A medida que pasan los días, se producen giros inesperados y van saliendo a la luz los verdaderos motivos del drama que se vive en Turquía, que demuestran la participación de los EE.UU. en la sangrienta intentona golpista contra Recep Tayyip Erdogan, quien por lo visto no estaba equivocado al acusar al clérigo opositor Fethullah Gülen de ser el responsable de la asonada y ser un agente de la CIA y el FBI, el cual por cierto admitió de que partidarios suyos participaron en el intento de golpe de Estado, en una entrevista a la CNN dado a conocer este lunes. Ello refuerza las razones de Erdogan de que se le quiso sacar del poder debido a su progresivo acercamiento a Rusia y su consiguiente cambio de bando en la guerra de agresión que se libra en Siria financiada por Washington y Arabia Saudita por medio de ISIS (aquella banda terrorista creada por Hillary Clinton y liderada por un conocido agente del Mossad israelí), una situación que puede cambiar antes de lo que uno se imagina, dando así un giro de 180 grados en una zona tan estratégica y sensible del planeta. En efecto, las relaciones entre Turquía y Occidente se van deteriorando progresivamente en estas últimas semanas tras el golpe, mas aún cuando Erdogan considera que sus ‘aliados’ de la OTAN no han mostrado solidaridad alguna con su régimen y por el contrario, apoyan a los golpistas y los protegen como es el caso de Fethullah Gulen - considerado el ‘cerebro’ del levantamiento y que se encuentra autoexiliado en los EE.UU. - y que a pesar de los intensos pedidos de Ankara, Washington se niega a extraditarlo, lo cual ha exasperado a Erdogan, a tal punto que se siente traicionado y que lo ha llevado a afirmar que los países que se preocupan por los golpistas más que por la democracia turca no pueden ser sus amigos, por lo que para irritación de la Casa Blanca, ha decidido restablecer sus relaciones con sus vecinos, especialmente con Rusia, Siria e Irán, viendo con buenos ojos que Bashar Al Assad continué en el poder en Damasco, cortando toda línea de abastecimiento y cerrando las fronteras a los grupos terroristas que se oponen al gobierno sirio, centrándose en nuevos objetivos como la represión de los movimientos kurdos y la lucha contra ISIS, según un artículo del Financial Times: "Tras varios años de alianzas con países que consideraba sus ‘aliados’, una paulatina reducción de su comercio y un aumento de los ataques terroristas en su propio suelo, Ankara se siente aislada a nivel internacional, luchando al mismo tiempo contra el movimiento kurdo dentro del país y ahora contra ISIS, por lo que ha decidido dar un giro total a su política exterior al acercarse a Moscú pese a las advertencias de Washington", señala el diario. Otra razón para acercarse a Rusia y cambiar el enfoque en Siria puede haber sido el sangriento atentado en el aeropuerto de Constantinopla (Estambul) que se llevó la vida de 43 personas. Las autoridades turcas culpan a ISIS de este ataque y que este fue ordenado por EE.UU. a modo de amenaza por su paulatino acercamiento al Kremlin, algo inaceptable para la Casa Blanca, ya que se trata de un país estratégico en los planes de la OTAN de ‘aislar’ a Moscú. "Turquía está buscando recortar sus objetivos en Siria", afirmó el judío Aaron Stein, especialista del Consejo Atlántico en Washington. “Su prioridad ahora será reprimir a los kurdos y debilitar a ISIS. Para lograr estos objetivos, Ankara podría contar con el apoyo de Rusia, si deja de insistir en un cambio de régimen en Siria”, observa el artículo. Algunos líderes de los grupos terroristas comentaron asimismo que esta decisión de Turquía los afectará sobremanera porque les impedirá seguir recibiendo apoyo de sus 'financistas'. Recientemente Ankara despidió a su agente de inteligencia en Siria, lo que significa que el país otomano puede alejarse de la línea dura que rechaza cualquier acuerdo con el régimen de Al Assad, concluye el artículo. Por su parte el periodista Eduard Birov en el periódico ruso Vzglyad comentó que la situación política en Turquía es muy inestable tras el fallido golpe militar del pasado 15 de julio y Erdogan ha consolidado