A lo largo y ancho del mundo Santa Claus tiene varios nombres. Algunos le escriben cartas, otros cuelgan botas de la chimenea o la pared y otros incluso lo esperan con galletas y un vaso de leche. Pero en realidad, ¿conoces de dónde surge este fantástico personaje y cómo ha evolucionado a través del tiempo? ¿Quién de niño no ha soñado con que llegue por la chimenea o toque a la puerta y verlo aparecer con su traje rojo y blanco; su barba poblada, larga y completamente blanca y su sonoro jo jo jo jo? Sólo cierra los ojos por un instante y piensa en Santa Claus. Inmediatamente te transportarás al Polo Norte, lleno de nieve, y verás en tu mente una fábrica gigantesca de juguetes y regalos que Santa traerá en un trineo volador el día de Navidad con sus famosos renos con Rudolph y su nariz roja a la cabeza. Sin embargo Santa Claus no proviene del Polo Norte ¿Sabías que fue un obispo bizantino llamado San Nicolás que vivió en el siglo IV? Te invitamos a conocer su verdadera historia. El santo original nació en el año 280 d.C. y se convirtió en el obispo de Mira, una pequeña ciudad romana ubicada en la actual Turquía. Nicolás no era ni gordo ni alegre, sino que se forjó una reputación como defensor rebelde y apasionado de la doctrina de la Iglesia durante la “Gran Persecución”, cuando se quemaban Biblias y se obligaba a los sacerdotes a renunciar al cristianismo, o se les ejecutaba. Nicolás desafió estos edictos y pasó años en la cárcel antes de que Constantino otorgase legitimidad al cristianismo en su imperio. La fama de Nicolás perduró mucho después de su muerte (el 6 de diciembre de un año desconocido, a mediados del siglo IV) porque se le asociaba con muchos milagros y todavía se le rinde culto hoy en día, independientemente de su vinculación con Santa Claus. Con el pasar de los años, la imagen de San Nicolás se fue transformando gracias a la imaginación de varios personajes. La cruz de su pecho desapareció, así como sus accesorios de obispo fueron remplazados por el famoso traje rojo y blanco, las botas y cinturón negro y el infaltable gorro rojo. Todo comenzó hacia 1624 cuando emigrantes holandeses llegaron al territorio americano y fundaron la ciudad de Nueva Amsterdam, que más tarde se convertiría en Nueva York. Allí erigieron una imagen de San Nicolás e hicieron todo lo posible por mantener su culto y sus tradiciones. Su devoción por “Sinterklaas” o “Sinter Klaas” (de ahí Santa Claus) era tan arraigada y pintoresca que escritores americanos empezaron a escribir sobre este personaje. En 1822, Clement Clarke Moore escribió A Visit From St. Nicholas, también conocido como The Night Before Christmas, para sus seis hijos, sin intención de sumarse al incipiente fenómeno de Santa Claus. Se publicó de forma anónima al año siguiente y, hasta el día de hoy, el Santa Claus regordete y alegre que se describe en él sigue montado en un trineo del que tiran ocho renos. A los norteamericanos también se les responsabiliza de su imagen actual. En 1931, una conocida marca de refrescos encargó al caricaturista Thomas Nast que dibujara un Santa Claus humanizado y cuya imagen fuera más cercana a las personas para su campaña navideña. Así surgió un gordo bonachon vestido de rojo, con cinturón y botas negras que todos conocemos, Al día de hoy, la historia cuenta que vive en el Polo Norte acompañado de la señora Noel y de un grupo de gnomos navideños (también llamados elfos) quienes son los encargados de fabricar los juguetes que Santa Claus repartirá a los niños de todo el mundo. Así, cuando llega la noche del 24 de diciembre, carga todos sus regalos en un saco y recorre el mundo en su trineo dejando los regalos debajo del árbol de Navidad. Convertido en una de las figuras de más popularidad durante las fiestas, la Navidad sin Santa Claus sería inimaginable, y ha llegado a desplazar en los países católicos a los Reyes Magos, quienes originalmente eran los encargados de entregar los regalos el 6 de Enero. Incluso en España, lenta pero sostenidamente va ganando terreno, especialmente porque la entrega de los regalos se da el 25 de diciembre y así los niños tienen tiempo para disfrutar sus regalos en el paron navideño, cosa que no sucede el Día de Reyes, porque ya tienen que retornar a clases. No cabe duda que Santa Claus ha generado y seguirá generando controversia, porque muchos lo consideran un símbolo extranjerizante ajeno a sus tradiciones. Venga ya, aprovecho el momento para enviar un saludo a todos aquellos quienes nos visitan deseándoles una Feliz Navidad :)