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miércoles, 28 de agosto de 2019

GROENLANDIA: Un acto de locura

La noticia del deseo de Donald Trump de adquirir Groenlandia “por motivos estratégicos” pilló desprevenidos a muchos, y no solo en Dinamarca, país al que pertenece la isla - que lo califico de absurdo - sino también en los EE.UU. y el resto del mundo. Se hablo de su posible compra, pero pocos saben qué repercusiones llevaría aparejadas, como es su proximidad a Rusia y el Ártico, que lo convierte en un activo estratégico importante para organizar varias instalaciones militares y de inteligencia. Viniendo de quien viene tan disparatada idea ya nada puede sorprendernos, pero hay que reconocer que ese intento de compra no es novedoso como algunos desinformados puedan creer, ya que en realidad se trata de un viejo anhelo estadounidense de apoderarse de la enorme isla. Este deseo ya se materializo en 1867 cuando el Departamento de Estado manifestó “su interés” en adquirirlo. Posteriormente en 1946, el criminal de guerra Harry Truman intento comprarlo por $100 millones, pero sus esfuerzos fueron vanos. Ese intento de los EE.UU. de querer anexarse - por la fuerza si es posible - de territorios que no le pertenecen nace desde su propia independencia, cuando luego de comprar Luisiana a Napoleón en 1803, quisieron hacer suyo Canadá - que era una posesión británica - siendo derrotados por los ingleses en 1812 cuando saquearon e incendiaron Washington, obligándolos a desistir de sus intentos y dirigir su codiciosa mirada en otras direcciones, como Florida, Texas, California y así sucesivamente, ocupando además Hawai y comprando Alaska, hasta conformar los actuales EE.UU. Pero no contentos con ello, ahora quieren más. Como sabéis, Groenlandia tiene una posición muy peculiar. Legalmente es un país que forma parte del Reino de Dinamarca y tiene un largo historial de relaciones con Europa, si bien geográficamente está en América del Norte. Se incorporó a la Comunidad Europea en 1973, pero, una vez obtenida una amplia autonomía, salió de la unión en 1985. La razón principal de esta salida es que Groenlandia estaba en desacuerdo con la Política Pesquera Común. Pese a que no es integrante de la UE, está considerado un territorio especial y los groenlandeses son automáticamente ciudadanos de la Unión Europea. En el contexto de la propuesta de Trump, parece poco probable que los lugareños prefieran la ciudadanía de Estados Unidos a la de Dinamarca. Es obvio que el interés de los EE.UU. también podría haberse visto espoleado por el hecho de que el punto nororiental de Groenlandia está ubicado a solo 950 kilómetros de las posesiones árticas rusas. De hecho, la base rusa Trébol Ártico está en la Tierra de Francisco José. Por ello el desvariado deseo de Trump, de hacerse con un nuevo territorio puede ser considerado como parte de la emergente carrera por el Ártico (considerado por muchos analistas como la última frontera de la Tierra por las inmensas riquezas que yace en sus profundidades). EE.UU. ya posee un activo militar muy valioso en la región: la base aérea de Thule. Ubicada en la costa noroccidental de Groenlandia, la base aérea sirve como bastión principal de Washington en la región ártica. Esta infraestructura militar ha sido oscuro objeto de deseo de las aspiraciones expansionistas de EE.UU. desde hace décadas. En los tiempos de la Guerra Fría, aviones de reconocimiento estadounidenses despegaron en varias ocasiones desde la citada base aérea para volar a lo largo de la frontera norte de la Unión Soviética e inspeccionar y poner a prueba sus defensas. La operación pasó a ser conocida como Project Homerun. Los vuelos tuvieron lugar en 1956 y pretendían poner a prueba las capacidades de la aviación estratégica norteamericana ante la defensa antiaérea de la URSS. Los estadounidenses pretendieron implementar atrevidos proyectos en la propia base aérea. Quizá uno de los más conocidos sea el programa de alto secreto Project Iceworm. En los años 60 del siglo XX, EEUU planeó construir en Groenlandia una red de plataformas móviles para el lanzamiento de misiles nucleares. Dicha red de túneles bajo la gruesa capa de hielo de Groenlandia estaba llamada a tener una longitud de 4.000 kilómetros y pretendía albergar hasta 600 misiles nucleares. Estos proyectiles serían capaces de alcanzar el territorio de la URSS con rapidez en caso de estallar una guerra nuclear entre Moscú y Washington. Haciendo gala de su conocida prepotencia, los EE.UU. ni siquiera avisó al Gobierno de Dinamarca de sus planes. Pretendía - afirmó a modo de excusa - “evitar cualquier filtración de información a los rusos”. Para ello, soldados norteamericanos construyeron una instalación llamada Camp Century a 240 kilómetros de la base aérea de Thule para estudiar pormenorizadamente la viabilidad del proyecto. Sin embargo, la capa de hielo resultó ser inestable y Washington canceló el programa en 1966. Groenlandia alberga hasta hoy la infraestructura del Ejército estadounidense, lo que ilustra la gran importancia estratégica que atesora para Washington. La enorme ínsula es un lugar perfecto para entrenar en condiciones de frío extremo a los efectivos del Ejército y de la Fuerza