas y especialmente contra las fuerzas invasoras estadounidenses. Así estallo un baño de sangre incontenible en todo el país..La "retirada" del las tropas estadounidenses a finales del 2011 -
dejando tras de si verdaderos ejércitos de mercenarios privados que custodian los pozos petroleros “propiedad” de consorcios estadounidenses que tienen entre sus accionistas a los mismos criminales que organizaron la invasión de Irak – no ha amainado como se esperaba la situación y esta no ha hecho mas que empeorar. El gobierno del colaboracionista Al Maliki es incapaz de solucionar el problema y admite que “esta fuera de su control”.
Así, con un país destruido y un odio incontenible entre distintas facciones ávidas de venganza, Irak se precipita a la anarquía total. ¿Esto es lo que busca Washington en Siria y luego en Irán? :(