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viernes, 26 de abril de 2013

ESCOCIA: El largo y tortuoso camino a la Independencia

En esta oportunidad nuestra atención se concentra en Europa, donde el proceso separatista iniciado en Escocia es ya irreversible y que tarde o temprano desembocara en su independencia. Nadie dice que el proceso será fácil sino todo lo contrario, debido a los mil y un obstáculos y veladas amenazas dados por Londres para tratar de impedirlo o al menos de retrasarlo el mayor tiempo posible. Si bien a diferencia de España que se niega siquiera a iniciar las conversaciones con Catalunya respecto a sus legitimas aspiraciones independentistas, el señor Cameron a regañadientes dio luz verde a la realización de un referéndum para decidir sobre la independencia de Escocia del Reino Unido a realizarse el jueves 18 de septiembre del 2014. Como se recordará, el líder del Partido Nacionalista escocés y jefe de gobierno Alex Salmond y el primer ministro británico David Cameron firmaron en octubre de 2012 el Acuerdo de Edimburgo, el cual establece que la consulta se celebraría en otoño del 2014 y que el gobierno escocés tendría el poder para organizarlo. Dicho plebiscito es la decisión constitucional más importante que tomarán los escoceses desde 1707, cuando el Reino de Escocia fue obligado a firmar la llamada Acta de Unión que lo integró a Inglaterra, para convertirse en lo que ahora es el Reino Unido. El fenómeno del independentismo en Escocia no es nuevo, ya que siempre se mantuvo latente. En cualquier caso, vale la pena preguntarse qué pasaría si finalmente gana el si en el referéndum y Escocia accede a su independencia. El principal escollo por resolver, sin duda, la economía. Escocia podría asumir de entrada una deuda de 140.000 millones de libras y esto sin incluir los activos tóxicos que debería heredar la Royal Bank of Scotland, 187.000 millones actualmente en manos del Tesoro británico. La ecuación se simplificaría si, paralelamente, lograse el 95% de los ingresos por la explotación petrolera del Mar del Norte, como plantea el SNP. En su contra, el debate acerca de dónde acaban las aguas escocesas y dónde las inglesas seria interminable debido al interés de los británicos en quedarse con la mayor parte de ella .Es por ello que los partidarios de la independencia están tratando de evitar sorpresas fiscales, pero ya Londres ha advertido que, por sí sola, Escocia no podrá afrontar la factura de 15.000 millones de libras de ayudas del llamado sistema de bienestar. Por otra parte, está el problema de la moneda. Si bien Salmond ha explicado que el nuevo país podría abandonar sus planes de unirse al euro para continuar utilizando la libra esterlina, el ministro de Hacienda del Reino Unido, George Osborne, ha señalado este martes que “una Escocia independiente saldría de la libra al ser “improbable” mantener una unión monetaria con otro país”. Según Osborne, es “improbable” que Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte lleguen a un acuerdo con una Escocia independiente “para una zona monetaria que funcione” con la libra esterlina en común, debido a que “el resto del Reino Unido se preguntaría por qué les interesa entrar en un acuerdo del tipo del euro”.(Londres no forma parte de la eurozona) “Abandonar los actuales acuerdos sería como meterse de lleno en aguas desconocidas. [...] ¿Va el resto de la familia del Reino Unido a aceptar ese riesgo? ¿Una situación en la que una Escocia independiente y el resto del Reino Unido compartan la libra esterlina y el Banco de Inglaterra puede funcionar? Francamente, no parece muy probable”, insistio Osborne. Además un informe dado a conocer esta semana por el Gobierno del Reino Unido concluye que la secesión de Escocia la situaría fuera de la Unión Europea (UE) por lo cual debería negociar su ingreso, así como la adhesión a cerca de 14.000 tratados internacionales de todo tipo que actualmente están en vigor en el país. Este informe, realizado por James Crawford, catedrático de Derecho internacional de la Universidad de Cambridge, y Alan Boyle, profesor de Derecho público internacional de la Universidad de Edimburgo, dejan en claro que, en caso de secesión, Escocia se convertiría en un ‘nuevo Estado’, mientras que el resto del Reino Unido ‘continuaría como antes, conservando los derechos y las obligaciones del Reino Unido en su estado actual’. .Si bien el señor Salmond ha criticado el informe presentado por Londres, calificándolo de negativo, ha insistido en el referéndum ya que en el se juega el futuro de Escocia. “Esa ocasión se convertirá en un día histórico cuando la gente decidirá el futuro del país tras más de 300 años de ilegal adhesión a la corona británica” puntualizó. Venga ya, sin lugar a dudas se trata de un proceso visto con gran interés en otras regiones separatistas tales como Catalunya, Quebec y Flandes que también aspiran a su independencia ¿porque negarles ese derecho? :)
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