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miércoles, 30 de enero de 2019

VENEZUELA: Una lucha por su dignidad

Por lo visto, Washington ya tiene un nuevo títere dentro de sus planes golpistas para derrocar a la Revolución Bolivariana, con la mirada puesta en los recursos energéticos y minerales del país suramericano, por lo que para apoderarse de aquellas inmensas riquezas, busca desestabilizar al gobierno del presidente constitucional Nicolás Maduro con toda clase de sanciones y amenazas de los mas grotescas, intentando crear con ello las condiciones para que se de un golpe de Estado. Y si esas maniobras fracasan - tal como ha ocurrido en anteriores oportunidades - recurrir a una intervención militar que no tiene nada que ver con una "restauración de la democracia" como ellos pregonan hipócritamente, sino con oscuros intereses económicos y geoestratégicos. No me digan que a EE.UU. le importa ahora la democracia en Venezuela. Pero si es para reírse. ¿A Mike Pompeo le interesa la libertad de los venezolanos y el respeto a los derechos humanos? ¿Mike Pompeo? ¿No es el mismo cerdo que hace poco le pidió al príncipe asesino de Arabia Saudita que ‘investigara’ el descuartizamiento y disolución en ácido del periodista Jamal Khashoggi, sabiendo que fue el próximo rey saudita - Mohammed bin Salmán, tan demente como Trump - es el autor intelectual del crimen? ¿O sea el mismo se va a investigar y castigar? ¿La misma bestia que financia a ISIS y responsable del genocidio que sufre actualmente Yemen, una tragedia que no interesa en lo más mínimo a la comunidad internacional? ¿Este criminal es el ‘demócrata ejemplar’ al cual hay que imitar? A otro con ese cuento. Volviendo a Venezuela, este nuevo lacayo de la política estadounidense es Juan Guaidó, un desconocido y oscuro político quien hasta hace poco era diputado de la Asamblea Nacional (AN), la cual fue declarada en desacato desde el 2016 por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Por lo tanto, todos sus actos son nulos jurídicamente. Aún así, el opositor fue nombrado presidente de ese órgano legislativo. Como sabéis, la estrategia golpista basada en la usurpación de poderes se hizo de forma calculada. A inicios de enero, la junta directiva de la Asamblea Nacional, encabezada por Guaidó, impulsó un anteproyecto de ley que autorizaba la conformación de un "Consejo Nacional para la Transición Democrática", cuyos integrantes serían designados por el mismo Parlamento. El documento específica que todas las responsabilidades estatales en las áreas políticas, económicas, militares, diplomáticas y otras, serían usurpadas por los integrantes de ese "Gobierno de transición". El siguiente paso del plan golpista fue la autojuramentación de Guaidó como "presidente encargado", bajo las órdenes públicas y notorias del gobierno estadounidense, cuyo comunicado en apoyo al acto inconstitucional salió a los pocos minutos, demostrando que todo estaba estrechamente coordinado. Acto seguido, los perros falderos del Imperio, integrantes del Cartel de Lima - abyectos lacayos siempre atentos a las órdenes de su amo - también reconocieron al golpista. La prensa internacional cumplió su parte al propagandizar este acto de felonía, disfrazando actos ilegales que violan el Estado de Derecho venezolano ‘como ejercicios de legitimidad constitucional’. Cabe recordar que la Asamblea Nacional fue la impulsora del bloqueo financiero contra Venezuela, para generar la asfixia económica de la cual es víctima la población y culpar de ello al gobierno. Además, creó las bases para un inminente bloqueo petrolero con el poder de facto de los EE.UU. Al respecto, Bloomberg explica que "la Administración Trump también está preparada para sancionar las exportaciones de petróleo de Venezuela, pero no se ha decidido cuándo tomar ese paso". Y ello ocurrió a los pocos días, como una forma de presionar económicamente a Caracas. Asimismo, un grupo de tenedores de bonos quienes rechazan negociar con el gobierno de Nicolás Maduro, reconocieron a los golpistas de la AN "como el único órgano elegido legítimamente en el país petrolero". Sin embargo, diversas compañías petroleras están en contra de dicha medida, porque esta perjudicaría a las refinadoras del Golfo y la Costa Este, mientras que los precios de la gasolina subirían vertiginosamente.  