Caso curioso el de China, si bien nominalmente se considera ‘comunista’ (liderado por un partido monolítico y omnipresente desde 1949) en realidad de ello no tiene nada y que por el contrario, es un país capitalista cuyo poderío económico no se discute, el cual de la mano con Rusia han desplazado a los EE.UU. del primer lugar instaurando un Nuevo Orden Mundial, estando camino a convertirse en la superpotencia del siglo XXI. Siempre me he preguntado porque otros países que se consideran de ‘izquierda’ no siguen su ejemplo en vez de encerrarse en si mismos practicando políticas económicas obsoletas que solo los conduce al fracaso mas absoluto. Los chinos por el contrario son pragmáticos y por lo visto, aprendieron la lección que les dejo el desastre causado por Mao Tse Tung, instaurando el llamado ‘socialismo con características chinas’ el cual si bien mantiene el control político, ha dado paso a la apertura económica, que les ha traído buenos resultados. Excelentes diría yo. A su poderío económico podemos agregar el militar, cuyo creciente expansionismo ha puesto en la mira a Taiwán y lo ha llevado a enfrentarse con los EE.UU. tanto por el control del Mar Meridional como por la tensa situación que se vive en la península coreana, al cual considera ‘su área de influencia natural’ y que por ello de ninguna manera consentirá que Washington y sus aliados saquen ventaja de la situación y que esta dispuesto ir a la guerra, mas que para salvar al régimen de Kim Jong-Un, sino para evitar tener a las tropas estadounidenses al otro lado de su frontera. Esta firme determinación ha evitado de momento que los EE.UU. ataquen a los norcoreanos como era el deseo primigenio de Donald Trump apenas accedió a la Casa Blanca, ya que no solo le obligaría a enfrentarse a los chinos, sino también a los rusos, quienes son sus firmes aliados y que juntos han servido de contención a la locura belicista estadounidense, que por otro lado se niega a reconocer que su predominio mundial es cosa del pasado. Sus derrotas en Siria y en Ucrania así lo demuestran. Es necesario por ello que para cimentar su poderlo político, China necesite quien que los sepa conducir acertadamente durante los años por venir y el actual líder del país, Xi Jinping, ha dado sobradas muestras de su capacidad. No es de extrañar por ese motivo que el Partido Comunista de China (PCCh) propusiera el pasado domingo poner fin al límite de dos mandatos presidenciales consecutivos establecido en la Constitución, según informó la agencia oficial Xinhua, un paso que abre las puertas a que Xi, cual nuevo emperador, se mantenga en el poder indefinidamente más allá del 2023. De acuerdo con la sucinta información colgada en la web de la agencia, el Comité Central del Partido propuso eliminar la cláusula que establece que el presidente y el vicepresidente "no puede ejercer más de dos mandatos consecutivos" de cinco años. Esta reforma se discutió esta semana en el pleno de este órgano para debatir el nombramiento de nuevos altos cargos del Gobierno y que será presentada - y con toda seguridad aprobada, ya que se trata de una mera formalidad - en la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (el Legislativo chino) que se reúne a partir del 5 de marzo. A esta eliminación le seguirá una adición destinada a destacar la importancia del liderazgo del PCCh, "el rasgo que define al socialismo con características chinas", apuntó Xinhua. Nombrado secretario general del PCCh en el 2012 y presidente del país en el 2013, Xi también encabeza la Comisión Militar Central y otros importantes órganos que supervisan las estructuras de la política patria, acumulando más poder en sus manos que cualquier otro líder chino en las últimas tres décadas. Además, su implacable guerra contra la corrupción -que ha llevado al castigo de más de un millón de personas- le ha servido para ganarse el favor del público y deshacerse de posibles opositores y enemigos a la par que colocaba en puestos clave a gente de su confianza, lo que le ha permitido afianzar su control en estamentos clave como el militar. Precisamente, fue a la muerte de Mao Tse Tung en 1976 cuando los dirigentes del PCCh, encabezados por su sucesor, Deng Xiaoping, acordaron el sistema vigente hasta hoy, que limitaba a dos el número de presidencias posibles como vía para evitar que una sola persona acumulara demasiado poder y se repitieran trágicos episodios como el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural, que sembraron de millones de cadáveres el país. Los dos últimos presidentes chinos, Jiang Zemin (1993-2003) y Hu Jintao (2003-2013), cumplieron con lo pactado, pero el anuncio hecho el domingo y refrendado este miércoles permitirá a Xi, cuyo mandato finalizaba en el 2023, acabar con este sistema consensuado y continuar a la cabeza de la jefatura del Estado sin límite alguno. Se trata de un anuncio ya se venía preparando desde hace tiempo, en particular luego de que Xi no cumpliera con la costumbre de nombrar a un sucesor a su puesto durante el XIX Congreso del PCCh celebrado el pasado octubre. Lo que sí se anunció durante aquel importante cónclave fue que su nombre y su filosofía se inscribían en la Constitución del partido. Oficialmente conocido como "Pensamiento de Xi Jinping sobre el Socialismo con Características Chinas para una Nueva Era", la idea sustancial pivota sobre el ampliamente difundido "gran sueño chino de rejuvenecimiento de la nación", que no es otra cosa que el posicionamiento de China como líder mundial a nivel político, económico y militar. No en vano, con Xi en el poder, Pekín se ha convertido en el adalid de la globalización y la lucha contra el cambio climático y ha dado un paso al frente para ocupar el vacío dejado por los EE.UU. Si en octubre ya se estableció la introducción de este "pensamiento" en los planes de estudio escolares y en las "guías de acción" de obligado cumplimiento para cualquier ‘comunista’ chino que se precie, Xinhua informó de que el Comité Central también propuso incluirlo en la Constitución, un honor del que tan solo había disfrutado hasta ahora en vida Mao Tse Tung. Como podéis imaginaros, la imagen de Xi ya domina la propaganda oficial, provocando sugerencias de que está tratando de construir un culto a la personalidad similar alrededor suyo. Hijo de un famoso anciano comunista, Xi ascendió a la posición de líder del partido de Shanghai antes de ser ascendido al todopoderoso Comité Permanente del Politburó en el 2007. Cuando Xi asumió el primer puesto en 2012, fue como jefe de un comité reducido de siete miembros en el que solo tenía un aliado confiable, el veterano Wang Qishan. Puso a Wang a cargo de una campaña represiva contra la corrupción que ayudó a Xi a eliminar a los retadores, tanto en servicio como retirados, y oponentes potenciales. Merced a ello, Xi Jinping, es la figura dominante de la política china y cuenta con la lealtad de todas las facciones del partido gobernante, el ejército y la élite empresarial, convirtiéndose en el hombre mas poderoso del país.”Creo que se va a convertir en un emperador en vida” afirmó Willy Lam, profesor de ciencias políticas de la Universidad China de Hong Kong. La continuidad sin límites en el horizonte de Xi - que algunos analistas han comparado con la permanencia en el poder del presidente ruso, Vladimir Putin - dará un impulso aún mayor a las ambiciosas iniciativas chinas que cuentan con su respaldo personal, como la Nueva Ruta de la Seda o la consolidación de su país como una potencia tecnológica y militar. Algo que como es obvio, es visto con evidente preocupación por Washington, ya que desbarata sus demenciales planes de dominación mundial al tener que lidiar no solo con un formidable enemigo que aliado con Rusia, saben muy bien como hacerle frente en todos los campos. Si busca la guerra, que se atenga a las consecuencias :)