su poder “presentándose en la escena internacional como un líder capaz de correr riesgos y de dar pasos atípicos para conseguir sus objetivos”. Como sabéis, días antes del fracasado golpe, el líder turco dio un paso firme hacia la reconciliación con Moscú, lo cual origino que militares turcos incitados por Washington llevasen a cabo la intentona golpista, dado que para los EE.UU. tal giro de Turquía hacia Rusia no sería beneficioso en modo alguno para sus planes. Sin embargo, se especula que Erdogan ya estaba enterado con antelación de los planes de los conspiradores gracias a los servicios secretos rusos y por lo tanto, fue capaz de prepararse para el contraataque, tomando la iniciativa y movilizando a miles de sus partidarios - previamente preparados - quienes esperaron la señal para lanzarse de inmediato a las calles haciendo fracasar la intentona golpista. Es lógico suponer que Erdogan, sabiendo lo que se venía, dejo que los conspiradores continuasen con sus planes como si el no estuviera enterado, para desenmascararlos en el momento del golpe, desbaratando sus planes e iniciando de inmediato una feroz cacería de los traidores. Y es que la sangrienta rebelión - que incluyo los bombardeos tanto del Parlamento como del Palacio Presidencial por parte de los conjurados - fue aplastada a las primeras horas y Erdogan tuvo así la oportunidad de pasar a la ofensiva, realizando una purga total en el ejercito y las instituciones del Estado para deshacerse de sus enemigos y convertirse en el gran triunfador. Lo que en efecto, sucedió. Un desenlace semejante explicaría el hecho de que el golpe militar no fue una sorpresa. Otro punto en cuestión es el papel asumido por los generales turcos, quienes esperaban actuar en función de cómo se desarrollara la situación: si Erdogan era asesinado, encabezarían el levantamiento y, si no, continuarían a su lado. Su indecisión fue fatal para el triunfo del golpe y fueron las primeras victimas de la represión, siendo sometidos a torturas para admitir su participación en la conjura y muchos de ellos han decidido suicidarse antes de ser capturados. Es por ese motivo que en agradecimiento a Rusia por su apoyo en un momento tan delicado en que su vida estuvo en riesgo, Erdogan ha declarado que EE.UU. participó en la intentona golpista y ha anunciado que se reunirá con su homólogo ruso, Vladimir Putin, a principios de agosto en San Petersburgo, a quien daría a conocer su decisión de abandonar la OTAN. Si bien se espera que Washington intentará mantenerlo dentro de su área de influencia utilizando todos los métodos posibles, incluyendo un nuevo levantamiento militar para deshacerse de el ¿Tendrá Turquía suficiente voluntad política para dar un giro radical a su política exterior? Existen razones muy poderosas para que ello ocurra y es por ese motivo que para adelantarse a los acontecimientos, van surgiendo voces en Occidente pidiendo la ‘expulsión’ de Turquía de la alianza atlántica. Así, el columnista Semih Idiz en el portal Al-Monitor, escribe que las relaciones entre Turquía y Estados Unidos están en "curso de colisión", siendo una de las causas principales de este empeoramiento, que podría llevar incluso a la exclusión del país de la OTAN, la acusación vertida por Ankara contra Washington sobre su participación en el intento de golpe de Estado del pasado 15 de julio. El columnista indica que la segunda causa es la "purga masiva" lanzada por Ankara contra sus opositores, con el fin de "fortalecer aún más su posición de poder". A su turno, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, insinuó que Turquía no podrá permanecer en la OTAN si continúan las intensas purgas. Por su parte, el columnista Coh Coughlin escribió en The Telegraph que la posibilidad de expulsión de Turquía de la Alianza es "muy real" debido a la "impopularidad" de Erdogan entre algunos países miembros de la OTAN. De hecho, muchos líderes europeos todavía están indignados por su papel en la crisis migratoria del verano pasado, cuando no quiso adoptar medidas para frenar la entrada de miles de ‘refugiados’ en territorio europeo, reza el artículo. "Si Turquía realmente