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sábado, 13 de octubre de 2012

UNA EUROPA ALEMANA: La obsesión maquiavélica de Angela Merkel

Esta semana nuestra atención se concentra en Europa, donde la controvertida figura de la Canciller alemana Angela Merkel ha generado un amplio rechazo en todo el continente debido a su inflexibilidad a la hora de aplicar una durísima receta neoliberal que solo favorece a una minoría privilegiada sin importarle que ello signifique el despido generalizado de miles de personas que han terminado en la calle sin un euro en el bolsillo, en medio de una gravísima crisis económica con países como Grecia, Portugal, Italia y España al borde de la indigencia. Demonizada en los medios de comunicación europeos, el odio hacia su persona se ha hecho patente estos días precisamente en Grecia donde su visita ha originado multitudinarias marchas de protesta debido a lo que políticamente representa. Como sabéis, Merkel - considerada la Fuhrer del Siglo XXI – está obsesionada con una “Europa alemana” donde Berlín tenga la última palabra en todo, contando a su favor el tener bajo su férreo control la economía de los países de la Zona Euro para tratar de imponer su voluntad a toda costa. Precisamente en estos días, el semanario alemán Der Spiegel - cuya portada ilustra nuestra nota- ha publicado un artículo nada halagüeño sobre la “Canciller de Hierro” escrito por el sociólogo Ulrich Beck quien la tacha nada menos que de ser digna discípula de Maquiavelo. Como escribió el florentino, el príncipe solo debe cumplir lo que ha prometido si ello le reporta ventajas, y esa es una máxima que, aplicada a las elecciones en una democracia, Beck atribuye a una canciller que ha cambiado cuando le ha convenido de postura lo mismo en asuntos nacionales que internacionales. Merkiavelli, como la apoda Beck, es una táctica del no compromiso, y así no toma partido entre los arquitectos de Europa y los defensores de los Estados nacionales: ni se solidariza con los europeístas de dentro y de fuera que le reclaman compromisos firmes de ayuda a los países en crisis ni apoya tampoco a los euroescépticos que la rechazan de plano. La canciller alemana recurre continuamente a la dilación como táctica y esa mezcla de "indiferencia, rechazo de Europa y compromiso europeo" es para Beck la clave de la actual posición alemana de fuerza en una Europa en crisis."La estrategia del rechazo, ese no hacer, no invertir, no conceder créditos ni dineros, esa negativa aplicada de modo múltiple constituye la palanca central de la potencia económica que es Alemania en la Europa del riesgo financiero".El nuevo poderío alemán en el Viejo Continente no descansa como antaño en la fuerza: “El país central de Europa ya no necesita de armas para imponer su voluntad a otros Estados. Ahora el floreciente Cuarto Reich basa su poder en el control que ejerce sobre la economía europea lo cual le permite ser mucho más sutil, ya que no tiene que invadir para ser omnipresente". De esa forma, explica el sociólogo, Merkel ha logrado algo que parecía imposible: hacer compatible su propia "elegibilidad nacional" con el papel de arquitecta de Europa. Lo cual significa, sin embargo, que "todas las medidas tendentes a la salvación del euro y de la Unión Europea tienen que pasar una prueba interna", a saber la de si "benefician a los intereses de Alemania y a la muestra de poder de Merkel".La canciller ha aprendido también otra famosa lección de Maquiavelo: la que responde a la pregunta de si es mejor para el príncipe ser "querido o temido". La respuesta del florentino es que conviene aspirar a ambas cosas, pero que, si entrasen en conflicto, es preferible ser temido. Angela Merkel aplica "selectivamente" esa máxima y así prefiere ser temida en el exterior pero que la quieran en casa y precisamente por eso mismo: porque se hace temer en el resto de Europa, su receta es la de un "brutal neoliberalismo hacia fuera, y un consenso teñido de socialdemocracia de puertas adentro, esa es la fórmula con la que Merkiavelli ha afianzado su poder y en el de la Europa alemana". Es por ello que Merkel pretende asimismo "dictarles" a sus socios europeos (ordenarles a sus vasallos es la palabra correcta) lo que en Alemania funciona como "fórmula mágica" en economía y política. El imperativo germano reza así: "¡Ahorrad!, Ahorrad en beneficio de la estabilidad", lo cual se traduce en Europa en dramáticos recortes de los fondos destinados a pensiones, educación, investigación, infraestructuras, etc. Así tenemos un durísimo neoliberalismo salvaje que en forma de pacto fiscal se ha incorporado a la Constitución de Europa, y ello ninguneando a la (débil) opinión pública europea. "Gracias a esta diabólica combinación, Merkel ha conseguido aprovechar la oportunidad histórica que se le ofrecía y beneficiarse tanto para la política nacional como internacional", sentencia el autor. Venga ya, ha logrado que Alemania sea por fin la dueña de Europa sin necesidad de disparar un tiro. Ni Hitler ni Bismarck lo habrían hecho mejor :(
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