Una nueva guerra se esta gestando en este convulsionado país - victima de una criminal agresión propiciada por los EE.UU. y sus esbirros de la OTAN en su demencial afán de apoderarse de ella y utilizarla como zona de transito para llegar a Siberia, que posee inmensas reservas de gas y petróleo - pero no es la que ya ocurre en el este de Ucrania, donde la minoría rusoparlante es victima de un genocidio a manos de los golpistas de Kiev por orden expresa de Washington, que busca con ello la intervención militar rusa en el conflicto, sino la que está a punto de estallar entre sus propias hordas fascistas, específicamente las del llamado Pravy Sektor (Sector Derecho) quienes pretenden imponer su “ley” en el occidente del país, negándose a desarmarse tal como insistentemente lo pide el gobierno colaboracionista de Kiev, el cual sopesa hacer uso de las armas para conseguirlo. Como sabéis, ese grupo de inspiración fascista - que tiene su origen en la Segunda Guerra Mundial cuando lucho al lado del III Reich contra la Unión Soviética - persigue un programa cada vez más antagónico para el gobierno ucraniano que podría socavar la estabilidad del régimen, que ya se enfrenta a graves problemas económicos y políticos, según los analistas del centro de la Investigación Stratfor. "Kiev se ha encontrado en una trampa entre las grandes fuerzas del este y del oeste, muy endeudado, y tiene que luchar con el conflicto latente en el este del país", escriben los autores de la investigación. No es extraño que Pravy Sektor sea el último gran batallón que no obedezca a las Fuerzas Armadas de Ucrania, ya que esta organización desempeñó un papel importante en el golpe de Estado en febrero de 2014, contra el legítimo presidente Víktor Yanukóvich, quien fue sustituido por un colaboracionista de la peor especie como Petró Poroshenko, un obsecuente lacayo de Washington que en el colmo de su traición ha llegado al extremo de “nacionalizar” de un día para otro como ciudadanos “ucranianos” a conocidos agentes de la CIA quienes ahora son miembros de su gabinete y controlan puestos clave de su gobierno. "Pravy Sektor se ha constituido en una amenaza para la seguridad, como lo han demostrado los recientes acontecimientos en el oeste de Ucrania. Dmitri Yárosh [líder del Pravy Sektor y diputado ucraniano] carece de la fuerza necesaria para mantener influencia sobre todos los miembros de sus grupos, dispersos en todo el país y que han cometido toda serie de atrocidades contra las minorías prorusas con la complacencia de las autoridades golpistas que dejan que ellos hagan el trabajo sucio", señala el artículo. Por ese motivo, para nadie es un secreto que Pravy Sektor aspira a mantener el protagonismo que logró durante los últimos meses de disturbios contra el anterior gobierno y que ahora pretende capitalizar el descontento de sectores nacionalistas que denuncian la incapacidad de Poroshenko para acabar con el conflicto en el este, donde el ejercito regular ucraniano ha sido derrotado en reiteradas oportunidades por los grupos de autodefensa prorusos, quienes a costa de grandes sacrificios, han consolidado sus posiciones para rabia e impotencia de Kiev. Con un país dividido, ahora es en el oeste donde se dan los primeros síntomas de descomposición, debido a las actividades criminales de Pravy Sektor. Como sabéis, cuando los golpistas que tomaron el poder en Kiev heredaron un ejército desmantelado y una calle llena de manifestantes armados. Para 'reciclarlos' fomentó la creación de "batallones de voluntarios" entre los cuales destacaba Pravy Sektor, que tiene una agenda política más clara, comandados por señores de la guerra que se adornan con simbología nazi. Calificado por Rusia como una organización prohibida y a cuyo líder le abrió un expediente penal por incitar a la actividad terrorista, Poroshenko no quiso enfrentarse directamente con unos ultranacionalistas que le fueron muy útiles en su guerra de exterminio de la población civil prorusa del este de Ucrania y que podían darle muchos problemas si se volvían contra el gobierno central y ello precisamente esta ocurriendo ahora. Al negarse a someterse al Estado estos batallones de asesinos, fogueados en el frente, tienen poco respeto por los líderes políticos, a los que ven como incapaces de realizar reformas radicales. “No estamos por una solución militar, pero entendemos que algunos problemas de la paz se resuelven con la guerra y si nos quieren obligar a que nos sometamos, lucharemos por nuestra independencia, como en el Maidán”, afirmó su líder Dmitri Yárosh “Podemos vencerlos si nos provocan”, añadió. No cabe duda que un nuevo baño de sangre se avecina en Ucrania, esta vez entre los mismos grupos golpistas que se hicieron del poder en Kiev con apoyo de Washington, los cuales trataran de involucrar a Moscú en ella para tratar de “reunificarlos”. Al final, si estalla la guerra contra Rusia, tanto ellos como quienes los armaron, recibirán lo que merecen :)