Tras el embargo de los activos de CITGO - filial estadounidense de PDVSA - este dinero venezolano podría usarse para financiar conflictos que destruirían al Estado. A esto se suma las acciones vandálicas de grupos terroristas en las calles, convocadas por dirigentes opositores que actúan bajo las ordenes de Washington, y la infiltración de mercenarios que disparan a la multitud, para luego acusar de ello a las fuerzas de seguridad del gobierno. Esa táctica ya la hemos visto en Ucrania y pretende repetirla en Venezuela. El 22 de enero, Guaidó dio a Bloomberg declaraciones que dejan claro el apoyo financiero de EE.UU.: "Bajo el estado de derecho, tendremos elementos claros para obtener un nuevo financiamiento para impulsar la economía, estabilizar al país y atender a la industria petrolera". Añadió que "con un nuevo gobierno, la deuda no solo se pagará, sino que podríamos refinanciar con la confianza de un gobierno que puede pagar". El golpista argumentó falazmente que "ante la ausencia absoluta del jefe de Estado, corresponde al presidente del Legislativo ocupar de forma temporal el Ejecutivo y convocar elecciones, basándose en los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución". Pero en Venezuela no existe tal escenario y el presidente Nicolás Maduro fue electo por el voto popular para el mandato 2019-2025, unos comicios que contaron con todos los parámetros de transparencia y seguridad del voto, reconocido así por los candidatos opositores que participaron, acompañantes y observadores internacionales. La derrota de quienes se negaron a participar en los comicios - siguiendo instrucciones del gobierno estadounidense - fue inobjetable, por lo que desunidos y cada vez más lejanos a las aspiraciones de la mayoría, tuvieron que esperar los exabruptos de Trump y sus secuaces regionales como Bolsonaro, Macri o Duque para intentar revivir políticamente, pero dada su total dependencia de la Casa Blanca, y no disponer de ‘conexiones’ en el ejercito venezolano - firme defensora de la Revolución - no tienen reparo alguno en solicitar en voz alta una intervención militar estadounidense en toda regla contra su país de manera inmediata, sin importarles en lo mas mínimo el numero de muertos que esa invasión ocasionaría, lo cual indudablemente daría paso a una guerra civil, arrastrando consigo a los demás países de la región. "Existe un gran peligro que la injerencia estadounidense pueda ocasionar un baño de sangre en Venezuela", advirtió este jueves el presidente ruso Vladimir Putin, quien reiteró el firme e incondicional apoyo de Moscú a Caracas, demostrando con ello que Venezuela no esta sola para hacer frente a las amenazas provenientes de los EE.UU. "Solo un demente - en referencia a Trump - puede desear que esta situación se desborde peligrosamente por su afán enfermizo de no querer reconocer a un gobierno legítimamente elegido en el 2017. Millones de venezolanos no van a aceptar sumisamente la imposición de un títere elegido por los EE.UU." enfatizó el líder ruso, reiterando que si estalla una guerra civil, ocasionara un baño de sangre. Putin telefoneó a Maduro para ofrecer su respaldo al Gobierno legítimo de Venezuela e indicó que la destructiva injerencia exterior estadounidense pisotea burdamente las normas universalmente aceptadas del derecho internacional. Asimismo, el mandatario ruso abogó por la superación de las diferencias en la sociedad venezolana a través del diálogo pacífico. El tono fue mucho más duro por parte del primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, y del ministro de Exteriores, Sergei Lavrov. “Nadie tiene derecho a derrocar con métodos ilegales a un jefe de Estado que ganó hace poco tiempo las elecciones”, tuiteó Medvedev, que calificó la situación de cuasi golpe de Estado. Por su parte, Lavrov dijo que se trata de una injerencia en los asuntos internos de otro país y, como ustedes saben, ya hubo un intento de apartar a Nicolás Maduro del poder, incluso a través del asesinato. El ministro afirmó que la dualidad de poder lleva al caos y la inestabilidad y rechazó cualquier plan de interferencia militar. Lavrov ya había señalado en un comunicado que una intervención armada tendría consecuencias catastróficas y acusó a EE.UU. de aplicar el guión ya probado para derribar a gobiernos indeseados. Rusia denunció el desprecio estadounidense por el derecho internacional y dijo que apoyar a un golpista como Guaidó acentúa la división de la sociedad y la confrontación en las calles. Nadie en su sano juicio puede descartar la posibilidad de una invasión militar estadounidense contra Venezuela. Pero el costo de una intervención militar resultaría demasiado alto. Y convendría recordar que el invasor no solo se enfrentaría al ejército venezolano - el más poderoso de la región - sino a millones de civiles armados, que conocidos como las milicias, darían paso a una guerra de guerrillas que harían la vida de los ocupantes un infierno. Un ejemplo de ello fue Vietnam y otro más actual, Afganistán, donde a pesar de todo su poderío, el ejército estadounidense se encuentra en franca retirada, incapaz de frenar los talibanes, que dominan gran parte del país. A ello debemos agregar que con dos años cumplidos de su mandato, Trump acaba de salir derrotado en Siria, donde gracias al apoyo ruso (cuya aviación bajo toneladas de bombas, pulverizó el ilusorio ‘califato’ de ISIS) el régimen de Damasco ha cantado victoria, para rabia del actual inquilino de la Casa Blanca. En esta guerra no declarada contra Venezuela, si se atreve a atacarla podría repetirse la historia ¿Se arriesgara a un nuevo ridículo? :)
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