está decidida a persistir en su agenda radical islamista, la OTAN no tendrá más remedio que deshacerse de su problemático aliado turco", puntualiza Coughlin. Pero el peor de todos fue el judío Stanley Weiss, presidente fundador de la ONG Ejecutivos de negocios para la seguridad nacional (BENS, por sus siglas en inglés) quien escribió en The Huffington Post un incendiario artículo exigiendo que ‘la alianza atlántica tiene que echar a los turcos antes de que les arrastre a la Tercera Guerra Mundial’. En efecto, mostrando un cambio de tono en relación a su aún ‘aliado’, Weiss lamenta que la OTAN no cuente con un mecanismo formal para expulsar a un miembro que se comporte de manera inadecuada o que no haya una definición al respecto refleja lo difícil que, hasta el momento, resultaba "imaginar que uno de ellos pudiese traicionar a los demás". Desde la formación de la alianza en 1949, sus integrantes formulan "el mismo juramento solemne" recogido en el Articulo 5, que obliga a todos sus miembros a intervenir en el caso de que uno de sus integrantes resulte atacado. Casi siete décadas después, ha llegado el día en el que los países de la OTAN se enfrentan a la amenaza de tener que defender las acciones de Turquía, "un miembro deshonesto que ya no comparte los valores de la alianza y cuyo comportamiento amenaza a sus aliados y genera una situación catastrófica para el orden mundial", escribe Weiss fuera de si, quien agrega que “está ampliamente reconocido que Turquía apoya a ISIS en su guerra contra de Occidente y que este país, gobernado desde hace 13 años por Recep Tayyip Erdogan, acepta a todo tipo de terroristas mientras se involucra en unas batallas regionales que no podrá terminar, como el aumento de la guerra contra los 25 millones de kurdos que luchan contra ISIS y la renovada guerra fría - que se está volviendo caliente - contra Rusia, a quien derribó un avión de manera imprudente el pasado noviembre". Ahora, Turquía demanda "el apoyo incondicional de parte de la OTAN" y Weiss opina que la alianza no debería concedérselo, sino iniciar unos procedimientos "inmediatos" para determinar si la "larga y creciente" lista de transgresiones turcas contra Occidente, incluyendo el apoyo a los terroristas, es cierta; agregando que, si se confirma, la alianza debe "expulsar formalmente a Turquía de la OTAN antes de que "su beligerancia" y sus agresiones continuas "arrastren a la comunidad internacional a la Tercera Guerra Mundial". Weiss destaca que existen pruebas sustanciales de que Turquía ha estado alimentando la maquinaria de guerra de ISIS, permitiendo a los camiones de suministro y a los terroristas de todo el mundo atravesar su frontera con Siria y ha autorizado que sus envíos de crudo alcancen el mercado, para recordar que Bilal Erdogan, hijo del dictador, cooperaba con los terroristas para vender su petróleo. Mientras apoya de estos y otros muchos modos a ISIS y, probablemente, al Frente Al Nustra - aliado de Al Qaeda -, Turquía bombardea a los kurdos en Siria; de hecho, en febrero Erdogan acusó a EE.UU. de crear un baño de sangre por ayudar a esta etnia y exigió a Washington que escogiera a quién quería apoyar. Stanley Weiss agrega que "llegó la hora para que los norteamericanos elijan entre los kurdos y la Turquía de Erdogan" y concluye que "es la hora de echar a Turquía para siempre". Venga ya, cuanta hipocresía en estas palabras, más aun cuando por todos es conocido que ISIS es una creación de los EE.UU. y financiado por Arabia Saudita, quienes les brindan apoyo logístico y armas para combatir a Siria que era enviado a través de la frontera turca. Ahora que Erdogan se ha dado cuenta de quienes son sus verdaderos enemigos y ha prohibido que ello continué, recién ‘descubren’ su participación en sus negociados con ISIS y que por ese motivo se ha vuelto un ‘peligro’ para Occidente. Quizás no esperemos mucho tiempo para que los turcos decidan abandonar la OTAN e integrarse a la órbita rusa, lo cual seria visto como una gravísima derrota de la política exterior estadounidense. De concretarse su retiro, sería otra jugada maestra de Vladimir Putin ¿no os parece? :)