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viernes, 3 de mayo de 2013

HUNGRIA: Un país que se desliza hacia el fascismo

En esta ocasión nuestra atención se dirige hacia Hungría, un país centroeuropeo que últimamente genera alarma en Occidente por las posiciones extremistas asumidas por su primer ministro Viktor Orbán, quien desde su retorno al poder ha conseguido llevar a su país hacia el fascismo. Difícil creer que en sólo dos décadas, ese iconoclasta se haya transformado, en el primer ministro más autoritario de la Unión Europea (UE), a tal punto de que el bloque se vio obligado a iniciar tres procedimientos de infracción en su contra. En dos decenios, ha dejado de lado su posición liberal y moderada para transformarse en un conservador ultranacionalista. Luego de haber dirigido a Hungría entre 1998 y 2002, Orbán regresó al poder en mayo de 2010. Desde entonces gobierna su país con enorme poder gracias a la posición dominante de su partido nacionalista Fidesz que, con 54% de votos, obtuvo dos tercios de bancas en el Parlamento. Aliado a la extrema derecha, y con total desprecio de la oposición y de las prácticas democráticas, Orbán practica una política que consiste en someter a todos los contrapoderes del país: medios de comunicación, justicia, banco central. Su objetivo es, naturalmente, perpetuarse en el poder volviendo prácticamente imposible la alternancia política cuya misión es entrar en la historia como un personaje grandioso que modeló como nadie el destino de su país. Orbán está convencido de que sólo él es capaz de encarnar a la verdadera Hungría. Una Hungría grande. La última etapa de ese derrotero que bien puede llamarse deriva fue la entrada en vigor de una serie de enmiendas a la Constitución juzgadas suficientemente graves como para sacar a las calles a decenas de miles de húngaros indignados y obligar a la Comisión Europea a apoyar oficialmente a la oposición.Esa reforma oficializa el carácter nacionalista y derechista del Estado húngaro. En ese marco, la República de Hungría se llamará solo "Hungría". En ese país aún mortificado por el Tratado de Trianón de 1920 que lo privó de cerca de dos tercios de su territorio, el nuevo nombre responde a las reivindicaciones de los nostálgicos ultranacionalistas que desean la reunificación con los territorios perdidos (como Transilvania, hoy parte de Rumania y Voivodina, bajo control de Serbia).Una invocación específicamente religiosa en el preámbulo de la Carta Magna (“Dios bendiga a los húngaros") provocó la indignación de los defensores del laicismo europeo. Ese texto también declara la inviolabilidad del forint (la moneda local), define como "intocable" la persona del primer ministro, prohíbe el aborto y describe explícitamente el matrimonio como "la unión entre un hombre y una mujer", a fin de impedir todo debate sobre los casamientos homosexuales. La nueva Constitución instauró una reforma del Banco Central que le hizo perder su independencia, en contradicción radical con los principios de la UE, esa reforma contribuyó a hacer desmoronar la moneda nacional y, en consecuencia, agravar la deuda del país.A pesar de haber proclamado la "inviolabilidad" del forint, la moneda se devaluó de facto y la economía está en crisis. El país, que era uno de los más prósperos de la nueva Europa - tras el derrocamiento de las dictaduras comunistas a finales del pasado siglo- , necesita entre 15.000 y 20.000 millones de euros para evitar el default. Con 10,7% de desempleo y una inflación del 4,3%, amenazado por la UE con graves sanciones y la negativa del Fondo Monetario Internacional (FMI) de prestarle el dinero que necesita, Orbán no da muestras de ceder y por el contrario se radicaliza cada vez mas. Su polémica decisión de otorgar la ciudadanía húngara "a los miles de expatriados que viven bajo la opresión rumana” ha generado gran controversia y graves fricciones con Bucarest, así como su inocultable odio a las minorías existentes en su país como los gitanos, amenazando con acabar “con esa plaga de una manera efectiva”.El agravamiento de la crisis en Europa se ha convertido en un caldo de cultivo para el avance del ultranacionalismo - tal como sucede en Grecia - y Hungría no es la excepción ¿Cual será el siguiente? :) 
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