La amenaza que representa para Europa los terroristas de ISIS - quienes huyen por miles de Siria producto del justo castigo inflingido tanto por la aviación rusa como del ejercito sirio que va retomando posiciones liberando al país de esa plaga sionista - los cuales haciéndose pasar como “refugiados” tratan de ingresar al continente para desatar el terror en nuestras ciudades, ha cobrado la primera factura política importante en la Unión Europea: el triunfo por mayoría absoluta en las elecciones de Polonia del partido Ley y Justicia (PiS), de orientación ultranacionalista y cuyas posturas chocan con frecuencia con las de Bruselas, a quien enrostra su cobardía por no hacer nada frente a este peligro. Es altamente satisfactorio que la sociedad polaca – donde mas del 70% esta en contra de cualquier tipo de “refugiados”- haya sido sensible a la retórica nacionalista del partido de Jaroslaw Kaczynski, quien ya fue primer ministro del país, entre 2005 y 2007, en la cual se recuerda que tuvo una turbulenta relación con sus socios europeos, especialmente con Alemania, entre 2005 y 2007. Como sabéis, el PiS propicia una sociedad cultural y religiosamente homogénea en torno a los postulados de un catolicismo ultraconservador, que defienda los valores cristianos frente a la amenaza que representa el Islam para Europa en su conjunto. Es por ello que la llamada crisis de los “refugiados” ha sido utilizada en la campaña para reforzar un discurso basado en la defensa de la nación polaca y por extensión, de toda Europa ante el peligro de su islamización. El señor Kaczynski - siguiendo el ejemplo de Hungría - no ha dudado incluso en poner a debate el rechazo a quienes califica como parásitos, advirtiendo sagazmente que representan una amenaza a nuestra propia existencia. Ya en su campaña electoral, la hoy triunfadora Beata Szydlo tuvo estas premonitorias palabras: "Nosotros, los polacos, y el gobierno polaco deberíamos ser ante todo solidarios con los polacos que están en el exterior, no con aquellos que se dicen refugiados", exclamó en aquella oportunidad. “Sería mejor, ocuparse del regreso de jóvenes polacos que emigraron o de tener un mayor compromiso con los polacos étnicos de Kazajstán” aseveró, dando a entender cual será su prioridad de ahora en adelante. El resultado de las elecciones tendrá asimismo importantes consecuencias. Si bien en el campo exterior acentuara su retórica contra Moscú – los polacos son antirrusos por naturaleza – y un progresivo alejamiento de la UE, en el plano interno, dará lugar a un reforzamiento del ya acentuado nacionalismo polaco. El ideario del partido combina las apelaciones nostálgicas a la grandeza de un pasado imperial, con un modelo de gobierno que desdeña los vaivenes de una democracia liberal sometida a los dictados de Bruselas, acercándose al modelo húngaro de Viktor Orbán , por el que Jaroslaw Kaczynski - quien será el verdadero poder tras el trono - tiene gran simpatía ya que coinciden y mucho en el caso de los “refugiados”, admirando su papel de contrapoder de la UE. tanto así que no se cansa de repetir: “Varsovia debe ser la nueva Budapest” Siendo Polonia el mayor de los antiguos países del Este, el reforzamiento de esta posición euroescéptica – afirman algunos analistas - beneficia exclusivamente al presidente ruso Vladímir Putin en su estrategia de potenciar cualquier tendencia que pueda debilitar aún más a Bruselas. Sin embargo, esta situación de rechazo a los ilegales se repite con mayor frecuencia en otros países de Europa, como Alemania (donde decenas de miles de manifestantes repudian el infame papel asumido por Angela Merkel al obligar por ejemplo a una población de apenas 2,000 habitantes a “acoger” a unos 10,500 “refugiados” ¿Se imaginan en que acabará eso? se pregunto el líder de PEGIDA en una masiva concentración en Dresde), algo que se repite en la República Checa, Letonia, Lituania, Eslovaquia y Estonia, quienes van desde el rechazo tajante a su llegada, hasta -como el caso de Estonia y Eslovaquia - de recibir solo a cristianos, que por cierto, son una ínfima minoría entre los ilegales: "al fin de cuentas somos un espacio de cultura cristiana", observa el ministro de Asuntos Sociales conservador de Estonia, Margus Tsahkna. El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico coincidió con su apreciación, señalando además que entre los refugiados islámicos sería fácil que se infiltraran terroristas, por lo que su gobierno también preferiría dar acogida sólo a los cristianos de Siria para evitar disparar los temores entre la población, quienes ya se manifestaron en multitudinarias marchas contra la islamización de Europa. Por su parte, la República Checa ha visto surgir el "Bloque contra el Islam", liderado por el profesor de Zoología Martin Konvicky, que ya ha reunido 145.000 firmas contra la llegada de “inmigrantes” islámicos. Además, el presidente Milos Zeman también se ha pronunciado en más de una oportunidad en contra de recibirlos en su país: "Aquellos procedentes de un contexto cultural totalmente distinto no se sentirían nada bien en República Checa", opinó. Es así como mientras la UE en su miopía política se niega a hacer frente a la amenaza potencial que representan los “refugiados” más oportunidades tendrán los nacionalistas de capitalizar a su favor el creciente rechazo que generan. Y ello ya se esta manifestando en estas elecciones y en las que están por venir en el resto del continente. Por lo pronto en Francia, ya asoma Marine Le Pen :)