Aérea. Se trata de una experiencia indispensable, habida cuenta de las ansias de EE.UU. de medrar en la carrera por el Ártico. Cabe recordar que Groenlandia está considerada como la isla más grande del planeta. Cerca del 80% de su superficie está cubierta por una gruesa capa de hielo. El resto del territorio, de más de dos millones de kilómetros cuadrados, consta de diferentes tipos de permafrost. Teniendo en cuenta estas adversas condiciones climáticas, existe una notable dependencia de las importaciones de alimentos de la Unión Europea. La principal fuente de ingresos para la economía de Groenlandia es la venta de productos pesqueros, lo que representa el 90% de todo el volumen de exportaciones. El principal socio económico de Groenlandia es, como no podía ser de otro modo, Dinamarca, a quien destina el 60% de las exportaciones. Otros socios económicos son Japón y China, que representan el 14% y el 8% de las exportaciones, respectivamente. Una transferencia de soberanía de Groenlandia por parte de Dinamarca a los EE.UU. puede romper u obstaculizar los lazos económicos entre la isla y Copenhague. La situación podría ser incluso peor en el caso de las exportaciones a China. En el contexto de la guerra comercial entre Beijing y Washington aparecería la amenaza de la posible introducción de aranceles a las exportaciones de productos pesqueros. Es posible que el interés de EE.UU. en la adquisición de Groenlandia también esté relacionado con que el territorio pueda poseer una de las reservas más grandes de petróleo no descubierto, así como tierras raras. Según estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) hechas en el 2001, las aguas del mar de Groenlandia pueden albergar hasta 110.000 millones de barriles de petróleo, aproximadamente un tercio de las reservas de Venezuela, el país con las mayores reservas del mundo. En Groenlandia viven poco más de 55.000 personas, una población minúscula para una isla de semejante tamaño. La mayoría de ellos, el 88%, es de origen inuit, mientras que el 12% restante son europeos, principalmente daneses. Teniendo en cuenta la situación demográfica, es poco probable que Groenlandia pueda convertirse en un estado de EE.UU. de pleno derecho. Si Washington de verdad lograra adquirir la isla, esta se incorporaría con toda probabilidad como un territorio libre asociado, es decir, estaría representada en la Cámara Baja del Congreso de EEUU sin derecho a voto. Esto contrasta con su situación actual: los groenlandeses eligen y envían dos representantes al Folketing (Parlamento danés) y sí que tienen derecho a votar. Otro asunto que plantea cierta incertidumbre es la posible independencia de Groenlandia. Desde hace años existen grupos que abogan por la soberanía completa del país respecto al Reino de Dinamarca. Por ahora es difícil imaginar cómo podría Washington lidiar con este problema si de alguna manera se hiciera con el control. No se podría simplemente ignorar el asunto. Si EE.UU. pagara dinero por Groenlandia y pasado unos años tuviera que entregarle la independencia en bandeja de plata, sería el peor negocio de la historia. Desde esta perspectiva, se trata de una inversión que carece de lógica. Entretanto, en la capital de la isla no se hicieron esperar los comentarios de políticos y de la gente en las calles, donde como es obvio, el rechazo es la tendencia dominante: "Dios, por favor, ¡no!" responde un encuestado, mientras que la redes sociales afirman: " Groenlandia no esta a la venta. No somos algo que se pueda comprar. Aléjense de nuestro país". Otros políticos locales simplemente se mofaron de la idea: "Si realmente está evaluando esto, es la prueba final de que se ha vuelto loco", dijo el representante del Partido del Pueblo, Soren Espersen, que asegura que la idea de "comprarle a Dinamarca 50 mil ciudadanos es completamente ridícula". El ex primer ministro Lars Lokke Rasmussen se expresó a su vez en Twitter: "Debe ser una broma de April Fool's… ¡totalmente fuera de tiempo!" A su turno, el profesor adjunto de la Universidad de Groenlandia Rasmus Leader, ha puntualizado en la prensa de su país que Dinamarca no puede vender Groenlandia aunque quisiera porque, según la ley danesa del 2009, los groenlandeses son un único pueblo. “Ello sin contar que comprar una isla que está camino de ser independiente es imposible” indicó. Al respecto, una encuesta realizada en el 2016 mostró que el 64% de los groenlandeses apoyan en cierta medida la independencia. Al mismo tiempo, otro sondeo llevado a cabo en el 2017 puso de relieve que la mayoría, el 78%, no respaldaría la iniciativa si esto supusiera un cambio negativo en el nivel de vida. Para mantener los estándares de vida, Copenhague envía anualmente un subsidio de 500 millones de dólares. La pregunta es si Trump estaría dispuesto a pagar este monto o incluso superarlo cada año para intentar mantener el control sobre Groenlandia, pero dada la unánime negativa danesa a vendérselo, esperemos que todo quede en deseos. (Venga ya, al margen de cualquier posición política que uno pueda tener, la facilidad de ganarse enemigos y detractores por parte de este megalomaniaco es realmente asombrosa ¿no os parece?) :)
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